La campaña entra en la fase decisiva con virulencia y con Rousseff cada vez más favorita
Brasilia, Agencias
La campaña para las elecciones que se celebrarán dentro de diez días en Brasil entró hoy en su fase más decisiva, cargada de virulencia y con la oficialista Dilma Rousseff cada vez más favorita para imponerse al opositor José Serra.
Los programas de ambos candidatos en la televisión se centraron hoy en unos confusos enfrentamientos ocurridos el pasado miércoles entre militantes del Partido de los Trabajadores (PT), de Rousseff, y del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), de Serra.
Según imágenes de televisión, en el curso de una marcha en Río de Janeiro Serra fue alcanzado en la cabeza primero por una bolita de papel y luego por otro objeto que de acuerdo a un médico que consultó poco después le causó una ligera lesión y le obligó a guardar reposo.
Tanto el equipo de campaña de Rousseff como el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, calificaron el incidente de "farsa" montada por Serra con fines electorales, mientras que el PSDB lo consideró una "agresión al proceso democrático" y condenó la intervención del gobernante.
Los principales diarios del país se sumaron a la indignación de Serra. En editoriales o columnas políticas, O Globo, Estado de Sao Paulo y Folha de Sao Paulo criticaron hoy el papel de Lula en la campaña, que consideraron "reñido" con la figura del jefe de Estado.
En el programa televisivo de Rousseff, un locutor declaró hoy que "el PT está contra la violencia, pero también contra la manipulación".
Agregó que "Serra se aprovechó de un conflicto entre militantes para simular una agresión que no ocurrió" y sentenció que "ese teatro no combina con un candidato a la Presidencia".
En el espacio del PSDB fue el propio Serra quien asumió la voz cantante sobre ese episodio para afirmar que el Gobierno y el PT "llegaron al colmo, pues a la agresión en la calle se suman ahora las agresiones del propio presidente y de su candidata".
Aludió así a una fuerte declaración de Lula, quien la víspera, en un acto público, dijo que el día en que ocurrió el disturbio "debía ser declarado como el 'día de la mentira', porque vendieron todo el día que ese hombre había sido agredido" y eso "fue una mentira descarada" por la que Serra "debería pedirle disculpas al pueblo".
Según Serra, "el presidente puede apoyar al candidato que quiera, pero no atropellar las leyes ni confundir campaña con Gobierno".
El candidato del PSDB hizo hincapié en que Rousseff también pretende "confundir al elector" con "mentiras" sobre su supuesta intención de promover un fuerte proceso de privatización de empresas estatales, como hubo en el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), de quien Serra fue ministro de Planificación y de Salud.
"Es una mentira atrás de otra, solo para tratar de mantener el poder", denunció el líder opositor, quien aseguró que el ciclo de las privatizaciones en Brasil fue "exitoso" y "ya concluyó".
En el espacio de Rousseff, ese asunto fue enfocado hoy otra vez por el propio Lula, quien abrió el programa con una advertencia.
"Es preciso estar con los ojos bien abiertos, porque quieren privatizar el presal", declaró el mandatario, en alusión a la inmensa riqueza petrolera descubierta por Brasil en el océano Atlántico.
En este ambiente de tono encendido hoy se conoció una nueva encuesta de intención de voto, cuyos resultados ratifican la condición de favorita que todos los sondeos le atribuyen a Rousseff, quien el próximo día 31 puede convertirse en la primera mujer elegida para gobernar Brasil.
La encuesta fue divulgada por la firma Datafolha y le atribuyó a la candidata del PT una intención de voto del 50%, contra el 40% que obtendría el abanderado del PSDB.
Ese resultado coincidió en líneas generales con el de otro sondeo realizado por el instituto Ibope y difundido el pasado miércoles, según el cual Rousseff tiene el apoyo del 51% del electorado, frente al 40% de Serra.
La campaña para las elecciones que se celebrarán dentro de diez días en Brasil entró hoy en su fase más decisiva, cargada de virulencia y con la oficialista Dilma Rousseff cada vez más favorita para imponerse al opositor José Serra.
Los programas de ambos candidatos en la televisión se centraron hoy en unos confusos enfrentamientos ocurridos el pasado miércoles entre militantes del Partido de los Trabajadores (PT), de Rousseff, y del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), de Serra.
Según imágenes de televisión, en el curso de una marcha en Río de Janeiro Serra fue alcanzado en la cabeza primero por una bolita de papel y luego por otro objeto que de acuerdo a un médico que consultó poco después le causó una ligera lesión y le obligó a guardar reposo.
Tanto el equipo de campaña de Rousseff como el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, calificaron el incidente de "farsa" montada por Serra con fines electorales, mientras que el PSDB lo consideró una "agresión al proceso democrático" y condenó la intervención del gobernante.
Los principales diarios del país se sumaron a la indignación de Serra. En editoriales o columnas políticas, O Globo, Estado de Sao Paulo y Folha de Sao Paulo criticaron hoy el papel de Lula en la campaña, que consideraron "reñido" con la figura del jefe de Estado.
En el programa televisivo de Rousseff, un locutor declaró hoy que "el PT está contra la violencia, pero también contra la manipulación".
Agregó que "Serra se aprovechó de un conflicto entre militantes para simular una agresión que no ocurrió" y sentenció que "ese teatro no combina con un candidato a la Presidencia".
En el espacio del PSDB fue el propio Serra quien asumió la voz cantante sobre ese episodio para afirmar que el Gobierno y el PT "llegaron al colmo, pues a la agresión en la calle se suman ahora las agresiones del propio presidente y de su candidata".
Aludió así a una fuerte declaración de Lula, quien la víspera, en un acto público, dijo que el día en que ocurrió el disturbio "debía ser declarado como el 'día de la mentira', porque vendieron todo el día que ese hombre había sido agredido" y eso "fue una mentira descarada" por la que Serra "debería pedirle disculpas al pueblo".
Según Serra, "el presidente puede apoyar al candidato que quiera, pero no atropellar las leyes ni confundir campaña con Gobierno".
El candidato del PSDB hizo hincapié en que Rousseff también pretende "confundir al elector" con "mentiras" sobre su supuesta intención de promover un fuerte proceso de privatización de empresas estatales, como hubo en el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), de quien Serra fue ministro de Planificación y de Salud.
"Es una mentira atrás de otra, solo para tratar de mantener el poder", denunció el líder opositor, quien aseguró que el ciclo de las privatizaciones en Brasil fue "exitoso" y "ya concluyó".
En el espacio de Rousseff, ese asunto fue enfocado hoy otra vez por el propio Lula, quien abrió el programa con una advertencia.
"Es preciso estar con los ojos bien abiertos, porque quieren privatizar el presal", declaró el mandatario, en alusión a la inmensa riqueza petrolera descubierta por Brasil en el océano Atlántico.
En este ambiente de tono encendido hoy se conoció una nueva encuesta de intención de voto, cuyos resultados ratifican la condición de favorita que todos los sondeos le atribuyen a Rousseff, quien el próximo día 31 puede convertirse en la primera mujer elegida para gobernar Brasil.
La encuesta fue divulgada por la firma Datafolha y le atribuyó a la candidata del PT una intención de voto del 50%, contra el 40% que obtendría el abanderado del PSDB.
Ese resultado coincidió en líneas generales con el de otro sondeo realizado por el instituto Ibope y difundido el pasado miércoles, según el cual Rousseff tiene el apoyo del 51% del electorado, frente al 40% de Serra.