Los atacantes del Museo Egipcio rompieron objetos de Tutankamón
El Cairo, El País
Parte de daños del asalto al Museo Egipcio de El Cairo. En una evaluación de urgencia Zahi Hawass reconoció ayer que los asaltantes entraron en las salas donde se exponen los objetos de la tumba de Tutankamón y rompieron varios de ellos, aunque de una única vitrina. El responsable de antigüedades de Egipto mencionó entre lo desbaratado solo una estatuilla de madera dorada del faraón de pie sobre el lomo de un leopardo negro. Los vándalos, según el arqueólogo, no accedieron a la anexa sala número 3 donde se guardan los grandes tesoros de Tutankamón: la máscara de oro, los ataúdes y las joyas. Hawass señaló también que 14 vitrinas en las salas correspondientes a la Baja Época (664 antes de Cristo-332 a. de C.) fueron reventadas y su contenido arrojado al suelo. También recalcó que todas las piezas pueden ser restauradas.
Aunque es verdad que el asalto pudo ser mucho peor -como el padecido por el Museo Nacional de Bagdad- y que en general las colecciones parecen haber sufrido menos de lo que invitaban a temer las imágenes de soldados patrullando entre las estatuas como si el edificio se hubiera convertido en zona de guerra, todo lleva a pensar que Hawass está minimizando los daños. Decenas de especialistas se están estrujando los sesos (y la vista) en las últimas horas para tratar de determinar la magnitud real del estropicio a través de las fragmentarias imágenes suministradas por televisiones y agencias en los primeros momentos tras el asalto. Hawass ha impedido que se tomaran imágenes a partir de entonces.
Está claro que los daños en el ajuar de Tutankamón son mayores. Al menos otra estatuilla del rey (la que está pescando sobre un esquife de papiro) también ha quedado hecha pedazos. Asimismo, se ha identificado entre los restos dispersos el extremo roto de un abanico ceremonial del faraón. Los asaltantes han causado destrozos en objetos del Imperio Medio de la sala 37 que Hawass no ha mencionado: entre otros, el contingente de figuritas de madera policromada de arqueros nubios de la tumba de Mesehti, alcalde de Asyut, de la 11ª dinastía, 2.000 años antes de Cristo, y el precioso modelo de un barco con sus tripulantes, parte del mismo ajuar funerario.
Mucho más alarmante es el hecho de que Hawass no haya dicho ni pío de la destrucción de dos momias del museo cuyas identidades son hasta ahora desconocidas y cuyas cabezas fueron recuperadas, por lo visto, de manos de los saqueadores. Ayer se discutía en varios foros científicos si podría tratarse de las momias de Yuya y Tuya, los suegros de Amenofis III, los abuelos maternos de Akenatón, el faraón hereje, y bisabuelos de Tutankamón. Las momias, sarcófagos y ajuar de la pareja (hallados en la tumba KV 46 del Valle de los Reyes descubierta por Quibell en 1905 y excavada por Davis) se exhiben en la sala 43, un espacio abierto y de paso del primer piso, a poca distancia de las salas de Tutankamón. Las imágenes televisivas han mostrado vandalismo en esa zona: el armazón de cartón dorado que rodeaba la momia de Tuya estaba en el suelo, junto a sospechosos rastros de polvo negro.
Hawass, flamante nuevo ministro de Antigüedades (cargo creado específicamente para él) y que parece mantenerse a flote en la evanescente situación de Egipto gracias a su popularidad pese a su amistad con Suzanne Mubarak, ha resaltado en su relato de los hechos que los asaltantes fueron muy pocos y bastante "idiotas" pues parte de ellos se entretuvieron en saquear la tienda de recuerdos creyendo que ya estaban en las salas del museo.
Hawass ha confirmado también asaltos a otros museos del país, con robo de objetos.
Parte de daños del asalto al Museo Egipcio de El Cairo. En una evaluación de urgencia Zahi Hawass reconoció ayer que los asaltantes entraron en las salas donde se exponen los objetos de la tumba de Tutankamón y rompieron varios de ellos, aunque de una única vitrina. El responsable de antigüedades de Egipto mencionó entre lo desbaratado solo una estatuilla de madera dorada del faraón de pie sobre el lomo de un leopardo negro. Los vándalos, según el arqueólogo, no accedieron a la anexa sala número 3 donde se guardan los grandes tesoros de Tutankamón: la máscara de oro, los ataúdes y las joyas. Hawass señaló también que 14 vitrinas en las salas correspondientes a la Baja Época (664 antes de Cristo-332 a. de C.) fueron reventadas y su contenido arrojado al suelo. También recalcó que todas las piezas pueden ser restauradas.
Aunque es verdad que el asalto pudo ser mucho peor -como el padecido por el Museo Nacional de Bagdad- y que en general las colecciones parecen haber sufrido menos de lo que invitaban a temer las imágenes de soldados patrullando entre las estatuas como si el edificio se hubiera convertido en zona de guerra, todo lleva a pensar que Hawass está minimizando los daños. Decenas de especialistas se están estrujando los sesos (y la vista) en las últimas horas para tratar de determinar la magnitud real del estropicio a través de las fragmentarias imágenes suministradas por televisiones y agencias en los primeros momentos tras el asalto. Hawass ha impedido que se tomaran imágenes a partir de entonces.
Está claro que los daños en el ajuar de Tutankamón son mayores. Al menos otra estatuilla del rey (la que está pescando sobre un esquife de papiro) también ha quedado hecha pedazos. Asimismo, se ha identificado entre los restos dispersos el extremo roto de un abanico ceremonial del faraón. Los asaltantes han causado destrozos en objetos del Imperio Medio de la sala 37 que Hawass no ha mencionado: entre otros, el contingente de figuritas de madera policromada de arqueros nubios de la tumba de Mesehti, alcalde de Asyut, de la 11ª dinastía, 2.000 años antes de Cristo, y el precioso modelo de un barco con sus tripulantes, parte del mismo ajuar funerario.
Mucho más alarmante es el hecho de que Hawass no haya dicho ni pío de la destrucción de dos momias del museo cuyas identidades son hasta ahora desconocidas y cuyas cabezas fueron recuperadas, por lo visto, de manos de los saqueadores. Ayer se discutía en varios foros científicos si podría tratarse de las momias de Yuya y Tuya, los suegros de Amenofis III, los abuelos maternos de Akenatón, el faraón hereje, y bisabuelos de Tutankamón. Las momias, sarcófagos y ajuar de la pareja (hallados en la tumba KV 46 del Valle de los Reyes descubierta por Quibell en 1905 y excavada por Davis) se exhiben en la sala 43, un espacio abierto y de paso del primer piso, a poca distancia de las salas de Tutankamón. Las imágenes televisivas han mostrado vandalismo en esa zona: el armazón de cartón dorado que rodeaba la momia de Tuya estaba en el suelo, junto a sospechosos rastros de polvo negro.
Hawass, flamante nuevo ministro de Antigüedades (cargo creado específicamente para él) y que parece mantenerse a flote en la evanescente situación de Egipto gracias a su popularidad pese a su amistad con Suzanne Mubarak, ha resaltado en su relato de los hechos que los asaltantes fueron muy pocos y bastante "idiotas" pues parte de ellos se entretuvieron en saquear la tienda de recuerdos creyendo que ya estaban en las salas del museo.
Hawass ha confirmado también asaltos a otros museos del país, con robo de objetos.