El asesinato del gobernador de Punjab agrava la crisis política en Pakistán
Islamabad, El País
El gobernante Partido Popular de Pakistán (PPP), que hace dos años sufrió el asesinato de su líder Benazir Bhutto, recibió ayer otro duro golpe al ser abatido a tiros otro de sus hombres más influyentes: el gobernador de Punjab, Salman Tasir. Uno de los guardaespaldas de Tasir le disparó a bocajarro nueve tiros cuando el gobernador de la provincia más poblada de Pakistán -82 millones de habitantes, más de la mitad de la población- se aproximaba a su coche en un céntrico mercado de la capital. Según el ministro del Interior, Rehman Malik, tras el asesinato se encuentran las duras críticas lanzadas por Tasir a la ley contra la blasfemia defendida por los partidos y organizaciones religiosas y especialmente por los más radicales.
El ministro confirmó que el guardaespaldas, de 26 años e identificado como Malik Mumtaz Husain Qadri, pertenece a las fuerzas de seguridad punjabíes. "Durante la investigación, determinaremos si el asesinato fue una decisión personal o alguien lo instigó", declaró. El Gobierno ha declarado tres días de luto nacional.
Tasir era un político corajudo que criticaba con firmeza a los talibanes y a las organizaciones islamistas que les apoyan, tanto de viva voz como a través de redes sociales como Twitter. Fue de los primeros en manifestar su apoyo a la campesina cristiana condenada a muerte el pasado 8 de noviembre por la ley de la blasfemia, para la que pidió el indulto presidencial. Asia Bibi, de 45 años, cuyo perdón han solicitado numerosas organizaciones de derechos humanos y la Iglesia, recurrió su sentencia ante el Tribunal Supremo de Lahore (la capital de Punjab), que hasta el momento no se ha pronunciado. Tasir se declaró convencido de que si el tribunal no conmutaba su pena el presidente Asif Alí Zardari, de quien era un estrecho aliado, la indultaría.
Crisis política
La muerte de Tasir llega en un momento sumamente delicado para el PPP, después de la retirada de dos de sus socios en la coalición gubernamental, lo que le ha dejado en minoría parlamentaria y expuesto a una moción de censura. Tras las negociaciones mantenidas el lunes por el primer ministro Yusuf Raza Gilani con los líderes de la oposición para evitar una moción de censura, ayer, el principal partido opositor, la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz (PML-N, en sus siglas en inglés), señaló que ha dado al Gobierno tres días -extendido a seis tras el asesinato- para que elabore un plan de reformas contra la inflación y la corrupción, plan al que dará 45 días para ver si funciona. Si en ese plazo no hay progresos, cuando finalice decidirá si presenta una moción de censura o si pone fin a la coalición PPP-PML-N que gobierna en Punjab.
Sumido en la ruina económica y acorralado por la insurgencia, este nuevo asesinato no hace más que agravar la grave crisis que padece Pakistán. El país se encuentra en un momento especialmente delicado en el que EE UU ha incrementado su presión para que el Ejército paquistaní sea más contundente en su lucha contra los talibanes y los miembros de Al Qaeda que atacan a las fuerzas de la OTAN en Afganistán y luego cruzan la frontera y se refugian en Afganistán.
Tasir era gobernador de Punjab, un cargo de carácter ceremonial (el poder ejecutivo recae sobre el jefe del Gobierno provincial), pero era una figura destacada en el panorama político paquistaní. Punjab no solo es el granero de Pakistán sino que su población nutre las filas del Ejército -casi el 90% de los militares son punjabíes- y de la Administración federal. La violencia talibán que desangra principalmente el noroeste de Pakistán, fronterizo con Afganistán, se está filtrando por Punjab, lo que según numerosos expertos amenaza la estabilidad y el futuro mismo de Pakistán.
La voz del gobernador asesinado, como la de su amiga Benazir Bhutto, se alzó siempre como un azote contra los islamistas y contra la oposición que se rinde ante los talibanes. En las manifestaciones islamistas convocadas para protestar por la intención del Gobierno de enmendar la ley contra la blasfemia, se lanzaron algunas proclamas contra Tasir, convertido junto al ministro de Minorías, Shahbaz Batti, en la cara visible de los protectores de las minorías religiosas en Pakistán.
El gobernante Partido Popular de Pakistán (PPP), que hace dos años sufrió el asesinato de su líder Benazir Bhutto, recibió ayer otro duro golpe al ser abatido a tiros otro de sus hombres más influyentes: el gobernador de Punjab, Salman Tasir. Uno de los guardaespaldas de Tasir le disparó a bocajarro nueve tiros cuando el gobernador de la provincia más poblada de Pakistán -82 millones de habitantes, más de la mitad de la población- se aproximaba a su coche en un céntrico mercado de la capital. Según el ministro del Interior, Rehman Malik, tras el asesinato se encuentran las duras críticas lanzadas por Tasir a la ley contra la blasfemia defendida por los partidos y organizaciones religiosas y especialmente por los más radicales.
El ministro confirmó que el guardaespaldas, de 26 años e identificado como Malik Mumtaz Husain Qadri, pertenece a las fuerzas de seguridad punjabíes. "Durante la investigación, determinaremos si el asesinato fue una decisión personal o alguien lo instigó", declaró. El Gobierno ha declarado tres días de luto nacional.
Tasir era un político corajudo que criticaba con firmeza a los talibanes y a las organizaciones islamistas que les apoyan, tanto de viva voz como a través de redes sociales como Twitter. Fue de los primeros en manifestar su apoyo a la campesina cristiana condenada a muerte el pasado 8 de noviembre por la ley de la blasfemia, para la que pidió el indulto presidencial. Asia Bibi, de 45 años, cuyo perdón han solicitado numerosas organizaciones de derechos humanos y la Iglesia, recurrió su sentencia ante el Tribunal Supremo de Lahore (la capital de Punjab), que hasta el momento no se ha pronunciado. Tasir se declaró convencido de que si el tribunal no conmutaba su pena el presidente Asif Alí Zardari, de quien era un estrecho aliado, la indultaría.
Crisis política
La muerte de Tasir llega en un momento sumamente delicado para el PPP, después de la retirada de dos de sus socios en la coalición gubernamental, lo que le ha dejado en minoría parlamentaria y expuesto a una moción de censura. Tras las negociaciones mantenidas el lunes por el primer ministro Yusuf Raza Gilani con los líderes de la oposición para evitar una moción de censura, ayer, el principal partido opositor, la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz (PML-N, en sus siglas en inglés), señaló que ha dado al Gobierno tres días -extendido a seis tras el asesinato- para que elabore un plan de reformas contra la inflación y la corrupción, plan al que dará 45 días para ver si funciona. Si en ese plazo no hay progresos, cuando finalice decidirá si presenta una moción de censura o si pone fin a la coalición PPP-PML-N que gobierna en Punjab.
Sumido en la ruina económica y acorralado por la insurgencia, este nuevo asesinato no hace más que agravar la grave crisis que padece Pakistán. El país se encuentra en un momento especialmente delicado en el que EE UU ha incrementado su presión para que el Ejército paquistaní sea más contundente en su lucha contra los talibanes y los miembros de Al Qaeda que atacan a las fuerzas de la OTAN en Afganistán y luego cruzan la frontera y se refugian en Afganistán.
Tasir era gobernador de Punjab, un cargo de carácter ceremonial (el poder ejecutivo recae sobre el jefe del Gobierno provincial), pero era una figura destacada en el panorama político paquistaní. Punjab no solo es el granero de Pakistán sino que su población nutre las filas del Ejército -casi el 90% de los militares son punjabíes- y de la Administración federal. La violencia talibán que desangra principalmente el noroeste de Pakistán, fronterizo con Afganistán, se está filtrando por Punjab, lo que según numerosos expertos amenaza la estabilidad y el futuro mismo de Pakistán.
La voz del gobernador asesinado, como la de su amiga Benazir Bhutto, se alzó siempre como un azote contra los islamistas y contra la oposición que se rinde ante los talibanes. En las manifestaciones islamistas convocadas para protestar por la intención del Gobierno de enmendar la ley contra la blasfemia, se lanzaron algunas proclamas contra Tasir, convertido junto al ministro de Minorías, Shahbaz Batti, en la cara visible de los protectores de las minorías religiosas en Pakistán.