Los republicanos declaran la guerra a las reformas del presidente
Washington, El País
Washington despertó ayer con un nuevo orden. Como próximo presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner esbozó en rueda de prensa los objetivos del Partido Republicano después de haber escuchado atentamente "al pueblo americano": "Un Gobierno más responsable, más pequeño y con menos gasto". Los votantes, añadió, han enviado a Obama un mensaje para que "cambie el rumbo". La gran bestia negra de los republicanos, la reforma sanitaria de Barack Obama, también fue conjurada: "Me parece importante que sentemos las bases para iniciar la derogación de esa monstruosidad".
Para lograr todo lo anterior, Boehner declaró su deseo de que el presidente Obama colabore en el proyecto. "Esperamos que desee trabajar con nosotros en estas prioridades", prosiguió Boehner, quien matizó: "Como ya he dicho, nuestra nueva mayoría será la voz del pueblo americano, que habló alto y claro anoche". El próximo presidente de la Cámara de Representantes dijo que el nuevo mapa electoral demostraba que el pueblo rechazaba tajantemente "la agenda Obama-Pelosi".
John Boehner, de 60 años, líder de la minoría en la Cámara tras las elecciones legislativas de 2008, había dado entonces expresa orden a sus correligionarios del Partido Republicano de cerrar filas y bloquear cualquier iniciativa demócrata. Cuatro años y un vendaval político después llamado Obama -cuando los votantes han despojado a los demócratas del control de la Cámara y les han robado un buen puñado de escaños del Senado, aunque mantienen la mayoría-, los republicanos tienen "una segunda oportunidad", reconoció el hasta ahora número dos de la Cámara, Eric Cantor. Pero no carta blanca. "Tenemos una oportunidad de oro", dijo Cantor. "Pero la gente quiere ver resultados", puntualizó el legislador de Virginia.
Junto a Boehner comparecieron ayer ante la prensa otros dos pesos pesados del establishment del GOP (Great Old Party, Partido Republicano). El gobernador de Misisipi, Haley Barbour, cuyo apoyo y campaña han producido un rédito de 10 gobernadores para el Partido Republicano, y el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell. Este último, senador por Kentucky, reforzó el argumento de Boehner declarando que esperaba que Obama trabajase con los republicanos.
McConnell no habló de generalidades como menos Gobierno y más responsabilidad, y propuso avanzar en "acuerdos comerciales" y "energía nuclear" en una gestión bipartidista. En opinión de McConnell, la lección que los demócratas deben sacar de lo que ha sucedió en la Cámara de Representantes es que "trabajar para el presidente, en lugar de para tus votantes, no funciona".
La puesta en escena de ayer fue la clásica del día después de unas elecciones de mitad de mandato en Washington. Los republicanos ofrecían su visión de los resultados menos de dos horas antes de que el presidente se dispusiera a recibir a los reporteros en la Casa Blanca, para hacer sus primeras declaraciones públicas tras la debacle sufrida.
Obama llamó por teléfono al flamante nuevo presidente de la Cámara el mismo martes por la noche, nada más conocerse la victoria de los republicanos. Ha transcendido que la conversación fue distendida.
Boehner, sin embargo, reconoció ayer no haber hablado todavía con Nancy Pelosi, la mujer que le precedió en el cargo. Pelosi se convirtió en 2006 en la primera mujer en romper ese techo de cristal y acceder al puesto que está considerado como tercero en importancia dentro del escalafón del poder del país. Si falla el presidente, le releva el vicepresidente. A este último le sigue el presidente de la Cámara.
Mano derecha del ultraconservador Newt Gingrich durante la revolución conservadora de 1994, que dio al mundo el llamado Contrato con América, Boehner tiene ahora su propio proyecto -Compromiso con América- y se le considera el artífice de la reconstrucción del Partido Republicano en el Congreso, hasta el punto de haber retomado la hegemonía en la Cámara tras perderla hace cuatro años con George W. Bush al frente de la Casa Blanca.
Desde que Obama llegó al poder en 2008, Boehner hizo saber a propios y ajenos su determinación para que los demócratas no aprobaran ni una sola ley de importancia. El político de Ohio votó en contra del estímulo económico y en marzo pasado lideró una férrea oposición a la reforma de salud, "esa monstruosidad".
Washington despertó ayer con un nuevo orden. Como próximo presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner esbozó en rueda de prensa los objetivos del Partido Republicano después de haber escuchado atentamente "al pueblo americano": "Un Gobierno más responsable, más pequeño y con menos gasto". Los votantes, añadió, han enviado a Obama un mensaje para que "cambie el rumbo". La gran bestia negra de los republicanos, la reforma sanitaria de Barack Obama, también fue conjurada: "Me parece importante que sentemos las bases para iniciar la derogación de esa monstruosidad".
Para lograr todo lo anterior, Boehner declaró su deseo de que el presidente Obama colabore en el proyecto. "Esperamos que desee trabajar con nosotros en estas prioridades", prosiguió Boehner, quien matizó: "Como ya he dicho, nuestra nueva mayoría será la voz del pueblo americano, que habló alto y claro anoche". El próximo presidente de la Cámara de Representantes dijo que el nuevo mapa electoral demostraba que el pueblo rechazaba tajantemente "la agenda Obama-Pelosi".
John Boehner, de 60 años, líder de la minoría en la Cámara tras las elecciones legislativas de 2008, había dado entonces expresa orden a sus correligionarios del Partido Republicano de cerrar filas y bloquear cualquier iniciativa demócrata. Cuatro años y un vendaval político después llamado Obama -cuando los votantes han despojado a los demócratas del control de la Cámara y les han robado un buen puñado de escaños del Senado, aunque mantienen la mayoría-, los republicanos tienen "una segunda oportunidad", reconoció el hasta ahora número dos de la Cámara, Eric Cantor. Pero no carta blanca. "Tenemos una oportunidad de oro", dijo Cantor. "Pero la gente quiere ver resultados", puntualizó el legislador de Virginia.
Junto a Boehner comparecieron ayer ante la prensa otros dos pesos pesados del establishment del GOP (Great Old Party, Partido Republicano). El gobernador de Misisipi, Haley Barbour, cuyo apoyo y campaña han producido un rédito de 10 gobernadores para el Partido Republicano, y el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell. Este último, senador por Kentucky, reforzó el argumento de Boehner declarando que esperaba que Obama trabajase con los republicanos.
McConnell no habló de generalidades como menos Gobierno y más responsabilidad, y propuso avanzar en "acuerdos comerciales" y "energía nuclear" en una gestión bipartidista. En opinión de McConnell, la lección que los demócratas deben sacar de lo que ha sucedió en la Cámara de Representantes es que "trabajar para el presidente, en lugar de para tus votantes, no funciona".
La puesta en escena de ayer fue la clásica del día después de unas elecciones de mitad de mandato en Washington. Los republicanos ofrecían su visión de los resultados menos de dos horas antes de que el presidente se dispusiera a recibir a los reporteros en la Casa Blanca, para hacer sus primeras declaraciones públicas tras la debacle sufrida.
Obama llamó por teléfono al flamante nuevo presidente de la Cámara el mismo martes por la noche, nada más conocerse la victoria de los republicanos. Ha transcendido que la conversación fue distendida.
Boehner, sin embargo, reconoció ayer no haber hablado todavía con Nancy Pelosi, la mujer que le precedió en el cargo. Pelosi se convirtió en 2006 en la primera mujer en romper ese techo de cristal y acceder al puesto que está considerado como tercero en importancia dentro del escalafón del poder del país. Si falla el presidente, le releva el vicepresidente. A este último le sigue el presidente de la Cámara.
Mano derecha del ultraconservador Newt Gingrich durante la revolución conservadora de 1994, que dio al mundo el llamado Contrato con América, Boehner tiene ahora su propio proyecto -Compromiso con América- y se le considera el artífice de la reconstrucción del Partido Republicano en el Congreso, hasta el punto de haber retomado la hegemonía en la Cámara tras perderla hace cuatro años con George W. Bush al frente de la Casa Blanca.
Desde que Obama llegó al poder en 2008, Boehner hizo saber a propios y ajenos su determinación para que los demócratas no aprobaran ni una sola ley de importancia. El político de Ohio votó en contra del estímulo económico y en marzo pasado lideró una férrea oposición a la reforma de salud, "esa monstruosidad".