Lenta reacción de la sociedad civil y la comunidad
Eva Sáiz, El País
Naciones Unidas ha solicitado a la comunidad internacional 459 millones de dólares (357.337.485 de euros) de forma urgente para atender, en los próximos tres meses, a la población perjudicada por las inundaciones que están asolando Pakistán. Hoy, su secretario general, Ban Ki-moon tiene previsto visitar las zonas afectadas, para comprobar la magnitud de la devastación. El llamamiento de la ONU se realizó el pasado miércoles, tres semanas después del comienzo de los monzones. Una reacción un tanto lenta, según ONG como Cruz Roja, Médicos Sin Fronteras (MSF), PLAN o Save the Children, teniendo en cuenta que la catástrofe natural se ha cobrado 1.600 víctimas y que ha afectado a 14 millones de personas, según cifras de la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR).
La construcción de campos, el saneamiento, la provisión de agua potable, el refugio y la presencia de servicios sanitarios en los puntos de difícil acceso son las necesidades más acuciantes de Pakistán
La pérdida de las cosechas y la destrucción de miles de viviendas son los problemas principales que deberán afrontar las ONG a largo plazo
Es la sensación que tienen las principales ONG que sí se movilizaron desde el momento en que las nueve horas de lluvia torrencial del 21 de julio desataron la furia del Indo. Sus responsables enseguida se apercibieron de la magnitud de la tragedia y se pusieron a actuar, mientras en occidente, los países se mostraban más preocupados por localizar a sus compatriotas. En otros desastres, como el terremoto de Haití o el que asoló Cachemira, también en Pakistán, en 2005, la movilización de la comunidad internacional y de la sociedad civil fue muy generosa e inmediata. En este caso la respuesta no está siendo tan rápida.
Haider Waseem Yaqub es el principal responsable en Pakistán de la organización internacional de protección de derechos de la infancia, PLAN. "Creo que el escaso apoyo por parte de la comunidad internacional puede deberse a que las inundaciones han afectado a la totalidad del país. Cuando la tragedia golpea en un lugar concreto, las consecuencias son más visibles. En este caso, los efectos parecen difuminarse por estar dispersos por todo el territorio y su impacto es menor".
Dentro de la petición económica de la ONU, el ACNUR ha solicitado 41 millones de dólares (31.919.034 de euros) para continuar con las tareas de asistencia inmediata que inició desde que las inundaciones comenzaron. Hasta el momento, ACNUR ha proporcionado ayuda a unas 300.000 personas, distribuyendo tiendas de campaña, lonas plásticas, kits familiares con mantas, esteras para dormir, mosquiteras, utensilios de cocina y mantas. Además de a las comunidades paquistaníes afectadas por la crecida del Indo, ACNUR está trabajando para brindar protección y cobijo a los refugiados afganos, las personas desplazadas por los conflictos.
La construcción de campos, el saneamiento, la provisión de agua potable, el refugio y la presencia de servicios sanitarios en los puntos de difícil acceso por haber quedado inundados o aislados, son las necesidades más acuciantes de Pakistán y en las que se centran las principales ONG que están en la zona. Casi todas han abierto canales específicos para ayudar a las víctimas de las crecidas pero, de momento, la respuesta de la sociedad civil se está haciendo esperar. Las ONG coinciden en alertar de la importancia de hacer llegar la ayuda humanitaria para paliar los efectos de una situación dramática que tiene visos de empeorar aún más. "Lo peor va a venir después. Habrá que reconstruir las viviendas, paliar las hambrunas que puedan producirse ante la escasez de alimentos provocada por la pérdida de las cosechas, frenar los brotes de enfermedades...", indica Clara Bajo, responsable del centro de coordinación de Cruz Roja España.
Esta institución ha enviado 110.000 euros a la Media Luna Roja de Pakistán y ha desplazado a la zona dos equipos de unidades de respuesta (cuatro personas por equipo), para apoyar a su homóloga paquistaní en las labores de distribución de emergencia, y a un grupo de ocho personas para asistir en las evaluaciones de las necesidades. La aportación económica se enmarca dentro de los 12 millones de euros que Cruz Roja Internacional ha planeado destinar a la ayuda de emergencia, "aunque teniendo en cuenta que las dimensiones del desastre no paran de crecer, es muy probable que se estas cifras se revisen al alza", informa Bajo.
No es la única ONG que deberá modificar la cuantía de las cantidades previstas en un primer momento para la ayuda humanitaria. Cáritas española ha aportado 100.000 euros para asistir a unas 5.000 familias de las provincias más afectadas. El dinero se enmarca dentro de un programa propuesto por Cáritas Pakistán y Cáritas Internacional, inicialmente presupuestado en unos cuatro millones euros. Esta cantidad se destinará a cubrir las necesidades más inmediatas y a financiar el Programa de Emergencia, de una duración inicial de tres meses, para atender a la rehabilitación y reconstrucción de las zonas afectadas, una vez que las aguas vuelvan a su cauce.
El largo plazo
Este es uno de los principales problemas que las ONG deberán abordar a largo plazo. 722.000 hogares han sido destruidos y las cosechas han quedado totalmente anegadas. "Los casi dos millones de personas que están viviendo en campos de refugiados se van a encontrar sin techo, sin alimento y con unas condiciones sanitarias deplorables. Los víveres de los que las ONG podamos disponer se irán agotando y la desnutrición será un caldo de cultivo para las enfermedades", indica Yaqub. De hecho, ya se han detectado los primeros casos de cólera en los distritos de Muzafagarh y Lasyyah. Por su parte, Pierluigi Testa, coordinador de MSF en Baluchistán, apunta: "La situación alimentaria es preocupante debido a que las cosechas se han perdido o están seriamente amenazadas por la crecida del agua, aunque, en estos momentos no podemos afirmar que los casos de desnutrición sean consecuencia directa de las inundaciones".
Precisamente en la atención médica, junto con el suministro de agua potable y distribución de bienes de primera necesidad, es en el punto en que más hincapié ha hecho MSF desde que comenzaron los monzones. Su personal médico ha llevado a cabo más de 7.000 consultas, 1.800 a través de ocho clínicas móviles. Una de las cosas que más preocupa a esta ONG es identificar los focos de población que necesitan ayuda, puesto que hay muchas personas que no han recibido todavía ningún tipo de asistencia. "Tenemos la impresión de que se está haciendo muy poco por las familias afectadas. Tres semanas después de las primeras inundaciones, las necesidades de cientos de miles de personas siguen sin ser cubiertas. De hecho, estas necesidades continúan en aumento día tras día. Hay que hacer mucho más de lo que se ha hecho hasta ahora", se queja Thomas Conan, representante de MSF en Pakistán. En esta línea, PLAN se está centrando, sobre todo, en la asistencia sanitaria a la población infantil y las mujeres embarazadas, especialmente vulnerable a brotes de diarrea, malaria y cólera. Save the Children ha establecido un centro para atender a las víctimas afectadas por diarrea y tiene previsto instalar más campamentos médicos en los distritos de Punjab y Sindh.
Una de las mayores dificultades que están intentando solventar las ONG es hacer llegar alimentos y asistencia sanitaria a aquéllos que se han negado a abandonar sus hogares y están aislados en poblados anegados por las crecidas del Indo o de muy difícil acceso por estar en zonas montañosas. Save the Children, que ha desplazado hasta Pakistán a 1.200 de sus miembros, está empleando helicópteros para suministrar los víveres.
La agencia de meteorología paquistaní ha alertado de nuevos riesgos de inundaciones para los próximos días. De momento las presas resisten y el nivel del agua está disminuyendo en las provincias del noroeste, las más afectadas, pero la situación es preocupante. "Si deja de llover podremos ser más optimistas. La población de momento está esperanzada, quiere volver a sus hogares, pero a la vez está angustiada porque no sabe que se va a encontrar cuando regrese", dice Yaqub.
Hasta ahora, Cruz Roja ha prestado auxilio humanitaria a más de 250.000 personas; PLAN, que colabora con los gobiernos locales en la gestión de campos de refugiados, ha distribuido ayuda de emergencia a 12.000 familias; en quince días, Save the Children, ha brindado asistencia sanitaria, tiendas y kits de higiene y alimentos a 37.850 afectados por las inundaciones.
Naciones Unidas ha solicitado a la comunidad internacional 459 millones de dólares (357.337.485 de euros) de forma urgente para atender, en los próximos tres meses, a la población perjudicada por las inundaciones que están asolando Pakistán. Hoy, su secretario general, Ban Ki-moon tiene previsto visitar las zonas afectadas, para comprobar la magnitud de la devastación. El llamamiento de la ONU se realizó el pasado miércoles, tres semanas después del comienzo de los monzones. Una reacción un tanto lenta, según ONG como Cruz Roja, Médicos Sin Fronteras (MSF), PLAN o Save the Children, teniendo en cuenta que la catástrofe natural se ha cobrado 1.600 víctimas y que ha afectado a 14 millones de personas, según cifras de la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR).
La construcción de campos, el saneamiento, la provisión de agua potable, el refugio y la presencia de servicios sanitarios en los puntos de difícil acceso son las necesidades más acuciantes de Pakistán
La pérdida de las cosechas y la destrucción de miles de viviendas son los problemas principales que deberán afrontar las ONG a largo plazo
Es la sensación que tienen las principales ONG que sí se movilizaron desde el momento en que las nueve horas de lluvia torrencial del 21 de julio desataron la furia del Indo. Sus responsables enseguida se apercibieron de la magnitud de la tragedia y se pusieron a actuar, mientras en occidente, los países se mostraban más preocupados por localizar a sus compatriotas. En otros desastres, como el terremoto de Haití o el que asoló Cachemira, también en Pakistán, en 2005, la movilización de la comunidad internacional y de la sociedad civil fue muy generosa e inmediata. En este caso la respuesta no está siendo tan rápida.
Haider Waseem Yaqub es el principal responsable en Pakistán de la organización internacional de protección de derechos de la infancia, PLAN. "Creo que el escaso apoyo por parte de la comunidad internacional puede deberse a que las inundaciones han afectado a la totalidad del país. Cuando la tragedia golpea en un lugar concreto, las consecuencias son más visibles. En este caso, los efectos parecen difuminarse por estar dispersos por todo el territorio y su impacto es menor".
Dentro de la petición económica de la ONU, el ACNUR ha solicitado 41 millones de dólares (31.919.034 de euros) para continuar con las tareas de asistencia inmediata que inició desde que las inundaciones comenzaron. Hasta el momento, ACNUR ha proporcionado ayuda a unas 300.000 personas, distribuyendo tiendas de campaña, lonas plásticas, kits familiares con mantas, esteras para dormir, mosquiteras, utensilios de cocina y mantas. Además de a las comunidades paquistaníes afectadas por la crecida del Indo, ACNUR está trabajando para brindar protección y cobijo a los refugiados afganos, las personas desplazadas por los conflictos.
La construcción de campos, el saneamiento, la provisión de agua potable, el refugio y la presencia de servicios sanitarios en los puntos de difícil acceso por haber quedado inundados o aislados, son las necesidades más acuciantes de Pakistán y en las que se centran las principales ONG que están en la zona. Casi todas han abierto canales específicos para ayudar a las víctimas de las crecidas pero, de momento, la respuesta de la sociedad civil se está haciendo esperar. Las ONG coinciden en alertar de la importancia de hacer llegar la ayuda humanitaria para paliar los efectos de una situación dramática que tiene visos de empeorar aún más. "Lo peor va a venir después. Habrá que reconstruir las viviendas, paliar las hambrunas que puedan producirse ante la escasez de alimentos provocada por la pérdida de las cosechas, frenar los brotes de enfermedades...", indica Clara Bajo, responsable del centro de coordinación de Cruz Roja España.
Esta institución ha enviado 110.000 euros a la Media Luna Roja de Pakistán y ha desplazado a la zona dos equipos de unidades de respuesta (cuatro personas por equipo), para apoyar a su homóloga paquistaní en las labores de distribución de emergencia, y a un grupo de ocho personas para asistir en las evaluaciones de las necesidades. La aportación económica se enmarca dentro de los 12 millones de euros que Cruz Roja Internacional ha planeado destinar a la ayuda de emergencia, "aunque teniendo en cuenta que las dimensiones del desastre no paran de crecer, es muy probable que se estas cifras se revisen al alza", informa Bajo.
No es la única ONG que deberá modificar la cuantía de las cantidades previstas en un primer momento para la ayuda humanitaria. Cáritas española ha aportado 100.000 euros para asistir a unas 5.000 familias de las provincias más afectadas. El dinero se enmarca dentro de un programa propuesto por Cáritas Pakistán y Cáritas Internacional, inicialmente presupuestado en unos cuatro millones euros. Esta cantidad se destinará a cubrir las necesidades más inmediatas y a financiar el Programa de Emergencia, de una duración inicial de tres meses, para atender a la rehabilitación y reconstrucción de las zonas afectadas, una vez que las aguas vuelvan a su cauce.
El largo plazo
Este es uno de los principales problemas que las ONG deberán abordar a largo plazo. 722.000 hogares han sido destruidos y las cosechas han quedado totalmente anegadas. "Los casi dos millones de personas que están viviendo en campos de refugiados se van a encontrar sin techo, sin alimento y con unas condiciones sanitarias deplorables. Los víveres de los que las ONG podamos disponer se irán agotando y la desnutrición será un caldo de cultivo para las enfermedades", indica Yaqub. De hecho, ya se han detectado los primeros casos de cólera en los distritos de Muzafagarh y Lasyyah. Por su parte, Pierluigi Testa, coordinador de MSF en Baluchistán, apunta: "La situación alimentaria es preocupante debido a que las cosechas se han perdido o están seriamente amenazadas por la crecida del agua, aunque, en estos momentos no podemos afirmar que los casos de desnutrición sean consecuencia directa de las inundaciones".
Precisamente en la atención médica, junto con el suministro de agua potable y distribución de bienes de primera necesidad, es en el punto en que más hincapié ha hecho MSF desde que comenzaron los monzones. Su personal médico ha llevado a cabo más de 7.000 consultas, 1.800 a través de ocho clínicas móviles. Una de las cosas que más preocupa a esta ONG es identificar los focos de población que necesitan ayuda, puesto que hay muchas personas que no han recibido todavía ningún tipo de asistencia. "Tenemos la impresión de que se está haciendo muy poco por las familias afectadas. Tres semanas después de las primeras inundaciones, las necesidades de cientos de miles de personas siguen sin ser cubiertas. De hecho, estas necesidades continúan en aumento día tras día. Hay que hacer mucho más de lo que se ha hecho hasta ahora", se queja Thomas Conan, representante de MSF en Pakistán. En esta línea, PLAN se está centrando, sobre todo, en la asistencia sanitaria a la población infantil y las mujeres embarazadas, especialmente vulnerable a brotes de diarrea, malaria y cólera. Save the Children ha establecido un centro para atender a las víctimas afectadas por diarrea y tiene previsto instalar más campamentos médicos en los distritos de Punjab y Sindh.
Una de las mayores dificultades que están intentando solventar las ONG es hacer llegar alimentos y asistencia sanitaria a aquéllos que se han negado a abandonar sus hogares y están aislados en poblados anegados por las crecidas del Indo o de muy difícil acceso por estar en zonas montañosas. Save the Children, que ha desplazado hasta Pakistán a 1.200 de sus miembros, está empleando helicópteros para suministrar los víveres.
La agencia de meteorología paquistaní ha alertado de nuevos riesgos de inundaciones para los próximos días. De momento las presas resisten y el nivel del agua está disminuyendo en las provincias del noroeste, las más afectadas, pero la situación es preocupante. "Si deja de llover podremos ser más optimistas. La población de momento está esperanzada, quiere volver a sus hogares, pero a la vez está angustiada porque no sabe que se va a encontrar cuando regrese", dice Yaqub.
Hasta ahora, Cruz Roja ha prestado auxilio humanitaria a más de 250.000 personas; PLAN, que colabora con los gobiernos locales en la gestión de campos de refugiados, ha distribuido ayuda de emergencia a 12.000 familias; en quince días, Save the Children, ha brindado asistencia sanitaria, tiendas y kits de higiene y alimentos a 37.850 afectados por las inundaciones.