Un cometa casi seis años después
Madrid, El País
¿Cómo cambia un cometa tras recibir el impacto de un proyectil y pasar por las cercanías del Sol? Es lo que se preguntan los responsables de la misión Stardust que la prolongaron para enviar la sonda a una cita con el cometa Tempel 1, el mismo que en julio de 2005 fue bombardeado por la nave Deep Impact.
Con precisión celeste, se encontraron ayer la nave y el cometa a 337 millones de kilómetros de la Tierra. Se cruzaron a una distancia mínima de 178 kilómetros a las 5.39 de la madrugada (hora peninsular), según los datos de telemetría recibidos en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA, en California. La nave tomó 72 imágenes de alta resolución durante el cruce, el número máximo que le permite su ordenador a bordo. Una hora después, se giró y apuntó su antena de alta ganancia hacia la Tierra para enviar las imágenes secuencialmente.
Hasta ahí, todo bien. Sin embargo, los científicos de la misión pasaron varias horas de frustrante espera durante la tarde de ayer en España (nueve horas menos en California). Por un error de programación, la nave robótica envió las imágenes cronológicamente, empezando por las más lejanas, en las que el cometa se veía solo como un pequeño punto blanco. La NASA retrasó la presentación de los análisis preliminares de las imágenes, porque las más interesantes e informativas tardaron mucho más en llegar de lo que se había previsto.
Lo primero que dijeron los responsables de la misión es que esta ha sido un éxito. Lo segundo, que habían localizado el cráter del impacto, aunque bastante menos marcado de lo que pensaban. Las imágenes del supuesto cráter también se hicieron esperar en la presentación, y los científicos tuvieron que asegurar varias veces que era verdad. Finalmente, se vio algo que resultaba difícil de identificar como un cráter. "Está menos marcado de lo que pensábamos, aunque el tamaño es el calculado. Creemos que el material eyectado cubrió el agujero parcialmente, el cráter se enterró a sí mismo", dijo Joe Veverka, de la Universidad de Cornell (EE UU).
Jay Melosh, miembro del equipo científico por parte de la Universidad Purdue, había calculado que el cráter tiene unos 100 metros de diámetro, lo que confirmaría que el material es poroso y de poca dureza. El polvo resultante del impacto impidió verlo en 2005. Algunas de las pequeñas partículas, de una combinación de agua de hielo y polvo de silicato, salieron a la velocidad suficiente como para escapar del cometa para siempre. Sin embargo, otras volvieron a caer en la superficie del cometa, y su resto sólido es lo que supuestamente ha escondido casi el cráter.
Habrá que esperar a más detalles. Además de ver el cometa, de forma alargada y seis kilómetros de longitud, los científicos están interesados en los datos que indican la composición, distribución y flujo del polvo del coma, el material que rodea el núcleo. Ayer, ya habían identificado varias zonas que aparecían distintas en las imágenes actuales respecto a las de 2005. "Se ha erosionado un área de unos 20 ó 30 metros", dijo Don Brownlee, de la Universidad de Washington (EE UU). La causa, explicaron los especialistas, es la evaporación del hielo del núcleo del cometa por el calentamiento del Sol. Como tiene un poco de gravedad las partículas se desplazan por la superficie. También se ha localizado una zona con depósitos de material en capas, algo nuevo para los geólogos planetarios,
Cuando un cometa se acerca al Sol se calienta y pierde parte de su material a través del proceso de sublimación, por el que un sólido se convierte en vapor sin pasar por la fase de líquido. Tras unos 1.000 pases por las cercanías del Sol, el cometa pierde la mayor parte de sus materiales volátiles y ya no hay lugar a la gran y bella cola de polvo que es la firma de los cometas en el cielo nocturno.
¿Cómo cambia un cometa tras recibir el impacto de un proyectil y pasar por las cercanías del Sol? Es lo que se preguntan los responsables de la misión Stardust que la prolongaron para enviar la sonda a una cita con el cometa Tempel 1, el mismo que en julio de 2005 fue bombardeado por la nave Deep Impact.
Con precisión celeste, se encontraron ayer la nave y el cometa a 337 millones de kilómetros de la Tierra. Se cruzaron a una distancia mínima de 178 kilómetros a las 5.39 de la madrugada (hora peninsular), según los datos de telemetría recibidos en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA, en California. La nave tomó 72 imágenes de alta resolución durante el cruce, el número máximo que le permite su ordenador a bordo. Una hora después, se giró y apuntó su antena de alta ganancia hacia la Tierra para enviar las imágenes secuencialmente.
Hasta ahí, todo bien. Sin embargo, los científicos de la misión pasaron varias horas de frustrante espera durante la tarde de ayer en España (nueve horas menos en California). Por un error de programación, la nave robótica envió las imágenes cronológicamente, empezando por las más lejanas, en las que el cometa se veía solo como un pequeño punto blanco. La NASA retrasó la presentación de los análisis preliminares de las imágenes, porque las más interesantes e informativas tardaron mucho más en llegar de lo que se había previsto.
Lo primero que dijeron los responsables de la misión es que esta ha sido un éxito. Lo segundo, que habían localizado el cráter del impacto, aunque bastante menos marcado de lo que pensaban. Las imágenes del supuesto cráter también se hicieron esperar en la presentación, y los científicos tuvieron que asegurar varias veces que era verdad. Finalmente, se vio algo que resultaba difícil de identificar como un cráter. "Está menos marcado de lo que pensábamos, aunque el tamaño es el calculado. Creemos que el material eyectado cubrió el agujero parcialmente, el cráter se enterró a sí mismo", dijo Joe Veverka, de la Universidad de Cornell (EE UU).
Jay Melosh, miembro del equipo científico por parte de la Universidad Purdue, había calculado que el cráter tiene unos 100 metros de diámetro, lo que confirmaría que el material es poroso y de poca dureza. El polvo resultante del impacto impidió verlo en 2005. Algunas de las pequeñas partículas, de una combinación de agua de hielo y polvo de silicato, salieron a la velocidad suficiente como para escapar del cometa para siempre. Sin embargo, otras volvieron a caer en la superficie del cometa, y su resto sólido es lo que supuestamente ha escondido casi el cráter.
Habrá que esperar a más detalles. Además de ver el cometa, de forma alargada y seis kilómetros de longitud, los científicos están interesados en los datos que indican la composición, distribución y flujo del polvo del coma, el material que rodea el núcleo. Ayer, ya habían identificado varias zonas que aparecían distintas en las imágenes actuales respecto a las de 2005. "Se ha erosionado un área de unos 20 ó 30 metros", dijo Don Brownlee, de la Universidad de Washington (EE UU). La causa, explicaron los especialistas, es la evaporación del hielo del núcleo del cometa por el calentamiento del Sol. Como tiene un poco de gravedad las partículas se desplazan por la superficie. También se ha localizado una zona con depósitos de material en capas, algo nuevo para los geólogos planetarios,
Cuando un cometa se acerca al Sol se calienta y pierde parte de su material a través del proceso de sublimación, por el que un sólido se convierte en vapor sin pasar por la fase de líquido. Tras unos 1.000 pases por las cercanías del Sol, el cometa pierde la mayor parte de sus materiales volátiles y ya no hay lugar a la gran y bella cola de polvo que es la firma de los cometas en el cielo nocturno.