Cerdos clonados para alimentar a China
CHINA, Agencias
El genetista chino Du Yutao observa el monitor ultrasonido que inspecciona el bajo vientre de una cerda preñada, una de las últimas herramientas tecnológicas de China para alimentar mejor a su población.
Los aproximadamente 20 porcinos en esta granja de la provincia de Guangdong, al sur de China, no son cerdos comunes, sino más bien cerdas sustitutas que llevan dentro cochinillos clonados.
En medio de previsiones de que su población aumentaría a mil 440 millones de personas para el 2030 desde los mil 330 millones del 2009, según cifras del Banco Mundial, Pekín está a la caza de tecnología de punta para proveer alimentos de mejor calidad.
Los colegas de Du están clonando cerdos en un laboratorio que queda a una hora en automóvil de la granja.
Los expertos extraen el ADN de células cutáneas tomadas de la oreja de un jabalí premiado y se las transfieren a las células de un óvulo de cerdo sin su núcleo. Los embriones resultantes son implantados quirúrgicamente en cerdas sustitutas.
"Ahora importamos valiosos jabalíes desde Dinamarca y Estados Unidos. Son caros, su transporte es costoso y son susceptibles a muchas enfermedades durante su transporte", dijo Du, director de clonación e ingeniería genética en el Instituto de Genética de Pekín.
"Con esta tecnología, podemos importar pequeñas cantidades de cerdos y producirlos en masa en China", explicó Du.
Y expertos internacionales creen que China puede encarnar un rol protagónico en la promoción de la eventual aceptación de los animales clonados e incluso transgénicos, o productos genéticamente modificados.
Ingo Potrykus, el retirado coinventor del "arroz dorado" repleto de vitamina A, dijo que China podría llenar un vacío para asegurarse el uso y el reconocimiento generalizado.
"Para revolucionar la regulación (...) necesitas un país líder, que sea política y económicamente independiente de la histeria en occidente por los organismos genéticamente modificados (GMO, por sus iniciales en inglés)", escribió en un correo electrónico Potrykus.
"China tendría este potencial y podría beneficiarse mucho porque el país tiene muchos problemas de seguridad alimenticia por delante", agregó Potrykus.
Potrykus sabe mucho sobre las dificultades de obtener la aceptación de transgénicos y productos clonados. Su invento fue retirado del mercado durante 10 años debido a las regulaciones en torno a los alimentos genéticamente modificados.
USANDO MENOS TIERRA Y MENOS AGUA
En el laboratorio del instituto, otro genetista, Zhang Gengyun, está trabajando con colegas en frascos que contienen plantines de arroz, otro ingrediente básico chino.
Los especialistas quieren identificar segmentos genéticos en el arroz que sean responsables por los altos rendimientos y los mejores sistemas de raíces, para que pueda producirse más arroz usando menos tierra y menos agua.
"Ahora se usan muchos fertilizantes y el arroz no puede absorberlos en su totalidad. Los fertilizantes adicionales son vertidos en nuestro sistema de agua, lo que daña nuestro medio ambiente", dijo Zhang.
China tiene pocas herramientas convencionales. Necesita alimentar a un 22 por ciento de la población mundial pero sólo tiene un 7 por ciento de la tierra cultivable del planeta. Su ministro de Agricultura dijo en julio que China se enfrentaba a la formidable tarea de satisfacer la demanda de granos como arroz, trigo y maíz en los próximos 10 años.
Sus recursos hídricos son escasos, ascienden a un 25 por ciento del promedio mundial per capita. Y un cuarto de su agua está tan contaminada que no es siquiera apta para uso industrial.
La cosecha china de granos fue de 530 millones de toneladas en el 2009 y el país tendrá que incrementar la oferta anual en cuatro millones de toneladas al año en la próxima década. Pekín importó maíz por primera vez desde el 2006 y es el principal comprador mundial de soja.
"En China, el arroz es el cultivo más importante y usa un 50 por ciento del agua potable que China tiene cada año", dijo Zhang.
El consumo de carne de China por persona es de 70 kilos al año, de los cuales el 54 por ciento es de cerdo.
Ese nivel se disparó con el aumento de los ingresos y se refleja en las zonas más ricas, como Hong Kong, donde el consumo de carne per capita es de 120 kilos al año, según Rabobank.
"El Gobierno quiere asegurar el abastecimiento de alimentos. La demanda es de carne fresca. No quiere depender de carnes importadas," dijo Jean-yves Chow, alto analista industrial de Rabobank en Hong Kong.
El problema no es solamente de China. El destacado economista Jeffrey Sachs publicó artículos en la revista Nature en julio pidiendo una seria preparación para alimentar a la población mundial, que crecerá de los 6.800 millones actuales a nueve mil 100 millones en el 2050.
La tecnología transgénica ayudará, dijo Sachs, pero sus consecuencias sobre la salud humana y el medio ambiente deben ser monitoreadas de cerca.
Estados Unidos es líder mundial en la producción de cultivos transgénicos, pero la modificación genética de alimentos encuentra resistencias en Europa.
El genetista chino Du Yutao observa el monitor ultrasonido que inspecciona el bajo vientre de una cerda preñada, una de las últimas herramientas tecnológicas de China para alimentar mejor a su población.
Los aproximadamente 20 porcinos en esta granja de la provincia de Guangdong, al sur de China, no son cerdos comunes, sino más bien cerdas sustitutas que llevan dentro cochinillos clonados.
En medio de previsiones de que su población aumentaría a mil 440 millones de personas para el 2030 desde los mil 330 millones del 2009, según cifras del Banco Mundial, Pekín está a la caza de tecnología de punta para proveer alimentos de mejor calidad.
Los colegas de Du están clonando cerdos en un laboratorio que queda a una hora en automóvil de la granja.
Los expertos extraen el ADN de células cutáneas tomadas de la oreja de un jabalí premiado y se las transfieren a las células de un óvulo de cerdo sin su núcleo. Los embriones resultantes son implantados quirúrgicamente en cerdas sustitutas.
"Ahora importamos valiosos jabalíes desde Dinamarca y Estados Unidos. Son caros, su transporte es costoso y son susceptibles a muchas enfermedades durante su transporte", dijo Du, director de clonación e ingeniería genética en el Instituto de Genética de Pekín.
"Con esta tecnología, podemos importar pequeñas cantidades de cerdos y producirlos en masa en China", explicó Du.
Y expertos internacionales creen que China puede encarnar un rol protagónico en la promoción de la eventual aceptación de los animales clonados e incluso transgénicos, o productos genéticamente modificados.
Ingo Potrykus, el retirado coinventor del "arroz dorado" repleto de vitamina A, dijo que China podría llenar un vacío para asegurarse el uso y el reconocimiento generalizado.
"Para revolucionar la regulación (...) necesitas un país líder, que sea política y económicamente independiente de la histeria en occidente por los organismos genéticamente modificados (GMO, por sus iniciales en inglés)", escribió en un correo electrónico Potrykus.
"China tendría este potencial y podría beneficiarse mucho porque el país tiene muchos problemas de seguridad alimenticia por delante", agregó Potrykus.
Potrykus sabe mucho sobre las dificultades de obtener la aceptación de transgénicos y productos clonados. Su invento fue retirado del mercado durante 10 años debido a las regulaciones en torno a los alimentos genéticamente modificados.
USANDO MENOS TIERRA Y MENOS AGUA
En el laboratorio del instituto, otro genetista, Zhang Gengyun, está trabajando con colegas en frascos que contienen plantines de arroz, otro ingrediente básico chino.
Los especialistas quieren identificar segmentos genéticos en el arroz que sean responsables por los altos rendimientos y los mejores sistemas de raíces, para que pueda producirse más arroz usando menos tierra y menos agua.
"Ahora se usan muchos fertilizantes y el arroz no puede absorberlos en su totalidad. Los fertilizantes adicionales son vertidos en nuestro sistema de agua, lo que daña nuestro medio ambiente", dijo Zhang.
China tiene pocas herramientas convencionales. Necesita alimentar a un 22 por ciento de la población mundial pero sólo tiene un 7 por ciento de la tierra cultivable del planeta. Su ministro de Agricultura dijo en julio que China se enfrentaba a la formidable tarea de satisfacer la demanda de granos como arroz, trigo y maíz en los próximos 10 años.
Sus recursos hídricos son escasos, ascienden a un 25 por ciento del promedio mundial per capita. Y un cuarto de su agua está tan contaminada que no es siquiera apta para uso industrial.
La cosecha china de granos fue de 530 millones de toneladas en el 2009 y el país tendrá que incrementar la oferta anual en cuatro millones de toneladas al año en la próxima década. Pekín importó maíz por primera vez desde el 2006 y es el principal comprador mundial de soja.
"En China, el arroz es el cultivo más importante y usa un 50 por ciento del agua potable que China tiene cada año", dijo Zhang.
El consumo de carne de China por persona es de 70 kilos al año, de los cuales el 54 por ciento es de cerdo.
Ese nivel se disparó con el aumento de los ingresos y se refleja en las zonas más ricas, como Hong Kong, donde el consumo de carne per capita es de 120 kilos al año, según Rabobank.
"El Gobierno quiere asegurar el abastecimiento de alimentos. La demanda es de carne fresca. No quiere depender de carnes importadas," dijo Jean-yves Chow, alto analista industrial de Rabobank en Hong Kong.
El problema no es solamente de China. El destacado economista Jeffrey Sachs publicó artículos en la revista Nature en julio pidiendo una seria preparación para alimentar a la población mundial, que crecerá de los 6.800 millones actuales a nueve mil 100 millones en el 2050.
La tecnología transgénica ayudará, dijo Sachs, pero sus consecuencias sobre la salud humana y el medio ambiente deben ser monitoreadas de cerca.
Estados Unidos es líder mundial en la producción de cultivos transgénicos, pero la modificación genética de alimentos encuentra resistencias en Europa.