Los líderes de Irak pactan el Gobierno ocho meses después de las elecciones
Madrid, Agencias
Ocho meses han sido necesarios para alumbrar un pacto en Irak que permite la formación de un nuevo Gobierno tras las elecciones celebradas el 7 de marzo. Finalmente, los líderes chiíes, suníes y kurdos han forjado un acuerdo que permite el reparto del poder, paso imprescindible para atajar la violencia en un país que vivió en 2006 y 2007 una cruenta guerra civil sectaria que amenaza con rebrotar -en las últimas dos semanas los ataques contra chiíes y cristianos se han recrudecido- al calor de la inestabilidad política.
El primer ministro en funciones, el chií Nuri al Maliki, cuyo partido (Estado de Derecho) se hizo con 89 de los 325 escaños del Parlamento, continuará al frente del cargo después de que ayer se le encargara formar Gobierno. El Parlamento, que no se reunía desde el 14 de junio, eligió también al político suní y dirigente de Iraquiya Osama al Nujaifi como presidente de la Cámara. Y el incombustible político kurdo Jalal Talabani renovó su mandato como presidente del país.
La elección del presidente del Parlamento es el primer paso formal para aplicar el acuerdo alcanzado el miércoles por la noche, que prevé la participación de los principales partidos de todas las confesiones. Una inclusión imprescindible para sacar a Irak de la desastrosa situación que padece: las inversiones en las destrozadas infraestructuras están paralizadas, como lo está la inversión en la industria petrolífera, casi única fuente de ingresos para el Estado; el suministro de energía eléctrica es penoso y se necesita con urgencia construir entre uno y tres millones de viviendas.
Iyad Alaui, líder de Iraquiya, el grupo laico que acoge a la minoría suní y que se alzó con el triunfo en los comicios al cosechar 91 escaños, rechazaba toda componenda que no contemplara su designación como primer ministro. Ha desistido, aunque dirigirá un organismo creado a su medida: el Consejo de Políticas Estratégicas. Solo el tiempo dirá si la representación otorgada a la comunidad suní satisface a esta minoría, que rigió el país durante décadas antes del derrocamiento del dictador Sadam Husein, en 2003.
En todo caso, apuntan los analistas, el Gobierno será más débil que el que encabezó Al Maliki hasta los comicios de marzo, dado que el primer ministro deberá soportar presiones enormes de sus socios en un Ejecutivo muy fragmentado. Ahora queda la negociación para repartirse los Ministerios más importantes: Defensa, Asuntos Exteriores, Interior, Hacienda y Petróleo. Al Maliki dispondrá de un mes para nombrar a su Gobierno desde el momento que sea designado por el presidente del Parlamento.
"Gracias a Dios, hemos conseguido un gran logro, que es una victoria para todos los iraquíes", declaró en Bagdad Masud Barzani, presidente regional de Kurdistán. La Administración de Barack Obama, que aún mantiene a 50.000 militares en el Irak, declaró que el pacto representa un "gran paso adelante".
Ocho meses han sido necesarios para alumbrar un pacto en Irak que permite la formación de un nuevo Gobierno tras las elecciones celebradas el 7 de marzo. Finalmente, los líderes chiíes, suníes y kurdos han forjado un acuerdo que permite el reparto del poder, paso imprescindible para atajar la violencia en un país que vivió en 2006 y 2007 una cruenta guerra civil sectaria que amenaza con rebrotar -en las últimas dos semanas los ataques contra chiíes y cristianos se han recrudecido- al calor de la inestabilidad política.
El primer ministro en funciones, el chií Nuri al Maliki, cuyo partido (Estado de Derecho) se hizo con 89 de los 325 escaños del Parlamento, continuará al frente del cargo después de que ayer se le encargara formar Gobierno. El Parlamento, que no se reunía desde el 14 de junio, eligió también al político suní y dirigente de Iraquiya Osama al Nujaifi como presidente de la Cámara. Y el incombustible político kurdo Jalal Talabani renovó su mandato como presidente del país.
La elección del presidente del Parlamento es el primer paso formal para aplicar el acuerdo alcanzado el miércoles por la noche, que prevé la participación de los principales partidos de todas las confesiones. Una inclusión imprescindible para sacar a Irak de la desastrosa situación que padece: las inversiones en las destrozadas infraestructuras están paralizadas, como lo está la inversión en la industria petrolífera, casi única fuente de ingresos para el Estado; el suministro de energía eléctrica es penoso y se necesita con urgencia construir entre uno y tres millones de viviendas.
Iyad Alaui, líder de Iraquiya, el grupo laico que acoge a la minoría suní y que se alzó con el triunfo en los comicios al cosechar 91 escaños, rechazaba toda componenda que no contemplara su designación como primer ministro. Ha desistido, aunque dirigirá un organismo creado a su medida: el Consejo de Políticas Estratégicas. Solo el tiempo dirá si la representación otorgada a la comunidad suní satisface a esta minoría, que rigió el país durante décadas antes del derrocamiento del dictador Sadam Husein, en 2003.
En todo caso, apuntan los analistas, el Gobierno será más débil que el que encabezó Al Maliki hasta los comicios de marzo, dado que el primer ministro deberá soportar presiones enormes de sus socios en un Ejecutivo muy fragmentado. Ahora queda la negociación para repartirse los Ministerios más importantes: Defensa, Asuntos Exteriores, Interior, Hacienda y Petróleo. Al Maliki dispondrá de un mes para nombrar a su Gobierno desde el momento que sea designado por el presidente del Parlamento.
"Gracias a Dios, hemos conseguido un gran logro, que es una victoria para todos los iraquíes", declaró en Bagdad Masud Barzani, presidente regional de Kurdistán. La Administración de Barack Obama, que aún mantiene a 50.000 militares en el Irak, declaró que el pacto representa un "gran paso adelante".