Gadafi golpea por segundo día el frente de Zauiya
Trípoli, El País
La batalla por el control de Zauiya, a 50 kilómetros de la capital, Trípoli, y en dirección a la frontera tunecina, vive hoy un nuevo asalto. Tropas leales a Gadafi han atacado con tanques y fuego de artillería barrios de Zauiya, según informan testigos desde la ciudad citados por Al Yazira. Esta localidad es un frente clave en la guerra libia por su ubicación a las puertas de la capital, aún en manos del régimen, y por albergar una refinería. Otras fuentes citadas por The New York Times hablan de una "masacre" tras el choque de las fuerzas gubernamentales y los rebeldes. "El ataque ha empezado. Veo más de 20 tanques" ha afirmado un residente de Zauiya por teléfono a Reuters. Según testigos de la BBC, la ofensiva de las fuerzas de Gadafi ha venido precedida por la llegada de los tanques desde el oeste y este de la ciudad y la toma de posiciones desde lo alto de edificios a la entrada.
Al menos 35 carros de combate se han desplazado para tratar de sitiar la ciudad. "No tienen salida" ha manifestado uno de los oficiales de las brigadas pro-Gadafi en declaraciones recogidas por la televisión. Al Yazira ha cifrado en más de 200 los muertos por la contraofensiva en Zauiya, según la información obtenida de fuentes médicas. Solo ayer, entre 30 y 50 personas perdieron la vida, en su mayoría milicianos rebeldes.
Dos ofensivas en 24 horas
Otro vecino de Zauiya citado en esta ocasión por AFP ha detallado que los "carros de combate" de Gadafi han entrado ya en la ciudad y "están disparando a sus habitantes". "Reza por nosotros" ha dicho la misma fuente antes de que se interrumpiese la comunicación. También desde Zauiya, Abu Akeel, contactado por Reuters, ha señalado que los tanques están disparando a todo lo que se pone por delante. "Ahora están bombardeando una mezquita donde hay gente escondida". "No podemos rescatar a nadie porque el bombardeo es muy fuerte", ha indicado a la agencia de noticias. Un portavoz rebelde, Youssef Shagan, ha manifestado que los dos ataques dirigidos por las fuerzas de Gadafi durante esta jornada, uno por la mañana y otro en la tarde, han sido repelidos.
Los insurgentes se habían levantado allí la semana pasada y su conquista se consideraba clave para debilitar al dictador desde la parte occidental. Sin embargo, las fuerzas de élite seguían controlando las carreteras y los caminos de ese lado de la costa y desde allí lanzaron una incursión hasta el centro de la ciudad.
Al este y tras tomar ayer las tropas rebeldes el control de Ras Lanuf, esta mañana no había rastro de las tropas leales al dictador. Los rebeldes aseguraban a primera hora que habían continuado su avance hacia la capital y que habían conquistado la ciudad de Bin Jawad, a 525 kilómetros de Trípoli, información desmentida después. En una demostración de fuerza, grupos rebeldes han enseñado a los reporteros desplazados hasta Ras Lanuf los restos de un caza del régimen derribado, informa Bernardo Pérez. Según ha informado el periodista de Reuters, los milicianos presentes en la zona han mostrado el pasaporte del piloto, según su versión, de origen sudanés. El Gobierno ha tratado de desmentir desde ayer la pérdida de Ras Lanuf.
Viernes, protestas y represión
Día de rezo, día de protestas, día de disparos. Como todos los viernes desde que empezó la revuelta, Libia se convirtió ayer en un polvorín que sirvió para medir la fuerza del régimen de Gadafi y comprobar que no está tan mal como hace una semana. Sus tropas exhibieron músculo allá donde los rebeldes han tomado el poder. En el oeste, las gentes de Zauiya, en un primer ataque para recuperar su control, se llevaron la peor parte porque los militares pro-Gadafi reconquistaron partes de la ciudad en un ataque que dejó 30 muertos, según la agencia Reuters.
En Trípoli, las manifestaciones contra el régimen fueron reprimidas por la policía con disparos. El terror se ha instalado en la capital y algunos testimonios relatan casos de tortura y violaciones.
Pasadas las doce del mediodía, cientos de personas de Tajura, un suburbio al este de Trípoli, partieron desde las mezquitas armadas con piedras hacia el centro de la ciudad. "No tenemos armas. Iremos a la mezquita y después diremos en la calle que Gadafi debe irse", señaló uno de los manifestantes a Reuters. No llegaron muy lejos. La policía y los paramilitares del dictador habían desplegado una columna de vehículos en la salida y les impidieron el paso con disparos de metralleta, según testigos, y gases lacrimógenos. Los manifestantes se dispersaron y los mercenarios iniciaron entonces una persecución por las calles del barrio. Lo que ocurrió a partir de entonces se desconoce, aunque organizaciones como Human Rights Watch dijeron ayer que han conocido casos de violaciones y desapariciones. Esta semana, miembros de la policía secreta han patrullado los barrios de Trípoli casa por casa y con fotografías de las revueltas para identificar a los alzados, según contó el jueves el diario The New York Times.
Los 130 periodistas invitados por el régimen a Trípoli la semana pasada no pudieron ser testigos de las manifestaciones y tuvieron que quedarse en el hotel. "Es por su seguridad, para protegerles de los miembros de Al Qaeda", dijeron las autoridades a los reporteros.