La líder de la oposición birmana regresa a la actividad política tras 7 años

Rangún, Agencias
La líder opositora birmana y nobel de la paz, Aung San Suu Kyi, defendió hoy la libertad de expresión y la cooperación con las fuerzas democráticas en su primer mitin al día siguiente de ser liberada tras siete años y medio de cautividad.

Ante miles de seguidores apelotonados en la calle de Rangún en la que está ubicada la sede de la Liga Nacional por la Democracia (LND), Suu Kyi inauguró con estos mensajes su recobrada libertad y el regreso a la actividad política, de la que puede resurgir la confrontación con los militares que la han mantenido encerrada.

"La libertad de expresión es básica dentro de la democracia. Quiero escuchar la voz del pueblo y, después, decidiremos lo que queremos hacer", afirmó la hija del Aung San, el héroe de la independencia de Birmania (Myanmar) que fuera asesinado.

Los miles de seguidores le gritaban entusiasmados "¡te quiero!" y exhibían carteles con mensajes de apoyo a la activista, apartada de la vida pública durante 15 de los últimos 21 años por intentar restablecer la democracia.

"Quiero trabajar con todas las fuerzas democráticas", manifestó en alusión a las formaciones de la oposición que pugnaron en las elecciones celebradas hace una semana.

Uno de los partidos era una escisión de la LND de Suu Kyi, que pidió el boicot de los comicios al considerar fueron diseñados para perpetuar a los generales en el poder que atenazan desde 1962.

Suu Kyi, de 65 años y quien en 1990 guió a su formación hasta conseguir la victoria electoral que jamás fue reconocida por los militares, apuntó que la "democracia es cuando el pueblo ejerce el control sobre el Gobierno. Yo siempre aceptaré este tipo de control".

En su primer mitin político, que congregó a un amplio abanico de la sociedad, desde trabajadores pobres a birmanos de clase media, monjes budistas y jóvenes estudiantes, Suu Kyi instó a la gente a participar de forma activa en la política.

A unos metros de la desvencijada sede del partido, estaba aparcada la limusina del embajador de Estados Unidos y los coches oficiales de diversas misiones diplomáticas de la Unión Europea (UE) y también de países asiáticos.

"Tenéis que estar al lado de lo que es correcto", destacó la líder opositora, quien reapareció vestida con una blusa verde y con su cabello adornado con flores, como es costumbre en ella.

La nobel de la paz, que se dirigió por primera vez al público pocos minutos después de que el pasado sábado fuera liberada, tuvo un aparente gesto de reconciliación con los mandos de la Junta Militar que preside el general Than Shwe, de quien se dice que ha dado la orden de no pronunciar el nombre de la activista en su presencia.

"No tengo ningún antagonismo hacia las personas que me han tenido bajo arresto domiciliario. Los agentes de seguridad me han tratado bien y quiero pedirles que traten también bien al pueblo", apuntó.

Por su parte, el gobierno birmano por medio de la "Nueva Luz de Myanmar", el diario estatal que emplea como órgano de propaganda, informó en términos positivos de la liberación de Suu Kyi, algo que rara vez ha ocurrido antes.

El citado diario reseñó que Suu Kyi había recibido el perdón por su buen comportamiento y que la Policía "está preparada para darle la ayuda que precise".

La liberación de la activista, cuya popularidad continúa siendo importante a tenor de las escenas de entusiasmo que se vieron cuando apareció tras la verja de su casa de la Avenida Universidad, se produjo una vez consumado el triunfo electoral del partido de los generales.

"La gente está feliz, no hay más que verlo. Miles se vuelcan para festejar la liberación de Aung San Suu Kyi y nadie celebra que los militares hayan ganado los comicios", dijo a Efe con una enorme sonrisa Myint To, funcionario de 35 años.

Un boletín la televisión estatal informó de que Suu Kyi había sido puesta en libertad sin condiciones, aunque entre los asesores de la nobel de paz no descartaban que más adelante el Gobierno pretenda restringir sus movimientos y actividades.

En mayo del año pasado, las autoridades acusaron a Suu Kyi de transgredir el arresto domiciliario que cumplía desde 2003, a raíz de que un estadounidense que ella desconocía se introdujera en su casa, y le añadieron otros 18 meses más de cautiverio.

La sentencia estaba pensada para que la "Dama", como la llaman cariñosamente muchos birmanos, no pudiese participar en los pasados comicios.

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