Arresto de jefe antidrogas sacude al gobierno de Evo Morales
La Paz, Agencias
Como líder de la lucha contra al narcotráfico en Bolivia, René Sanabria dividía su lealtad entre la Administración de Lucha Antinarcóticos estadounidense (DEA) y Evo Morales, un presidente nacionalista que llegó al poder como dirigente cocalero de la conflictiva región del Chapare.
Sanabria, general retirado de la policía, fue arrestado la semana pasada en Panamá y acusado de dirigir una operación de narcotráfico mientras comandaba una unidad de elite de 15 personas del Ministerio del Interior abocada a la lucha contra ese flagelo precisamente.
Su detención le resta credibilidad a las afirmaciones de Morales de que su gobierno tiene una tolerancia cero con la cocaína y puede afectar sus campaña a favor de que se suspenda la prohibición de masticar hojas de coca.
Además, reivindica en cierta medida a la DEA, ya que las actividades de contrabando de Sanabria se produjeron después de que Morales expulsó a esa agencia a fines del 2008, luego de acusarla de fomentar las ambiciones de autonomía de la provincia oriental de Santa Cruz.
Las autoridades estadounidenses han insistido en que la partida de unos 30 agentes estadounidenses permitió que los narcotraficantes actuasen a sus anchas.
Sin la DEA, traficantes mexicanos, brasileños, colombianos e incluso rusos y serbios han intensificado la producción y exportación de cocaína en un nación que es la tercera productora más grande del mundo.
Aumentan los asesinatos relacionados con el narcotráfico y se han descubierto laboratorios más sofisticados equipados con tecnología colombiana. Según la DEA, los narcotraficantes están de parabienes.
Esta semana, la Junta Internacional de Control de Narcóticos de las Naciones Unidas criticó al gobierno de Morales en su informe anual, diciendo que permitió que el área de cultivo de la coca --base de la cocaína-- llegase a 30.900 hectáreas (119.000 millas cuadradas), la mayor extensión desde 1998.
El Departamento de Estado estadounidense difundió esta semana su propio estimado, que es más grande todavía y habla de 35.000 hectáreas (135.000 millas cuadradas).
"La cocaína resurgió en Bolivia", declaró Bruce Bagley, profesor de la Universidad de Miami especializado en políticas hacia el narcotráfico. "Morales tiene un gran problema en sus manos".
Sus detractores dicen que el arresto de Sanabria demuestra que los traficantes llevan las de ganar en Bolivia.
"Debe volver la DEA", sostuvo Ernesto Justianino, quien fue viceministro de defensa social a cargo de las operaciones antinarcóticos del 2001 al 2002, en una columna de un diario. "Controlaba a policías, fiscales y jueces, y ayudaba muchísimo. Ahora hemos quedado sin esos controles".
Morales insistió el jueves en que no tiene intención de invitar nuevamente a la DEA, a la que le expulsó más de 30 agentes. Afirmó, sin dar detalles, que en el caso de Sanabria "hay intereses geopolíticos".
"Usan policías para tratar de implicar al gobierno", sostuvo.
Morales acusó a Estados Unidos de hipocresía y recordó que en la década de 1980 agentes estadounidenses aprovechaban las ganancias del narcotráfico para suministrarle armas a los rebeldes nicaragüenses que combatían al régimen sandinista.
Morales, no obstante, reconoce lo difícil que es librar la batalla contra el narcotráfico solo.
En una entrevista con la AP en septiembre dijo que Bolivia sola no puede frenar el tráfico, pero que no había encontrado nadie que reemplazase el dinero ni los agentes que aportaba Estados Unidos.
En julio Morales le dijo a diplomáticos que los traficantes tenían una tecnología superior, que les permitía interceptar las comunicaciones del gobierno, mientras que las autoridades no tenían medios para interceptar las de los traficantes.
El portavoz de Morales, Iván Canelas, defendió la lucha del gobierno contra el narcotráfico y afirmó que la policía boliviana, "sin la DEA ha detenido a grandes narcos y encontrado grandes fábricas de droga".
El gobierno dijo que el año pasado fueron detenidas 3.054 personas por narcotráfico y que se confiscaron 28 toneladas de cocaína. Esto es el doble de lo confiscado en Perú, cuya producción de coca es casi el doble que la de Bolivia.
El viceministro de defensa social Felipe Cáceres dijo esta semana en un encuentro con cocaleros que la detención de Sanabria era una venganza de la DEA por haber sido expulsada del país.
Pero los propios bolivianos expresan dudas.
Ha habido varios casos recientes de policías arrestados por tráfico de drogas. En uno de ellos, un fiscal y dos policías fueron detenidos en junio en Guayaramerin, en la frontera con Brasil, acusados de reemplazar con harina un cargamento de cocaína que debían destruir.
Sanabria lideró una Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), de 1.700 efectivos, entre el 2007 y el 2008. Un agente que lleva diez años en esa unidad le dijo a la AP que tras el arresto de Sanabria, "la gente dejó de creer en nosotros".
"Cuando vamos a operativos nos gritan: ahí van los narcotraficantes ... uno pierde autoridad", expresó.
Sanabria, con grilletes y un atuendo carcelario, se declaró inocente el miércoles en un juzgado de Miami donde está acusado de aceptar 250.000 dólares de agentes encubiertos de la DEA que posaban como compradores colombianos a cambio de que protegiese cargamentos de cocaína destinados a puertos estadounidenses. No se le concedió derecho a libertad bajo fianza y podría ser condenado a cadena perpetua.
Los fiscales estadounidenses dicen que Sanabria y sus cómplices --en Bolivia fueron arrestados tres agentes que colaboraban con él-- hicieron un arreglo en agosto con agentes encubiertos de la DEA por el cual recibirían un cuarto de millón de dólares por facilitar el envío de 100 kilos de cocaína a ser despachados en noviembre a Miami en un contenedor de rocas de zinc en un barco que zarparía desde Chile. Indicaron que se giró el dinero a una cuenta bancaria en Hong Kong.
La DEA realizó la operación sin la colaboración oficial de Bolivia y sin informarle al gobierno de Morales, según un funcionario estadounidense que desistió de ser identificado por lo delicado del tema. No dijo si Estados Unidos tenía información que indicase que hubiese corrupción a niveles más altos que el de Sanabria en el gobierno de Morales.
Indicó que Sanabria había estado traficando por al menos cinco meses y que la DEA no tenía muchos más detalles porque suspendió el contacto con las autoridades bolivianas desde enero del 2009.
El arresto de Sanabria perjudicará los esfuerzos de Morales, quien fue mucho tiempo presidente del sindicato de cocaleros del Chapare, por promover el uso tradicional de la hoja de coca, un estimulante liviano masticado por los andinos por siglos para combatir el hambre y contrarrestar los efectos de la altura.
Desde su elección en diciembre del 2005, Morales trata de convencer al mundo de que elimine de un tratado de la ONU de 1961 una cláusula que prohibe mascar coca. También ha insistido en que se le permita a Bolivia aumentar de 12.000 a 20.000 hectáreas el terreno donde se puede cultivar coca legalmente.
Antes de que se agriaran las relaciones con Estados Unidos, el FELCN estaba muy influenciado por Estados Unidos y era mal visto por Morales y otros productores de coca por sus campañas de erradicación del cultivo
Los cocaleros tuvieron frecuentes encontronazos con los agentes del FELCN en los 80 y los 90 y Morales dice que fue apaleado varias veces, incluida una en la que perdió el conocimiento.
El FELCN sigue siendo la unidad mejor equipada de Bolivia. Washington le suministró de todo, desde helicópteros y aviones C-130 hasta gasolina y botas para la selva.
Todo eso ha cambiado ahora.
La ayuda de Estados Unidos para la lucha contra las drogas cayó de los 50 millones de dólares que había cuando asumió Morales a los 10 millones solicitados por el gobierno de Obama en el presupuesto para el 2012.
Como líder de la lucha contra al narcotráfico en Bolivia, René Sanabria dividía su lealtad entre la Administración de Lucha Antinarcóticos estadounidense (DEA) y Evo Morales, un presidente nacionalista que llegó al poder como dirigente cocalero de la conflictiva región del Chapare.
Sanabria, general retirado de la policía, fue arrestado la semana pasada en Panamá y acusado de dirigir una operación de narcotráfico mientras comandaba una unidad de elite de 15 personas del Ministerio del Interior abocada a la lucha contra ese flagelo precisamente.
Su detención le resta credibilidad a las afirmaciones de Morales de que su gobierno tiene una tolerancia cero con la cocaína y puede afectar sus campaña a favor de que se suspenda la prohibición de masticar hojas de coca.
Además, reivindica en cierta medida a la DEA, ya que las actividades de contrabando de Sanabria se produjeron después de que Morales expulsó a esa agencia a fines del 2008, luego de acusarla de fomentar las ambiciones de autonomía de la provincia oriental de Santa Cruz.
Las autoridades estadounidenses han insistido en que la partida de unos 30 agentes estadounidenses permitió que los narcotraficantes actuasen a sus anchas.
Sin la DEA, traficantes mexicanos, brasileños, colombianos e incluso rusos y serbios han intensificado la producción y exportación de cocaína en un nación que es la tercera productora más grande del mundo.
Aumentan los asesinatos relacionados con el narcotráfico y se han descubierto laboratorios más sofisticados equipados con tecnología colombiana. Según la DEA, los narcotraficantes están de parabienes.
Esta semana, la Junta Internacional de Control de Narcóticos de las Naciones Unidas criticó al gobierno de Morales en su informe anual, diciendo que permitió que el área de cultivo de la coca --base de la cocaína-- llegase a 30.900 hectáreas (119.000 millas cuadradas), la mayor extensión desde 1998.
El Departamento de Estado estadounidense difundió esta semana su propio estimado, que es más grande todavía y habla de 35.000 hectáreas (135.000 millas cuadradas).
"La cocaína resurgió en Bolivia", declaró Bruce Bagley, profesor de la Universidad de Miami especializado en políticas hacia el narcotráfico. "Morales tiene un gran problema en sus manos".
Sus detractores dicen que el arresto de Sanabria demuestra que los traficantes llevan las de ganar en Bolivia.
"Debe volver la DEA", sostuvo Ernesto Justianino, quien fue viceministro de defensa social a cargo de las operaciones antinarcóticos del 2001 al 2002, en una columna de un diario. "Controlaba a policías, fiscales y jueces, y ayudaba muchísimo. Ahora hemos quedado sin esos controles".
Morales insistió el jueves en que no tiene intención de invitar nuevamente a la DEA, a la que le expulsó más de 30 agentes. Afirmó, sin dar detalles, que en el caso de Sanabria "hay intereses geopolíticos".
"Usan policías para tratar de implicar al gobierno", sostuvo.
Morales acusó a Estados Unidos de hipocresía y recordó que en la década de 1980 agentes estadounidenses aprovechaban las ganancias del narcotráfico para suministrarle armas a los rebeldes nicaragüenses que combatían al régimen sandinista.
Morales, no obstante, reconoce lo difícil que es librar la batalla contra el narcotráfico solo.
En una entrevista con la AP en septiembre dijo que Bolivia sola no puede frenar el tráfico, pero que no había encontrado nadie que reemplazase el dinero ni los agentes que aportaba Estados Unidos.
En julio Morales le dijo a diplomáticos que los traficantes tenían una tecnología superior, que les permitía interceptar las comunicaciones del gobierno, mientras que las autoridades no tenían medios para interceptar las de los traficantes.
El portavoz de Morales, Iván Canelas, defendió la lucha del gobierno contra el narcotráfico y afirmó que la policía boliviana, "sin la DEA ha detenido a grandes narcos y encontrado grandes fábricas de droga".
El gobierno dijo que el año pasado fueron detenidas 3.054 personas por narcotráfico y que se confiscaron 28 toneladas de cocaína. Esto es el doble de lo confiscado en Perú, cuya producción de coca es casi el doble que la de Bolivia.
El viceministro de defensa social Felipe Cáceres dijo esta semana en un encuentro con cocaleros que la detención de Sanabria era una venganza de la DEA por haber sido expulsada del país.
Pero los propios bolivianos expresan dudas.
Ha habido varios casos recientes de policías arrestados por tráfico de drogas. En uno de ellos, un fiscal y dos policías fueron detenidos en junio en Guayaramerin, en la frontera con Brasil, acusados de reemplazar con harina un cargamento de cocaína que debían destruir.
Sanabria lideró una Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), de 1.700 efectivos, entre el 2007 y el 2008. Un agente que lleva diez años en esa unidad le dijo a la AP que tras el arresto de Sanabria, "la gente dejó de creer en nosotros".
"Cuando vamos a operativos nos gritan: ahí van los narcotraficantes ... uno pierde autoridad", expresó.
Sanabria, con grilletes y un atuendo carcelario, se declaró inocente el miércoles en un juzgado de Miami donde está acusado de aceptar 250.000 dólares de agentes encubiertos de la DEA que posaban como compradores colombianos a cambio de que protegiese cargamentos de cocaína destinados a puertos estadounidenses. No se le concedió derecho a libertad bajo fianza y podría ser condenado a cadena perpetua.
Los fiscales estadounidenses dicen que Sanabria y sus cómplices --en Bolivia fueron arrestados tres agentes que colaboraban con él-- hicieron un arreglo en agosto con agentes encubiertos de la DEA por el cual recibirían un cuarto de millón de dólares por facilitar el envío de 100 kilos de cocaína a ser despachados en noviembre a Miami en un contenedor de rocas de zinc en un barco que zarparía desde Chile. Indicaron que se giró el dinero a una cuenta bancaria en Hong Kong.
La DEA realizó la operación sin la colaboración oficial de Bolivia y sin informarle al gobierno de Morales, según un funcionario estadounidense que desistió de ser identificado por lo delicado del tema. No dijo si Estados Unidos tenía información que indicase que hubiese corrupción a niveles más altos que el de Sanabria en el gobierno de Morales.
Indicó que Sanabria había estado traficando por al menos cinco meses y que la DEA no tenía muchos más detalles porque suspendió el contacto con las autoridades bolivianas desde enero del 2009.
El arresto de Sanabria perjudicará los esfuerzos de Morales, quien fue mucho tiempo presidente del sindicato de cocaleros del Chapare, por promover el uso tradicional de la hoja de coca, un estimulante liviano masticado por los andinos por siglos para combatir el hambre y contrarrestar los efectos de la altura.
Desde su elección en diciembre del 2005, Morales trata de convencer al mundo de que elimine de un tratado de la ONU de 1961 una cláusula que prohibe mascar coca. También ha insistido en que se le permita a Bolivia aumentar de 12.000 a 20.000 hectáreas el terreno donde se puede cultivar coca legalmente.
Antes de que se agriaran las relaciones con Estados Unidos, el FELCN estaba muy influenciado por Estados Unidos y era mal visto por Morales y otros productores de coca por sus campañas de erradicación del cultivo
Los cocaleros tuvieron frecuentes encontronazos con los agentes del FELCN en los 80 y los 90 y Morales dice que fue apaleado varias veces, incluida una en la que perdió el conocimiento.
El FELCN sigue siendo la unidad mejor equipada de Bolivia. Washington le suministró de todo, desde helicópteros y aviones C-130 hasta gasolina y botas para la selva.
Todo eso ha cambiado ahora.
La ayuda de Estados Unidos para la lucha contra las drogas cayó de los 50 millones de dólares que había cuando asumió Morales a los 10 millones solicitados por el gobierno de Obama en el presupuesto para el 2012.