Estado palestino, año cero
Jerusalén, El País
La Autoridad Palestina ha emprendido una amplia iniciativa diplomática. En vista del fracaso de la última ronda de negociaciones de paz con Israel, intenta que el máximo número posible de países reconozcan un Estado palestino dentro de las fronteras de 1967 (ya lo han hecho Brasil, Argentina, Bolivia, Uruguay y Ecuador) y que la ONU condene la construcción de colonias israelíes en los territorios ocupados. Estados Unidos e Israel se oponen a los planes palestinos.
La frustración y el desánimo son patentes entre los negociadores palestinos. Saeb Erekat, jefe del equipo negociador, dijo el miércoles, durante una cena con un grupo de periodistas celebrada en Belén, que ya no podía hacer más: "Presentamos por escrito nuestras propuestas y ni siquiera aceptaron recogerlas de la mesa, el diálogo ha entrado en una vía muerta". "Una negociación nunca puede darse por acabada", explicó, "porque es solo un instrumento, pero en vista de que Israel no quiere dejar de construir asentamientos ni hablar de fronteras, como exigía Washington, debemos buscar vías alternativas".
La Autoridad Palestina y varios países árabes "moderados" (aliados de EE UU) han redactado un borrador de resolución que presentarán ante el Consejo de Seguridad de la ONU hacia mediados de enero. El texto declara que la construcción de colonias israelíes en los territorios ocupados, incluyendo Jerusalén oriental, es ilegal y constituye el mayor obstáculo para alcanzar la paz sobre la base de la coexistencia de dos Estados. También condena los esfuerzos israelíes por alterar el componente demográfico en los territorios y recuerda que el "mapa de ruta", establecido por EE UU, la Unión Europea, Rusia y la propia ONU en 2003, ya exigía a Israel que interrumpiera la construcción de colonias.
EE UU ha anunciado su rechazo al proyecto de resolución, por lo que los palestinos no albergan grandes esperanzas de que sea aprobado en el Consejo de Seguridad. Quieren, sin embargo, que el borrador sea al menos discutido en el Consejo, por lo que han preferido no presentarlo ahora, mientras EE UU ostenta la presidencia temporal y podría negarse a aceptarlo, y esperar unas semanas, hasta que la presidencia recaiga en Bosnia-Herzegovina.
Si, como es previsible, la resolución árabe-palestina no prospera en el Consejo de Seguridad por la amenaza de veto de Washington, el plan consiste en proponer que sea la Asamblea General de la ONU quien lo vote. Esa maniobra fue efectuada por EE UU en 1950 para lograr el respaldo de la ONU a su política respecto a Corea, obstaculizada entonces por el veto de Moscú en el Consejo de Seguridad. La resolución contra los asentamientos sería aprobada muy probablemente por una amplia mayoría de los países miembros y, aunque carecería de carácter vinculante, supondría al menos una victoria diplomática y moral.
La otra iniciativa de la Autoridad Palestina consiste en recabar a la comunidad internacional el reconocimiento de un Estado palestino dentro de las fronteras previas a la guerra de 1967, es decir, según la "línea verde" que tras la guerra de 1948 separaba Israel del territorio al oeste del río Jordán ocupado entonces por Jordania. Cinco países latinoamericanos ya han reconocido esas fronteras -el último, Ecuador, lo hizo el viernes- y la diplomacia palestina intenta convencer ahora a países miembros de la UE.
El primer ministro de la Autoridad Palestina, Salam Fayyad, admitió el jueves que sería difícil mantener su plan de proclamar unilateralmente un Estado palestino en 2011, debido a la división entre la OLP, dominada por Fatah, que gobierna en Cisjordania, y Hamás, que gobierna en Gaza. Matizó, sin embargo, que esa declaración ya había sido formulada por Yasir Arafat en 1988, con el reconocimiento de un Estado palestino por parte de más de 100 países, y que lo más urgente era desarrollar instituciones que hicieran viable el futuro Estado.
La diplomacia israelí, por su parte, intenta contrarrestar las iniciativas palestinas y se ha movilizado, con la ayuda de EE UU, para conseguir que sean bloqueadas. Tanto el primer ministro, Benjamín Netanyahu, como el ministro de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, han mantenido contactos en los últimos días con los países miembros del Consejo de Seguridad. Netanyahu afirmó el jueves que la idea de que los palestinos querían la paz e Israel la demoraba era "un error políticamente correcto". Netanyahu insistió en que no hablaría de fronteras hasta que los palestinos aceptaran "el carácter judío de Israel" y la permanencia de bases militares israelíes dentro de su futuro Estado.
La Autoridad Palestina ha emprendido una amplia iniciativa diplomática. En vista del fracaso de la última ronda de negociaciones de paz con Israel, intenta que el máximo número posible de países reconozcan un Estado palestino dentro de las fronteras de 1967 (ya lo han hecho Brasil, Argentina, Bolivia, Uruguay y Ecuador) y que la ONU condene la construcción de colonias israelíes en los territorios ocupados. Estados Unidos e Israel se oponen a los planes palestinos.
La frustración y el desánimo son patentes entre los negociadores palestinos. Saeb Erekat, jefe del equipo negociador, dijo el miércoles, durante una cena con un grupo de periodistas celebrada en Belén, que ya no podía hacer más: "Presentamos por escrito nuestras propuestas y ni siquiera aceptaron recogerlas de la mesa, el diálogo ha entrado en una vía muerta". "Una negociación nunca puede darse por acabada", explicó, "porque es solo un instrumento, pero en vista de que Israel no quiere dejar de construir asentamientos ni hablar de fronteras, como exigía Washington, debemos buscar vías alternativas".
La Autoridad Palestina y varios países árabes "moderados" (aliados de EE UU) han redactado un borrador de resolución que presentarán ante el Consejo de Seguridad de la ONU hacia mediados de enero. El texto declara que la construcción de colonias israelíes en los territorios ocupados, incluyendo Jerusalén oriental, es ilegal y constituye el mayor obstáculo para alcanzar la paz sobre la base de la coexistencia de dos Estados. También condena los esfuerzos israelíes por alterar el componente demográfico en los territorios y recuerda que el "mapa de ruta", establecido por EE UU, la Unión Europea, Rusia y la propia ONU en 2003, ya exigía a Israel que interrumpiera la construcción de colonias.
EE UU ha anunciado su rechazo al proyecto de resolución, por lo que los palestinos no albergan grandes esperanzas de que sea aprobado en el Consejo de Seguridad. Quieren, sin embargo, que el borrador sea al menos discutido en el Consejo, por lo que han preferido no presentarlo ahora, mientras EE UU ostenta la presidencia temporal y podría negarse a aceptarlo, y esperar unas semanas, hasta que la presidencia recaiga en Bosnia-Herzegovina.
Si, como es previsible, la resolución árabe-palestina no prospera en el Consejo de Seguridad por la amenaza de veto de Washington, el plan consiste en proponer que sea la Asamblea General de la ONU quien lo vote. Esa maniobra fue efectuada por EE UU en 1950 para lograr el respaldo de la ONU a su política respecto a Corea, obstaculizada entonces por el veto de Moscú en el Consejo de Seguridad. La resolución contra los asentamientos sería aprobada muy probablemente por una amplia mayoría de los países miembros y, aunque carecería de carácter vinculante, supondría al menos una victoria diplomática y moral.
La otra iniciativa de la Autoridad Palestina consiste en recabar a la comunidad internacional el reconocimiento de un Estado palestino dentro de las fronteras previas a la guerra de 1967, es decir, según la "línea verde" que tras la guerra de 1948 separaba Israel del territorio al oeste del río Jordán ocupado entonces por Jordania. Cinco países latinoamericanos ya han reconocido esas fronteras -el último, Ecuador, lo hizo el viernes- y la diplomacia palestina intenta convencer ahora a países miembros de la UE.
El primer ministro de la Autoridad Palestina, Salam Fayyad, admitió el jueves que sería difícil mantener su plan de proclamar unilateralmente un Estado palestino en 2011, debido a la división entre la OLP, dominada por Fatah, que gobierna en Cisjordania, y Hamás, que gobierna en Gaza. Matizó, sin embargo, que esa declaración ya había sido formulada por Yasir Arafat en 1988, con el reconocimiento de un Estado palestino por parte de más de 100 países, y que lo más urgente era desarrollar instituciones que hicieran viable el futuro Estado.
La diplomacia israelí, por su parte, intenta contrarrestar las iniciativas palestinas y se ha movilizado, con la ayuda de EE UU, para conseguir que sean bloqueadas. Tanto el primer ministro, Benjamín Netanyahu, como el ministro de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, han mantenido contactos en los últimos días con los países miembros del Consejo de Seguridad. Netanyahu afirmó el jueves que la idea de que los palestinos querían la paz e Israel la demoraba era "un error políticamente correcto". Netanyahu insistió en que no hablaría de fronteras hasta que los palestinos aceptaran "el carácter judío de Israel" y la permanencia de bases militares israelíes dentro de su futuro Estado.