La ONU trata de reanudar el diálogo sobre el Sahara en un ambiente de tensión
Naciones Unidas, Agencias
La ONU abrió hoy una tercera reunión informal de dos días con Marruecos y el Frente Polisario, en una atmósfera de gran tensión por el violento desmantelamiento del campamento de protesta saharaui en las afueras de El Aaiún.
Pese a los rumores sobre una posible cancelación del encuentro, el enviado especial del organismo mundial para el Sahara Occidental, Cristopher Ross, recibió en un ambiente cargado a las dos delegaciones en la localidad de Manhasset, en las afueras de Nueva York.
Representantes de Argelia y Mauritania también asistieron en calidad de observadores a la sesión de apertura de la reunión, que se celebra a puerta cerrada y en una finca lejos de la atención de la prensa.
El organismo mundial, que trata contra viento y marea de desencallar las negociaciones tras dos años de estancamiento, no ocultó su decepción por que la operación policial marroquí coincidiera con la apertura de las conversaciones.
El portavoz de la ONU, Martin Nesirky, calificó de "altamente lamentable" que los altercados vividos hoy en el territorio afectaran la "atmósfera" del encuentro preparado durante meses por Ross.
Asimismo, pidió "contención" a todas las partes en las próximas horas y días para evitar una escalada de la violencia, al tiempo que se escudó en la falta de información para hacer una valoración de la actuación de las fuerzas del orden marroquíes y de los manifestantes saharauis.
El objetivo de Ross con esta nueva reunión informal entre las partes es avanzar en la preparación de una quinta ronda del proceso de negociación que se inició en 2007 bajo la supervisión del Consejo de Seguridad de la ONU, pero que desde hace dos años permanece estancado.
Con ese fin, el enviado especial emprendió el mes pasado su cuarto viaje a la región para tratar de acordar con las partes una agenda que permita avanzar las negociaciones y, en particular, superar la negativa de Rabat a conversar sobre otra cosa que no sea su plan de autonomía.
Sin embargo, los enfrentamientos se han convertido por su gravedad en protagonistas del encuentro, en medio de rumores de que las partes estaban dispuestas a levantarse de mesa antes de empezar a hablar.
El ministro de Exteriores saharaui, Mohamed Uld Salek, aseguró hoy en Argelia que las negociaciones "no pueden avanzar en circunstancias tan graves" como las vividas en El Aaiún, que "minan la confianza" entre las partes y "desacreditan" a la ONU.
Para evitar un colapso del proceso de negociación, la ministra española de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, pidió al Consejo de Seguridad que intervenga en la crisis para rebajar la tensión y favorecer el diálogo.
Fuentes diplomáticas dijeron a Efe que el Reino Unido, país que preside el máximo órgano en noviembre, no ha recibido ninguna petición formal para analizar la situación, más allá de una carta enviada el domingo por el Polisario avisando de una posible escalada de tensiones en el territorio.
"Buscamos de manera urgente información para aclarar los hechos antes de decidir con otros colegas qué acciones adoptar, si es que adoptamos alguna", explicaron esas mismas fuentes.
En la carta enviada el domingo a los 15 integrantes del Consejo de Seguridad, el representante del Polisario ante la ONU, Ahmed Bujari, ya pidió una actuación de la comunidad internacional para evitar "una mayor violencia" en la ex colonia española.
El desmantelamiento del campamento de protesta saharaui de Gdaim Izik, que ha sido reducido a cenizas, desencadenó una ola de violencia sin apenas precedentes en El Aaiún que ha provocado un número indeterminado de muertos y decenas de heridos.
El campamento se erigió el pasado 10 de octubre para reivindicar derechos socioeconómicos y llegó a albergar a más de 20.000 saharauis en cerca de 7.500 jaimas, que habían denunciado en diversas ocasiones el cerco militar que las autoridades marroquíes establecieron en su entorno.
Marruecos y el Polisario han celebrado desde 2007 cuatro reuniones directas en la localidad de Manhasset, en las afueras de Nueva York, sin que hayan logrado acercar sus posiciones.
Posteriormente se reunieron de manera informal, en Viena y Nueva York, pero tampoco se registraron avances.
Rabat sostiene que la única solución realista al conflicto es su propuesta de conceder la autonomía al territorio, mientras que el Polisario insiste en la celebración de un referéndum que incluya la independencia entre las opciones.
La ONU abrió hoy una tercera reunión informal de dos días con Marruecos y el Frente Polisario, en una atmósfera de gran tensión por el violento desmantelamiento del campamento de protesta saharaui en las afueras de El Aaiún.
Pese a los rumores sobre una posible cancelación del encuentro, el enviado especial del organismo mundial para el Sahara Occidental, Cristopher Ross, recibió en un ambiente cargado a las dos delegaciones en la localidad de Manhasset, en las afueras de Nueva York.
Representantes de Argelia y Mauritania también asistieron en calidad de observadores a la sesión de apertura de la reunión, que se celebra a puerta cerrada y en una finca lejos de la atención de la prensa.
El organismo mundial, que trata contra viento y marea de desencallar las negociaciones tras dos años de estancamiento, no ocultó su decepción por que la operación policial marroquí coincidiera con la apertura de las conversaciones.
El portavoz de la ONU, Martin Nesirky, calificó de "altamente lamentable" que los altercados vividos hoy en el territorio afectaran la "atmósfera" del encuentro preparado durante meses por Ross.
Asimismo, pidió "contención" a todas las partes en las próximas horas y días para evitar una escalada de la violencia, al tiempo que se escudó en la falta de información para hacer una valoración de la actuación de las fuerzas del orden marroquíes y de los manifestantes saharauis.
El objetivo de Ross con esta nueva reunión informal entre las partes es avanzar en la preparación de una quinta ronda del proceso de negociación que se inició en 2007 bajo la supervisión del Consejo de Seguridad de la ONU, pero que desde hace dos años permanece estancado.
Con ese fin, el enviado especial emprendió el mes pasado su cuarto viaje a la región para tratar de acordar con las partes una agenda que permita avanzar las negociaciones y, en particular, superar la negativa de Rabat a conversar sobre otra cosa que no sea su plan de autonomía.
Sin embargo, los enfrentamientos se han convertido por su gravedad en protagonistas del encuentro, en medio de rumores de que las partes estaban dispuestas a levantarse de mesa antes de empezar a hablar.
El ministro de Exteriores saharaui, Mohamed Uld Salek, aseguró hoy en Argelia que las negociaciones "no pueden avanzar en circunstancias tan graves" como las vividas en El Aaiún, que "minan la confianza" entre las partes y "desacreditan" a la ONU.
Para evitar un colapso del proceso de negociación, la ministra española de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, pidió al Consejo de Seguridad que intervenga en la crisis para rebajar la tensión y favorecer el diálogo.
Fuentes diplomáticas dijeron a Efe que el Reino Unido, país que preside el máximo órgano en noviembre, no ha recibido ninguna petición formal para analizar la situación, más allá de una carta enviada el domingo por el Polisario avisando de una posible escalada de tensiones en el territorio.
"Buscamos de manera urgente información para aclarar los hechos antes de decidir con otros colegas qué acciones adoptar, si es que adoptamos alguna", explicaron esas mismas fuentes.
En la carta enviada el domingo a los 15 integrantes del Consejo de Seguridad, el representante del Polisario ante la ONU, Ahmed Bujari, ya pidió una actuación de la comunidad internacional para evitar "una mayor violencia" en la ex colonia española.
El desmantelamiento del campamento de protesta saharaui de Gdaim Izik, que ha sido reducido a cenizas, desencadenó una ola de violencia sin apenas precedentes en El Aaiún que ha provocado un número indeterminado de muertos y decenas de heridos.
El campamento se erigió el pasado 10 de octubre para reivindicar derechos socioeconómicos y llegó a albergar a más de 20.000 saharauis en cerca de 7.500 jaimas, que habían denunciado en diversas ocasiones el cerco militar que las autoridades marroquíes establecieron en su entorno.
Marruecos y el Polisario han celebrado desde 2007 cuatro reuniones directas en la localidad de Manhasset, en las afueras de Nueva York, sin que hayan logrado acercar sus posiciones.
Posteriormente se reunieron de manera informal, en Viena y Nueva York, pero tampoco se registraron avances.
Rabat sostiene que la única solución realista al conflicto es su propuesta de conceder la autonomía al territorio, mientras que el Polisario insiste en la celebración de un referéndum que incluya la independencia entre las opciones.