La UE aprueba el paquete de ayuda a Irlanda que asciende a 85.000 millones de euros
Bruselas, El País
Los ministros de Economía de los Veintisiete han aprobado por unanimidad el plan de ayuda a Irlanda, que habían solicitado las autoridades de Dublín el pasado día 22. La cuantía total del fondo ascenderá a 85.000 millones de euros, aunque 17.500 millones serán financiados por la propia Irlanda con una reserva que el Tesoro tenía disponible y recursos del Fondo Nacional de Reserva de Pensiones. Los ministros aprobaron también las bases para establecer un mecanismo permanente de crisis a partir de junio de 201. En el nuevo mecanismo la participación del sector privado en las posibles pérdidas sólo se producirá en última instancia, tal como habían exigido el presidente del BCE, Jean Claude Trichet y algunos países como España.
Los 85.000 millones se distribuirán de la siguiente forma: 10.000 millones para la inmediata recapitalización de los bancos y 25.000 millones para posibles contingencias en el apoyo de sector bancario. Los 50.000 millones restantes se destinarán a solventar las necesidades de financiación presupuestaria.
El total de ayuda exterior (67.500 millones) procederá en dos terceras partes de Europa (45.000) y una tercera parte (22.500) del Fondo Monetario Internacional. La aportación europea procede de dos fuentes: 22.500 millones en forma de avales concedidos por del Mecanismo Europeo para la Estabilidad Financiera (MEEF, garantizado por el presupuesto comunitario) y otra cantidad igual aportada por la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF), que garantizan los países del euro (17.700 millones) y préstamos bilaterales de Reino Unido (3.800 millones), Suecia (600) y Dinamarca (400). España avalará por una valor total de 2.600 millones, un compromiso muy inferior al acordado con Grecia en que la ayuda consistió en un préstamo bilateral de 9.794 millones de euros).
Los préstamos se concederán por un plazo de siete años y medio y el tipo de interés se situará en torno al 5,8%, inferior al anticipado por algunos medios que lo situaban en el 6,7% y algo superior al de Grecia, que fue del 5,2%. Irlanda logrará así financiar sus necesidades a un coste muy inferior al que encontraba en los mercados donde debía pagar tipos superiores al 9%.
El primer ministro irlandés, Brian Cowen, manifestó su satisfacción por la decisión de los ministros de la UE asegurando que "es el mejor acuerdo posible para Irlanda".
Los ministros dedicaron una buena parte de la reunión a debatir sobre el Mecanismo Permanente de Crisis, que deberá sustituir a la actual FEEF, con una dotación de 440.000 millones y una duración temporal hasta junio de 2013.
La discusión de fondo sobre la naturaleza del mecanismo de resolución permanente se ha centrado sobre la llamada "participación del sector privado" es decir, la exigencia de que los tenedores de deuda pública (Bancos e inversores en general) de los países que reciban ayudas tengan con soportar parte de las pérdidas.
El acuerdo al que se llegó es que los bancos y demás inversores sólo participarán en las posibles pérdidas como última instancia y en todo caso se decidirá caso por caso. El sistema que se prevé es que primero se concederán las ayudas al país que las solicite al tiempo que se pedirá a los inversores privados que mantengan sus posiciones. Sólo si después de las ayudas es necesario aplicar un recorte, éste se aplicará con un criterio uniforme. Se seguirá el mismo criterio que aplica el FMI en estos casos, según la doctrina legal vigente en Estados Unidos y Reino Unido.
Para asegurar un criterio uniforme, a partir de junio de 2013 en todas las emisiones de deuda de los países de la zona euro, se fijarán una Cláusulas de Acción Colectiva que establecerán las condiciones que se pueden modificar de las emisiones en los casos en que un país tenga dificultades para pagarla deuda. Estas cláusulas permitirán modificar el periodo de amortización de la deuda, su tipo de interés o incluso reducir el principal.
Salgado ha recordado que España ya aplica este tipo de cláusulas en sus emisiones de deuda en divisas internacionales.
El presidente del BCE, Jean Claude Trichet, ha manifestado su satisfacción por el acuerdo que había recogido sus reiteradas advertencias en el sentido de que un anuncio de que los bancos pudieran salir perjudicados de entrada, tal como había solicitado la canciller alemana, Ángela Merkel, sólo agravaría las tensiones en el mercado, tal como ocurrió.
Trichet ha manifestado que consideraba "muy útil" las aclaraciones dadas por el Eurogrupo sobre el mecanismo que en su opinión muchos "analistas y comentaristas había señalado como muy necesaria". El acuerdo será discutido en el próximo Consejo Europeo de mediados de diciembre, en que se decidirá también la mínima reforma del tratado necesaria para que pueda aplicarse.
El debate sobre el futuro mecanismo permanente fue preparado en una conversación telefónica previa mantenida entre Herman van Rompuy, presidente del Consejo Europeo; José Manuel Barroso, Jean Claude Juncker, presidente del Euro grupo; Jean Claude Trichet; la canciller alemana Ángela Merkel y el presidente francés Nicolás Sarkozy.
Los ministros de Economía de los Veintisiete han aprobado por unanimidad el plan de ayuda a Irlanda, que habían solicitado las autoridades de Dublín el pasado día 22. La cuantía total del fondo ascenderá a 85.000 millones de euros, aunque 17.500 millones serán financiados por la propia Irlanda con una reserva que el Tesoro tenía disponible y recursos del Fondo Nacional de Reserva de Pensiones. Los ministros aprobaron también las bases para establecer un mecanismo permanente de crisis a partir de junio de 201. En el nuevo mecanismo la participación del sector privado en las posibles pérdidas sólo se producirá en última instancia, tal como habían exigido el presidente del BCE, Jean Claude Trichet y algunos países como España.
Los 85.000 millones se distribuirán de la siguiente forma: 10.000 millones para la inmediata recapitalización de los bancos y 25.000 millones para posibles contingencias en el apoyo de sector bancario. Los 50.000 millones restantes se destinarán a solventar las necesidades de financiación presupuestaria.
El total de ayuda exterior (67.500 millones) procederá en dos terceras partes de Europa (45.000) y una tercera parte (22.500) del Fondo Monetario Internacional. La aportación europea procede de dos fuentes: 22.500 millones en forma de avales concedidos por del Mecanismo Europeo para la Estabilidad Financiera (MEEF, garantizado por el presupuesto comunitario) y otra cantidad igual aportada por la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF), que garantizan los países del euro (17.700 millones) y préstamos bilaterales de Reino Unido (3.800 millones), Suecia (600) y Dinamarca (400). España avalará por una valor total de 2.600 millones, un compromiso muy inferior al acordado con Grecia en que la ayuda consistió en un préstamo bilateral de 9.794 millones de euros).
Los préstamos se concederán por un plazo de siete años y medio y el tipo de interés se situará en torno al 5,8%, inferior al anticipado por algunos medios que lo situaban en el 6,7% y algo superior al de Grecia, que fue del 5,2%. Irlanda logrará así financiar sus necesidades a un coste muy inferior al que encontraba en los mercados donde debía pagar tipos superiores al 9%.
El primer ministro irlandés, Brian Cowen, manifestó su satisfacción por la decisión de los ministros de la UE asegurando que "es el mejor acuerdo posible para Irlanda".
Los ministros dedicaron una buena parte de la reunión a debatir sobre el Mecanismo Permanente de Crisis, que deberá sustituir a la actual FEEF, con una dotación de 440.000 millones y una duración temporal hasta junio de 2013.
La discusión de fondo sobre la naturaleza del mecanismo de resolución permanente se ha centrado sobre la llamada "participación del sector privado" es decir, la exigencia de que los tenedores de deuda pública (Bancos e inversores en general) de los países que reciban ayudas tengan con soportar parte de las pérdidas.
El acuerdo al que se llegó es que los bancos y demás inversores sólo participarán en las posibles pérdidas como última instancia y en todo caso se decidirá caso por caso. El sistema que se prevé es que primero se concederán las ayudas al país que las solicite al tiempo que se pedirá a los inversores privados que mantengan sus posiciones. Sólo si después de las ayudas es necesario aplicar un recorte, éste se aplicará con un criterio uniforme. Se seguirá el mismo criterio que aplica el FMI en estos casos, según la doctrina legal vigente en Estados Unidos y Reino Unido.
Para asegurar un criterio uniforme, a partir de junio de 2013 en todas las emisiones de deuda de los países de la zona euro, se fijarán una Cláusulas de Acción Colectiva que establecerán las condiciones que se pueden modificar de las emisiones en los casos en que un país tenga dificultades para pagarla deuda. Estas cláusulas permitirán modificar el periodo de amortización de la deuda, su tipo de interés o incluso reducir el principal.
Salgado ha recordado que España ya aplica este tipo de cláusulas en sus emisiones de deuda en divisas internacionales.
El presidente del BCE, Jean Claude Trichet, ha manifestado su satisfacción por el acuerdo que había recogido sus reiteradas advertencias en el sentido de que un anuncio de que los bancos pudieran salir perjudicados de entrada, tal como había solicitado la canciller alemana, Ángela Merkel, sólo agravaría las tensiones en el mercado, tal como ocurrió.
Trichet ha manifestado que consideraba "muy útil" las aclaraciones dadas por el Eurogrupo sobre el mecanismo que en su opinión muchos "analistas y comentaristas había señalado como muy necesaria". El acuerdo será discutido en el próximo Consejo Europeo de mediados de diciembre, en que se decidirá también la mínima reforma del tratado necesaria para que pueda aplicarse.
El debate sobre el futuro mecanismo permanente fue preparado en una conversación telefónica previa mantenida entre Herman van Rompuy, presidente del Consejo Europeo; José Manuel Barroso, Jean Claude Juncker, presidente del Euro grupo; Jean Claude Trichet; la canciller alemana Ángela Merkel y el presidente francés Nicolás Sarkozy.