Las epidemias acechan en Pakistán
Ana Gabriela Rojas, Nueva Dehli, El País
El caos, la enfermedad y la desesperación han tomado Pakistán. La lentitud en la llegada de la ayuda para hacer frente a las inundaciones ha dejado a 3,5 millones de niños en riesgo de contraer enfermedades mortales transmitidas por el agua contaminada y los insectos, según Unicef. La ira crece entre la población -indignada con un Gobierno impopular que se ve incapaz de afrontar la tragedia- y decenas de hombres, armados con palos, bloquearon ayer una carretera principal en el sur del país para exigir a las autoridades que aceleren la ayuda.
La situación empeora día a día. Al menos 20 millones de personas se han visto afectadas por las inundaciones en las últimas dos semanas, de ellas, seis millones aún no han recibido ni la más mínima ayuda y no tienen acceso a agua potable, medicamentos y alimentos. Ya se cuentan 1.600 muertos. "Si no actuamos suficientemente rápido, vamos a ver pronto una segunda ola de muertes que podría ser muchas veces mayor que la causada por las inundaciones en sí", dijo a este diario el portavoz de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU en Pakistán, Maurizio Giuliano. "El escenario es espantoso", añadió.
Los casos de enfermedades están aumentando, especialmente entre los menores. El coordinador de emergencias de Unicef en Pakistán, Óscar Butragueño, aseguró ayer que los menores de cinco años son los que corren más riesgo, ya que su sistema inmunológico no está desarrollado por completo: "Es un cóctel mortal: este país ya sufría de malnutrición, un 30% o 40% de la gente no llega al número de calorías requeridas al día, y a ello se une la falta de agua potable, enfermedades, escasez de medicinas y desconocimiento para identificar los síntomas". Butragueño apunta que un 1% de los casos de diarrea aguda (36.000 hasta ahora) pueden ser cólera, una enfermedad que puede matar en 24 horas. Las agencias internacionales aseguran que no ha habido suficientes donaciones. La ONU ha pedido 459 millones de dólares (360 millones de euros), pero hasta ahora solo ha recibido una cuarta parte.
La desesperación crece. En la localidad de Dir, en la provincia de Jaibar Pajtunjua, en el noroeste del país, los afectados saquearon dos camiones con ayuda. "Las fuerzas de seguridad abrieron fuego y causaron muchos heridos", asegura a este periódico Shahab Khan, reportero local de la televisión Aaj. En el sur, cientos de víctimas bloquearon con piedras y basura una carretera principal en Sukkur, en la sureña provincia de Sindh, que se ha visto muy afectada por el agua que ha bajado del norte por el río Indus y las represas que se han desbordado. Los manifestantes aseguraban que los funcionarios del Gobierno solo llegan al área a entregar ayuda cuando los medios de comunicación están presentes. "Están tirándonos paquetes de comida como si fuéramos perros. Están haciendo que la gente se pelee por la comida", dijo Kalu Mangiani, uno de los afectados, a Associated Press. Además de los bloqueos, muchos caminos y puentes ya habían sido dañados por el agua.
Las autoridades temen que los talibanes se aprovechen de la ira de la gente para ganar apoyos, según afirmó ayer el ministro de Exteriores paquistaní, Shah Mehmood Qureshi, en declaraciones a la BBC. Pero aseguró que las tropas paquistaníes que luchan contra los extremistas en el norte no serán destinadas a las labores de ayuda para evitar dejar al descubierto aquel frente.
Los problemas en las vías de transporte también están poniendo en peligro los suministros a las tropas de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán. Pakistán es un punto clave en la estrategia de la Casa Blanca para combatir a los talibanes y Al Qaeda en la región. Más del 70% de los suministros para las tropas extranjeras en Afganistán, incluyendo el combustible, llega por tierra desde Pakistán. La mayor parte procede del puerto paquistaní de Karachi y luego se transporta por tierra a través de dos rutas, por Peshawar o por Quetta, desde donde continúa hacia Afganistán.
Por ahora "no ha habido impacto significativo en el transporte de suministros", dijo ayer en conversación telefónica el portavoz de la Embajada de Estados Unidos en Islamabad, Richard Snelsire. Sin embargo, el analista Rahim Ullah Yousafzai cree que ese suministro "está a punto de sufrir, o ya ha sufrido, graves problemas, como todas las provisiones del país". Más de 500 camiones circulan a diario por el paso de Jíber, uno de los dos principales del país, con todo lo necesario para las tropas.
El caos, la enfermedad y la desesperación han tomado Pakistán. La lentitud en la llegada de la ayuda para hacer frente a las inundaciones ha dejado a 3,5 millones de niños en riesgo de contraer enfermedades mortales transmitidas por el agua contaminada y los insectos, según Unicef. La ira crece entre la población -indignada con un Gobierno impopular que se ve incapaz de afrontar la tragedia- y decenas de hombres, armados con palos, bloquearon ayer una carretera principal en el sur del país para exigir a las autoridades que aceleren la ayuda.
La situación empeora día a día. Al menos 20 millones de personas se han visto afectadas por las inundaciones en las últimas dos semanas, de ellas, seis millones aún no han recibido ni la más mínima ayuda y no tienen acceso a agua potable, medicamentos y alimentos. Ya se cuentan 1.600 muertos. "Si no actuamos suficientemente rápido, vamos a ver pronto una segunda ola de muertes que podría ser muchas veces mayor que la causada por las inundaciones en sí", dijo a este diario el portavoz de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU en Pakistán, Maurizio Giuliano. "El escenario es espantoso", añadió.
Los casos de enfermedades están aumentando, especialmente entre los menores. El coordinador de emergencias de Unicef en Pakistán, Óscar Butragueño, aseguró ayer que los menores de cinco años son los que corren más riesgo, ya que su sistema inmunológico no está desarrollado por completo: "Es un cóctel mortal: este país ya sufría de malnutrición, un 30% o 40% de la gente no llega al número de calorías requeridas al día, y a ello se une la falta de agua potable, enfermedades, escasez de medicinas y desconocimiento para identificar los síntomas". Butragueño apunta que un 1% de los casos de diarrea aguda (36.000 hasta ahora) pueden ser cólera, una enfermedad que puede matar en 24 horas. Las agencias internacionales aseguran que no ha habido suficientes donaciones. La ONU ha pedido 459 millones de dólares (360 millones de euros), pero hasta ahora solo ha recibido una cuarta parte.
La desesperación crece. En la localidad de Dir, en la provincia de Jaibar Pajtunjua, en el noroeste del país, los afectados saquearon dos camiones con ayuda. "Las fuerzas de seguridad abrieron fuego y causaron muchos heridos", asegura a este periódico Shahab Khan, reportero local de la televisión Aaj. En el sur, cientos de víctimas bloquearon con piedras y basura una carretera principal en Sukkur, en la sureña provincia de Sindh, que se ha visto muy afectada por el agua que ha bajado del norte por el río Indus y las represas que se han desbordado. Los manifestantes aseguraban que los funcionarios del Gobierno solo llegan al área a entregar ayuda cuando los medios de comunicación están presentes. "Están tirándonos paquetes de comida como si fuéramos perros. Están haciendo que la gente se pelee por la comida", dijo Kalu Mangiani, uno de los afectados, a Associated Press. Además de los bloqueos, muchos caminos y puentes ya habían sido dañados por el agua.
Las autoridades temen que los talibanes se aprovechen de la ira de la gente para ganar apoyos, según afirmó ayer el ministro de Exteriores paquistaní, Shah Mehmood Qureshi, en declaraciones a la BBC. Pero aseguró que las tropas paquistaníes que luchan contra los extremistas en el norte no serán destinadas a las labores de ayuda para evitar dejar al descubierto aquel frente.
Los problemas en las vías de transporte también están poniendo en peligro los suministros a las tropas de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán. Pakistán es un punto clave en la estrategia de la Casa Blanca para combatir a los talibanes y Al Qaeda en la región. Más del 70% de los suministros para las tropas extranjeras en Afganistán, incluyendo el combustible, llega por tierra desde Pakistán. La mayor parte procede del puerto paquistaní de Karachi y luego se transporta por tierra a través de dos rutas, por Peshawar o por Quetta, desde donde continúa hacia Afganistán.
Por ahora "no ha habido impacto significativo en el transporte de suministros", dijo ayer en conversación telefónica el portavoz de la Embajada de Estados Unidos en Islamabad, Richard Snelsire. Sin embargo, el analista Rahim Ullah Yousafzai cree que ese suministro "está a punto de sufrir, o ya ha sufrido, graves problemas, como todas las provisiones del país". Más de 500 camiones circulan a diario por el paso de Jíber, uno de los dos principales del país, con todo lo necesario para las tropas.