Al menos veintiséis muertos en un atentado contra los chiíes en la ciudad paquistaní de Lahore
Islamabad, Agencias
Al menos 26 personas murieron hoy y 200 resultaron heridas en un atentado múltiple en la ciudad oriental de Lahore contra una procesión chií, el primer gran ataque terrorista en Pakistán desde el comienzo de las graves inundaciones que han paralizado el país.
Las tres explosiones, al menos dos de ellas causadas por terroristas suicidas, se sucedieron en un intervalo de unos treinta minutos en torno a las 19.00 horas locales (12.00 GMT) en la zona de Bhatti Chowk, situada en el centro histórico de la capital de la provincia de Punjab.
Consultada por Efe, una fuente policial situó en 26 el número de muertos y en 200 los heridos por el atentado, que comenzó poco después del fin del ayuno tradicional que marca el mes sagrado del Ramadán, cuando una multitud se había congregado frente al templo de Karbala Gamay Shah para conmemorar una fecha señalada del calendario chií, comunidad minoritaria en Pakistán.
En declaraciones a la prensa, el jefe administrativo de la ciudad, Khusro Pervaiz, aseguró que las autoridades hallaron en el lugar de los hechos las cabezas de dos de los supuestos terroristas suicidas.
El ataque suscitó la ira de decenas de fieles, quienes mantuvieron violentos enfrentamientos con la Policía, a la que acusaron de no haber dispuesto suficientes medidas de seguridad en torno a la procesión, según varios medios paquistaníes.
De acuerdo con esta versión, algunos de los protestantes también incendiaron vehículos y establecimientos.
El primer ministro paquistaní, Yusuf Razá Guilani, condenó "el acto de cobarde terrorismo" y prometió que "aquellos elementos que juegan con las vidas del pueblo inocente no podrán eludir la ley del país", según un comunicado difundido por su oficina.
Aunque en el último mes se han registrado olas de violencia étnica y otros incidentes, el de hoy es el primer gran atentado desde que a finales de julio Pakistán comenzase a verse afectado por las peores inundaciones de su historia, que han dejado ya más de 17 millones de damnificados y anegado una quinta parte del territorio.
Horas antes de la cadena de explosiones, el propio Guilani había anunciado durante una reunión de su Gabinete que la catástrofe ha causado pérdidas por valor de 43.000 millones de dólares y ralentizará el crecimiento de la economía y disparará la inflación, dada la escasez de alimentos.
La ciudad de Lahore, capital cultural del país y habitada por unos ocho millones de personas, ha sido objeto de la mayoría de los grandes atentados perpetrados en la nación asiática en los últimos tiempos, muchos de ellos de corte sectario, contra grupos religiosos minoritarios.
La comunidad chií, que representa en torno al 20 por ciento de una población mayoritariamente suní, ha sido el último objetivo, pero meses atrás la violencia terrorista también se cebó en esta misma ciudad con la rama moderada sufí o los ahmedis, una secta islámica a la que el Estado paquistaní no considera musulmana.
Los analistas creen que en el sur de la provincia de Punjab tienen su base con relativa impunidad numerosas organizaciones extremistas alineadas con la insurgencia talibán asentada en el conflictivo noroeste.
El Ejército, que en 2009 aumentó el perfil de su lucha contra los integristas con dos operaciones a gran escala en feudos talibanes, limita de momento sus ofensivas al noroeste y las adyacentes áreas tribales fronterizas con Afganistán, donde en las últimas 24 horas fallecieron al menos 40 supuestos insurgentes en bombardeos.
No obstante, parte de la clase política paquistaní es partidaria de que las fuerzas de seguridad lancen una gran operación también en Punjab, aunque en este caso liderada por la Policía al tratarse de áreas urbanizadas.
Más de 12.000 personas murieron en 2009 en sucesos violentos en el país surasiático, un cuarto de ellas en atentados terroristas, según un informe del Instituto de Pakistán para Estudios de Paz.
Al menos 26 personas murieron hoy y 200 resultaron heridas en un atentado múltiple en la ciudad oriental de Lahore contra una procesión chií, el primer gran ataque terrorista en Pakistán desde el comienzo de las graves inundaciones que han paralizado el país.
Las tres explosiones, al menos dos de ellas causadas por terroristas suicidas, se sucedieron en un intervalo de unos treinta minutos en torno a las 19.00 horas locales (12.00 GMT) en la zona de Bhatti Chowk, situada en el centro histórico de la capital de la provincia de Punjab.
Consultada por Efe, una fuente policial situó en 26 el número de muertos y en 200 los heridos por el atentado, que comenzó poco después del fin del ayuno tradicional que marca el mes sagrado del Ramadán, cuando una multitud se había congregado frente al templo de Karbala Gamay Shah para conmemorar una fecha señalada del calendario chií, comunidad minoritaria en Pakistán.
En declaraciones a la prensa, el jefe administrativo de la ciudad, Khusro Pervaiz, aseguró que las autoridades hallaron en el lugar de los hechos las cabezas de dos de los supuestos terroristas suicidas.
El ataque suscitó la ira de decenas de fieles, quienes mantuvieron violentos enfrentamientos con la Policía, a la que acusaron de no haber dispuesto suficientes medidas de seguridad en torno a la procesión, según varios medios paquistaníes.
De acuerdo con esta versión, algunos de los protestantes también incendiaron vehículos y establecimientos.
El primer ministro paquistaní, Yusuf Razá Guilani, condenó "el acto de cobarde terrorismo" y prometió que "aquellos elementos que juegan con las vidas del pueblo inocente no podrán eludir la ley del país", según un comunicado difundido por su oficina.
Aunque en el último mes se han registrado olas de violencia étnica y otros incidentes, el de hoy es el primer gran atentado desde que a finales de julio Pakistán comenzase a verse afectado por las peores inundaciones de su historia, que han dejado ya más de 17 millones de damnificados y anegado una quinta parte del territorio.
Horas antes de la cadena de explosiones, el propio Guilani había anunciado durante una reunión de su Gabinete que la catástrofe ha causado pérdidas por valor de 43.000 millones de dólares y ralentizará el crecimiento de la economía y disparará la inflación, dada la escasez de alimentos.
La ciudad de Lahore, capital cultural del país y habitada por unos ocho millones de personas, ha sido objeto de la mayoría de los grandes atentados perpetrados en la nación asiática en los últimos tiempos, muchos de ellos de corte sectario, contra grupos religiosos minoritarios.
La comunidad chií, que representa en torno al 20 por ciento de una población mayoritariamente suní, ha sido el último objetivo, pero meses atrás la violencia terrorista también se cebó en esta misma ciudad con la rama moderada sufí o los ahmedis, una secta islámica a la que el Estado paquistaní no considera musulmana.
Los analistas creen que en el sur de la provincia de Punjab tienen su base con relativa impunidad numerosas organizaciones extremistas alineadas con la insurgencia talibán asentada en el conflictivo noroeste.
El Ejército, que en 2009 aumentó el perfil de su lucha contra los integristas con dos operaciones a gran escala en feudos talibanes, limita de momento sus ofensivas al noroeste y las adyacentes áreas tribales fronterizas con Afganistán, donde en las últimas 24 horas fallecieron al menos 40 supuestos insurgentes en bombardeos.
No obstante, parte de la clase política paquistaní es partidaria de que las fuerzas de seguridad lancen una gran operación también en Punjab, aunque en este caso liderada por la Policía al tratarse de áreas urbanizadas.
Más de 12.000 personas murieron en 2009 en sucesos violentos en el país surasiático, un cuarto de ellas en atentados terroristas, según un informe del Instituto de Pakistán para Estudios de Paz.