La oposición egipcia se prepara para un viernes de grandes protestas
El Cairo, El País
Tras tres días de protestas, hoy es el día de la gran revuelta en la que está prevista una participación masiva -las cifras hablan de más de 20.000 personas- que recorrerá las calles de Egipto en contra del Gobierno del presidente Hosni Mubarak. El pistoletazo de salida será después de la oración -el viernes equivale al domingo en Occidente. Hasta ahora los jóvenes han liderado y organizado la mayor revuelta en 30 años, ayudándose de redes sociales como Facebook y poniendo al Gobierno contra las cuerdas. Ningún partido, ningún líder político se había destacado como guía. Al menos hasta ayer.
"Si la gente, en particular los jóvenes, si ellos quieren que lidere la transición no voy a defraudarlos". Mohamed el Baradei aterrizó el jueves en el aeropuerto de El Cairo con la intención de unirse hoy a las protestas que desde el martes se llevan a cabo por las calles de todo el país. Ayer por la noche el principal partido opositor, los Hermanos Musulmanes, anunció que también estará hoy presente en las calles. "Los Hermanos Musulmanes participaremos en las manifestaciones del viernes del cólera... con todas las fuerzas nacionales y el pueblo egipcio", afirma en un comunicado uno de los dirigentes del partido, Saad Katatni. El grupo asegura que no quieren protagonizar las protestas, pero que finalmente han decidido asistir y que están "dispuestos a mantener una firme presencia en las calles" si la situación lo requiere, según las palabras del portavoz Mohamed Morsi recogidas en la web del partido.
El día se prevé intenso. Una tensión que ya ha empezado esta misma noche. Pocas horas después del comunicado de los Hermanos Musulmanes las fuerzas de seguridad del país han detenido al menos a ocho de sus dirigentes más destacados, entre ellos a Mohamed Morsi, y a varios miembros más del partido. La agencia France Press habla incluso hasta de una veintena de arrestados. "La policía ha detenido a Essam El-Erian y Mohamed Mursi, y hay otros detenidos. Mucha gente, es difícil conocer el número exacto", ha confirmado a la agencia Reuters el abogado Abdel-Moniem Abdel-Maksoud. "La razón es conocida: es por lo que se espera que pase mañana". Según una fuente de seguridad, recogida por la misma agencia, las autoridades han ordenado a las fuerzas de seguridad actuar con contundencia a lo largo de la noche.
A pesar de que esta organización no está detrás de las propuestas de los últimos días, pide la disolución del Parlamento así como también la liberación de las personas que han sido detenidas desde que éstas empezaran. Más de un centenar de miembros del partido, ilegal pero tolerado por el régimen, ya fue detenido poco antes de las elecciones del mes de finales de noviembre, de las que acabaron por retirarse al considerarlas fraudulentas.
La esperada protesta de hoy ha estado precedida por una gran violencia que ayer se extendía por distintos puntos del país. Los egipcios se lanzaron de nuevo a protestar de El Cairo a Alejandría, pasando por Ismailia y Suez. En esta última ciudad se registraron algunos de los enfrentamientos más violentos y un beduino perdió la vida de un disparo, sumándose a las seis muertes -cuatro manifestantes y dos policías- que ha habido hasta ahora.
Un regreso esperado
El Baradei había sido criticado por estar fuera del país durante estos días después de haber pasado el último año presionando al régimen e instándole a llevar a cabo reformas políticas. Hace unos meses incluso fundó la Asamblea Nacional para el Cambio. Al fin, el diplomático recogió el guante y anunció que su prioridad ahora es "ver un nuevo Egipto (...) a través de una transición pacífica".
El diplomático había dado tibias muestras de apoyo a la revuelta. En comentarios a través de Twitter, animaba a protestar de manera pacífica. El pasado lunes enmudeció y no abrió la boca hasta la noche del miércoles: el diplomático volvía a Egipto porque "no le quedaba otra opción". "Mubarak ha servido durante treinta años al país y ya es hora de que se retire", decía poco antes de embarcar en Viena rumbo a El Cairo.
"Me parece que esta es la oportunidad que El Baradei estaba esperando", considera el analista independiente Issander El Amrani. "Se había apartado de las protestas argumentando que correspondía a los ciudadanos organizarse, pero la gente está ahora en las calles, y es el momento para que pueda intentar reclamar el liderazgo de un movimiento en lugar de ser un líder político aislado", dice.
En Egipto la noticia de su vuelta corrió como un reguero de pólvora en Internet con opiniones encontradas. Hay quien anhela que el Nobel de la Paz se ponga a la cabeza de la revuelta, mientras otros juzgan que debería pasar menos tiempo en el extranjero y más en las calles de su país. Y eso es lo que parece que va a hacer el diplomático: "Mañana va a haber en Egipto una gran manifestación y yo estaré allí con los egipcios".
El portavoz de la web Todos somos Khaled Said aprecia que el diplomático piense unirse a ellos hoy, pero considera que aún es pronto para ver lo que ocurrirá con El Baradei. "Sería una buena opción como líder interino siempre que se comprometa a no volver a presentarse a las elecciones", afirma. "Hasta ahora no ha hecho demasiado y depende de él si esta vez quiere de verdad hacer algo. Tuvimos grandes esperanzas en él, pero por el momento no ha hecho, ni ha se arriesgado a nada", concluye el activista. Como asegura el analista El Amrani, queda por ver "si Egipto quiere que El Baradei les represente", pero en su opinión "se necesitarán más egipcios prominentes para poner rostro a lo que de momento es la revuelta, un movimiento espontáneo y sin cabeza", concluye.
Silencio del Gobierno
El pueblo se echaba a la calle, la Bolsa se desplomaba y el Gobierno egipcio, el aliado de EE UU en la región, miraba para otro lado. "Somos un gran Estado con apoyo popular. Nuestro país es estable y no tiembla por estas acciones", declaraba a un diario kuwaití el ministro del Interior, Habib El Adli, cuya cabeza han pedido los manifestantes, haciendo caso omiso de lo que ocurría por todo el país. El Gobierno del rais intentaba ayer de nuevo desacreditar la protesta refiriéndose a que los manifestantes podían estar siendo víctimas de la agenda oculta de algunos grupos, en velada referencia a los islamistas Hermanos Musulmanes. Desde un primer momento se ha tratado de contaminar el espíritu de las manifestaciones con el fantasma del islamismo, pero tanto las consignas como el tipo de participantes durante las mismas desmontan esos argumentos. Los jóvenes se han desmarcado de cualquier agenda política y exigen de forma independiente que el presidente y sus acólitos abandonen el país.
Nadie sabe qué opina Mubarak, que no se ha pronunciado al respecto. Su Gobierno no da muestras públicas de preocuparse, pero las dos terceras partes de la población, de ochenta millones de habitantes, son menores de 30 años. Casi todos ellos se encuentran en el paro y son ellos, al fin y al cabo, los que están liderando esta revuelta.
Tras tres días de protestas, hoy es el día de la gran revuelta en la que está prevista una participación masiva -las cifras hablan de más de 20.000 personas- que recorrerá las calles de Egipto en contra del Gobierno del presidente Hosni Mubarak. El pistoletazo de salida será después de la oración -el viernes equivale al domingo en Occidente. Hasta ahora los jóvenes han liderado y organizado la mayor revuelta en 30 años, ayudándose de redes sociales como Facebook y poniendo al Gobierno contra las cuerdas. Ningún partido, ningún líder político se había destacado como guía. Al menos hasta ayer.
"Si la gente, en particular los jóvenes, si ellos quieren que lidere la transición no voy a defraudarlos". Mohamed el Baradei aterrizó el jueves en el aeropuerto de El Cairo con la intención de unirse hoy a las protestas que desde el martes se llevan a cabo por las calles de todo el país. Ayer por la noche el principal partido opositor, los Hermanos Musulmanes, anunció que también estará hoy presente en las calles. "Los Hermanos Musulmanes participaremos en las manifestaciones del viernes del cólera... con todas las fuerzas nacionales y el pueblo egipcio", afirma en un comunicado uno de los dirigentes del partido, Saad Katatni. El grupo asegura que no quieren protagonizar las protestas, pero que finalmente han decidido asistir y que están "dispuestos a mantener una firme presencia en las calles" si la situación lo requiere, según las palabras del portavoz Mohamed Morsi recogidas en la web del partido.
El día se prevé intenso. Una tensión que ya ha empezado esta misma noche. Pocas horas después del comunicado de los Hermanos Musulmanes las fuerzas de seguridad del país han detenido al menos a ocho de sus dirigentes más destacados, entre ellos a Mohamed Morsi, y a varios miembros más del partido. La agencia France Press habla incluso hasta de una veintena de arrestados. "La policía ha detenido a Essam El-Erian y Mohamed Mursi, y hay otros detenidos. Mucha gente, es difícil conocer el número exacto", ha confirmado a la agencia Reuters el abogado Abdel-Moniem Abdel-Maksoud. "La razón es conocida: es por lo que se espera que pase mañana". Según una fuente de seguridad, recogida por la misma agencia, las autoridades han ordenado a las fuerzas de seguridad actuar con contundencia a lo largo de la noche.
A pesar de que esta organización no está detrás de las propuestas de los últimos días, pide la disolución del Parlamento así como también la liberación de las personas que han sido detenidas desde que éstas empezaran. Más de un centenar de miembros del partido, ilegal pero tolerado por el régimen, ya fue detenido poco antes de las elecciones del mes de finales de noviembre, de las que acabaron por retirarse al considerarlas fraudulentas.
La esperada protesta de hoy ha estado precedida por una gran violencia que ayer se extendía por distintos puntos del país. Los egipcios se lanzaron de nuevo a protestar de El Cairo a Alejandría, pasando por Ismailia y Suez. En esta última ciudad se registraron algunos de los enfrentamientos más violentos y un beduino perdió la vida de un disparo, sumándose a las seis muertes -cuatro manifestantes y dos policías- que ha habido hasta ahora.
Un regreso esperado
El Baradei había sido criticado por estar fuera del país durante estos días después de haber pasado el último año presionando al régimen e instándole a llevar a cabo reformas políticas. Hace unos meses incluso fundó la Asamblea Nacional para el Cambio. Al fin, el diplomático recogió el guante y anunció que su prioridad ahora es "ver un nuevo Egipto (...) a través de una transición pacífica".
El diplomático había dado tibias muestras de apoyo a la revuelta. En comentarios a través de Twitter, animaba a protestar de manera pacífica. El pasado lunes enmudeció y no abrió la boca hasta la noche del miércoles: el diplomático volvía a Egipto porque "no le quedaba otra opción". "Mubarak ha servido durante treinta años al país y ya es hora de que se retire", decía poco antes de embarcar en Viena rumbo a El Cairo.
"Me parece que esta es la oportunidad que El Baradei estaba esperando", considera el analista independiente Issander El Amrani. "Se había apartado de las protestas argumentando que correspondía a los ciudadanos organizarse, pero la gente está ahora en las calles, y es el momento para que pueda intentar reclamar el liderazgo de un movimiento en lugar de ser un líder político aislado", dice.
En Egipto la noticia de su vuelta corrió como un reguero de pólvora en Internet con opiniones encontradas. Hay quien anhela que el Nobel de la Paz se ponga a la cabeza de la revuelta, mientras otros juzgan que debería pasar menos tiempo en el extranjero y más en las calles de su país. Y eso es lo que parece que va a hacer el diplomático: "Mañana va a haber en Egipto una gran manifestación y yo estaré allí con los egipcios".
El portavoz de la web Todos somos Khaled Said aprecia que el diplomático piense unirse a ellos hoy, pero considera que aún es pronto para ver lo que ocurrirá con El Baradei. "Sería una buena opción como líder interino siempre que se comprometa a no volver a presentarse a las elecciones", afirma. "Hasta ahora no ha hecho demasiado y depende de él si esta vez quiere de verdad hacer algo. Tuvimos grandes esperanzas en él, pero por el momento no ha hecho, ni ha se arriesgado a nada", concluye el activista. Como asegura el analista El Amrani, queda por ver "si Egipto quiere que El Baradei les represente", pero en su opinión "se necesitarán más egipcios prominentes para poner rostro a lo que de momento es la revuelta, un movimiento espontáneo y sin cabeza", concluye.
Silencio del Gobierno
El pueblo se echaba a la calle, la Bolsa se desplomaba y el Gobierno egipcio, el aliado de EE UU en la región, miraba para otro lado. "Somos un gran Estado con apoyo popular. Nuestro país es estable y no tiembla por estas acciones", declaraba a un diario kuwaití el ministro del Interior, Habib El Adli, cuya cabeza han pedido los manifestantes, haciendo caso omiso de lo que ocurría por todo el país. El Gobierno del rais intentaba ayer de nuevo desacreditar la protesta refiriéndose a que los manifestantes podían estar siendo víctimas de la agenda oculta de algunos grupos, en velada referencia a los islamistas Hermanos Musulmanes. Desde un primer momento se ha tratado de contaminar el espíritu de las manifestaciones con el fantasma del islamismo, pero tanto las consignas como el tipo de participantes durante las mismas desmontan esos argumentos. Los jóvenes se han desmarcado de cualquier agenda política y exigen de forma independiente que el presidente y sus acólitos abandonen el país.
Nadie sabe qué opina Mubarak, que no se ha pronunciado al respecto. Su Gobierno no da muestras públicas de preocuparse, pero las dos terceras partes de la población, de ochenta millones de habitantes, son menores de 30 años. Casi todos ellos se encuentran en el paro y son ellos, al fin y al cabo, los que están liderando esta revuelta.