La Agencia Antidroga de EE UU pone el punto de mira en África Occidental
Madrid, El País
Hijos de presidentes convertidos en grandes capos. Ministros y mandos militares que protegen gigantescos envíos de drogas. Puertos y aeropuertos controlados por los carteles. Vistosas incineraciones de cocaína que luego resulta ser harina o detergente. El panorama que enfrenta la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA) en África Occidental no puede ser más desalentador, a tenor de los cables emitidos por varias embajadas en la región.
El combate al narcotráfico en América Latina ha empujado a los carteles a buscar otras plataformas más cómodas desde donde enviar la mercancía a Europa y Estados Unidos. Sacudidos por guerras civiles y asfixiados por la corrupción y el caos institucional, los países de África Occidental se han convertido en los últimos años en centro de acopio y distribución de la droga sudamericana, y, en menor medida, asiática.
Algunos, como Guinea Bissau, "han caído presa de organizaciones criminales oportunistas y sofisticadas". Otros, como Sierra Leona o Liberia, se defienden como pueden. Pero en conjunto, "el tráfico de narcóticos está aumentando, y sin una voluntad política fuerte para combatir el flagelo, África Occidental será incapaz de detener esta peligrosa marea", señala la Embajada de EE UU en Sierra Leona en abril de 2009.
El hijo del presidente guineano
Y la voluntad política puede fallar cuando el negocio del narcotráfico está en manos del primogénito del mismísimo presidente del país. Este es el panorama con el que se encontró Phillip Carter, embajador estadounidense en Guinea Conakry, cuando, en mayo de 2008, expresó a las autoridades su preocupación por el aumento del trasiego de droga. Su interlocutor, el entonces primer ministro Lansana Kouyaté, "se desplomó en su silla" antes de explicarle que Ousmane Condé, hijo del presidente, Alpha Condé, era de hecho "el principal traficante".
Y puso un ejemplo ilustrativo: ocho meses antes, explicó Kouyaté, la policía interceptó un avión "de Colombia o Venezuela" en Faranah, en el centro del país. Poco después, la tripulación y el cargamento de droga fueron liberados. Cuando exigió explicaciones, el jefe de la Gendarmería le indicó que la operación estaba dirigida por el hijo del presidente. Cuenta el primer ministro que él mismo informó al matrimonio presidencial. Ousmane, suspiró la primera dama, "estaba fuera de control". Y el presidente "dijo claramente que si había pruebas, Ousmane debía ser detenido y procesado".
Algo poco probable dado que, según otro cable del embajador, "la influencia de los traficantes ha alcanzado los más altos niveles del Gobierno" y "los elementos corruptos están en total control de los cuerpos de seguridad", como lo demuestran las esperpénticas quemas de toneladas de cocaína que, según averigua la DEA, es en realidad harina o detergente.
Conakry, como Bissau
Guinea Conakry, según Estados Unidos, se está acercando cada vez más a su vecino Guinea Bissau, "el primer narco Estado emergente en África". Allí ni siquiera se molestan en hacer simulacros de incineración de cocaína. "Las unidades de seguridad pública han sido captadas por el narcotráfico", señala, en 2007, un cable de la Embajada de EE UU en Senegal. Al frente de las redes, explica un informante, están el ministro de Defensa y el jefe de las Fuerzas Armadas. No hay pruebas, señalan los cables, de la implicación del presidente, João Vieira, que, por lo demás, prefiere mirar para otro lado.
Los cables de la Embajada de EE UU en Accra, la capital de Ghana, son igualmente sombríos. Los responsables de la NACOB, la agencia antinarcóticos local, no ven la droga pasar por delante de sus narices, y en cambio tienen en sus agendas los teléfonos de importantes capos.
La DEA encuentra cierto respiro en Sierra Leona. "La buena disposición" del presidente, Ernest Koroma, contrarresta la infiltración de los narcotraficantes. Una rápida intervención de Koroma, a instancias de la DEA, logró frenar en 2009 los planes del fiscal general para liberar, previo pago, a 18 narcotraficantes -algunos colombianos- sorprendidos un año antes con un avión cargado de cocaína. EE UU logró la extradición de tres de los narcos y la justicia de Sierra Leona condenó al resto a fuertes penas. "Un valioso precedente legal", señala la embajada en Freetown, "que envía a los narcotraficantes el mensaje de que Sierra Leona no va a consentir que la conviertan en otro país de África Occidental tomado por las drogas".
Hijos de presidentes convertidos en grandes capos. Ministros y mandos militares que protegen gigantescos envíos de drogas. Puertos y aeropuertos controlados por los carteles. Vistosas incineraciones de cocaína que luego resulta ser harina o detergente. El panorama que enfrenta la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA) en África Occidental no puede ser más desalentador, a tenor de los cables emitidos por varias embajadas en la región.
El combate al narcotráfico en América Latina ha empujado a los carteles a buscar otras plataformas más cómodas desde donde enviar la mercancía a Europa y Estados Unidos. Sacudidos por guerras civiles y asfixiados por la corrupción y el caos institucional, los países de África Occidental se han convertido en los últimos años en centro de acopio y distribución de la droga sudamericana, y, en menor medida, asiática.
Algunos, como Guinea Bissau, "han caído presa de organizaciones criminales oportunistas y sofisticadas". Otros, como Sierra Leona o Liberia, se defienden como pueden. Pero en conjunto, "el tráfico de narcóticos está aumentando, y sin una voluntad política fuerte para combatir el flagelo, África Occidental será incapaz de detener esta peligrosa marea", señala la Embajada de EE UU en Sierra Leona en abril de 2009.
El hijo del presidente guineano
Y la voluntad política puede fallar cuando el negocio del narcotráfico está en manos del primogénito del mismísimo presidente del país. Este es el panorama con el que se encontró Phillip Carter, embajador estadounidense en Guinea Conakry, cuando, en mayo de 2008, expresó a las autoridades su preocupación por el aumento del trasiego de droga. Su interlocutor, el entonces primer ministro Lansana Kouyaté, "se desplomó en su silla" antes de explicarle que Ousmane Condé, hijo del presidente, Alpha Condé, era de hecho "el principal traficante".
Y puso un ejemplo ilustrativo: ocho meses antes, explicó Kouyaté, la policía interceptó un avión "de Colombia o Venezuela" en Faranah, en el centro del país. Poco después, la tripulación y el cargamento de droga fueron liberados. Cuando exigió explicaciones, el jefe de la Gendarmería le indicó que la operación estaba dirigida por el hijo del presidente. Cuenta el primer ministro que él mismo informó al matrimonio presidencial. Ousmane, suspiró la primera dama, "estaba fuera de control". Y el presidente "dijo claramente que si había pruebas, Ousmane debía ser detenido y procesado".
Algo poco probable dado que, según otro cable del embajador, "la influencia de los traficantes ha alcanzado los más altos niveles del Gobierno" y "los elementos corruptos están en total control de los cuerpos de seguridad", como lo demuestran las esperpénticas quemas de toneladas de cocaína que, según averigua la DEA, es en realidad harina o detergente.
Conakry, como Bissau
Guinea Conakry, según Estados Unidos, se está acercando cada vez más a su vecino Guinea Bissau, "el primer narco Estado emergente en África". Allí ni siquiera se molestan en hacer simulacros de incineración de cocaína. "Las unidades de seguridad pública han sido captadas por el narcotráfico", señala, en 2007, un cable de la Embajada de EE UU en Senegal. Al frente de las redes, explica un informante, están el ministro de Defensa y el jefe de las Fuerzas Armadas. No hay pruebas, señalan los cables, de la implicación del presidente, João Vieira, que, por lo demás, prefiere mirar para otro lado.
Los cables de la Embajada de EE UU en Accra, la capital de Ghana, son igualmente sombríos. Los responsables de la NACOB, la agencia antinarcóticos local, no ven la droga pasar por delante de sus narices, y en cambio tienen en sus agendas los teléfonos de importantes capos.
La DEA encuentra cierto respiro en Sierra Leona. "La buena disposición" del presidente, Ernest Koroma, contrarresta la infiltración de los narcotraficantes. Una rápida intervención de Koroma, a instancias de la DEA, logró frenar en 2009 los planes del fiscal general para liberar, previo pago, a 18 narcotraficantes -algunos colombianos- sorprendidos un año antes con un avión cargado de cocaína. EE UU logró la extradición de tres de los narcos y la justicia de Sierra Leona condenó al resto a fuertes penas. "Un valioso precedente legal", señala la embajada en Freetown, "que envía a los narcotraficantes el mensaje de que Sierra Leona no va a consentir que la conviertan en otro país de África Occidental tomado por las drogas".