19 objetos de la tumba de Tutankamón regresarán a Egipto
Barcelona, El País
Desde la otra vida y sin duda muy contento, Tutankamón va a ver cómo su tesoro funerario, actualmente en exposición en el Museo Egipcio de El Cairo, se incrementa con piezas desaparecidas. Hasta 19 objetos atribuidos a la tumba del joven rey y que hasta ahora formaban parte de la colección egipcia del Metropolitan Museum de Nueva York van a ser devueltos de manera inminente al país del Nilo según el acuerdo, que cabe calificar de histórico, al que han llegado Farouk Hosni, ministro de Cultura de Egipto, y Thomas P. Campbell, director del Metropolitan -sin olvidar al ubicuo secretario general de antigüedades Zahi Hawass-.
El museo neoyorquino reconoce la propiedad egipcia de las piezas, que han permanecido en sus fondos desde poco después del descubrimiento de la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes en 1922. Los objetos serán devueltos a Egipto en junio de 2011 y se exhibirán en un lugar especial en las galerías dedicadas a Tutankamón en el Museo Egipcio de El Cairo, hasta que todo el conjunto se traslade al futuro Gran Museo Egipcio que se construye en Giza, y que está previsto se inaugure en 2012.
Dichos 19 objetos se dividen en dos grupos; 15 son simples -si se puede calificar así a trozos de piezas pertenecientes al ajuar de Tutankamón- fragmentos y los otros cuatro obras mucho más significativas: un perrito de bronce representado en un gracioso gesto de girar la cabeza, una pequeña esfinge de lapislázuli parte de un brazalete, un trozo de un mango y un gran collar con algunos abalorios.
El hallazgo del sepulcro y su contenido, el más fabuloso y completo ajuar de un faraón jamás encontrado, marcó un cambio radical en la política de reparto de antigüedades entre Egipto y los excavadores extranjeros. En este caso no hubo reparto y Howard Carter y su mecenas Lord Carnarvon no debían conservar ninguna pieza para ellos o para las instituciones de Europa y EE UU con las que colaboraban. Siempre se ha sabido que esto no fue así y que ambos escamotearon objetos de la tumba, incluso, posiblemente, algunos de enorme calidad. Precisamente uno de los anteriores directores del Metropolitan, Thomas Hoving, fue el que puso el dedo en la llaga explicando en un polémico libro (Tutankamón, la historia jamás contada, Planeta, 2007) las mentiras y raterías de los prestigiosos descubridores.
Cuando Carter murió en 1939 el Metropolitan adquirió algunos objetos de su colección personal, como lo había hecho, en 1926, con piezas de la colección de Lord Carnarvon. El museo siempre ha sostenido que ni en un caso ni en el otro se adquirieron objetos de la tumba de Tutankamón. En cualquier caso, el perrito y la esfinge pertenecieron a Carter y figuraban en el registro de la tumba aunque no aparecen en ninguna de las fotografías de la excavación. El collar y el mango llegaron al Metropolitan tras ser hallados en 1939 entre el contenido de la casa de Carter en Lúxor, que fue todo legado al museo neoyorquino por el arqueólogo, no sin que hubiera entonces una discusión sobre esas piezas.
El acuerdo para el retorno de los objetos evidencia por ambas partes, Egipto y Metropolitan una voluntad de no remover demasiado el asunto, lo que permite al museo salvar bastante la cara. Tampoco se han cargado las tintas sobre Carter y Carnarvon aunque es notorio que Hawass les tiene por dos verdaderas bestias negras de la historia de la egiptología. Con motivo del acuerdo, Hawass ha manifestado: "Es un maravilloso gesto por parte del Metropolitan; durante muchos años ha sido, especialmente su departamento de arte egipcio, un fuerte aliado en nuestros esfuerzos para repatriar antigüedades exportadas ilegalmente. Nos ha proporcionado información muy valiosa que nos ha ayudado a recuperar un importante número de objetos. Ahora gracias a la generosidad y comportamiento ético del Met, estas 19 objetos de la tumba de Tutankamón se reunirán con los otros tesoros del rey niño".
El museo neoyorquino reconoce la propiedad egipcia de las piezas, que han permanecido en sus fondos desde poco después del descubrimiento de la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes en 1922. Los objetos serán devueltos a Egipto en junio de 2011 y se exhibirán en un lugar especial en las galerías dedicadas a Tutankamón en el Museo Egipcio de El Cairo, hasta que todo el conjunto se traslade al futuro Gran Museo Egipcio que se construye en Giza, y que está previsto se inaugure en 2012.
Dichos 19 objetos se dividen en dos grupos; 15 son simples -si se puede calificar así a trozos de piezas pertenecientes al ajuar de Tutankamón- fragmentos y los otros cuatro obras mucho más significativas: un perrito de bronce representado en un gracioso gesto de girar la cabeza, una pequeña esfinge de lapislázuli parte de un brazalete, un trozo de un mango y un gran collar con algunos abalorios.
El hallazgo del sepulcro y su contenido, el más fabuloso y completo ajuar de un faraón jamás encontrado, marcó un cambio radical en la política de reparto de antigüedades entre Egipto y los excavadores extranjeros. En este caso no hubo reparto y Howard Carter y su mecenas Lord Carnarvon no debían conservar ninguna pieza para ellos o para las instituciones de Europa y EE UU con las que colaboraban. Siempre se ha sabido que esto no fue así y que ambos escamotearon objetos de la tumba, incluso, posiblemente, algunos de enorme calidad. Precisamente uno de los anteriores directores del Metropolitan, Thomas Hoving, fue el que puso el dedo en la llaga explicando en un polémico libro (Tutankamón, la historia jamás contada, Planeta, 2007) las mentiras y raterías de los prestigiosos descubridores.
Cuando Carter murió en 1939 el Metropolitan adquirió algunos objetos de su colección personal, como lo había hecho, en 1926, con piezas de la colección de Lord Carnarvon. El museo siempre ha sostenido que ni en un caso ni en el otro se adquirieron objetos de la tumba de Tutankamón. En cualquier caso, el perrito y la esfinge pertenecieron a Carter y figuraban en el registro de la tumba aunque no aparecen en ninguna de las fotografías de la excavación. El collar y el mango llegaron al Metropolitan tras ser hallados en 1939 entre el contenido de la casa de Carter en Lúxor, que fue todo legado al museo neoyorquino por el arqueólogo, no sin que hubiera entonces una discusión sobre esas piezas.
El acuerdo para el retorno de los objetos evidencia por ambas partes, Egipto y Metropolitan una voluntad de no remover demasiado el asunto, lo que permite al museo salvar bastante la cara. Tampoco se han cargado las tintas sobre Carter y Carnarvon aunque es notorio que Hawass les tiene por dos verdaderas bestias negras de la historia de la egiptología. Con motivo del acuerdo, Hawass ha manifestado: "Es un maravilloso gesto por parte del Metropolitan; durante muchos años ha sido, especialmente su departamento de arte egipcio, un fuerte aliado en nuestros esfuerzos para repatriar antigüedades exportadas ilegalmente. Nos ha proporcionado información muy valiosa que nos ha ayudado a recuperar un importante número de objetos. Ahora gracias a la generosidad y comportamiento ético del Met, estas 19 objetos de la tumba de Tutankamón se reunirán con los otros tesoros del rey niño".