Egipto: Mubarak intenta sobrevivir a su peor crisis
Redacción, BBC Mundo
El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, apareció este viernes ante las cámaras tras la peor semana que ha enfrentado su gobierno en casi 30 años.
Lo hizo en cadena de radio y televisión alrededor de la medianoche con los egipcios en las calles negándose a respetar el toque de queda impuesto por el gobierno tras la jornada más intensa de protestas que ya ha dejado 18 muertos en cuatro días.
En su primera aparición pública desde que se iniciaron los disturbios, Mubarak defendió el derecho de la población a expresarse libremente siempre que respeten la constitución y que no pongan en riesgo la seguridad en el país.
"Como presidente y con el poder que me da la constitución les aseguro que estoy trabajando por la gente y dándoles libertad de expresión siempre que se respete la ley. Pero hay una línea fina entre la libertad y el caos", afirmó.
Mubarak también pidió la renuncia de todo su gabinete y aseguró que uno nuevo sería anunciado este sábado.
Sin embargo, el mandatario no habló de cuál será su papel en ese cambio de gobierno ni mucho menos de la posibilidad de renunciar.
Sobreviviente
Pocos creyeron, en 1981, que el entonces vicepresidente y poco conocido Mubarak (quien llegó a la presidencia tras el asesinato del entonces líder Anwar Sadat) pudiera mantenerse en la presidencia. Mucho menos durante tres décadas.
Sadat fue asesinado por radicales islámicos en un desfile militar en El Cairo y Mubarak tuvo la suerte de escapar de los disparos mientras estaba sentado a su lado.
Desde entonces, ha sobrevivido por lo menos seis intentos de asesinato.
Pero además de su habilidad para esquivar balas, el ex comandante de la Fuerza Aérea también ha logrado mantener una posición de poder durante casi 30 años, posicionándose como un aliado de confianza para Occidente y luchando contra un poderoso movimiento de oposición dentro de sus fronteras.
Pero con los actuales disturbios en el país, su menguante influencia regional, su salud desquebrajándose y sin claridad en el asunto de su sucesión, muchos se preguntan cuánto tiempo será capaz Mubarak de seguir adelante.
Para el analista político y profesor experto en Medio Oriente de la Universidad de Canterbury, George Chaya, no será ahora que cambie el sistema en Egipto.
"Podríamos ser testigos de un cambio de gobierno, pero no de sistema político ni de agenda regional", aseguró Chaya en entrevista con BBC Mundo.
"Estados Unidos y Europa no lo van a permitir, los desafíos geoestratégicos que unen a Egipto con toda la región de Oriente Medio son demasiado sensibles como para que Washinton, París y Bruselas no traten de impedir por todos los medios que caiga el gobierno de Mubarak", dijo.
"Descartemos que el proceso iniciado en Túnez termine en una democracia de corte liberal en cualquiera de los países en que por estas horas parecerían seguirle", aseguró Chaya.
Vida privada y estricta
Nacido en 1928 en una pequeña aldea en la provincia de Menofya cerca de El Cairo, Mubarak insiste en mantener su vida privada fuera del dominio público.
El temor de la oposición es que el hijo de Mubarak, Gamal, se prepare para una especie de herencia dinástica.
Tiene dos hijos, Gamal y Alaa con su esposa Suzanne Mubarak, mitad británica y graduada en la Universidad Americana de El Cairo.
El presidente egipcio es famoso por llevar una vida estricta, sin alcohol ni cigarrillo, con días marcados por horarios fijos que inician a las 6 de la mañana y una rutina saludable que le dan una reputación de hombre en forma.
En su juventud, algunos allegados se quejaban de la agenda del presidente que comenzaba con una sesión de ejercicio en el gimnasio o jugar al squash.
Muhammad Hosni Sayyid Mubarak fue juramentado el 14 de octubre de 1981, ocho días después del asesinato de Sadat.
A pesar de que en ese momento tenía poco atractivo popular o proyección internacional, el corpulento militar utilizó el asunto detrás del asesinato de Sadat -la paz con Israel- para construir su reputación como estadista internacional.
Estado de emergencia
Justo como su formación, Hosni Mubarak ha gobernado como un líder casi militar desde que asumió el poder.
Durante todo este tiempo, ha mantenido al país bajo la ley de emergencia, dando al Estado los poderes de arrestar o limitar las libertades fundamentales.
El gobierno argumenta que el régimen draconiano ha sido necesario para luchar contra el terrorismo islámico, que ha llegado en oleadas, a menudo teniendo como objetivo el lucrativo sector turístico de Egipto.
Mubarak ha presidido durante un período de estabilidad interna y desarrollo económico que significa que la mayoría de sus compatriotas han aceptado su monopolización del poder.
Sin embargo, en los últimos años Mubarak ha sentido por primera vez presión para fomentar las reformas políticas, tanto desde el interior de Egipto como de su aliado más poderoso, Estados Unidos.
Para George Chaya, "existen grandes intereses para Washington y Occidente respecto a la administración Mubarak".
El tipo de régimen, la duración de su gobierno, el notorio interés de Occidente (en particular de Estados Unidos) en mantener la estabilidad han llevado a algunos observadores a comparar el gobierno de Mubarak con los regímenes de facto latinoamericanos de los años ochenta.
"Aunque para algunos puedan existir puntos de encuentro y similitud con la relación de EE.UU. con gobiernos de facto en América Latina, no necesariamente es así en el Mundo Árabe", dijo Chaya.
"Así se explican los llamamientos in extremis de los gobiernos alemán, francés y norteamericano al régimen de Mubarak para escuchar a la calle y hacer todas las concesiones necesarias con el fin de mantener la estabilidad. Eso no sucedió nunca en América Latina".
Elecciones
A pesar de asegurar que está abierto a un proceso político, muchos partidarios de la reforma dudan de la sinceridad del veterano líder.
Los cercanos a Mubarak dicen que su salud y vigor están por encima de su edad.
"La supuesta democratización que se plantea por estos días, presenta, irónicamente la posibilidad de llevar al poder a partidos políticos que podrían deshacerse de la democracia", dice Chaya.
Mubarak ha ganado tres elecciones sin oposición desde 1981 y en 2005 cambió el sistema para permitir candidatos rivales.
Sin embargo, los críticos dicen que la elección estuvo caracterizada por la represión a movimientos emergentes, en especial la mayor fuerza política opositora: los Hermanos Musulmanes.
Edad y salud
El largo periodo en el que ha sido presidente, su edad y quién lo sucederá, son temas sensibles en Egipto.
Los cercanos a Mubarak dicen que su salud y vigor están por encima de su edad, a pesar de un par de recientes crisis de salud que reavivaron el tema de su próxima muerte.
Rumores que surgieron cuando viajó a Alemania en 2010 para una cirugía de la vesícula biliar o cada vez que desaparece de los medios por más tiempo de lo esperado.
No es difícil entender por qué Mubarak no ha nombrado un vicepresidente. Por lo tanto, Egipto sigue sin un sucesor claro.
Pero el temor de la oposición es que su hijo Gamal Mubarak, ex banquero de 40 años, se está preparando para una especie de herencia dinástica disfrazada de transición democrática.
Gamal insiste en que no tiene ambiciones políticas, pero se ha estado acercando hasta las filas del PND convirtiéndose en el principal defensor de la reforma económica y política.
Hasta el último aliento
Los historiadores señalan que todos los presidentes desde la revolución de 1952 provienen de la milicia y las credenciales civiles de Gamal podrían dificultarle el apoyo de tan importante grupo.
Pero las decisiones deberán ser tomadas antes de las elecciones de fin de año.
En el pasado, Mubarak dijo que seguirá sirviendo a Egipto hasta su último aliento.
Sin embargo, muchos observadores se arriesgan a afirmar que los hechos de los últimos cuatro días están aumentando las probabilidades de que su muerte sea más bien política.
El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, apareció este viernes ante las cámaras tras la peor semana que ha enfrentado su gobierno en casi 30 años.
Lo hizo en cadena de radio y televisión alrededor de la medianoche con los egipcios en las calles negándose a respetar el toque de queda impuesto por el gobierno tras la jornada más intensa de protestas que ya ha dejado 18 muertos en cuatro días.
En su primera aparición pública desde que se iniciaron los disturbios, Mubarak defendió el derecho de la población a expresarse libremente siempre que respeten la constitución y que no pongan en riesgo la seguridad en el país.
"Como presidente y con el poder que me da la constitución les aseguro que estoy trabajando por la gente y dándoles libertad de expresión siempre que se respete la ley. Pero hay una línea fina entre la libertad y el caos", afirmó.
Mubarak también pidió la renuncia de todo su gabinete y aseguró que uno nuevo sería anunciado este sábado.
Sin embargo, el mandatario no habló de cuál será su papel en ese cambio de gobierno ni mucho menos de la posibilidad de renunciar.
Sobreviviente
Pocos creyeron, en 1981, que el entonces vicepresidente y poco conocido Mubarak (quien llegó a la presidencia tras el asesinato del entonces líder Anwar Sadat) pudiera mantenerse en la presidencia. Mucho menos durante tres décadas.
Sadat fue asesinado por radicales islámicos en un desfile militar en El Cairo y Mubarak tuvo la suerte de escapar de los disparos mientras estaba sentado a su lado.
Desde entonces, ha sobrevivido por lo menos seis intentos de asesinato.
Pero además de su habilidad para esquivar balas, el ex comandante de la Fuerza Aérea también ha logrado mantener una posición de poder durante casi 30 años, posicionándose como un aliado de confianza para Occidente y luchando contra un poderoso movimiento de oposición dentro de sus fronteras.
Pero con los actuales disturbios en el país, su menguante influencia regional, su salud desquebrajándose y sin claridad en el asunto de su sucesión, muchos se preguntan cuánto tiempo será capaz Mubarak de seguir adelante.
Para el analista político y profesor experto en Medio Oriente de la Universidad de Canterbury, George Chaya, no será ahora que cambie el sistema en Egipto.
"Podríamos ser testigos de un cambio de gobierno, pero no de sistema político ni de agenda regional", aseguró Chaya en entrevista con BBC Mundo.
"Estados Unidos y Europa no lo van a permitir, los desafíos geoestratégicos que unen a Egipto con toda la región de Oriente Medio son demasiado sensibles como para que Washinton, París y Bruselas no traten de impedir por todos los medios que caiga el gobierno de Mubarak", dijo.
"Descartemos que el proceso iniciado en Túnez termine en una democracia de corte liberal en cualquiera de los países en que por estas horas parecerían seguirle", aseguró Chaya.
Vida privada y estricta
Nacido en 1928 en una pequeña aldea en la provincia de Menofya cerca de El Cairo, Mubarak insiste en mantener su vida privada fuera del dominio público.
El temor de la oposición es que el hijo de Mubarak, Gamal, se prepare para una especie de herencia dinástica.
Tiene dos hijos, Gamal y Alaa con su esposa Suzanne Mubarak, mitad británica y graduada en la Universidad Americana de El Cairo.
El presidente egipcio es famoso por llevar una vida estricta, sin alcohol ni cigarrillo, con días marcados por horarios fijos que inician a las 6 de la mañana y una rutina saludable que le dan una reputación de hombre en forma.
En su juventud, algunos allegados se quejaban de la agenda del presidente que comenzaba con una sesión de ejercicio en el gimnasio o jugar al squash.
Muhammad Hosni Sayyid Mubarak fue juramentado el 14 de octubre de 1981, ocho días después del asesinato de Sadat.
A pesar de que en ese momento tenía poco atractivo popular o proyección internacional, el corpulento militar utilizó el asunto detrás del asesinato de Sadat -la paz con Israel- para construir su reputación como estadista internacional.
Estado de emergencia
Justo como su formación, Hosni Mubarak ha gobernado como un líder casi militar desde que asumió el poder.
Durante todo este tiempo, ha mantenido al país bajo la ley de emergencia, dando al Estado los poderes de arrestar o limitar las libertades fundamentales.
El gobierno argumenta que el régimen draconiano ha sido necesario para luchar contra el terrorismo islámico, que ha llegado en oleadas, a menudo teniendo como objetivo el lucrativo sector turístico de Egipto.
Mubarak ha presidido durante un período de estabilidad interna y desarrollo económico que significa que la mayoría de sus compatriotas han aceptado su monopolización del poder.
Sin embargo, en los últimos años Mubarak ha sentido por primera vez presión para fomentar las reformas políticas, tanto desde el interior de Egipto como de su aliado más poderoso, Estados Unidos.
Para George Chaya, "existen grandes intereses para Washington y Occidente respecto a la administración Mubarak".
El tipo de régimen, la duración de su gobierno, el notorio interés de Occidente (en particular de Estados Unidos) en mantener la estabilidad han llevado a algunos observadores a comparar el gobierno de Mubarak con los regímenes de facto latinoamericanos de los años ochenta.
"Aunque para algunos puedan existir puntos de encuentro y similitud con la relación de EE.UU. con gobiernos de facto en América Latina, no necesariamente es así en el Mundo Árabe", dijo Chaya.
"Así se explican los llamamientos in extremis de los gobiernos alemán, francés y norteamericano al régimen de Mubarak para escuchar a la calle y hacer todas las concesiones necesarias con el fin de mantener la estabilidad. Eso no sucedió nunca en América Latina".
Elecciones
A pesar de asegurar que está abierto a un proceso político, muchos partidarios de la reforma dudan de la sinceridad del veterano líder.
Los cercanos a Mubarak dicen que su salud y vigor están por encima de su edad.
"La supuesta democratización que se plantea por estos días, presenta, irónicamente la posibilidad de llevar al poder a partidos políticos que podrían deshacerse de la democracia", dice Chaya.
Mubarak ha ganado tres elecciones sin oposición desde 1981 y en 2005 cambió el sistema para permitir candidatos rivales.
Sin embargo, los críticos dicen que la elección estuvo caracterizada por la represión a movimientos emergentes, en especial la mayor fuerza política opositora: los Hermanos Musulmanes.
Edad y salud
El largo periodo en el que ha sido presidente, su edad y quién lo sucederá, son temas sensibles en Egipto.
Los cercanos a Mubarak dicen que su salud y vigor están por encima de su edad, a pesar de un par de recientes crisis de salud que reavivaron el tema de su próxima muerte.
Rumores que surgieron cuando viajó a Alemania en 2010 para una cirugía de la vesícula biliar o cada vez que desaparece de los medios por más tiempo de lo esperado.
No es difícil entender por qué Mubarak no ha nombrado un vicepresidente. Por lo tanto, Egipto sigue sin un sucesor claro.
Pero el temor de la oposición es que su hijo Gamal Mubarak, ex banquero de 40 años, se está preparando para una especie de herencia dinástica disfrazada de transición democrática.
Gamal insiste en que no tiene ambiciones políticas, pero se ha estado acercando hasta las filas del PND convirtiéndose en el principal defensor de la reforma económica y política.
Hasta el último aliento
Los historiadores señalan que todos los presidentes desde la revolución de 1952 provienen de la milicia y las credenciales civiles de Gamal podrían dificultarle el apoyo de tan importante grupo.
Pero las decisiones deberán ser tomadas antes de las elecciones de fin de año.
En el pasado, Mubarak dijo que seguirá sirviendo a Egipto hasta su último aliento.
Sin embargo, muchos observadores se arriesgan a afirmar que los hechos de los últimos cuatro días están aumentando las probabilidades de que su muerte sea más bien política.