El Bicentenario mexicano cobra vida en 500 reliquias
México, Agencias
El Acta de Independencia, el estandarte de las tropas insurgentes y el sillón presidencial de Benito Juárez, primer mandatario indígena de América, son algunas de las 500 reliquias de la muestra que celebra el Bicentenario de México.
El Palacio Nacional capitalino será hasta julio de 2011 escenario de la exposición "México 200 Años. La Patria en Construcción", presentada hoy y que ejerce de crónica fiel de los dos siglos de vida del país tras sacudirse el dominio español.
"Una de las formas de expresar la dignidad de un pueblo es recordándole su pasado, su historia y sus símbolos", exaltó el presidente mexicano, Felipe Calderón, al inaugurarla.
La muestra forma parte de los festejos por el Bicentenario y los cien años de la Revolución que el país celebra por todo lo alto este 2010, en medio de un debate sobre los avances conseguidos desde entonces y la difícil situación actual.
El lugar que acoge la muestra no está exento de simbolismo -en pleno Zócalo, la mayor plaza pública de Latinoamérica y punto neurálgico de la ciudad-, ya que allí se firmó el Acta de Independencia el 28 de septiembre de 1821 y la Constitución de 1857. Es, en palabras de Calderón, "el corazón político de México".
Pintura, escultura, grabados, manuscritos, documentos, monedas, textiles, armamento, indumentaria, mobiliario y fotografías se encuentran distribuidos por los 6.000 metros cuadrados del primer piso del inmueble.
Con motivo de la muestra, se adecuaron en su interior ocho salas de exhibición, y se permitirá por primera vez el acceso del público a los salones presidenciales.
El recorrido se inicia con un apartado dedicado a las banderas, estandartes y escudos de los líderes y ejércitos insurgentes que intervinieron en la Independencia (1810-21); entre ellas, las del Segundo Imperio y la de la artillería de Matamoros.
En otra sala, el bastón de Carlos III y diversos cuadros que retratan a la nobleza española de la época ponen al visitante en antecedentes de la transformación social que se avecinaba, bajo el adecuado título "España: una monarquía en apuros 1760-1810. Hacia la Independencia de México".
Los líderes de la revuelta, como Miguel Hidalgo y José María Morelos, entre otros, cuentan también con un apartado sobre su labor y la visión que tenían en mente para forjar su Patria.
Los restos mortales de los Héroes de la Independencia, en doce urnas -extraídos de la emblemática columna del Ángel que preside la capital-, vigilan en estas salas su legado, ante la mirada de los mexicanos del siglo XXI.
Francisco "Pancho" Villa y Emiliano Zapata, caudillos de la Revolución (1910-17) protagonizan otro de los espacios, donde puede verse la indumentaria y armamento de los ejércitos que se enfrentaron por cambiar México.
El arte cuenta con un protagonista de excepción en el México postrevolucionario, Diego Rivera (1886-1957), cuyos murales adornan 400 metros cuadrados del Palacio y narran la historia desde tiempos prehispánicos hasta las primeras décadas del siglo XX.
Por último, un apartado que examina las luces y sombras del México contemporáneo y las transformaciones sufridas por el país, ponen punto final al viaje.
"Estoy seguro de que cada uno de los pasillos de la galería reanimará el espíritu que nos une en estas celebraciones, pero sobre todo confío en que nos ayude a recordar nuestro pasado, para reflexionar sobre el porvenir", sentenció Calderón.
El Acta de Independencia, el estandarte de las tropas insurgentes y el sillón presidencial de Benito Juárez, primer mandatario indígena de América, son algunas de las 500 reliquias de la muestra que celebra el Bicentenario de México.
El Palacio Nacional capitalino será hasta julio de 2011 escenario de la exposición "México 200 Años. La Patria en Construcción", presentada hoy y que ejerce de crónica fiel de los dos siglos de vida del país tras sacudirse el dominio español.
"Una de las formas de expresar la dignidad de un pueblo es recordándole su pasado, su historia y sus símbolos", exaltó el presidente mexicano, Felipe Calderón, al inaugurarla.
La muestra forma parte de los festejos por el Bicentenario y los cien años de la Revolución que el país celebra por todo lo alto este 2010, en medio de un debate sobre los avances conseguidos desde entonces y la difícil situación actual.
El lugar que acoge la muestra no está exento de simbolismo -en pleno Zócalo, la mayor plaza pública de Latinoamérica y punto neurálgico de la ciudad-, ya que allí se firmó el Acta de Independencia el 28 de septiembre de 1821 y la Constitución de 1857. Es, en palabras de Calderón, "el corazón político de México".
Pintura, escultura, grabados, manuscritos, documentos, monedas, textiles, armamento, indumentaria, mobiliario y fotografías se encuentran distribuidos por los 6.000 metros cuadrados del primer piso del inmueble.
Con motivo de la muestra, se adecuaron en su interior ocho salas de exhibición, y se permitirá por primera vez el acceso del público a los salones presidenciales.
El recorrido se inicia con un apartado dedicado a las banderas, estandartes y escudos de los líderes y ejércitos insurgentes que intervinieron en la Independencia (1810-21); entre ellas, las del Segundo Imperio y la de la artillería de Matamoros.
En otra sala, el bastón de Carlos III y diversos cuadros que retratan a la nobleza española de la época ponen al visitante en antecedentes de la transformación social que se avecinaba, bajo el adecuado título "España: una monarquía en apuros 1760-1810. Hacia la Independencia de México".
Los líderes de la revuelta, como Miguel Hidalgo y José María Morelos, entre otros, cuentan también con un apartado sobre su labor y la visión que tenían en mente para forjar su Patria.
Los restos mortales de los Héroes de la Independencia, en doce urnas -extraídos de la emblemática columna del Ángel que preside la capital-, vigilan en estas salas su legado, ante la mirada de los mexicanos del siglo XXI.
Francisco "Pancho" Villa y Emiliano Zapata, caudillos de la Revolución (1910-17) protagonizan otro de los espacios, donde puede verse la indumentaria y armamento de los ejércitos que se enfrentaron por cambiar México.
El arte cuenta con un protagonista de excepción en el México postrevolucionario, Diego Rivera (1886-1957), cuyos murales adornan 400 metros cuadrados del Palacio y narran la historia desde tiempos prehispánicos hasta las primeras décadas del siglo XX.
Por último, un apartado que examina las luces y sombras del México contemporáneo y las transformaciones sufridas por el país, ponen punto final al viaje.
"Estoy seguro de que cada uno de los pasillos de la galería reanimará el espíritu que nos une en estas celebraciones, pero sobre todo confío en que nos ayude a recordar nuestro pasado, para reflexionar sobre el porvenir", sentenció Calderón.