Las inundaciones en Pakistán dejan sin hogar a 20 millones de personas
Ana Gabriela Rojas, Nueva Dehli, El País
Amenazados por las enfermedades, el hambre y la muerte, seis millones de paquistaníes todavía no han recibido ni la ayuda más básica para hacer frente a las peores inundaciones sufridas por el país en los últimos 80 años. Desde hace dos semanas, no tienen agua potable, ni alimentos, ni un techo... Son los más desesperados entre los desesperados, víctimas de una catástrofe que ha dejado sin nada a 20 millones de personas, según las cifras ofrecidas ayer por el Gobierno paquistaní -superiores a las de la ONU, que habla de 14 millones-, y que ha provocado al menos 1.600 muertes. Naciones Unidas ya ha confirmado un caso de cólera entre las víctimas, en el valle de Swat.
Pakistán, devastado por las inundaciones que lo han castigado de norte a sur, suspendió ayer todos los actos de celebración de sus 63 años de independencia de Reino Unido. En un país sumergido en agua "las epidemias van a llegar", dice a este diario el representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Pakistán, Guido Sabatinelli. Y con el paso de los días, el riesgo aumenta. Con millones de personas viviendo en agua contaminada y sin acceso a agua potable, "las enfermedades no se pueden evitar, solo podemos prepararnos", advierte Sabatinelli.
De momento se ha confirmado un caso de cólera y los expertos temen que haya más. "Es muy probable que esté presente. Es endémico en el subcontinente", dice Sabatinelli. También acechan otras enfermedades como el tifus, la hepatitis B, la malaria y el dengue. Hasta ahora se han registrado 36.000 casos de diarrea aguda, que se están tratando como cólera para evitar la propagación de esta grave enfermedad que se transmite por el agua contaminada por el excremento de personas enfermas.
"Nunca había visto algo como esto", asegura un italiano con casi 30 años de experiencia en ayuda humanitaria. Dice que se está haciendo todo lo posible para ayudar al Ministerio de Salud a dar la mejor respuesta. Sin embargo, la ayuda en todos los campos está afectada por "la accesibilidad a las áreas afectadas y por la lenta respuesta de los donantes", asegura.
Hasta ahora seis millones de personas todavía necesitan agua potable, comida y refugio, según la ONU. Unas 1.600 personas han muerto, pero se teme que este número pueda aumentar si la ayuda humanitaria no llega a tiempo. Miles de personas atrapadas por las inundaciones aún esperan a ser rescatadas.
Mientras, la ira empieza a extenderse entre la población. La posibilidad de disturbios aumenta. En la provincia de Sindh, las víctimas se quejan de que se están produciendo saqueos y de que hay señales evidentes de que la zona se está convirtiendo en una ciudad sin ley.
Por si fuera poco en algunas partes del país seguirán cayendo lluvias monzónicas en los próximos días. Otra gran masa de agua está bajando por el río Indus hacia la sureña provincia de Sindh, por lo que allí se está evacuando a millares de personas y se esperan más afectados en los próximos días.
En cuanto a la ayuda internacional, la ONU solo tiene asegurados unos 125 millones de dólares (96 millones de euros) de los 460 millones que se necesitan para cubrir las necesidades urgentes. "Pero se necesitarán miles de millones a largo plazo", asegura por teléfono el portavoz de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en Pakistán, Maurizio Giuliano.
Gran parte de las cosechas han quedado anegadas y crecen los temores a una crisis alimentaria. El Banco Mundial calcula que se han perdido cultivos por valor de 1.000 millones de dólares y el organismo estudia reprogramar unos 900 millones en ayuda para afrontar el problema. También el Fondo Monetario Internacional ha alertado de un daño económico grave y el Ministerio de Finanzas ha adelantado que no tendrá el crecimiento del 4,5% del PIB que se preveía para este año.
El Gobierno, débil e impopular de por sí, cada vez pierde más apoyos por su lenta respuesta a la crisis. "Nos ha ayudado solo a medias. Hemos recibido arroz y medicinas, pero no nos han dado tiendas de campaña", dice Zarsheed, uno de los afectados, a la agencia Reuters. Son los militares y las agencias internacionales quienes están al frente de las operaciones de rescate. Los analistas no temen un golpe de Estado del Ejército -tiene un gran poder de facto- porque creen que no les beneficiaría tomar el control en este momento tan caótico.
Pakistán no conmemoró ayer el Día de la Independencia en solidaridad con las víctimas. "Los recursos [destinados a las celebraciones] serán utilizados en las áreas afectadas", anunció el primer ministro, Yusuf Raza Gilani, que comparó la situación con la de la sangrienta partición con India en 1947, cuando 10 millones de personas fueron desplazadas.
Amenazados por las enfermedades, el hambre y la muerte, seis millones de paquistaníes todavía no han recibido ni la ayuda más básica para hacer frente a las peores inundaciones sufridas por el país en los últimos 80 años. Desde hace dos semanas, no tienen agua potable, ni alimentos, ni un techo... Son los más desesperados entre los desesperados, víctimas de una catástrofe que ha dejado sin nada a 20 millones de personas, según las cifras ofrecidas ayer por el Gobierno paquistaní -superiores a las de la ONU, que habla de 14 millones-, y que ha provocado al menos 1.600 muertes. Naciones Unidas ya ha confirmado un caso de cólera entre las víctimas, en el valle de Swat.
Pakistán, devastado por las inundaciones que lo han castigado de norte a sur, suspendió ayer todos los actos de celebración de sus 63 años de independencia de Reino Unido. En un país sumergido en agua "las epidemias van a llegar", dice a este diario el representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Pakistán, Guido Sabatinelli. Y con el paso de los días, el riesgo aumenta. Con millones de personas viviendo en agua contaminada y sin acceso a agua potable, "las enfermedades no se pueden evitar, solo podemos prepararnos", advierte Sabatinelli.
De momento se ha confirmado un caso de cólera y los expertos temen que haya más. "Es muy probable que esté presente. Es endémico en el subcontinente", dice Sabatinelli. También acechan otras enfermedades como el tifus, la hepatitis B, la malaria y el dengue. Hasta ahora se han registrado 36.000 casos de diarrea aguda, que se están tratando como cólera para evitar la propagación de esta grave enfermedad que se transmite por el agua contaminada por el excremento de personas enfermas.
"Nunca había visto algo como esto", asegura un italiano con casi 30 años de experiencia en ayuda humanitaria. Dice que se está haciendo todo lo posible para ayudar al Ministerio de Salud a dar la mejor respuesta. Sin embargo, la ayuda en todos los campos está afectada por "la accesibilidad a las áreas afectadas y por la lenta respuesta de los donantes", asegura.
Hasta ahora seis millones de personas todavía necesitan agua potable, comida y refugio, según la ONU. Unas 1.600 personas han muerto, pero se teme que este número pueda aumentar si la ayuda humanitaria no llega a tiempo. Miles de personas atrapadas por las inundaciones aún esperan a ser rescatadas.
Mientras, la ira empieza a extenderse entre la población. La posibilidad de disturbios aumenta. En la provincia de Sindh, las víctimas se quejan de que se están produciendo saqueos y de que hay señales evidentes de que la zona se está convirtiendo en una ciudad sin ley.
Por si fuera poco en algunas partes del país seguirán cayendo lluvias monzónicas en los próximos días. Otra gran masa de agua está bajando por el río Indus hacia la sureña provincia de Sindh, por lo que allí se está evacuando a millares de personas y se esperan más afectados en los próximos días.
En cuanto a la ayuda internacional, la ONU solo tiene asegurados unos 125 millones de dólares (96 millones de euros) de los 460 millones que se necesitan para cubrir las necesidades urgentes. "Pero se necesitarán miles de millones a largo plazo", asegura por teléfono el portavoz de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en Pakistán, Maurizio Giuliano.
Gran parte de las cosechas han quedado anegadas y crecen los temores a una crisis alimentaria. El Banco Mundial calcula que se han perdido cultivos por valor de 1.000 millones de dólares y el organismo estudia reprogramar unos 900 millones en ayuda para afrontar el problema. También el Fondo Monetario Internacional ha alertado de un daño económico grave y el Ministerio de Finanzas ha adelantado que no tendrá el crecimiento del 4,5% del PIB que se preveía para este año.
El Gobierno, débil e impopular de por sí, cada vez pierde más apoyos por su lenta respuesta a la crisis. "Nos ha ayudado solo a medias. Hemos recibido arroz y medicinas, pero no nos han dado tiendas de campaña", dice Zarsheed, uno de los afectados, a la agencia Reuters. Son los militares y las agencias internacionales quienes están al frente de las operaciones de rescate. Los analistas no temen un golpe de Estado del Ejército -tiene un gran poder de facto- porque creen que no les beneficiaría tomar el control en este momento tan caótico.
Pakistán no conmemoró ayer el Día de la Independencia en solidaridad con las víctimas. "Los recursos [destinados a las celebraciones] serán utilizados en las áreas afectadas", anunció el primer ministro, Yusuf Raza Gilani, que comparó la situación con la de la sangrienta partición con India en 1947, cuando 10 millones de personas fueron desplazadas.