"Muerte a EEUU" resuena en Irán en el aniversario del asalto a la embajada
Teherán, Agencias
Al grito de "muerte al Gran Satan", "abajo EEUU", miles de iraníes se concentraron hoy frente a los muros de la antigua embajada estadounidense en Teherán para celebrar el asalto a esta legación hace 31 años.
Fatemeh ni siquiera había nacido cuando, en pleno algarada contra la monarquía Pahlevi, un puñado de estudiantes islámicos saltaron la pared de ladrillo e irrumpieron en el jardín de la sede diplomática, donde retuvieron a 444 personas durante 52 días.
Pero hoy, embutida en un chador (pieza de tela negra que cubre a las iraníes de la cabeza a los pies), era una de las más aguerridas manifestantes.
"Estados Unidos es el veneno del mundo... Irán lo ha combatido durante años y lo seguirá haciendo", dijo a Efe mientras enarbolaba una bandera nacional y un retrato del líder supremo de la Revolución iraní, ayatolá Alí Jameneí.
"Debemos estar orgullosos de nuestra acción. Acabamos con un nido de espías y ayudamos así a muchos países de la zona", agregó la muchacha, adscrita a las milicias de voluntarios islámicos "Basij", uno de los bastiones ideológicos del régimen.
La imagen y el grito -que para el régimen es como un mantra- se repetía a lo largo de la calle Teleqani, en el centro de la capital, donde se haya el terreno en que estuvo la embajada, en poder de los iraníes desde 1979.
Meses después, una vez consumado el alzamiento y derrocado el último Sha de Persia, el pro occidental Mohamad Reza Pahlevi, ambos países rompieron sus lazos diplomáticos.
La multitudinaria manifestación de hoy pone fin a una semana de propaganda del régimen, que llenó la capital de afiches en los que se repetían las soflamas nacionalistas y el vilipendio a Estados Unidos
Algunos, con imágenes tan gráficas como la de un martillo pintado con la bandera iraní que quiebra una plancha metálica decorada con la enseña norteamericana, o con frases tan significativas como "si quieres disparar, dispara a EEUU".
El propio líder supremo animó el miércoles a los iraníes a redoblar el fervor del grito "muerte a América" con un discurso en el que alabó el asalto.
"Este acto fue acto de coraje, de intrepidez, de una generación de jóvenes revolucionarios frente al gran Estados Unidos, ya que la toma de ese nido de espías minó su poder", afirmó ante decenas de entusiastas estudiantes.
"Este hecho fijará para siempre en la memoria de la nación iraní, y en particular de la juventud, que Estados Unidos no quiere relaciones de igual a igual con el resto de las naciones, si no una relación de servilismo cuyo objetivo es expoliar los recursos", agregó.
En la misma línea se expresó Ezatollah Zaragami, uno de los estudiantes que asaltaron la legación y que hoy actuó como animador frente a la puerta del edificio.
Zaragami, que ahora preside la televisión estatal, criticó con dureza al presidente de Estados Unidos, al que acusó de "dirigir una política exterior débil".
Aliados en la década de los setenta del pasado siglo, cuando Teherán era considerado el celador de Occidente en Oriente Medio, Irán y Estados Unidos mantienen una compleja relación marcada por la hostilidad del régimen y el pro americanismo de una parte de la población.
En el año 2000, durante el Gobierno del clérigo reformista Mohamad Jatamí, se produjo un acercamiento que permitió, por ejemplo, el levantamiento de las sanciones económicas a productos como las alfombras persas o los pistachos.
Sin embargo, el espejismo se desvaneció con la llegada a la jefatura del Ejecutivo del ultraconservador Mahmud Ahmadineyad, hostil hacia Estados Unidos e Israel.
La situación ya había empeorado en 2002, fecha en la que la oposición en el exilio iraní denunció que el régimen de los ayatolá oculta, bajo su programa nuclear pacífico, otro de naturaleza clandestina y fines bélicos cuyo objetivo sería la adquisición de armas atómicas, alegación que Teherán refuta.
Ante la ambigüedad de los iraníes, que prosiguen con su programa de enriquecimiento de uranio, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el pasado junio una nueva ronda de sanciones.
Tanto Estados Unidos como la Unión Europea han sumado, además, medidas punitivas adicionales y unilaterales.
"No los necesitamos, Irán progresa, es autosuficiente... y tiene influencia política", afirmaba hoy Farsaneh, la madre de la joven Fatemeh, a la que como cada 4 de noviembre acompañaba a la manifestación con un grupo de amigas.
Washington, sin embargo, hizo hoy un guiño a Teherán al incluir en su lista de organizaciones terroristas al grupo rebelde baluchi suní iraní "Yundulah" (Ejército de Alá), autor de los últimos y más cruentos atentados perpetrados en Irán.
El ministerio iraní de Asuntos Exteriores agradeció el gesto y afirmó que es una acción "en la dirección correcta".
Al grito de "muerte al Gran Satan", "abajo EEUU", miles de iraníes se concentraron hoy frente a los muros de la antigua embajada estadounidense en Teherán para celebrar el asalto a esta legación hace 31 años.
Fatemeh ni siquiera había nacido cuando, en pleno algarada contra la monarquía Pahlevi, un puñado de estudiantes islámicos saltaron la pared de ladrillo e irrumpieron en el jardín de la sede diplomática, donde retuvieron a 444 personas durante 52 días.
Pero hoy, embutida en un chador (pieza de tela negra que cubre a las iraníes de la cabeza a los pies), era una de las más aguerridas manifestantes.
"Estados Unidos es el veneno del mundo... Irán lo ha combatido durante años y lo seguirá haciendo", dijo a Efe mientras enarbolaba una bandera nacional y un retrato del líder supremo de la Revolución iraní, ayatolá Alí Jameneí.
"Debemos estar orgullosos de nuestra acción. Acabamos con un nido de espías y ayudamos así a muchos países de la zona", agregó la muchacha, adscrita a las milicias de voluntarios islámicos "Basij", uno de los bastiones ideológicos del régimen.
La imagen y el grito -que para el régimen es como un mantra- se repetía a lo largo de la calle Teleqani, en el centro de la capital, donde se haya el terreno en que estuvo la embajada, en poder de los iraníes desde 1979.
Meses después, una vez consumado el alzamiento y derrocado el último Sha de Persia, el pro occidental Mohamad Reza Pahlevi, ambos países rompieron sus lazos diplomáticos.
La multitudinaria manifestación de hoy pone fin a una semana de propaganda del régimen, que llenó la capital de afiches en los que se repetían las soflamas nacionalistas y el vilipendio a Estados Unidos
Algunos, con imágenes tan gráficas como la de un martillo pintado con la bandera iraní que quiebra una plancha metálica decorada con la enseña norteamericana, o con frases tan significativas como "si quieres disparar, dispara a EEUU".
El propio líder supremo animó el miércoles a los iraníes a redoblar el fervor del grito "muerte a América" con un discurso en el que alabó el asalto.
"Este acto fue acto de coraje, de intrepidez, de una generación de jóvenes revolucionarios frente al gran Estados Unidos, ya que la toma de ese nido de espías minó su poder", afirmó ante decenas de entusiastas estudiantes.
"Este hecho fijará para siempre en la memoria de la nación iraní, y en particular de la juventud, que Estados Unidos no quiere relaciones de igual a igual con el resto de las naciones, si no una relación de servilismo cuyo objetivo es expoliar los recursos", agregó.
En la misma línea se expresó Ezatollah Zaragami, uno de los estudiantes que asaltaron la legación y que hoy actuó como animador frente a la puerta del edificio.
Zaragami, que ahora preside la televisión estatal, criticó con dureza al presidente de Estados Unidos, al que acusó de "dirigir una política exterior débil".
Aliados en la década de los setenta del pasado siglo, cuando Teherán era considerado el celador de Occidente en Oriente Medio, Irán y Estados Unidos mantienen una compleja relación marcada por la hostilidad del régimen y el pro americanismo de una parte de la población.
En el año 2000, durante el Gobierno del clérigo reformista Mohamad Jatamí, se produjo un acercamiento que permitió, por ejemplo, el levantamiento de las sanciones económicas a productos como las alfombras persas o los pistachos.
Sin embargo, el espejismo se desvaneció con la llegada a la jefatura del Ejecutivo del ultraconservador Mahmud Ahmadineyad, hostil hacia Estados Unidos e Israel.
La situación ya había empeorado en 2002, fecha en la que la oposición en el exilio iraní denunció que el régimen de los ayatolá oculta, bajo su programa nuclear pacífico, otro de naturaleza clandestina y fines bélicos cuyo objetivo sería la adquisición de armas atómicas, alegación que Teherán refuta.
Ante la ambigüedad de los iraníes, que prosiguen con su programa de enriquecimiento de uranio, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el pasado junio una nueva ronda de sanciones.
Tanto Estados Unidos como la Unión Europea han sumado, además, medidas punitivas adicionales y unilaterales.
"No los necesitamos, Irán progresa, es autosuficiente... y tiene influencia política", afirmaba hoy Farsaneh, la madre de la joven Fatemeh, a la que como cada 4 de noviembre acompañaba a la manifestación con un grupo de amigas.
Washington, sin embargo, hizo hoy un guiño a Teherán al incluir en su lista de organizaciones terroristas al grupo rebelde baluchi suní iraní "Yundulah" (Ejército de Alá), autor de los últimos y más cruentos atentados perpetrados en Irán.
El ministerio iraní de Asuntos Exteriores agradeció el gesto y afirmó que es una acción "en la dirección correcta".