Por qué tienen derecho a quemar el Corán
Carlos Chirinos
BBC Mundo, Washington
Los únicos que podrían impedir que el sábado el pastor evangélico Terry Jones cumpla su promesa (o amenaza) de hacer una fogata con ejemplares del Corán para marcar el noveno aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001 son los bomberos.
A Jones le han caído encima los mayores poderes de la Tierra, desde el Vaticano hasta el Departamento de Estado y Naciones Unidas, y sin embargo nadie podrá evitar que exprese como quiera lo que siente contra el Islam y su libro sagrado, al que considera repleto de mentiras.
Los bomberos de Gainsville, el pueblo del norte de la Florida en donde Jones regenta la pequeña y hasta hace poco desconocida iglesia Centro de Divulgación Mundial Paloma de la Paz, le han negado el permiso para la fogata que está convocando aduciendo que es "un riesgo para la seguridad" del vecindario.
El pastor aseguró el miércoles que sigue con sus sus planes, y sus abogados aclaran que no se trata de un permiso bomberil sino del sacrosanto derecho de expresión que garantiza la primera enmienda de la Constitución de los EE.UU.
Exprésese, queme lo que quiera
No puede ejercerse ningún control desde el gobierno de EE.UU. para evitar esta quema de libros.
El principio está en la primera enmienda de la carta magna de EE.UU.: todo ciudadano tiene derecho a expresar su opinión de la manera que crea conveniente, sin que ninguna autoridad o persona pueda controlarlo o impedirlo.
Hasta quemar la bandera nacional estadounidense es una forma de protesta legal -aunque resulte antipático y antipatriótico a muchos- como sancionó en 1979 la Corte Suprema de Justicia, recordando que la libre expresión incentiva el debate.
Según explicaron a BBC Mundo fuentes del Departamento de Justicia, "ningún control puede ejercerse desde el gobierno para evitar esta quema de libros".
No importa cuán ofensivo pueda ser el mensaje, si es cuestionado por la mayoría de los ciudadanos o si tiene un efecto potencialmente dañino para las relaciones interreligiosas en la comunidad, en el país o en todo el mundo.
Las fuentes aclararon que la libertad de expresión sólo puede ser controlada si se incita a la violencia contra un grupo específico, es decir "si el pastor Jones convocara a una marcha para golpear musulmanes después de la que quema del Corán".
Una defensa difícil
Ya ha habido protestas contra la quema del Corán en varias partes del mundo musulmán.
La situación reta los principios de quienes simultáneamente promueven tolerancia y libertad religiosa y defienden el cumplimiento de la primera enmienda.
La Unión de Libertades Civiles Estadounidenses (ACLU, por sus siglas en inglés) la organización de defensa de derechos humanos más grande del país, condena la iniciativa de Jones, pero reconoce que "ejerce un derecho constitucionalmente protegido".
"Estamos preocupados por el aparente aumento de actividades antimusulmanas en el país, pero al mismo tiempo la respuesta no es restringir el derecho de la gente a expresarse o protestar, aunque sea un discurso ofensivo o de mal gusto", aseguró a BBC Mundo, Daniel Mach, director del Programa de Libertad de Religión del ACLU.
"Defender la libertad de expresión es fácil cuando se trata de un mensaje al que pocas personas se oponen, pero defender ese derecho es más delicado cuando la mayoría considera que el mensaje es ofensivo o reprochable", afirmó Mach.
Aunque Mach insistió en que en la ACLU no comparten las ideas de Jones, en meses pasados la organización asesoró a dos familias de Gainesville en su demanda contra una escuela local que no dejaba que sus hijos llevaran camisetas con el mensaje "El Islam es demoníaco", el título de un también polémico libro del pastor Jones.
Ofendido pero comprensivo
La sagrada primera enmienda
En diciembre de 1791 el Congreso estadounidense sancionó 10 enmiendas a la Constitución conocidas como “La Carta de Derechos”, para garantizar el equilibrio entre el poder federal y los estados, así como libertades personales.
La primera enmienda es considerada la base de la protección del individuo frente al Estado y es uno de los principios constitucionales más celosamente defendidos en EE.UU.
Primera enmienda de la Constitución de EE.UU.: "El Congreso no hará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del Estado o se prohíba practicarla libremente, o que coarte la libertad de palabra o de imprenta, el derecho del pueblo para reunirse pacíficamente y para pedir al gobierno la reparación de agravios".
Aunque dice sentirse ofendido por el ataque que está por sufrir en Florida el libro sagrado de su religión, Zaed Jilani, un musulmán estadounidense de ascendencia pakistaní, reconoce que "quemar el Corán es una expresión legal".
"Sería diferente si identificaran a una minoría y fuera hasta sus casas y atacaran sus lugares de culto. Esas cosas cruzan la línea de la libertad de expresión y se convierten en simple hostigamiento, vandalismo y crímenes de odio", aseguró Jilani a BBC Mundo.
A muchos les resulta difícil de comprender que en EE.UU. se puede promover odio contra personas, pero que es ilegal discriminar o atacar físicamente a grupos. Este es un caso en el que está prohibido hacer buenas las palabras.
Jilani considera que el evento "no es buena idea" y que "es algo que ellos no deberían hacer (…) porque golpea la sensibilidad de la mayoría moderada musulmana, que es gente a la cual EE.UU. está tratando de ganarse con varios medios diplomáticos".
Queriendo apaciguar los ánimos, algunos han sugerido que se suspenda la quema del Corán a cambio de que cancelen su proyecto los promotores del polémico centro islámico cercano al sitio donde estuvieron las torres gemelas de Nueva York.
"Ambas son actividades protegidas por la primera enmienda. No hay duda de que hay un derecho legal de construir un centro comunitario en Manhattan. Es el derecho de practicar libremente cualquier religión", explicó Daniel Mach, aunque rechazó que pueda darse una negociación, suspender uno para evitar lo otro.
El arma de la palabra
Para muchos la mejor arma contra la intolerancia de la que acusan al pastor de Florida también está en el ejercicio del derecho a la libre expresión.
"La respuesta es más expresión, más debate. Deberíamos promover un debate que contrarreste discursos discriminatorios, de modo que la intolerancia y la discriminación no ahoguen a las voces de la razón", aseguró Mach.
Para eso varias iglesias, sinagogas y mezquitas de la zona están organizando lo que llaman "eventos incluyentes" en lo que leerán pasajes del Corán durante sus servicios del día.
Aunque podría darse el caso de que en esta ocasión las voces de la mayoría tolerante e incluyente tengan menos fuerza que la de Jones, sobre todo entre los musulmanes fuera de EE.UU.
BBC Mundo, Washington
Los únicos que podrían impedir que el sábado el pastor evangélico Terry Jones cumpla su promesa (o amenaza) de hacer una fogata con ejemplares del Corán para marcar el noveno aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001 son los bomberos.
A Jones le han caído encima los mayores poderes de la Tierra, desde el Vaticano hasta el Departamento de Estado y Naciones Unidas, y sin embargo nadie podrá evitar que exprese como quiera lo que siente contra el Islam y su libro sagrado, al que considera repleto de mentiras.
Los bomberos de Gainsville, el pueblo del norte de la Florida en donde Jones regenta la pequeña y hasta hace poco desconocida iglesia Centro de Divulgación Mundial Paloma de la Paz, le han negado el permiso para la fogata que está convocando aduciendo que es "un riesgo para la seguridad" del vecindario.
El pastor aseguró el miércoles que sigue con sus sus planes, y sus abogados aclaran que no se trata de un permiso bomberil sino del sacrosanto derecho de expresión que garantiza la primera enmienda de la Constitución de los EE.UU.
Exprésese, queme lo que quiera
No puede ejercerse ningún control desde el gobierno de EE.UU. para evitar esta quema de libros.
El principio está en la primera enmienda de la carta magna de EE.UU.: todo ciudadano tiene derecho a expresar su opinión de la manera que crea conveniente, sin que ninguna autoridad o persona pueda controlarlo o impedirlo.
Hasta quemar la bandera nacional estadounidense es una forma de protesta legal -aunque resulte antipático y antipatriótico a muchos- como sancionó en 1979 la Corte Suprema de Justicia, recordando que la libre expresión incentiva el debate.
Según explicaron a BBC Mundo fuentes del Departamento de Justicia, "ningún control puede ejercerse desde el gobierno para evitar esta quema de libros".
No importa cuán ofensivo pueda ser el mensaje, si es cuestionado por la mayoría de los ciudadanos o si tiene un efecto potencialmente dañino para las relaciones interreligiosas en la comunidad, en el país o en todo el mundo.
Las fuentes aclararon que la libertad de expresión sólo puede ser controlada si se incita a la violencia contra un grupo específico, es decir "si el pastor Jones convocara a una marcha para golpear musulmanes después de la que quema del Corán".
Una defensa difícil
Ya ha habido protestas contra la quema del Corán en varias partes del mundo musulmán.
La situación reta los principios de quienes simultáneamente promueven tolerancia y libertad religiosa y defienden el cumplimiento de la primera enmienda.
La Unión de Libertades Civiles Estadounidenses (ACLU, por sus siglas en inglés) la organización de defensa de derechos humanos más grande del país, condena la iniciativa de Jones, pero reconoce que "ejerce un derecho constitucionalmente protegido".
"Estamos preocupados por el aparente aumento de actividades antimusulmanas en el país, pero al mismo tiempo la respuesta no es restringir el derecho de la gente a expresarse o protestar, aunque sea un discurso ofensivo o de mal gusto", aseguró a BBC Mundo, Daniel Mach, director del Programa de Libertad de Religión del ACLU.
"Defender la libertad de expresión es fácil cuando se trata de un mensaje al que pocas personas se oponen, pero defender ese derecho es más delicado cuando la mayoría considera que el mensaje es ofensivo o reprochable", afirmó Mach.
Aunque Mach insistió en que en la ACLU no comparten las ideas de Jones, en meses pasados la organización asesoró a dos familias de Gainesville en su demanda contra una escuela local que no dejaba que sus hijos llevaran camisetas con el mensaje "El Islam es demoníaco", el título de un también polémico libro del pastor Jones.
Ofendido pero comprensivo
La sagrada primera enmienda
En diciembre de 1791 el Congreso estadounidense sancionó 10 enmiendas a la Constitución conocidas como “La Carta de Derechos”, para garantizar el equilibrio entre el poder federal y los estados, así como libertades personales.
La primera enmienda es considerada la base de la protección del individuo frente al Estado y es uno de los principios constitucionales más celosamente defendidos en EE.UU.
Primera enmienda de la Constitución de EE.UU.: "El Congreso no hará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del Estado o se prohíba practicarla libremente, o que coarte la libertad de palabra o de imprenta, el derecho del pueblo para reunirse pacíficamente y para pedir al gobierno la reparación de agravios".
Aunque dice sentirse ofendido por el ataque que está por sufrir en Florida el libro sagrado de su religión, Zaed Jilani, un musulmán estadounidense de ascendencia pakistaní, reconoce que "quemar el Corán es una expresión legal".
"Sería diferente si identificaran a una minoría y fuera hasta sus casas y atacaran sus lugares de culto. Esas cosas cruzan la línea de la libertad de expresión y se convierten en simple hostigamiento, vandalismo y crímenes de odio", aseguró Jilani a BBC Mundo.
A muchos les resulta difícil de comprender que en EE.UU. se puede promover odio contra personas, pero que es ilegal discriminar o atacar físicamente a grupos. Este es un caso en el que está prohibido hacer buenas las palabras.
Jilani considera que el evento "no es buena idea" y que "es algo que ellos no deberían hacer (…) porque golpea la sensibilidad de la mayoría moderada musulmana, que es gente a la cual EE.UU. está tratando de ganarse con varios medios diplomáticos".
Queriendo apaciguar los ánimos, algunos han sugerido que se suspenda la quema del Corán a cambio de que cancelen su proyecto los promotores del polémico centro islámico cercano al sitio donde estuvieron las torres gemelas de Nueva York.
"Ambas son actividades protegidas por la primera enmienda. No hay duda de que hay un derecho legal de construir un centro comunitario en Manhattan. Es el derecho de practicar libremente cualquier religión", explicó Daniel Mach, aunque rechazó que pueda darse una negociación, suspender uno para evitar lo otro.
El arma de la palabra
Para muchos la mejor arma contra la intolerancia de la que acusan al pastor de Florida también está en el ejercicio del derecho a la libre expresión.
"La respuesta es más expresión, más debate. Deberíamos promover un debate que contrarreste discursos discriminatorios, de modo que la intolerancia y la discriminación no ahoguen a las voces de la razón", aseguró Mach.
Para eso varias iglesias, sinagogas y mezquitas de la zona están organizando lo que llaman "eventos incluyentes" en lo que leerán pasajes del Corán durante sus servicios del día.
Aunque podría darse el caso de que en esta ocasión las voces de la mayoría tolerante e incluyente tengan menos fuerza que la de Jones, sobre todo entre los musulmanes fuera de EE.UU.