Puerto Príncipe se paraliza para recordar a sus muertos
Puerto Príncipe, Agencias
Las calles de Puerto Príncipe quedaron hoy medio desiertas en una jornada en la que miles de haitianos rindieron homenaje a los 300.000 compatriotas que murieron en el terremoto del 12 de enero de 2010.
Vestidos en su mayoría de blanco y negro, sus colores ceremoniales, muchos haitianos dejaron a un lado sus actividades cotidianas para dedicarse a recordar a sus parientes y allegados fallecidos hoy hace un año.
"Por primera vez veo un día verdaderamente dedicado" a la memoria de las víctimas del terremoto, dijo a Efe el joven Ricardo, al constatar que los grandes y medianos comercios formales estaban cerrados en esta jornada no laborable, declarada por el gobierno "día de recuerdo y de recogimiento".
Hasta los supermercados, que normalmente permanecen abiertos en días festivos, están hoy cerrados, mientras que las estaciones de gasolina trabajan sólo media jornada.
Pocos vendedores informales salieron a las calles a ofrecer sus productos habituales: tarjetas telefónicas, comida o frutas, mientras que los mercados públicos quedaron casi vacíos.
El centro de la capital, la plaza del Champ de Mars, que antes de la catástrofe era el parque histórico de la ciudad y que después se llenó de carpas de desplazados por el terremoto, fue el mayor lugar de concentración.
No lejos de este parque, en la catedral en ruinas de Puerto Príncipe se celebró una misa de más de dos horas con la participación de representantes de varias confesiones.
Actos parecidos se celebraron en otros lugares, incluyendo varias iglesias de la capital donde miles de haitianos se congregaron para elevar sus plegarias a Dios.
La ceremonia religiosa en la catedral católica fue presidida por el cardenal guineano Robert Sarah, presidente del Pontificio Consejo "Cor Unum" (Un solo corazón) y delegado del Papa Benedicto XVI.
El prelado africano trasladó el "afecto del Papa" al pueblo haitiano en presencia del primer ministro Jean Max Bellerive, miembros del gabinete, senadores y la primera dama, Elisabeth Delatour Préval.
La misa fue retransmitida por diferentes medios de comunicación, que también ofrecen hoy programas especiales con música acorde a las circunstancias y momentos para mencionar los nombres de algunos fallecidos.
Un periodista subrayó que la tragedia afectó a todas las ramas de la sociedad haitiana, "tanto a los ricos como a los pobres, tanto a la burguesía como a los trabajadores, tanto a las personas letradas como a las que no saben leer ni escribir".
Yolette, que perdió a su madre cuando se derrumbó su casa en Bourdon (sector este), dijo que aunque hoy no habrá ceremonias en Saint-Christophe (al norte de la capital), donde ayer hubo un acto conmemorativo ante la fosa común de más de 200.000 de los fallecidos, quiso acudir hoy a ese lugar para quedarse "sola con los muertos".
En varios lugares donde cayeron grandes edificios, como la Universidad de Puerto Príncipe o la Facultad de Lingüística, ciudadanos anónimos dejaron ramos de flores.
Una ceremonia oficial se celebró de forma paralela en Champ de Mars para colocar la primera piedra del "memorial de Puerto Príncipe" en presencia del presidente del país, René Préval, miembros de su gobierno y el enviado especial de la ONU, el ex presidente estadounidense Bill Clinton.
El ingeniero Chenet Gilbert, encargado de la construcción del memorial, precisó que será construido con cemento de los escombros que causó el terremoto.
El gobierno haitiano ha invitado a los cerca de cuatro millones de haitianos que residen en el extranjero a sumarse a los actos conmemorativos, que incluyen el izado de banderas a media asta, el porte de distintivos negros, conferencias y charlas.
A las 16.53 hora local (21.53 GMT), cuando se cumplirá exactamente un año del devastador terremoto, se guardará un minuto de silencio en todo el territorio nacional, a lo que seguirá un toque "de llamada a los muertos", mientras se liberan centenares de globos blancos.
Las calles de Puerto Príncipe quedaron hoy medio desiertas en una jornada en la que miles de haitianos rindieron homenaje a los 300.000 compatriotas que murieron en el terremoto del 12 de enero de 2010.
Vestidos en su mayoría de blanco y negro, sus colores ceremoniales, muchos haitianos dejaron a un lado sus actividades cotidianas para dedicarse a recordar a sus parientes y allegados fallecidos hoy hace un año.
"Por primera vez veo un día verdaderamente dedicado" a la memoria de las víctimas del terremoto, dijo a Efe el joven Ricardo, al constatar que los grandes y medianos comercios formales estaban cerrados en esta jornada no laborable, declarada por el gobierno "día de recuerdo y de recogimiento".
Hasta los supermercados, que normalmente permanecen abiertos en días festivos, están hoy cerrados, mientras que las estaciones de gasolina trabajan sólo media jornada.
Pocos vendedores informales salieron a las calles a ofrecer sus productos habituales: tarjetas telefónicas, comida o frutas, mientras que los mercados públicos quedaron casi vacíos.
El centro de la capital, la plaza del Champ de Mars, que antes de la catástrofe era el parque histórico de la ciudad y que después se llenó de carpas de desplazados por el terremoto, fue el mayor lugar de concentración.
No lejos de este parque, en la catedral en ruinas de Puerto Príncipe se celebró una misa de más de dos horas con la participación de representantes de varias confesiones.
Actos parecidos se celebraron en otros lugares, incluyendo varias iglesias de la capital donde miles de haitianos se congregaron para elevar sus plegarias a Dios.
La ceremonia religiosa en la catedral católica fue presidida por el cardenal guineano Robert Sarah, presidente del Pontificio Consejo "Cor Unum" (Un solo corazón) y delegado del Papa Benedicto XVI.
El prelado africano trasladó el "afecto del Papa" al pueblo haitiano en presencia del primer ministro Jean Max Bellerive, miembros del gabinete, senadores y la primera dama, Elisabeth Delatour Préval.
La misa fue retransmitida por diferentes medios de comunicación, que también ofrecen hoy programas especiales con música acorde a las circunstancias y momentos para mencionar los nombres de algunos fallecidos.
Un periodista subrayó que la tragedia afectó a todas las ramas de la sociedad haitiana, "tanto a los ricos como a los pobres, tanto a la burguesía como a los trabajadores, tanto a las personas letradas como a las que no saben leer ni escribir".
Yolette, que perdió a su madre cuando se derrumbó su casa en Bourdon (sector este), dijo que aunque hoy no habrá ceremonias en Saint-Christophe (al norte de la capital), donde ayer hubo un acto conmemorativo ante la fosa común de más de 200.000 de los fallecidos, quiso acudir hoy a ese lugar para quedarse "sola con los muertos".
En varios lugares donde cayeron grandes edificios, como la Universidad de Puerto Príncipe o la Facultad de Lingüística, ciudadanos anónimos dejaron ramos de flores.
Una ceremonia oficial se celebró de forma paralela en Champ de Mars para colocar la primera piedra del "memorial de Puerto Príncipe" en presencia del presidente del país, René Préval, miembros de su gobierno y el enviado especial de la ONU, el ex presidente estadounidense Bill Clinton.
El ingeniero Chenet Gilbert, encargado de la construcción del memorial, precisó que será construido con cemento de los escombros que causó el terremoto.
El gobierno haitiano ha invitado a los cerca de cuatro millones de haitianos que residen en el extranjero a sumarse a los actos conmemorativos, que incluyen el izado de banderas a media asta, el porte de distintivos negros, conferencias y charlas.
A las 16.53 hora local (21.53 GMT), cuando se cumplirá exactamente un año del devastador terremoto, se guardará un minuto de silencio en todo el territorio nacional, a lo que seguirá un toque "de llamada a los muertos", mientras se liberan centenares de globos blancos.