Netanyahu desautoriza a su ministro de Exteriores por proponer nuevas fronteras
Jerusalén, Agencias
La propuesta en la ONU del ministro israelí de Exteriores, Avigdor Lieberman, de trazar nuevas fronteras en la región, y su desautorización por el Jefe de Gobierno, Benjamín Netanhayu, añaden confusión y tensión política al proceso de paz.
El jefe de la diplomacia israelí, que comparecía hoy ante la Asamblea General de Naciones Unidas en representación del Estado de Israel y en sustitución, por primera vez en la historia, del primer ministro, propuso un nuevo trazado de fronteras para resolver el conflicto palestino-israelí.
En su alocución, Lieberman afirmó que la paz con los palestinos podría tardar "décadas en llegar" y que un acuerdo definitivo entre Israel y los palestinos debe basarse en un programa para intercambiar territorio y poblaciones.
"El principio que guíe el proceso hacia un acuerdo final no debe ser paz por territorios sino intercambiar territorios poblados... No hablo de trasladar poblaciones, sino de trasladar las fronteras para ajustarlas a las realidades demográficas", manifestó.
La respuesta de la Oficina del Primer Ministro de Israel no se hizo esperar y en un comunicado oficial precisaba a media tarde que el discurso del titular de Exteriores en la ONU no había sido coordinado con Netanyahu.
"El contenido del discurso del ministro de Exteriores ante la ONU no ha sido coordinado con el primer ministro" reza el comunicado enviado a los medios por la Oficina del primer ministro por sms.
El texto insistía en que "el primer ministro (israelí) es quien dirige las negociaciones con los palestinos" y que "los asuntos que atañen al proceso de paz serán discutidos y determinados en la mesa de negociaciones y no en ningún otro lugar".
Por su parte, el portavoz de Netanyahu, Mark Regev, se limitó a asegurar a Efe que "el Gobierno de Israel y el primer ministro están comprometidos a alcanzar un acuerdo de paz histórico con los palestinos en el plazo de un año", tal y como se comprometió al iniciar el pasado día 2 en Washington la negociación directa con los palestinos.
El discurso de Lieberman -también viceprimer ministro-, y su desautorización por la oficina de Netanyahu, pone sobre el foco público una nueva colisión entre los dos políticos, cuya diferente visión sobre el actual proceso de paz ha quedado patente.
Líder del partido de extrema derecha Israel Beitenu, y residente en la colonia judía de Nokdim, en el territorio ocupado de Cisjordania, Lieberman encabeza el sector más intransigente de la coalición de gobierno en Israel y desde el principio se ha mostrado muy escéptico sobre el proceso negociador en el que se hallan embarcados Netanyahu y el presidente palestino, Mahmud Abás.
Las palabras de Lieberman y el apresurado rechazo por parte de la Oficina de Netanyahu, añaden confusión a la situación creada por la decisión del primer ministro israelí de no prorrogar la moratoria a la construcción en las colonias judías de Cisjordania, lo que amenaza con dilapidar la negociación con los palestinos.
La propuesta hecha hoy por Lieberman concuerda con su ideario ultra-nacionalista y una vieja idea conocida en Israel bajo el nombre de "transfer", una iniciativa para "separar físicamente" a judíos de árabes y sólo permitir la residencia en Israel a "aquellos árabes que se sientan conectados con el Estado Judío".
Pese a que no ha mencionado explícitamente hoy aquella propuesta, la disertación de Lieberman es probable que provoque duras reacciones por parte de la población palestina residente en Israel, que representa el 20 por ciento de la población, y se prepara para recordar la muerte hace una década de 13 de los suyos cuando estalló la denominada "Intifada de Al Aqsa".
Las desavenencias entre Netanyahu y Lieberman no son nuevas. Ambos ya colisionaron públicamente el pasado mes de junio porque el segundo no fue informado de una reunión ministerial secreta turco-israelí.
En aquella ocasión, la reconciliación se demoró una semana y llegó porque Netanyahu reconoció que se trató de un "error".
De momento, no parece que en esta ocasión vaya a producirse una disculpa similar, aunque al ministro de Exteriores quizá le interese limar desavenencias en medio de un tímido acercamiento a Netanyahu iniciado ayer por la jefa de la oposición israelí, Tzipi Livni.
La propuesta en la ONU del ministro israelí de Exteriores, Avigdor Lieberman, de trazar nuevas fronteras en la región, y su desautorización por el Jefe de Gobierno, Benjamín Netanhayu, añaden confusión y tensión política al proceso de paz.
El jefe de la diplomacia israelí, que comparecía hoy ante la Asamblea General de Naciones Unidas en representación del Estado de Israel y en sustitución, por primera vez en la historia, del primer ministro, propuso un nuevo trazado de fronteras para resolver el conflicto palestino-israelí.
En su alocución, Lieberman afirmó que la paz con los palestinos podría tardar "décadas en llegar" y que un acuerdo definitivo entre Israel y los palestinos debe basarse en un programa para intercambiar territorio y poblaciones.
"El principio que guíe el proceso hacia un acuerdo final no debe ser paz por territorios sino intercambiar territorios poblados... No hablo de trasladar poblaciones, sino de trasladar las fronteras para ajustarlas a las realidades demográficas", manifestó.
La respuesta de la Oficina del Primer Ministro de Israel no se hizo esperar y en un comunicado oficial precisaba a media tarde que el discurso del titular de Exteriores en la ONU no había sido coordinado con Netanyahu.
"El contenido del discurso del ministro de Exteriores ante la ONU no ha sido coordinado con el primer ministro" reza el comunicado enviado a los medios por la Oficina del primer ministro por sms.
El texto insistía en que "el primer ministro (israelí) es quien dirige las negociaciones con los palestinos" y que "los asuntos que atañen al proceso de paz serán discutidos y determinados en la mesa de negociaciones y no en ningún otro lugar".
Por su parte, el portavoz de Netanyahu, Mark Regev, se limitó a asegurar a Efe que "el Gobierno de Israel y el primer ministro están comprometidos a alcanzar un acuerdo de paz histórico con los palestinos en el plazo de un año", tal y como se comprometió al iniciar el pasado día 2 en Washington la negociación directa con los palestinos.
El discurso de Lieberman -también viceprimer ministro-, y su desautorización por la oficina de Netanyahu, pone sobre el foco público una nueva colisión entre los dos políticos, cuya diferente visión sobre el actual proceso de paz ha quedado patente.
Líder del partido de extrema derecha Israel Beitenu, y residente en la colonia judía de Nokdim, en el territorio ocupado de Cisjordania, Lieberman encabeza el sector más intransigente de la coalición de gobierno en Israel y desde el principio se ha mostrado muy escéptico sobre el proceso negociador en el que se hallan embarcados Netanyahu y el presidente palestino, Mahmud Abás.
Las palabras de Lieberman y el apresurado rechazo por parte de la Oficina de Netanyahu, añaden confusión a la situación creada por la decisión del primer ministro israelí de no prorrogar la moratoria a la construcción en las colonias judías de Cisjordania, lo que amenaza con dilapidar la negociación con los palestinos.
La propuesta hecha hoy por Lieberman concuerda con su ideario ultra-nacionalista y una vieja idea conocida en Israel bajo el nombre de "transfer", una iniciativa para "separar físicamente" a judíos de árabes y sólo permitir la residencia en Israel a "aquellos árabes que se sientan conectados con el Estado Judío".
Pese a que no ha mencionado explícitamente hoy aquella propuesta, la disertación de Lieberman es probable que provoque duras reacciones por parte de la población palestina residente en Israel, que representa el 20 por ciento de la población, y se prepara para recordar la muerte hace una década de 13 de los suyos cuando estalló la denominada "Intifada de Al Aqsa".
Las desavenencias entre Netanyahu y Lieberman no son nuevas. Ambos ya colisionaron públicamente el pasado mes de junio porque el segundo no fue informado de una reunión ministerial secreta turco-israelí.
En aquella ocasión, la reconciliación se demoró una semana y llegó porque Netanyahu reconoció que se trató de un "error".
De momento, no parece que en esta ocasión vaya a producirse una disculpa similar, aunque al ministro de Exteriores quizá le interese limar desavenencias en medio de un tímido acercamiento a Netanyahu iniciado ayer por la jefa de la oposición israelí, Tzipi Livni.