Naciones Unidas embarranca en el Sáhara
Sandro Pozzi, El País
El Consejo de Seguridad de la ONU es el que lleva la batuta. Esa es la respuesta que dan las delegaciones europeas cuando se les pregunta sobre el enroque diplomático del conflicto del Sáhara, la disputa territorial más longeva en África. El estancamiento de las negociaciones entre Marruecos y el Frente Polisario llega a tal punto que agota la paciencia del más veterano hasta del más veterano diplomático. Y lo que más preocupa: eleva la tensión en la región.
La tercera ronda de consultas informales celebrada la pasada semana en Greentree (Nueva York) acabó como había empezado: sin concreciones. Pese a la presión internacional, lo único acordado fue una nueva cita a comienzos de 2011 para discutir de manera "amplia" y "franca" las propuestas que están sobre la mesa. Pero a la vista de cómo discurre el proceso y de la tensión creciente en la zona, en los corrillos diplomáticos se teme que el litigio vaya para (aún más) largo. Christopher Ross, el enviado especial de la ONU, presentó anoche su visión de los dos días de discusiones en una sesión de consultas del Consejo de Seguridad. El organismo deploró luego en una breve nota "la violencia en El Aaiún y en el campamento de Gdeim Izik", expresó sus condolencias por los heridos y muertos y reiteró su respaldo a su misión en la zona (la Minurso) y al proceso de paz que auspicia Ross.
Marruecos y el Polisario no hallan un terreno común ni para decidir quién tiene derecho a votar en un eventual referéndum de autogobierno. Rabat habla de la autonomía como única opción posible, y para justificarlo reclama los derechos de soberanía sobre el territorio. El Polisario quiere que los saharauis puedan elegir entre la integración, la autonomía e incluso la independencia.
Desde el alto al fuego en 1991, la ONU ha sido incapaz de forjar una solución justa y duradera aceptada por las partes. El primer llamamiento serio a Marruecos y el Polisario para que entablaran con ese objetivo un diálogo "de buena fe" y "sin condiciones" llegó en 2007, que repitió en 2008 y 2009. Desde entonces se han celebrado cuatro reuniones formales y tres informales.
Según Ross, se necesita "entrar en una nueva dinámica" que permita "crear el clima" para que se pueda progresar en la discusión que debe llevar a la negociación. Reino Unido, que preside este mes los trabajos del Consejo de Seguridad, ve positivo que el embajador Ross, que ha viajado ya cuatro veces a la región, mantenga vivo el diálogo, a pesar de la espiral de violencia en la zona.
"La solución del conflicto es una prioridad", señalan en la ONU, donde insisten en que se está haciendo lo posible para ayudar a las partes a "superar este impasse". España no forma parte del Consejo de Seguridad, pero sí de otro foro específico, el Grupo de Amigos del Sáhara Occidental. Curiosamente no se ha reunido, ni la diplomacia española ha hecho ninguna gestión para convocarlo.
El Consejo de Seguridad de la ONU es el que lleva la batuta. Esa es la respuesta que dan las delegaciones europeas cuando se les pregunta sobre el enroque diplomático del conflicto del Sáhara, la disputa territorial más longeva en África. El estancamiento de las negociaciones entre Marruecos y el Frente Polisario llega a tal punto que agota la paciencia del más veterano hasta del más veterano diplomático. Y lo que más preocupa: eleva la tensión en la región.
La tercera ronda de consultas informales celebrada la pasada semana en Greentree (Nueva York) acabó como había empezado: sin concreciones. Pese a la presión internacional, lo único acordado fue una nueva cita a comienzos de 2011 para discutir de manera "amplia" y "franca" las propuestas que están sobre la mesa. Pero a la vista de cómo discurre el proceso y de la tensión creciente en la zona, en los corrillos diplomáticos se teme que el litigio vaya para (aún más) largo. Christopher Ross, el enviado especial de la ONU, presentó anoche su visión de los dos días de discusiones en una sesión de consultas del Consejo de Seguridad. El organismo deploró luego en una breve nota "la violencia en El Aaiún y en el campamento de Gdeim Izik", expresó sus condolencias por los heridos y muertos y reiteró su respaldo a su misión en la zona (la Minurso) y al proceso de paz que auspicia Ross.
Marruecos y el Polisario no hallan un terreno común ni para decidir quién tiene derecho a votar en un eventual referéndum de autogobierno. Rabat habla de la autonomía como única opción posible, y para justificarlo reclama los derechos de soberanía sobre el territorio. El Polisario quiere que los saharauis puedan elegir entre la integración, la autonomía e incluso la independencia.
Desde el alto al fuego en 1991, la ONU ha sido incapaz de forjar una solución justa y duradera aceptada por las partes. El primer llamamiento serio a Marruecos y el Polisario para que entablaran con ese objetivo un diálogo "de buena fe" y "sin condiciones" llegó en 2007, que repitió en 2008 y 2009. Desde entonces se han celebrado cuatro reuniones formales y tres informales.
Según Ross, se necesita "entrar en una nueva dinámica" que permita "crear el clima" para que se pueda progresar en la discusión que debe llevar a la negociación. Reino Unido, que preside este mes los trabajos del Consejo de Seguridad, ve positivo que el embajador Ross, que ha viajado ya cuatro veces a la región, mantenga vivo el diálogo, a pesar de la espiral de violencia en la zona.
"La solución del conflicto es una prioridad", señalan en la ONU, donde insisten en que se está haciendo lo posible para ayudar a las partes a "superar este impasse". España no forma parte del Consejo de Seguridad, pero sí de otro foro específico, el Grupo de Amigos del Sáhara Occidental. Curiosamente no se ha reunido, ni la diplomacia española ha hecho ninguna gestión para convocarlo.