La retirada de Kosovo desató una crisis entre España y EE UU
Madrid, El País
Cuando las relaciones entre España y Estados Unidos parecían recuperadas tras la llegada de Obama a la Casa Blanca, una intempestiva retirada militar, esta vez de Kosovo, provocó la mayor crisis que han vivido los dos países en mucho tiempo. Los primeros resquemores comenzaron cuando Madrid se negó a reconocer la independencia de este territorio, bajo control de la comunidad internacional desde los bombardeos de la OTAN de 1999. Washington no aprobaba pero comprendía la posición española: la independencia en Europa de un territorio por motivos étnicos es un precedente preocupante. Pero, cuando la ministra Carme Chacón anunció el 19 de marzo 2009 la retirada de las tropas españolas sin haber consultado con los aliados, de resquemor se pasó a la crisis. Aunque en público se mantuvieron las formas, los despachos del Departamento de Estado muestran que la procesión iba por dentro: el vicepresidente Joseph Biden reprendió la retirada en su primer encuentro con el presidente Zapatero mientras que Hillary Clinton no dudó en hablar de "irritación" ante el ex ministro Moratinos.
Biden señaló en público el 28 de marzo de 2009 en la ciudad chilena de Viña del Mar, tras el encuentro con Zapatero: "La relación bilateral con España supera cualquier desencuentro sobre Kosovo". Sin embargo, aquel día, por la mañana, había tenido lugar una entrevista. El tono, al llegar al tema de la retirada de las tropas, no había sido precisamente cordial. Biden "criticó la falta de consultas antes de la retirada de Kosovo y pidió a España que consulte con EE UU antes y de una forma más transparente en el futuro", relata un cable secreto de la embajada en Santiago (201269) . "Zapatero defendió la decisión pero reconoció que España podía haber consultado antes con EE UU".
El cable detalla el incidente más adelante: "Biden aseguró que deseaba una colaboración genuina con España, pero que el cambio de relaciones era difícil y requería pasos recíprocos. Por ejemplo, cuando España retiró unilateralmente su misión de Kosovo, hubiésemos apreciado más colaboración y que nos hubiesen advertido antes. Esta decisión es soberana para España y EE UU la respeta, pero tendríamos que haberlo discutido antes". El cable prosigue: "Zapatero respondió que debía tratarse de un malentendido. España tomó la decisión de retirarse hace un año y no podía mantener su participación en una misión una vez que Kosovo declaró su independencia y fue reconocida por numerosas naciones. España es un país con divisiones, con una organización terrorista vasca que ha matado a 900 personas en su esfuerzo para separarse de España. Cualquier indicación de que el Gobierno español apoya la disolución de un país en componentes regionales sería muy sensible políticamente e impulsaría los separatismos. Por eso, España no siguió apoyando la misión en Kosovo. Sin embargo, Zapatero concedió que España tenía que haber realizado consultas más claras con EE UU antes de su retirada".
Encuentro entre Clinton y Moratinos
Aquella conversación no era, ni mucho menos, la primera desavenencia. En su primer encuentro en Washington, el 24 de febrero de 2009, hubo un solo punto de fricción entre la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el entonces ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. "La secretaria puntualizó que las diferencias sobre Kosovo han creado algunos puntos de irritación en las relaciones bilaterales", reza un documento confidencial del 5 de marzo de 2009. Kosovo, independiente desde el 17 de febrero de 2008, venía siendo un punto de fricción entre Washington y Madrid, primero porque el Gobierno de Zapatero es uno de los cinco de los 27 de la UE que no ha reconocido su independencia; y segundo por el anuncio de retirada de las tropas españolas integradas en KFOR, la misión de la OTAN.
"[Clinton] dijo que EE UU comprende la sensibilidad española en el asunto de Kosovo por motivos internos pero agregó que necesitamos encontrar un camino por encima de nuestras diferencias", prosigue el relato del encuentro que se produjo solo unos días antes de que Carme Chacón anunciase la salida de los 623 soldados españoles. "Moratinos aseguró que todo era un malentendido. A pesar de factores internos, señaló, España ha sido muy cooperativa. Aseguró que ha trabajado para desarrollar un nuevo Gobierno en Serbia, moderado y democrático, y que a largo plazo estos esfuerzos ayudarán a Serbia a aceptar la realidad".
En los documentos en los que se informa del estado de las relaciones bilaterales antes de una visita oficial a España, Kosovo se ha convertido casi en un latiguillo. "España es un socio bilateral sólido en asuntos de Defensa, a pesar de las diferencias en el pasado sobre la repentina retirada de Irak en 2004 y su retirada muy mal coordinada en 2009 de la fuerza de la OTAN en Kosovo", puede leerse en un documento del 26 de febrero de 2010 ante la visita de una delegación del Congreso. Las críticas tras la retirada también fueron públicas, internas por parte de la oposición del PP, externas por parte de la OTAN -que fue informada el día antes-, de otros países aliados y de la Casa Blanca. "Estamos profundamente decepcionados", señaló el 20 de marzo de 2009 en una rueda de prensa el portavoz del Departamento de Estado, Robert Wood.
En otra entrevista entre Clinton y Moratinos, el 14 de diciembre de 2009 en Washington, el tema vuelve a aparecer. "Moratinos recordó que su primer puesto diplomático fue en Belgrado. Durante una reciente visita, se mostró satisfecho por haber encontrado por primera vez una sensación de esperanza en Belgrado", señala el documento que, más adelante, prosigue: "Los serbios saben que Kosovo es independiente y quieren pasar la página, señaló Moratinos, pero necesitan tiempo para digerir el hecho y salvar la cara".
Estreno de Chacón en Washington
La embajada en Madrid envía a los departamentos de Estado y Defensa el 26 de junio de 2009 un documento para preparar la primera visita a Washington de Carme Chacón como ministra de Defensa. En el resumen puede leerse: "Su relativa inexperiencia en asuntos de defensa, sobre todo en la coordinación entre los aliados de la OTAN, ha llevado a malentendidos y le ha puesto a la defensiva ante los ataques de la oposición antes de las elecciones europeas del 7 de junio". Más adelante, bajo el epígrafe de "Chacón en primera línea", se explica el problema: "El anuncio de España de retirar las tropas de Kosovo a mediados de marzo fue muy criticado no tanto por el hecho en sí, sino por la falta de coordinación -rechazada por el Gobierno- al tomar la decisión".
Lo que es cierto es que en diferentes despachos queda muy clara la intención española de retirar las tropas de la antigua provincia serbia de mayoría albanesa, con unos dos millones de habitantes, gobernada de facto por la comunidad internacional desde los bombardeos de la OTAN de 1999 hasta su declaración de independencia en 2008. Aunque contaba con un Gobierno y un Parlamento, sus decisiones estaban sometidas a un férreo control por parte de la UNMIK, la misión de Naciones Unidas. La seguridad estaba garantizada por la KFOR, que llegó a contar con 19.000 militares de 32 países (24 de ellos de la Alianza), 623 de ellos españoles. Ahora cuenta con 9.000 soldados.
La salida de Kosovo, "útil"
Según un despacho del 24 de febrero de 2009, mes y medio antes del anuncio de retirada del contingente, el secretario general de Política de Defensa, Luis Cuesta, explica al encargado de negocios estadounidense: "Un año después de la declaración de independencia, la situación parece estable. Cuesta dijo que el objetivo de la OTAN parece estar cambiando a los proyectos de construcción nacional que España, a causa de su oposición a la declaración unilateral de independencia de Kosovo, no puede apoyar. Dijo que dados los problemas presupuestarios y la necesidad potencial de tropas en otros lugares sería útil la salida de las fuerzas españolas".
Esta posición aparece en varios cables desde que, a finales de 2005, empezó la negociación sobre el estatuto final de Kosovo. Los interlocutores españoles siempre son muy claros: en caso de independencia, la permanencia de las tropas será muy difícil. Y lo fueron en privado y en público. Tras una entrevista con el presidente ruso Vladímir Putin, principal opositor de la independencia de Kosovo, celebrada en Sochi en septiembre de 2007, Zapatero manifestó que cualquier solución debería ser negociada, con el consenso de la UE y la ONU, sin prisas ni plazos.
Las diferencias sobre Kosovo aparecen de forma recurrente en los encuentros bilaterales. Sobre todo después del intempestivo anuncio de retirada, los diplomáticos y políticos españoles se muestran conciliadores y tratan de limar diferencias aunque mantienen los argumentos que sustentan el no reconocimiento. "[Bernardino] León [secretario general de la Presidencia y ex secretario de Estado de Exteriores] recitó las dificultades para el reconocimiento y aseguró que un movimiento de este tipo sería muy complicado domésticamente por los sentimientos nacionalistas crecientes en el País Vasco y Cataluña", relata un cable del 12 de marzo de 2009 que recoge un encuentro entre León y el encargado de negocios de la embajada, Arnold A. Chacón.
Desde las semanas previas a la independencia y, sobre todo, desde que Carme Chacón anunció en Kosovo la retirada de las tropas, la correspondencia diplomática está llena de referencias al tema. En un cable de la embajada en Viena que relata un encuentro de un diplomático estadounidense con un alto funcionario del Ministerio austriaco de Exteriores, este no oculta su enfado: "Dijo que su Gobierno estaba sorprendido y decepcionado por la decisión española de retirar todas las fuerzas. Entramos juntos, nos vamos juntos". A principios de 2010, un despacho recoge un encuentro entre el embajador Alan D. Solomont y Bernardino León. Cuando se trata la cooperación militar, el asunto vuelve a surgir. "Hay preocupación sobre la fiabilidad española, especialmente en Kosovo, Cuba y otros lugares. España debería mostrar claramente sus compromisos y luego seguir adelante". Sin embargo, durante los días previos a la independencia, la embajada había dejado muy clara la posición española. "España se opondrá a cualquier declaración consensuada sobre el reconocimiento", señala un cable del 15 de febrero . Y no se trata solo de la posición del Gobierno. El 29 de mayo de 2009, tras una entrevista de Condoleezza Rice, entonces secretaria de Estado, con Moratinos, puede leerse en una nota: "Moratinos relató que el rey Juan Carlos 'se toma muy a pecho' el asunto de Kosovo".
Cuatro días después de la independencia, la embajada en Madrid envía un despacho titulado "Reacción española a la independencia de Kosovo" y enmarca la cuestión dentro de la campaña electoral del 9 de marzo. "El jefe de Gabinete del ministro de Exteriores, Javier Sancho, explicó que era políticamente imposible para España apoyar la independencia en este momento y que se oponían tanto el PSOE en el Gobierno como el PP en la oposición", señala el despacho. "Sancho destacó que es imposible para el Gobierno apoyar una declaración unilateral en medio de una campaña electoral muy encendida", prosigue la nota, que se hace eco de declaraciones de líderes nacionalistas sobre la independencia de Kosovo. Dirigentes del PP consideran también que no debe producirse el reconocimiento. "Kosovo es una lección de cómo resolver conflictos identitarios de forma pacífica y democrática", declaró la portavoz del PNV, Miren Azkarate, recoge la nota, que se hace eco de una declaración de Joan Ridao, de ERC: "Kosovo es un precedente muy importante para Cataluña y el País Vasco". El despacho acaba así: "El embajador Aguirre tendrá un almuerzo con el viceministro de Exteriores Bernardino León y urgirá a León sobre cómo España puede avanzar en los Balcanes después de las elecciones". España no ha reconocido todavía a Kosovo como Estado.
Cuando las relaciones entre España y Estados Unidos parecían recuperadas tras la llegada de Obama a la Casa Blanca, una intempestiva retirada militar, esta vez de Kosovo, provocó la mayor crisis que han vivido los dos países en mucho tiempo. Los primeros resquemores comenzaron cuando Madrid se negó a reconocer la independencia de este territorio, bajo control de la comunidad internacional desde los bombardeos de la OTAN de 1999. Washington no aprobaba pero comprendía la posición española: la independencia en Europa de un territorio por motivos étnicos es un precedente preocupante. Pero, cuando la ministra Carme Chacón anunció el 19 de marzo 2009 la retirada de las tropas españolas sin haber consultado con los aliados, de resquemor se pasó a la crisis. Aunque en público se mantuvieron las formas, los despachos del Departamento de Estado muestran que la procesión iba por dentro: el vicepresidente Joseph Biden reprendió la retirada en su primer encuentro con el presidente Zapatero mientras que Hillary Clinton no dudó en hablar de "irritación" ante el ex ministro Moratinos.
Biden señaló en público el 28 de marzo de 2009 en la ciudad chilena de Viña del Mar, tras el encuentro con Zapatero: "La relación bilateral con España supera cualquier desencuentro sobre Kosovo". Sin embargo, aquel día, por la mañana, había tenido lugar una entrevista. El tono, al llegar al tema de la retirada de las tropas, no había sido precisamente cordial. Biden "criticó la falta de consultas antes de la retirada de Kosovo y pidió a España que consulte con EE UU antes y de una forma más transparente en el futuro", relata un cable secreto de la embajada en Santiago (201269) . "Zapatero defendió la decisión pero reconoció que España podía haber consultado antes con EE UU".
El cable detalla el incidente más adelante: "Biden aseguró que deseaba una colaboración genuina con España, pero que el cambio de relaciones era difícil y requería pasos recíprocos. Por ejemplo, cuando España retiró unilateralmente su misión de Kosovo, hubiésemos apreciado más colaboración y que nos hubiesen advertido antes. Esta decisión es soberana para España y EE UU la respeta, pero tendríamos que haberlo discutido antes". El cable prosigue: "Zapatero respondió que debía tratarse de un malentendido. España tomó la decisión de retirarse hace un año y no podía mantener su participación en una misión una vez que Kosovo declaró su independencia y fue reconocida por numerosas naciones. España es un país con divisiones, con una organización terrorista vasca que ha matado a 900 personas en su esfuerzo para separarse de España. Cualquier indicación de que el Gobierno español apoya la disolución de un país en componentes regionales sería muy sensible políticamente e impulsaría los separatismos. Por eso, España no siguió apoyando la misión en Kosovo. Sin embargo, Zapatero concedió que España tenía que haber realizado consultas más claras con EE UU antes de su retirada".
Encuentro entre Clinton y Moratinos
Aquella conversación no era, ni mucho menos, la primera desavenencia. En su primer encuentro en Washington, el 24 de febrero de 2009, hubo un solo punto de fricción entre la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el entonces ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. "La secretaria puntualizó que las diferencias sobre Kosovo han creado algunos puntos de irritación en las relaciones bilaterales", reza un documento confidencial del 5 de marzo de 2009. Kosovo, independiente desde el 17 de febrero de 2008, venía siendo un punto de fricción entre Washington y Madrid, primero porque el Gobierno de Zapatero es uno de los cinco de los 27 de la UE que no ha reconocido su independencia; y segundo por el anuncio de retirada de las tropas españolas integradas en KFOR, la misión de la OTAN.
"[Clinton] dijo que EE UU comprende la sensibilidad española en el asunto de Kosovo por motivos internos pero agregó que necesitamos encontrar un camino por encima de nuestras diferencias", prosigue el relato del encuentro que se produjo solo unos días antes de que Carme Chacón anunciase la salida de los 623 soldados españoles. "Moratinos aseguró que todo era un malentendido. A pesar de factores internos, señaló, España ha sido muy cooperativa. Aseguró que ha trabajado para desarrollar un nuevo Gobierno en Serbia, moderado y democrático, y que a largo plazo estos esfuerzos ayudarán a Serbia a aceptar la realidad".
En los documentos en los que se informa del estado de las relaciones bilaterales antes de una visita oficial a España, Kosovo se ha convertido casi en un latiguillo. "España es un socio bilateral sólido en asuntos de Defensa, a pesar de las diferencias en el pasado sobre la repentina retirada de Irak en 2004 y su retirada muy mal coordinada en 2009 de la fuerza de la OTAN en Kosovo", puede leerse en un documento del 26 de febrero de 2010 ante la visita de una delegación del Congreso. Las críticas tras la retirada también fueron públicas, internas por parte de la oposición del PP, externas por parte de la OTAN -que fue informada el día antes-, de otros países aliados y de la Casa Blanca. "Estamos profundamente decepcionados", señaló el 20 de marzo de 2009 en una rueda de prensa el portavoz del Departamento de Estado, Robert Wood.
En otra entrevista entre Clinton y Moratinos, el 14 de diciembre de 2009 en Washington, el tema vuelve a aparecer. "Moratinos recordó que su primer puesto diplomático fue en Belgrado. Durante una reciente visita, se mostró satisfecho por haber encontrado por primera vez una sensación de esperanza en Belgrado", señala el documento que, más adelante, prosigue: "Los serbios saben que Kosovo es independiente y quieren pasar la página, señaló Moratinos, pero necesitan tiempo para digerir el hecho y salvar la cara".
Estreno de Chacón en Washington
La embajada en Madrid envía a los departamentos de Estado y Defensa el 26 de junio de 2009 un documento para preparar la primera visita a Washington de Carme Chacón como ministra de Defensa. En el resumen puede leerse: "Su relativa inexperiencia en asuntos de defensa, sobre todo en la coordinación entre los aliados de la OTAN, ha llevado a malentendidos y le ha puesto a la defensiva ante los ataques de la oposición antes de las elecciones europeas del 7 de junio". Más adelante, bajo el epígrafe de "Chacón en primera línea", se explica el problema: "El anuncio de España de retirar las tropas de Kosovo a mediados de marzo fue muy criticado no tanto por el hecho en sí, sino por la falta de coordinación -rechazada por el Gobierno- al tomar la decisión".
Lo que es cierto es que en diferentes despachos queda muy clara la intención española de retirar las tropas de la antigua provincia serbia de mayoría albanesa, con unos dos millones de habitantes, gobernada de facto por la comunidad internacional desde los bombardeos de la OTAN de 1999 hasta su declaración de independencia en 2008. Aunque contaba con un Gobierno y un Parlamento, sus decisiones estaban sometidas a un férreo control por parte de la UNMIK, la misión de Naciones Unidas. La seguridad estaba garantizada por la KFOR, que llegó a contar con 19.000 militares de 32 países (24 de ellos de la Alianza), 623 de ellos españoles. Ahora cuenta con 9.000 soldados.
La salida de Kosovo, "útil"
Según un despacho del 24 de febrero de 2009, mes y medio antes del anuncio de retirada del contingente, el secretario general de Política de Defensa, Luis Cuesta, explica al encargado de negocios estadounidense: "Un año después de la declaración de independencia, la situación parece estable. Cuesta dijo que el objetivo de la OTAN parece estar cambiando a los proyectos de construcción nacional que España, a causa de su oposición a la declaración unilateral de independencia de Kosovo, no puede apoyar. Dijo que dados los problemas presupuestarios y la necesidad potencial de tropas en otros lugares sería útil la salida de las fuerzas españolas".
Esta posición aparece en varios cables desde que, a finales de 2005, empezó la negociación sobre el estatuto final de Kosovo. Los interlocutores españoles siempre son muy claros: en caso de independencia, la permanencia de las tropas será muy difícil. Y lo fueron en privado y en público. Tras una entrevista con el presidente ruso Vladímir Putin, principal opositor de la independencia de Kosovo, celebrada en Sochi en septiembre de 2007, Zapatero manifestó que cualquier solución debería ser negociada, con el consenso de la UE y la ONU, sin prisas ni plazos.
Las diferencias sobre Kosovo aparecen de forma recurrente en los encuentros bilaterales. Sobre todo después del intempestivo anuncio de retirada, los diplomáticos y políticos españoles se muestran conciliadores y tratan de limar diferencias aunque mantienen los argumentos que sustentan el no reconocimiento. "[Bernardino] León [secretario general de la Presidencia y ex secretario de Estado de Exteriores] recitó las dificultades para el reconocimiento y aseguró que un movimiento de este tipo sería muy complicado domésticamente por los sentimientos nacionalistas crecientes en el País Vasco y Cataluña", relata un cable del 12 de marzo de 2009 que recoge un encuentro entre León y el encargado de negocios de la embajada, Arnold A. Chacón.
Desde las semanas previas a la independencia y, sobre todo, desde que Carme Chacón anunció en Kosovo la retirada de las tropas, la correspondencia diplomática está llena de referencias al tema. En un cable de la embajada en Viena que relata un encuentro de un diplomático estadounidense con un alto funcionario del Ministerio austriaco de Exteriores, este no oculta su enfado: "Dijo que su Gobierno estaba sorprendido y decepcionado por la decisión española de retirar todas las fuerzas. Entramos juntos, nos vamos juntos". A principios de 2010, un despacho recoge un encuentro entre el embajador Alan D. Solomont y Bernardino León. Cuando se trata la cooperación militar, el asunto vuelve a surgir. "Hay preocupación sobre la fiabilidad española, especialmente en Kosovo, Cuba y otros lugares. España debería mostrar claramente sus compromisos y luego seguir adelante". Sin embargo, durante los días previos a la independencia, la embajada había dejado muy clara la posición española. "España se opondrá a cualquier declaración consensuada sobre el reconocimiento", señala un cable del 15 de febrero . Y no se trata solo de la posición del Gobierno. El 29 de mayo de 2009, tras una entrevista de Condoleezza Rice, entonces secretaria de Estado, con Moratinos, puede leerse en una nota: "Moratinos relató que el rey Juan Carlos 'se toma muy a pecho' el asunto de Kosovo".
Cuatro días después de la independencia, la embajada en Madrid envía un despacho titulado "Reacción española a la independencia de Kosovo" y enmarca la cuestión dentro de la campaña electoral del 9 de marzo. "El jefe de Gabinete del ministro de Exteriores, Javier Sancho, explicó que era políticamente imposible para España apoyar la independencia en este momento y que se oponían tanto el PSOE en el Gobierno como el PP en la oposición", señala el despacho. "Sancho destacó que es imposible para el Gobierno apoyar una declaración unilateral en medio de una campaña electoral muy encendida", prosigue la nota, que se hace eco de declaraciones de líderes nacionalistas sobre la independencia de Kosovo. Dirigentes del PP consideran también que no debe producirse el reconocimiento. "Kosovo es una lección de cómo resolver conflictos identitarios de forma pacífica y democrática", declaró la portavoz del PNV, Miren Azkarate, recoge la nota, que se hace eco de una declaración de Joan Ridao, de ERC: "Kosovo es un precedente muy importante para Cataluña y el País Vasco". El despacho acaba así: "El embajador Aguirre tendrá un almuerzo con el viceministro de Exteriores Bernardino León y urgirá a León sobre cómo España puede avanzar en los Balcanes después de las elecciones". España no ha reconocido todavía a Kosovo como Estado.