Obama comenzó con mal pie la reunión del G20
Seúl, Agencias
El presidente de EEUU, Barack Obama, no ha tenido un buen comienzo de G20: no consiguió cerrar un acuerdo sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Corea del Sur en el plazo previsto y tuvo que salir al paso de las críticas sobre las medidas para estimular la economía de su país.
El presidente estadounidense asegura que la cumbre de Seúl que comenzó hoy dará como resultado un "acuerdo amplio" para "garantizar un crecimiento sostenible y equilibrado".
De momento, ha comenzado con mal pie. Su agenda de reuniones bilaterales se inició hoy con un encuentro con el presidente de Corea del Sur, Lee Myung Bak, tras la cual ambos admitieron que no han podido terminar en el plazo que se habían impuesto, el comienzo de la cumbre, para cerrar un acuerdo sobre el TLC.
"Hemos pedido a nuestros representantes que trabajen sin descanso en los próximos días y semanas para que consigan un acuerdo", indicó el presidente estadounidense, que subrayó que "no queremos que pasen meses sin que esto quede resuelto. Queremos solucionarlo en cuestión de semanas".
El representante de Comercio Exterior de EEUU, Ron Kirk, ha indicado que las diferencias se centran en los aranceles que Corea del Sur impone a los automóviles y la carne de res estadounidenses.
Aunque Kirk ha rechazado que se trate de un revés para el presidente, el hecho es que Obama volverá a casa con las manos vacías y sin un tratado pendiente de ratificación desde 2007 que los empresarios de EEUU reclaman para facilitar las exportaciones a un importante mercado.
La falta de progresos en este frente dará alas a quienes en EEUU critican a Obama como un presidente que apoya poco al sector de los negocios.
En la misma rueda de prensa, el mandatario estadounidense se vio obligado a salir al paso del aluvión de críticas internacionales contra la decisión de la Reserva Federal estadounidense de inyectar 600.000 millones de dólares en la economía.
Esta decisión implica una devaluación del dólar, lo que ha suscitado acusaciones de que beneficiará de modo injusto las exportaciones estadounidenses.
En este sentido, echó leña al fuego un artículo del ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan en el diario Financial Times en el que indica que "EEUU también sigue una política de debilitación de la moneda".
Obama aseguró "de manera prudente y estable" que quiere "alentar el crecimiento en la economía nacional y en el exterior".
"La mejor contribución al crecimiento global que EEUU puede hacer es una economía sólida. Seguimos siendo el mayor mercado del mundo y un inmenso motor de crecimiento", declaró.
El presidente se vio obligado a reconocer que tendrá que tomar "decisiones difíciles" para recortar el ingente déficit de EEUU después de que una comisión independiente recomendara recortes muy drásticos en el presupuesto federal para hacer frente a los "números rojos".
La jornada de Obama continuó con una reunión, la séptima de su mandato, con el presidente de China, Hu Jintao, para intentar reducir diferencias de cara a la cumbre que concluirá mañana.
EEUU exige a China que permita a su moneda fluctuar más libremente con respecto al dólar, pues de otra manera las exportaciones estadounidenses se ven injustamente perjudicadas, lo que impide que las empresas puedan crear empleo.
Según la subsecretaria para Asuntos Internacionales del Tesoro, Lael Brainard, Obama "hizo notar la importancia de que China continúe avanzando para mover sus tipos de cambio".
El portavoz de la delegación china para la cumbre, Ma Zhaoxu, indicó que China "está dispuesta a continuar promoviendo la reforma del yuan", pero que está teniendo lugar en "un contexto muy complicado".
Desde que China anunció el pasado 19 de junio que flexibilizaría el tipo de cambio del yuan, esta moneda se ha apreciado un 3,1 por ciento respecto del billete verde.
Tras el encuentro con Hu, Obama se reunió con la canciller de Alemania, Angela Merkel, cuyo país ha sido otro de los grandes críticos de la decisión de la Reserva Federal.
En esta ocasión, según la Casa Blanca, ambos mandatarios dedicaron la mayor parte de su conversación a la guerra en Afganistán.
La jornada de Obama concluyó con su participación en una cena de trabajo con la que el G20 comenzó sus tareas.
El presidente de EEUU, Barack Obama, no ha tenido un buen comienzo de G20: no consiguió cerrar un acuerdo sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Corea del Sur en el plazo previsto y tuvo que salir al paso de las críticas sobre las medidas para estimular la economía de su país.
El presidente estadounidense asegura que la cumbre de Seúl que comenzó hoy dará como resultado un "acuerdo amplio" para "garantizar un crecimiento sostenible y equilibrado".
De momento, ha comenzado con mal pie. Su agenda de reuniones bilaterales se inició hoy con un encuentro con el presidente de Corea del Sur, Lee Myung Bak, tras la cual ambos admitieron que no han podido terminar en el plazo que se habían impuesto, el comienzo de la cumbre, para cerrar un acuerdo sobre el TLC.
"Hemos pedido a nuestros representantes que trabajen sin descanso en los próximos días y semanas para que consigan un acuerdo", indicó el presidente estadounidense, que subrayó que "no queremos que pasen meses sin que esto quede resuelto. Queremos solucionarlo en cuestión de semanas".
El representante de Comercio Exterior de EEUU, Ron Kirk, ha indicado que las diferencias se centran en los aranceles que Corea del Sur impone a los automóviles y la carne de res estadounidenses.
Aunque Kirk ha rechazado que se trate de un revés para el presidente, el hecho es que Obama volverá a casa con las manos vacías y sin un tratado pendiente de ratificación desde 2007 que los empresarios de EEUU reclaman para facilitar las exportaciones a un importante mercado.
La falta de progresos en este frente dará alas a quienes en EEUU critican a Obama como un presidente que apoya poco al sector de los negocios.
En la misma rueda de prensa, el mandatario estadounidense se vio obligado a salir al paso del aluvión de críticas internacionales contra la decisión de la Reserva Federal estadounidense de inyectar 600.000 millones de dólares en la economía.
Esta decisión implica una devaluación del dólar, lo que ha suscitado acusaciones de que beneficiará de modo injusto las exportaciones estadounidenses.
En este sentido, echó leña al fuego un artículo del ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan en el diario Financial Times en el que indica que "EEUU también sigue una política de debilitación de la moneda".
Obama aseguró "de manera prudente y estable" que quiere "alentar el crecimiento en la economía nacional y en el exterior".
"La mejor contribución al crecimiento global que EEUU puede hacer es una economía sólida. Seguimos siendo el mayor mercado del mundo y un inmenso motor de crecimiento", declaró.
El presidente se vio obligado a reconocer que tendrá que tomar "decisiones difíciles" para recortar el ingente déficit de EEUU después de que una comisión independiente recomendara recortes muy drásticos en el presupuesto federal para hacer frente a los "números rojos".
La jornada de Obama continuó con una reunión, la séptima de su mandato, con el presidente de China, Hu Jintao, para intentar reducir diferencias de cara a la cumbre que concluirá mañana.
EEUU exige a China que permita a su moneda fluctuar más libremente con respecto al dólar, pues de otra manera las exportaciones estadounidenses se ven injustamente perjudicadas, lo que impide que las empresas puedan crear empleo.
Según la subsecretaria para Asuntos Internacionales del Tesoro, Lael Brainard, Obama "hizo notar la importancia de que China continúe avanzando para mover sus tipos de cambio".
El portavoz de la delegación china para la cumbre, Ma Zhaoxu, indicó que China "está dispuesta a continuar promoviendo la reforma del yuan", pero que está teniendo lugar en "un contexto muy complicado".
Desde que China anunció el pasado 19 de junio que flexibilizaría el tipo de cambio del yuan, esta moneda se ha apreciado un 3,1 por ciento respecto del billete verde.
Tras el encuentro con Hu, Obama se reunió con la canciller de Alemania, Angela Merkel, cuyo país ha sido otro de los grandes críticos de la decisión de la Reserva Federal.
En esta ocasión, según la Casa Blanca, ambos mandatarios dedicaron la mayor parte de su conversación a la guerra en Afganistán.
La jornada de Obama concluyó con su participación en una cena de trabajo con la que el G20 comenzó sus tareas.