El Papa denuncia el "secularismo radical que no tolera los valores tradicionales"
Miguel Mora, El País
El Papa Benedicto XVI ha denunciado hoy el "secularismo radical" que "no aprecia o siquiera tolera" los valores tradicionales en el discurso que ha pronunciado ante la reina Isabel II, jefa de la Iglesia anglicana, y las autoridades británicas, en el palacio de Holyroodhouse, en Edimburgo, en la primera etapa de su visita de cuatro días a Reino Unido. Horas antes, en el avión en el que ha viajado desde Roma a Edimburgo, el Pontífice ha reconocido por primera vez que la Iglesia en su conjunto, los obispos y el Vaticano, no han sido suficientemente "vigilantes, veloces y decisivos" a la hora de afrontar los casos de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes.
"Tengo que decir que siento una gran tristeza. Tristeza también porque la autoridad de la Iglesia no ha sido lo suficientemente vigilante, ni suficientemente veloz, ni decidida, para tomar las medidas necesarias" respecto a los casos de pederastia, ha detallado.
Al aterrizar, la comitiva papal ha sido recibida en el aeropuerto de Edimburgo por el duque de Edimburgo y media hora después por la Reina en el palacio de Holyroodhouse, con la presencia del viceprimer ministro, Nick Clegg. Tras reunirse a solas con Isabel II y regalarle un facsímil del Evangelario de Lorsch, del siglo IX, ambos han salido a los jardines del palacio real, donde, ante 400 representantes de la cultura, la política y de la Iglesia anglicana y católica, el Pontífice ha pronunciado el primero de los 16 discursos previstos en este viaje.
El Papa ha pedido a Reino Unido que "mantenga siempre su respeto por esos valores tradicionales y expresiones culturales que las formas más radicales de secularismo ya no aprecian o siquiera toleran". "Que esto no debilite la raíz cristiana que sustenta las libertades [de Reino Unido]", ha añadido. Benedicto XVI ha reiterado su condena del nazismo, del que ha dicho que fue la "negación" de la Humanidad. El Papa se ha referido también a la situación en Irlanda del Norte y, tras recordar el acuerdo de paz del Viernes Santo, ha animado a todas las partes "a seguir recorriendo juntos con valentía el camino trazado hacia una paz justa y duradera". La reina Isabel II ha resaltado la necesidad de una mayor confianza entre las religiones, y ha asegurado que la libertad religiosa está en la base de la sociedad democrática.
Benedicto XVI ha almorzado con las autoridades religiosas católicas en el palacio arzobispal de Edimburgo y a media tarde se ha trasladado a Glasgow, a unos 90 kilómetros, para oficiar una misa que se espera multitudinaria en el Bellahouston Park, el mismo lugar en el que Juan Pablo II celebró una misa durante su visita de 1982.
Entre la ciudadanía, la visita de Benedicto XVI al país suscita más indiferencia que expectación. Ni aglomeraciones de fervor religioso ni multitudes vitoreantes. Esta mañana, poco antes de la llegada del avión de Alitalia al aeropuerto de Edimburgo (a las 10.30, hora local), no se veía ningún grupo que esperase al Pontífice. La céntrica calle de Princess Street, por donde ha pasado la comitiva papal camino del Palacio Real, donde Benedicto XVI se ha reunido con Isabel II, llevaba cortada al tráfico desde las 7.30 de la mañana, pero nadie se agolpaba allí.
La indiferencia con cierta nota de reprobación parecía ser la sensación dominante entre los escoceses. Una de las transeúntes, Amanda, que se declaraba católica, consideraba que el Papa no ha reaccionado bien ante los últimos casos de abusos sexuales y cree que el Vaticano sigue actuando con hipocresía. Son palabras que parecen reflejar cierta falta de sintonía de los católicos escoceses con Benedicto XVI. Al taxista Ian, también católico, no le gusta el "Papa alemán"; prefería al anterior, Juan Pablo II.
Cardenal sancionado
Una falta de conexión con el Pontífice a la que se añade el episodio protagonizado por el cardenal Walter Kasper, quien aseguró que desplazarse al multicultural Reino Unido era como aterrizar en "un país del tercer mundo". Prácticamente todos los medios británicos se hacen hoy eco del desencuentro, a pesar de que el Vaticano ya se ha desmarcado oficialmente de las palabras de Kasper. El cardenal oportunamente ha cancelado su participación en la visita papal por motivos de salud.
Junto al Papa viaja el arzobispo Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos. También va acompañado del secretario de Estado del Vaticano, Tarsicio Bertone; del Sustituto (número tres del Vaticano) de la Secretaría de Estado, Fernando Filoni, y de miembros de ese departamento. Asimismo, viajan junto a Benedicto XVI el maestro de ceremonias pontificias, Guido Marini; el médico personal de Benedicto XVI, Patrizio Polisca; el organizador de los viajes papales, Alberto Gasbarri; miembros de la seguridad del Vaticano y medio centenar de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión.
Este es el decimoséptimo viaje internacional del Pontífice, de 83 años, y el undécimo que realiza a un país europeo. Se trata de la segunda vez que un Papa viaja a Reino Unido tras el cisma del siglo XVI. Juan Pablo II visitó este país en 1982. El Pontífice regresará a Roma el próximo día 19.
El Papa Benedicto XVI ha denunciado hoy el "secularismo radical" que "no aprecia o siquiera tolera" los valores tradicionales en el discurso que ha pronunciado ante la reina Isabel II, jefa de la Iglesia anglicana, y las autoridades británicas, en el palacio de Holyroodhouse, en Edimburgo, en la primera etapa de su visita de cuatro días a Reino Unido. Horas antes, en el avión en el que ha viajado desde Roma a Edimburgo, el Pontífice ha reconocido por primera vez que la Iglesia en su conjunto, los obispos y el Vaticano, no han sido suficientemente "vigilantes, veloces y decisivos" a la hora de afrontar los casos de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes.
"Tengo que decir que siento una gran tristeza. Tristeza también porque la autoridad de la Iglesia no ha sido lo suficientemente vigilante, ni suficientemente veloz, ni decidida, para tomar las medidas necesarias" respecto a los casos de pederastia, ha detallado.
Al aterrizar, la comitiva papal ha sido recibida en el aeropuerto de Edimburgo por el duque de Edimburgo y media hora después por la Reina en el palacio de Holyroodhouse, con la presencia del viceprimer ministro, Nick Clegg. Tras reunirse a solas con Isabel II y regalarle un facsímil del Evangelario de Lorsch, del siglo IX, ambos han salido a los jardines del palacio real, donde, ante 400 representantes de la cultura, la política y de la Iglesia anglicana y católica, el Pontífice ha pronunciado el primero de los 16 discursos previstos en este viaje.
El Papa ha pedido a Reino Unido que "mantenga siempre su respeto por esos valores tradicionales y expresiones culturales que las formas más radicales de secularismo ya no aprecian o siquiera toleran". "Que esto no debilite la raíz cristiana que sustenta las libertades [de Reino Unido]", ha añadido. Benedicto XVI ha reiterado su condena del nazismo, del que ha dicho que fue la "negación" de la Humanidad. El Papa se ha referido también a la situación en Irlanda del Norte y, tras recordar el acuerdo de paz del Viernes Santo, ha animado a todas las partes "a seguir recorriendo juntos con valentía el camino trazado hacia una paz justa y duradera". La reina Isabel II ha resaltado la necesidad de una mayor confianza entre las religiones, y ha asegurado que la libertad religiosa está en la base de la sociedad democrática.
Benedicto XVI ha almorzado con las autoridades religiosas católicas en el palacio arzobispal de Edimburgo y a media tarde se ha trasladado a Glasgow, a unos 90 kilómetros, para oficiar una misa que se espera multitudinaria en el Bellahouston Park, el mismo lugar en el que Juan Pablo II celebró una misa durante su visita de 1982.
Entre la ciudadanía, la visita de Benedicto XVI al país suscita más indiferencia que expectación. Ni aglomeraciones de fervor religioso ni multitudes vitoreantes. Esta mañana, poco antes de la llegada del avión de Alitalia al aeropuerto de Edimburgo (a las 10.30, hora local), no se veía ningún grupo que esperase al Pontífice. La céntrica calle de Princess Street, por donde ha pasado la comitiva papal camino del Palacio Real, donde Benedicto XVI se ha reunido con Isabel II, llevaba cortada al tráfico desde las 7.30 de la mañana, pero nadie se agolpaba allí.
La indiferencia con cierta nota de reprobación parecía ser la sensación dominante entre los escoceses. Una de las transeúntes, Amanda, que se declaraba católica, consideraba que el Papa no ha reaccionado bien ante los últimos casos de abusos sexuales y cree que el Vaticano sigue actuando con hipocresía. Son palabras que parecen reflejar cierta falta de sintonía de los católicos escoceses con Benedicto XVI. Al taxista Ian, también católico, no le gusta el "Papa alemán"; prefería al anterior, Juan Pablo II.
Cardenal sancionado
Una falta de conexión con el Pontífice a la que se añade el episodio protagonizado por el cardenal Walter Kasper, quien aseguró que desplazarse al multicultural Reino Unido era como aterrizar en "un país del tercer mundo". Prácticamente todos los medios británicos se hacen hoy eco del desencuentro, a pesar de que el Vaticano ya se ha desmarcado oficialmente de las palabras de Kasper. El cardenal oportunamente ha cancelado su participación en la visita papal por motivos de salud.
Junto al Papa viaja el arzobispo Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos. También va acompañado del secretario de Estado del Vaticano, Tarsicio Bertone; del Sustituto (número tres del Vaticano) de la Secretaría de Estado, Fernando Filoni, y de miembros de ese departamento. Asimismo, viajan junto a Benedicto XVI el maestro de ceremonias pontificias, Guido Marini; el médico personal de Benedicto XVI, Patrizio Polisca; el organizador de los viajes papales, Alberto Gasbarri; miembros de la seguridad del Vaticano y medio centenar de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión.
Este es el decimoséptimo viaje internacional del Pontífice, de 83 años, y el undécimo que realiza a un país europeo. Se trata de la segunda vez que un Papa viaja a Reino Unido tras el cisma del siglo XVI. Juan Pablo II visitó este país en 1982. El Pontífice regresará a Roma el próximo día 19.