La oposición libia denuncia seis muertes en una protesta contra el régimen de Gadafi
Trípoli, El País
El Día de la ira contra el régimen de Muamar el Gadafi se ha saldado con al menos seis fallecidos en Bengasi, la segunda ciudad de Libia. Dos webs opositoras citadas por France Presse señalan que, además, los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad en esa ciudad del este del país han provocado 35 heridos. La policía, según han contado testigos de la protesta a la cadena Al Yazira y al diario Al Youm, ha abierto fuego para dispersar a los manifestantes. En la capital, Trípoli, centenares de personas afines al régimen han marchado hasta la plaza Verde para evitar que esta fuera tomada por los opositores tal y como amenazaban en la convocatoria de las protestas a través de las redes sociales. Mientras la capital está en aparente calma, los sucesos se acumulan en la parte oriental del país.
Dos jóvenes murieron el miércoles en Al Baida, una ciudad casi en la frontera con Egipto, y las autoridades han destruido a su jefe de seguridad, según ha informado el diario libio Quryna. Aunque la ONG Libya Watch, con sede en Londres, ha elevado la cifra a cuatro fallecidos, el reconocimiento por parte de ese rotativo tiene especial valor: Quryna, que se edita en Bengasi, es propiedad de un hijo de Gadafi. Este mismo diario ha dado también otro testimonio de las protestas, uno de los pocos de los que se tiene contancia al oeste del país. En Alzentan, 145 kilómetros al sudoeste de Trípoli, una manifestación ha desembocado en la quema de una comisaría y de un local de los comités revolucionarios (milicias parapoliciales de apoyo al régimen).
Los vientos de la revuelta en países musulmanes que empezó en el vecino Túnez hace dos meses y se propagó al también vecino Egipto, llegaron aparentemente antes de tiempo a Libia, el país más hermético y próspero del norte de África.
La chispa que provocó la revuelta fue la detención por parte de la policía, el pasado martes, de Fethi Tarbel, un abogado defensor de presos de conciencia libios al que se le reprocha "haber propagado el rumor de que la cárcel [de Abu Salim, donde se concentran los prisioneros políticos] ardía", según Quryna, que se edita en Bengasi. Horas después, cientos de familiares de esos reos encarcelados en el siniestro penal, cerca de Trípoli, se echaron a la calle en Bengasi. Reclamaban su liberación ante la sede de una comisaría de esa ciudad de más de un millón de habitantes (la sexta parte de la población libia). Al final, cerca de 2.000 personas corearon eslóganes que iban más allá de exigir la liberación del letrado.
Ante el hermetismo del régimen, el más longevo de África (Gadafi celebró el pasado 1 de septiembre 41 años en el poder), es muy difícil conocer la cifra exacta de fallecidos, que podría superar las dos decenas. A las víctimas mortales registradas en las últimas horas en Bengasi y Al Baida (entre ocho y diez, según fuentes), habría que sumar otras 13 denunciadas por Human Right Solidarity. Según esta organización, con sede en Ginebra, francotiradores apostados en los tejados dispararon contra los manifestantes antigubernamentales, causando 13 muertes y decenas de heridos.
Los convocantes del Día de la ira pretenden seguir los pasos de la jornada que, bajo el mismo lema, vivió El Cairo. Esto es, que desemboque en la toma de un lugar emblemático de Trípoli en el que permanecer hasta la caída del régimen de Muamar el Gadafi. La convocatoria ha coincidido con el quinto aniversario de los enfrentamientos entre la población y las fuerzas de seguridad frente al consulado italiano de la ciudad de Bengasi, en los que murieron varias personas. Bengasi es la ciudad más rebelde de Libia. A principios de enero se produjeron también revueltas espontáneas protagonizadas por ciudadanos que reivindicaban viviendas sociales.
En Libia, las manifestaciones son rarísimas. Tras la protesta espontánea de ayer se produjo la contraofensiva. En Trípoli, Bengasi, Sirta y Sebha, cientos de libios salieron por las calles más céntricas con retratos del líder Muamar el Gadafi, al que declaraban su lealtad. "¡Sacrificamos nuestra sangre y nuestras almas por ti, nuestro líder!", gritaban los jóvenes. Y, de paso, arremetían contra la televisión vía satélite Al Yazira, a la que tachaban de "despreciable". Al Jamahiria, la televisión pública libia, difundió las imágenes de los fieles de Gadafi, pero ignoró por completo la protesta de Bengasi.
Gadafi ha mostrado en varias ocasiones públicamente su desaprobación de la revolución en Túnez y su miedo al contagio. El 15 de enero, al día siguiente del derrocamiento del presidente tunecino Ben Ali, salió a defenderle y a principios de la semana pasada hizo otro tanto con el egipcio Hosni Mubarak. "Es un hombre pobre que ni siquiera tiene dinero para comprarse sus trajes", declaró.
El Día de la ira contra el régimen de Muamar el Gadafi se ha saldado con al menos seis fallecidos en Bengasi, la segunda ciudad de Libia. Dos webs opositoras citadas por France Presse señalan que, además, los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad en esa ciudad del este del país han provocado 35 heridos. La policía, según han contado testigos de la protesta a la cadena Al Yazira y al diario Al Youm, ha abierto fuego para dispersar a los manifestantes. En la capital, Trípoli, centenares de personas afines al régimen han marchado hasta la plaza Verde para evitar que esta fuera tomada por los opositores tal y como amenazaban en la convocatoria de las protestas a través de las redes sociales. Mientras la capital está en aparente calma, los sucesos se acumulan en la parte oriental del país.
Dos jóvenes murieron el miércoles en Al Baida, una ciudad casi en la frontera con Egipto, y las autoridades han destruido a su jefe de seguridad, según ha informado el diario libio Quryna. Aunque la ONG Libya Watch, con sede en Londres, ha elevado la cifra a cuatro fallecidos, el reconocimiento por parte de ese rotativo tiene especial valor: Quryna, que se edita en Bengasi, es propiedad de un hijo de Gadafi. Este mismo diario ha dado también otro testimonio de las protestas, uno de los pocos de los que se tiene contancia al oeste del país. En Alzentan, 145 kilómetros al sudoeste de Trípoli, una manifestación ha desembocado en la quema de una comisaría y de un local de los comités revolucionarios (milicias parapoliciales de apoyo al régimen).
Los vientos de la revuelta en países musulmanes que empezó en el vecino Túnez hace dos meses y se propagó al también vecino Egipto, llegaron aparentemente antes de tiempo a Libia, el país más hermético y próspero del norte de África.
La chispa que provocó la revuelta fue la detención por parte de la policía, el pasado martes, de Fethi Tarbel, un abogado defensor de presos de conciencia libios al que se le reprocha "haber propagado el rumor de que la cárcel [de Abu Salim, donde se concentran los prisioneros políticos] ardía", según Quryna, que se edita en Bengasi. Horas después, cientos de familiares de esos reos encarcelados en el siniestro penal, cerca de Trípoli, se echaron a la calle en Bengasi. Reclamaban su liberación ante la sede de una comisaría de esa ciudad de más de un millón de habitantes (la sexta parte de la población libia). Al final, cerca de 2.000 personas corearon eslóganes que iban más allá de exigir la liberación del letrado.
Ante el hermetismo del régimen, el más longevo de África (Gadafi celebró el pasado 1 de septiembre 41 años en el poder), es muy difícil conocer la cifra exacta de fallecidos, que podría superar las dos decenas. A las víctimas mortales registradas en las últimas horas en Bengasi y Al Baida (entre ocho y diez, según fuentes), habría que sumar otras 13 denunciadas por Human Right Solidarity. Según esta organización, con sede en Ginebra, francotiradores apostados en los tejados dispararon contra los manifestantes antigubernamentales, causando 13 muertes y decenas de heridos.
Los convocantes del Día de la ira pretenden seguir los pasos de la jornada que, bajo el mismo lema, vivió El Cairo. Esto es, que desemboque en la toma de un lugar emblemático de Trípoli en el que permanecer hasta la caída del régimen de Muamar el Gadafi. La convocatoria ha coincidido con el quinto aniversario de los enfrentamientos entre la población y las fuerzas de seguridad frente al consulado italiano de la ciudad de Bengasi, en los que murieron varias personas. Bengasi es la ciudad más rebelde de Libia. A principios de enero se produjeron también revueltas espontáneas protagonizadas por ciudadanos que reivindicaban viviendas sociales.
En Libia, las manifestaciones son rarísimas. Tras la protesta espontánea de ayer se produjo la contraofensiva. En Trípoli, Bengasi, Sirta y Sebha, cientos de libios salieron por las calles más céntricas con retratos del líder Muamar el Gadafi, al que declaraban su lealtad. "¡Sacrificamos nuestra sangre y nuestras almas por ti, nuestro líder!", gritaban los jóvenes. Y, de paso, arremetían contra la televisión vía satélite Al Yazira, a la que tachaban de "despreciable". Al Jamahiria, la televisión pública libia, difundió las imágenes de los fieles de Gadafi, pero ignoró por completo la protesta de Bengasi.
Gadafi ha mostrado en varias ocasiones públicamente su desaprobación de la revolución en Túnez y su miedo al contagio. El 15 de enero, al día siguiente del derrocamiento del presidente tunecino Ben Ali, salió a defenderle y a principios de la semana pasada hizo otro tanto con el egipcio Hosni Mubarak. "Es un hombre pobre que ni siquiera tiene dinero para comprarse sus trajes", declaró.