Frenar ataques aéreos de Gadafi, la gran preocupación de Bengasi

Bengasi, Agencias
Un grupo de soldados mueve baterías antiaéreas de origen ruso mientras otros sentados al sol limpian minuciosamente piezas de artillería en un cuartel en Bengasi (este) de las fuerzas militares libias que se sumaron a la revuelta popular contra Muamar Gadafi.

Con el régimen del líder libio confinado a la capital, Trípoli, y sus alrededores, la oposición que controla el este del país teme principalmente ahora posibles ataques aéreos contra ciudades, infraestructuras u objetivos militares.

"La primera prioridad es proteger las ciudades, defendernos, no perder lo que hemos conseguido. La siguiente etapa es preparar un ejército de unión para liberar Trípoli", explica a la AFP Adel, un reservista que se ha sumado a las fuerzas pro-oposición en Bengasi (1.000 km al este de la capital).

El lunes, las fuerzas de Gadafi lanzaron una operación aérea contra depósitos de municiones en Adjabiya (100 km al sur de Bengasi), una zona bajo control de la rebelión desde hace algo más de una semana.

"Estamos preparados, no tenemos miedo. Ayer atacaron y se retiraron porque se encontraron con la defensa antiaérea", dice Adel, que no quiere revelar su nombre completo, en referencia a ese raid.

Es en este cuartel, junto a una de las rutas que sale de Bengasi, donde las fuerzas leales a la oposición efectúan las tareas de mantenimiento y reparan las baterías móviles que se utilizan para repeler los posibles ataques desde Trípoli.

"Las armas vienen aquí desde todas los cuarteles y bases alrededor de Bengasi para ser revisadas y recibir el servicio de mantenimiento necesario", afirma a la AFP Jalid, coronel del ejército libio que desertó del régimen de Gadafi.

"Unos 200 soldados, regulares y reservistas trabajan en el lugar. Tenemos todas las piezas necesarias para el mantenimiento", agrega este hombre de 45 años oriundo de Bengasi que también prefiere no revelar su apellido.

En el suelo, alrededor de las baterías móviles, yacen varias cajas de municiones abiertas. Algunas tienen la inscripción D.R.N.K (República Democrática de Corea del Norte).

Jalil enseña unas municiones de un diámetro de 36 milímetros y unos 20 centímetros de largo y asegura que "Gadafi usaba estas armas y estas balas contra la gente".

Según Jalid, algunas de estas baterías fueron utilizadas contra la gente en la Katiba, el gran cuartel del ejército libio en el centro de Bengasi, tomado por la población local hace casi dos semanas en el inicio de la revuelta contra Gadafi.

Estas baterías también fueron usadas en 1986 contra los ataques aéreos norteamericanos en represalia por el atentado contra una discoteca berlinesa, en el que murieron tres soldados estadounidenses, y que el entonces presidente Ronald Reagan adjudicó al régimen libio, agrega Adel.

"Son las mismas", dice. A su lado, Jalid asiente.

Mientras tanto, el general Ibrahim Magrahi llega al lugar acompañado por otros militares para pasar revista al trabajo de los soldados.

"El general era comandante de este lugar cuando yo me entrenaba como reservista", cuenta con orgullo Adel, quien denuncia que Gadafi "destruyó el ejército libio" durante su régimen de 42 años por temor a él.

"Gadafi trajo gente del Africa subsahariana, de otros países. Tenía miedo del ejército libio. Ahora, aquí, somos todos soldados libios, todos iguales. Todos queremos echar a Gadafi", concluye.

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