El pasado de guerrilla y dictadura se interpone hoy entre EE UU y Uruguay
Madrid, El País
Cuarenta años después de que la organización guerrillera uruguaya Tupamaros secuestrara y asesinara a Dan Mitrione, un notorio especialista estadounidense en "técnicas avanzadas de contrainsurgencia" (incluida la tortura eléctrica), el caso sigue formando parte de las conversaciones de los embajadores de Estados Unidos en Uruguay. Treinta y dos años después de que la esposa de un importante político del Partido Nacional, Cecilia Fontana de Heber, muriera envenenada tras probar una botella de vino enviada a su marido, las autoridades de Montevideo siguen pidiendo al Gobierno norteamericano que desclasifique todos los documentos relativos al caso en manos de la CIA, supuestamente implicada en una operación que resultó mal y que pretendía proteger a una fuente de la agencia.
"Cruzamos los dedos para que el caso del vino envenenado haya sido definitivamente enterrado", escribe en 2008 el entonces embajador Frank E. Baxter, que reconoce haber "contraatacado" con el caso Mitrione y haber advertido al Gobierno de Tabaré Vázquez de que sería "desafortunado" que concedieran algún cargo oficial al médico Henry Engler Golovchenko, el tupamaro que, presuntamente, dio la orden de matar a Mitrone, y que, refugiado en Suecia, ha terminado por convertirse en un afamado especialista en Alzhéimer. "Algo así complicaría inevitablemente las relaciones bilaterales", informó Baxter. Engler, que trabaja en la Universidad sueca de Uppsala, participa actualmente en la vida pública uruguaya y dirige un proyecto médico para desarrollar un centro universitario de Imagenología Molecular en Montevideo.
Formalmente, Uruguay y Estados Unidos mantienen unas excelentes relaciones diplomáticas, según queda de manifiesto en la inmensa mayoría de los 445 telegramas diplomáticos revisados. "Astori [Danilo Astori, vicepresidente del Gobierno] es uno de los miembros más conocidos de la nueva Administración Mujica y promueve desde hace mucho tiempo unas buenas relaciones con EE UU. Nos ha animado también comprobar que la mayoría de los altos cargos de la nueva Administración e han tomado la molestia de expresar su deseo de mantener unas buenas relaciones con EE UU", escribe en febrero de 2010 el embajador David Nelson.
Tensiones muy profundas
Las buenas relaciones no ocultan, sin embargo, tensiones muy profundas. "Trabajamos a menudo con antiguos tupamaros, que suponen una parte importante del gobierno del Frente Amplio", explica un telegrama diplomático de marzo de 2007. "Pero hemos trazado una línea y no tratamos con individuos que creemos razonablemente que han estado implicados en el secuestro o asesinato de ciudadanos estadounidenses, como Dan Mitrione", asegura. Dan Mitrione (sobre cuyo secuestro y muerte trata la famosa película Estado de sitio, de Costa Gavras) fue un agente del FBI que trabajó como "asesor de seguridad" primero en Belo Horizonte y Río de Janeiro (Brasil) y luego en la Embajada en Montevideo, y al que numerosas fuentes atribuyeron haber entrenado a fuerzas policiales y militares en el uso de la picana eléctrica y otras técnicas de tortura. El mencionado telegrama de 2007 recuerda que fue secuestrado el 31 de julio de 1970. "Se cree que en algún momento, Mitrione fue castrado por Antonio Mas Mas, un estudiante de Medicina que luego desapareció y que puede estar muerto. El 10 de agosto, Mitrione recibió varios disparos de Mas y su cuerpo apareció en un coche abandonado".
La embajada es consciente de que Engler no participó directamente en esa muerte, pero cree muy probable que diera la orden y proporcionara las armas, una historia ampliamente difundida y conocida en Uruguay. (Engler fue protagonista de un documental, El círculo, que recoge sus 13 años de cautiverio en condiciones inhumanas como parte de los llamados nueve rehenes de la dictadura militar. José, Pepe, Mujica, el actual presidente, fue otro de ellos).
La furia de la embajada con Englers llegó, en 2007, hasta intentar impedir una operación entre el Gobierno uruguayo y General Electric, mediante la que la empresa norteamericana entregaba material destinado al tratamiento del cáncer a cambio de materias primas que vendería en el mercado libre. "La embajada estaba ayudando a ese acuerdo triangular, pero al tener conocimiento del reciente regreso de Engler a Uruguay y del papel prominente que iba a desarrollar en el proyecto, consideramos su presencia como una provocación". La embajada pide instrucciones a Washington sobre cómo reaccionar frente a este "delicado asunto". Lo curioso es que Henry Engler participaba en esa operación como consultor de General Electric.
El 'caso Mitrione' sigue vivo
Si el caso Mitrione sigue "vivo" para los norteamericanos, para los uruguayos lo que no hay forma de olvidar es la muerte de Cecilia Fontana de Heber en septiembre de 1978. Esposa de un dirigente del Partido Nacional (y madre del actual senador Luis Alberto Heber), murió envenenada con un poderoso insecticida mezclado con vino, en una botella que recibió su marido como regalo. En abril de 2008, el ministro de Asuntos Exteriores uruguayo, Gonzalo Fernández, entregó al embajador norteamericano Frank Baxter una carta del presidente Tabaré Vázquez dirigida al presidente Bush, en la que solicita su ayuda para que se desclasifiquen todos los documentos relativos a ese asesinato. "Una parte de esos documentos", reconoce Vázquez, "fueron parcialmente desclasificados al principio de este año por el Departamento de Estado", pero el presidente uruguayo cree que existen más papeles que pueden ayudar a esclarecer el caso.
"La CIA no ha desclasificado esos documentos", comenta la encargada de Negocios Robin Matthewman. "Muchos uruguayos siguen insatisfechos con la respuesta de EE UU y están convencidos de que el Gobierno estadounidense dispone de información útil sobre la muerte de la señora Heber", explica la diplomática en uno de sus telegramas. La embajada cree que el presidente Vázquez está reaccionado ante las presiones de la oposición (Partido Nacional), que le acusa de querer aclarar solo los casos relacionados con los tupamaros y no con otras víctimas de la época de la dictadura. "Respondería a los intereses de EE UU contestar pronto a esta petición, a ser posible afirmativamente", solicita Matthewman.
Si embargo, la respuesta de Bush, que llega en mayo y que, según la embajada, incluye 14 documentos desclasificados, no soluciona el problema. "La carta indica que el Gobierno de EE UU no posee información adicional que pueda ser útil para identificar a los responsables de la muerte de la señora Heber", indica un telegrama posterior. Los responsables del Partido Nacional (Blanco) anuncian que no se dan por satisfechos y el expediente judicial se reabrió poco después. El último acontecimiento, en noviembre, relativo al caso ha sido la puesta en libertad sin cargos de una antigua policía, María Lemos, a la que inicialmente se había atribuido la nota manuscrita que acompañó aquella fatídica botella de Riesling.
Cuarenta años después de que la organización guerrillera uruguaya Tupamaros secuestrara y asesinara a Dan Mitrione, un notorio especialista estadounidense en "técnicas avanzadas de contrainsurgencia" (incluida la tortura eléctrica), el caso sigue formando parte de las conversaciones de los embajadores de Estados Unidos en Uruguay. Treinta y dos años después de que la esposa de un importante político del Partido Nacional, Cecilia Fontana de Heber, muriera envenenada tras probar una botella de vino enviada a su marido, las autoridades de Montevideo siguen pidiendo al Gobierno norteamericano que desclasifique todos los documentos relativos al caso en manos de la CIA, supuestamente implicada en una operación que resultó mal y que pretendía proteger a una fuente de la agencia.
"Cruzamos los dedos para que el caso del vino envenenado haya sido definitivamente enterrado", escribe en 2008 el entonces embajador Frank E. Baxter, que reconoce haber "contraatacado" con el caso Mitrione y haber advertido al Gobierno de Tabaré Vázquez de que sería "desafortunado" que concedieran algún cargo oficial al médico Henry Engler Golovchenko, el tupamaro que, presuntamente, dio la orden de matar a Mitrone, y que, refugiado en Suecia, ha terminado por convertirse en un afamado especialista en Alzhéimer. "Algo así complicaría inevitablemente las relaciones bilaterales", informó Baxter. Engler, que trabaja en la Universidad sueca de Uppsala, participa actualmente en la vida pública uruguaya y dirige un proyecto médico para desarrollar un centro universitario de Imagenología Molecular en Montevideo.
Formalmente, Uruguay y Estados Unidos mantienen unas excelentes relaciones diplomáticas, según queda de manifiesto en la inmensa mayoría de los 445 telegramas diplomáticos revisados. "Astori [Danilo Astori, vicepresidente del Gobierno] es uno de los miembros más conocidos de la nueva Administración Mujica y promueve desde hace mucho tiempo unas buenas relaciones con EE UU. Nos ha animado también comprobar que la mayoría de los altos cargos de la nueva Administración e han tomado la molestia de expresar su deseo de mantener unas buenas relaciones con EE UU", escribe en febrero de 2010 el embajador David Nelson.
Tensiones muy profundas
Las buenas relaciones no ocultan, sin embargo, tensiones muy profundas. "Trabajamos a menudo con antiguos tupamaros, que suponen una parte importante del gobierno del Frente Amplio", explica un telegrama diplomático de marzo de 2007. "Pero hemos trazado una línea y no tratamos con individuos que creemos razonablemente que han estado implicados en el secuestro o asesinato de ciudadanos estadounidenses, como Dan Mitrione", asegura. Dan Mitrione (sobre cuyo secuestro y muerte trata la famosa película Estado de sitio, de Costa Gavras) fue un agente del FBI que trabajó como "asesor de seguridad" primero en Belo Horizonte y Río de Janeiro (Brasil) y luego en la Embajada en Montevideo, y al que numerosas fuentes atribuyeron haber entrenado a fuerzas policiales y militares en el uso de la picana eléctrica y otras técnicas de tortura. El mencionado telegrama de 2007 recuerda que fue secuestrado el 31 de julio de 1970. "Se cree que en algún momento, Mitrione fue castrado por Antonio Mas Mas, un estudiante de Medicina que luego desapareció y que puede estar muerto. El 10 de agosto, Mitrione recibió varios disparos de Mas y su cuerpo apareció en un coche abandonado".
La embajada es consciente de que Engler no participó directamente en esa muerte, pero cree muy probable que diera la orden y proporcionara las armas, una historia ampliamente difundida y conocida en Uruguay. (Engler fue protagonista de un documental, El círculo, que recoge sus 13 años de cautiverio en condiciones inhumanas como parte de los llamados nueve rehenes de la dictadura militar. José, Pepe, Mujica, el actual presidente, fue otro de ellos).
La furia de la embajada con Englers llegó, en 2007, hasta intentar impedir una operación entre el Gobierno uruguayo y General Electric, mediante la que la empresa norteamericana entregaba material destinado al tratamiento del cáncer a cambio de materias primas que vendería en el mercado libre. "La embajada estaba ayudando a ese acuerdo triangular, pero al tener conocimiento del reciente regreso de Engler a Uruguay y del papel prominente que iba a desarrollar en el proyecto, consideramos su presencia como una provocación". La embajada pide instrucciones a Washington sobre cómo reaccionar frente a este "delicado asunto". Lo curioso es que Henry Engler participaba en esa operación como consultor de General Electric.
El 'caso Mitrione' sigue vivo
Si el caso Mitrione sigue "vivo" para los norteamericanos, para los uruguayos lo que no hay forma de olvidar es la muerte de Cecilia Fontana de Heber en septiembre de 1978. Esposa de un dirigente del Partido Nacional (y madre del actual senador Luis Alberto Heber), murió envenenada con un poderoso insecticida mezclado con vino, en una botella que recibió su marido como regalo. En abril de 2008, el ministro de Asuntos Exteriores uruguayo, Gonzalo Fernández, entregó al embajador norteamericano Frank Baxter una carta del presidente Tabaré Vázquez dirigida al presidente Bush, en la que solicita su ayuda para que se desclasifiquen todos los documentos relativos a ese asesinato. "Una parte de esos documentos", reconoce Vázquez, "fueron parcialmente desclasificados al principio de este año por el Departamento de Estado", pero el presidente uruguayo cree que existen más papeles que pueden ayudar a esclarecer el caso.
"La CIA no ha desclasificado esos documentos", comenta la encargada de Negocios Robin Matthewman. "Muchos uruguayos siguen insatisfechos con la respuesta de EE UU y están convencidos de que el Gobierno estadounidense dispone de información útil sobre la muerte de la señora Heber", explica la diplomática en uno de sus telegramas. La embajada cree que el presidente Vázquez está reaccionado ante las presiones de la oposición (Partido Nacional), que le acusa de querer aclarar solo los casos relacionados con los tupamaros y no con otras víctimas de la época de la dictadura. "Respondería a los intereses de EE UU contestar pronto a esta petición, a ser posible afirmativamente", solicita Matthewman.
Si embargo, la respuesta de Bush, que llega en mayo y que, según la embajada, incluye 14 documentos desclasificados, no soluciona el problema. "La carta indica que el Gobierno de EE UU no posee información adicional que pueda ser útil para identificar a los responsables de la muerte de la señora Heber", indica un telegrama posterior. Los responsables del Partido Nacional (Blanco) anuncian que no se dan por satisfechos y el expediente judicial se reabrió poco después. El último acontecimiento, en noviembre, relativo al caso ha sido la puesta en libertad sin cargos de una antigua policía, María Lemos, a la que inicialmente se había atribuido la nota manuscrita que acompañó aquella fatídica botella de Riesling.