El Tea Party mide sus fuerzas en las primarias de Arizona y Florida
Los ultraconservadores pisan el terreno a los republicanos en varios Estados
David Alandete, Washington, El País
En una nueva jornada de primarias, diversos veteranos políticos de EE UU se defendían ayer de la embestida de nuevos candidatos que han fundamentado sus campañas en el recelo hacia las reformas emprendidas por Barack Obama. Sucedía sobre todo en Florida y en Arizona, donde representantes consagrados de la derecha, como el senador John McCain o el gobernador Charlie Crist, se vieron obligados a asumir un cambio político por la pujanza de la ultraderecha. Por su parte, la ex gobernadora Sarah Palin asumió una batalla personal al apoyar a un desconocido en su intento de desbancar a la consagrada senadora por Alaska Lisa Murkowski.
Las encuestas, antes del cierre de las urnas en la noche de ayer (madrugada en España), daban como favoritos a los candidatos consagrados, como McCain o Murkowski. La de ayer era en realidad una jornada donde se ponía a prueba al Tea Party, un movimiento ultraconservador nacido de la oposición a políticas de Obama como la reforma sanitaria. Sus candidatos se la jugaban en Alaska, Florida y Arizona. También se celebraban primarias en Oklahoma y Vermont. Hasta la fecha, hay tres candidatos auspiciados por el Tea Party que pugnarán por un escaño en el Senado el próximo mes de noviembre en Nevada, Kentucky y Colorado.
En Florida, al joven político conservador Marco Rubio se le daba ayer, a falta del cierre de las urnas, por vencedor en la contienda republicana por el Senado, en la que se enfrentaba a dos candidatos menores. Su verdadero contrincante es Charlie Crist, un gobernador moderado que apoyó el plan de estímulo económico de Obama y que anunció en abril que se presentaría al Senado como independiente.
Rubio comenzó cortejando al sector más conservador de su partido, con una retórica antiabortista y escepticismo frente al cambio climático. Así, logró una ventaja de 23 puntos en las encuestas sobre Crist. Aquello, sin embargo, acabó forzando a Rubio a moderar sus opiniones, ya que la nominación la tenía asegurada pero, según las últimas encuestas, las elecciones legislativas las tendría perdidas frente a Crist.
El voto independiente
Rubio se ha visto en la situación de ser un conservador en un Estado con un gran número de independientes. No le ha ayudado decir que habría votado a favor de la polémica ley de inmigración de Arizona, llevada a los tribunales por la Casa Blanca porque permite a la policía comprobar si las personas a las que detienen están en el país de forma legal.
Quien ha centrado su campaña en prometer duras medidas contra la inmigración ilegal, en un Estado como Florida, que tiene unos 800.000 inmigrantes irregulares, es el fiscal general Bill McCollum, que aspira a ocupar el puesto que deja Crist como gobernador. El 12 de agosto propuso una legislación migratoria más dura que la de Arizona, pues convertiría el trámite de comprobar si los detenidos están en el país de forma legal en una obligación para los agentes de policía.
Ni con esa propuesta pudo obtener el apoyo del Tea Party, que ha preferido a su contrincante, el empresario Rick Scott, célebre por sus campañas de protesta contra la reforma sanitaria. Su campaña, en la que se ha gastado 50 millones de dólares (39 millones de euros), se ha centrado en acusar a McCollum de ser poco conservador. Ambos se encontraban ayer en un empate técnico en las encuestas.
Más suerte tuvo en esos sondeos Kendrick B. Meek, que se presenta a las primarias demócratas al Senado por Florida y al que apoyan Bill Clinton u Obama.
En Arizona, el senador John McCain ha tenido que pasar a un intenso ataque para desbancar a su oponente, el candidato del Tea Party J. D. Hayworth, que acusa a McCain de no ser suficientemente conservador. McCain se vio obligado a virar a la derecha, apoyando la ley migratoria de su Estado. Tiró también de hemeroteca: rescató un anuncio de televisión en el que Hayworth, trabajando para una empresa privada, aconsejaba cómo "obtener dinero del Gobierno, totalmente gratis". La empresa acabó en los tribunales acusada de fraude.
En Alaska, Sarah Palin intentó sacar provecho político de su predicamento entre el Tea Party. Pidió el voto en las primarias republicanas al Senado para Joe Miller, abogado y veterano de guerra, un desconocido que ha acusado a la senadora Lisa Murkowski de ser demasiado progresista. Las relaciones entre ambas mujeres nunca han sido buenas.
David Alandete, Washington, El País
En una nueva jornada de primarias, diversos veteranos políticos de EE UU se defendían ayer de la embestida de nuevos candidatos que han fundamentado sus campañas en el recelo hacia las reformas emprendidas por Barack Obama. Sucedía sobre todo en Florida y en Arizona, donde representantes consagrados de la derecha, como el senador John McCain o el gobernador Charlie Crist, se vieron obligados a asumir un cambio político por la pujanza de la ultraderecha. Por su parte, la ex gobernadora Sarah Palin asumió una batalla personal al apoyar a un desconocido en su intento de desbancar a la consagrada senadora por Alaska Lisa Murkowski.
Las encuestas, antes del cierre de las urnas en la noche de ayer (madrugada en España), daban como favoritos a los candidatos consagrados, como McCain o Murkowski. La de ayer era en realidad una jornada donde se ponía a prueba al Tea Party, un movimiento ultraconservador nacido de la oposición a políticas de Obama como la reforma sanitaria. Sus candidatos se la jugaban en Alaska, Florida y Arizona. También se celebraban primarias en Oklahoma y Vermont. Hasta la fecha, hay tres candidatos auspiciados por el Tea Party que pugnarán por un escaño en el Senado el próximo mes de noviembre en Nevada, Kentucky y Colorado.
En Florida, al joven político conservador Marco Rubio se le daba ayer, a falta del cierre de las urnas, por vencedor en la contienda republicana por el Senado, en la que se enfrentaba a dos candidatos menores. Su verdadero contrincante es Charlie Crist, un gobernador moderado que apoyó el plan de estímulo económico de Obama y que anunció en abril que se presentaría al Senado como independiente.
Rubio comenzó cortejando al sector más conservador de su partido, con una retórica antiabortista y escepticismo frente al cambio climático. Así, logró una ventaja de 23 puntos en las encuestas sobre Crist. Aquello, sin embargo, acabó forzando a Rubio a moderar sus opiniones, ya que la nominación la tenía asegurada pero, según las últimas encuestas, las elecciones legislativas las tendría perdidas frente a Crist.
El voto independiente
Rubio se ha visto en la situación de ser un conservador en un Estado con un gran número de independientes. No le ha ayudado decir que habría votado a favor de la polémica ley de inmigración de Arizona, llevada a los tribunales por la Casa Blanca porque permite a la policía comprobar si las personas a las que detienen están en el país de forma legal.
Quien ha centrado su campaña en prometer duras medidas contra la inmigración ilegal, en un Estado como Florida, que tiene unos 800.000 inmigrantes irregulares, es el fiscal general Bill McCollum, que aspira a ocupar el puesto que deja Crist como gobernador. El 12 de agosto propuso una legislación migratoria más dura que la de Arizona, pues convertiría el trámite de comprobar si los detenidos están en el país de forma legal en una obligación para los agentes de policía.
Ni con esa propuesta pudo obtener el apoyo del Tea Party, que ha preferido a su contrincante, el empresario Rick Scott, célebre por sus campañas de protesta contra la reforma sanitaria. Su campaña, en la que se ha gastado 50 millones de dólares (39 millones de euros), se ha centrado en acusar a McCollum de ser poco conservador. Ambos se encontraban ayer en un empate técnico en las encuestas.
Más suerte tuvo en esos sondeos Kendrick B. Meek, que se presenta a las primarias demócratas al Senado por Florida y al que apoyan Bill Clinton u Obama.
En Arizona, el senador John McCain ha tenido que pasar a un intenso ataque para desbancar a su oponente, el candidato del Tea Party J. D. Hayworth, que acusa a McCain de no ser suficientemente conservador. McCain se vio obligado a virar a la derecha, apoyando la ley migratoria de su Estado. Tiró también de hemeroteca: rescató un anuncio de televisión en el que Hayworth, trabajando para una empresa privada, aconsejaba cómo "obtener dinero del Gobierno, totalmente gratis". La empresa acabó en los tribunales acusada de fraude.
En Alaska, Sarah Palin intentó sacar provecho político de su predicamento entre el Tea Party. Pidió el voto en las primarias republicanas al Senado para Joe Miller, abogado y veterano de guerra, un desconocido que ha acusado a la senadora Lisa Murkowski de ser demasiado progresista. Las relaciones entre ambas mujeres nunca han sido buenas.