La crisis humanitaria del sur de Sudán se agrava antes del referéndum
El Cairo, Agencias
El aumento de la violencia y el incremento del flujo de sudaneses del sur que han retornado a sus hogares ha agravado la crisis humanitaria que sufre la región, antes del referéndum de independencia del próximo día 9.
En un comunicado, el Comité Internacional de Rescate informó hoy de que más de 100.000 civiles se han refugiado en los últimos meses en localidades sureñas cercanas a la frontera entre el sur y el norte de Sudán, que podrían ser foco de conflicto tras la consulta.
Estos grupos, que cuentan con pocos recursos económicos, acampan en centros provisionales y sufren escasez de alimentos y de agua, y malas condiciones sanitarias.
"Tenemos una crisis humanitaria que se desarrolla sobre una ya existente y abandonada", denuncia en la nota la directora del Comité en el sur de Sudán, Susan Purdin.
Purdin señala que existe, además, la posibilidad de que se produzca "un desplazamiento masivo, un recrudecimiento de la violencia política y étnica y una emergencia humanitaria de gran escala".
Cientos de miles de desplazados sudaneses del sur han regresado a su región tras la firma del acuerdo de paz en 2005, que puso fin a una guerra civil de 20 años entre el norte y el sur del país.
Pero este desplazamiento constante se ha acelerado drásticamente, según el comunicado, en los últimos tres meses, periodo en el que han llegado a la región autónoma del sur unos 106.000 civiles.
"Estas regiones están luchando para recuperarse de la última guerra -asegura Purdin- y carecen de servicios básicos, de los medios para proteger a sus civiles, y tienen poca capacidad para absorber a los retornados".
Además, la situación de seguridad también se ha deteriorado y el Comité denuncia que la violencia esporádica, que ha afectado especialmente a las mujeres, ha obligado a más de 220.000 personas a abandonar sus hogares en el último año.
En el sur de Sudán, una zona pobre y poco desarrollada, millones de personas dependen de ayuda alimentaria, menos de la mitad de la población tiene acceso a agua potable, y existe una alta mortalidad materna e infantil, según el Comité.
El próximo 9 de enero, esta región, de mayoría cristiana y animista, celebra un referéndum de autodeterminación en el que decidirá si continúa unida o se separa del norte, predominantemente musulmán.
El norte y el sur de Sudán libraron una guerra entre 1983 y 2005, en la que murieron más de dos millones de personas, y que comenzó cuando el régimen de Jartum impuso la ley islámica en todo el país y los rebeldes sureños se levantaron en armas.
El aumento de la violencia y el incremento del flujo de sudaneses del sur que han retornado a sus hogares ha agravado la crisis humanitaria que sufre la región, antes del referéndum de independencia del próximo día 9.
En un comunicado, el Comité Internacional de Rescate informó hoy de que más de 100.000 civiles se han refugiado en los últimos meses en localidades sureñas cercanas a la frontera entre el sur y el norte de Sudán, que podrían ser foco de conflicto tras la consulta.
Estos grupos, que cuentan con pocos recursos económicos, acampan en centros provisionales y sufren escasez de alimentos y de agua, y malas condiciones sanitarias.
"Tenemos una crisis humanitaria que se desarrolla sobre una ya existente y abandonada", denuncia en la nota la directora del Comité en el sur de Sudán, Susan Purdin.
Purdin señala que existe, además, la posibilidad de que se produzca "un desplazamiento masivo, un recrudecimiento de la violencia política y étnica y una emergencia humanitaria de gran escala".
Cientos de miles de desplazados sudaneses del sur han regresado a su región tras la firma del acuerdo de paz en 2005, que puso fin a una guerra civil de 20 años entre el norte y el sur del país.
Pero este desplazamiento constante se ha acelerado drásticamente, según el comunicado, en los últimos tres meses, periodo en el que han llegado a la región autónoma del sur unos 106.000 civiles.
"Estas regiones están luchando para recuperarse de la última guerra -asegura Purdin- y carecen de servicios básicos, de los medios para proteger a sus civiles, y tienen poca capacidad para absorber a los retornados".
Además, la situación de seguridad también se ha deteriorado y el Comité denuncia que la violencia esporádica, que ha afectado especialmente a las mujeres, ha obligado a más de 220.000 personas a abandonar sus hogares en el último año.
En el sur de Sudán, una zona pobre y poco desarrollada, millones de personas dependen de ayuda alimentaria, menos de la mitad de la población tiene acceso a agua potable, y existe una alta mortalidad materna e infantil, según el Comité.
El próximo 9 de enero, esta región, de mayoría cristiana y animista, celebra un referéndum de autodeterminación en el que decidirá si continúa unida o se separa del norte, predominantemente musulmán.
El norte y el sur de Sudán libraron una guerra entre 1983 y 2005, en la que murieron más de dos millones de personas, y que comenzó cuando el régimen de Jartum impuso la ley islámica en todo el país y los rebeldes sureños se levantaron en armas.