Irán responde a las sanciones con un nuevo desafío atómico
Ángeles Espinoza, Teherán, El País
Irán lanzó ayer un proyecto para construir un reactor experimental de fusión nuclear. Hasta ahora, su programa atómico se basaba en la fisión (proceso que obtiene energía a partir de la división del átomo). Este anuncio corre el riesgo de confirmar las sospechas sobre las intenciones iraníes, ya que con el proceso de fusión (unión de dos átomos en uno) nadie ha logrado generar electricidad, solo bombas de hidrógeno.
"La fase científica del proyecto empieza hoy. Ya hemos contratado a 50 expertos con este objetivo", anunció el jefe del nuevo Centro de Investigación para la Fusión Nuclear, Asghar Sediqzadeh, en declaraciones recogidas por la cadena estatal PressTV. También dijo que les llevará dos años completar los estudios preliminares y una década más diseñar y construir el reactor. A su lado, el director de la Organización de la Energía Atómica, Ali Akbar Salehí, indicó que su departamento había fijado un presupuesto inicial de 8.000 millones de dólares [6.200 millones de euros].
Es la primera vez que Teherán menciona su intención de investigar en el terreno de la fusión. Hace cuatro años, dijo que estaba haciendo pruebas en ese terreno, pero nunca se pensó que sus científicos hubieran pasado de la investigación básica.
Irán ha sido objeto de seis resoluciones condenatorias de la ONU, cuatro de ellas con sanciones económicas, debido a las sospechas que su programa de fisión despierta en la comunidad internacional. EE UU y sus aliados están convencidos de que su declarada intención de producir energía nuclear esconde en realidad el deseo de hacerse con un arma atómica, o al menos la capacidad de fabricarla. Los dirigentes iraníes niegan este extremo.
Dado que EE UU y la UE acaban de aprobar nuevas sanciones para forzar a Teherán a renunciar a su empeño nuclear, el proyecto adquiere tintes de desafío pese a que muchos observadores son escépticos sobre su capacidad tecnológica para abordarlo.
Estados Unidos, UE, China, Rusia, Japón, India y Corea del Sur firmaron un acuerdo en 2006 para construir un reactor experimental de fusión de forma conjunta, ya que la inversión requerida era demasiado alta para un solo país. El bautizado como Reactor Internacional Termonuclear Experimental (ITER, en sus siglas inglesas) empezó a levantarse en 2008 en Cadarache, sur de Francia, y el ensamblaje del reactor está previsto que se inicie en 2011. Hace un año su coste superó el presupuesto inicial de 12.800 millones de dólares.
Recientemente, el propio Salehí reconoció que las sanciones internacionales están haciendo mella en el programa nuclear, aunque, dijo, no van a pararlo. De los informes trimestrales del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) se desprende que, más allá de las dificultades para importar materiales, los ingenieros iraníes también están haciendo frente a problemas tecnológicos.
Menos de las 8.000 centrifugadoras instaladas en Natanz, el único centro de enriquecimiento de uranio operativo que se sepa, estaban funcionando en junio durante la última visita de los inspectores de la ONU. Eso significa que aunque siguen produciendo combustible nuclear, no lo hacen al ritmo vertiginoso que se temió unos años atrás cuando empezaron a instalar las cascadas de esas máquinas que se utilizan para purificar el uranio.
Irán lanzó ayer un proyecto para construir un reactor experimental de fusión nuclear. Hasta ahora, su programa atómico se basaba en la fisión (proceso que obtiene energía a partir de la división del átomo). Este anuncio corre el riesgo de confirmar las sospechas sobre las intenciones iraníes, ya que con el proceso de fusión (unión de dos átomos en uno) nadie ha logrado generar electricidad, solo bombas de hidrógeno.
"La fase científica del proyecto empieza hoy. Ya hemos contratado a 50 expertos con este objetivo", anunció el jefe del nuevo Centro de Investigación para la Fusión Nuclear, Asghar Sediqzadeh, en declaraciones recogidas por la cadena estatal PressTV. También dijo que les llevará dos años completar los estudios preliminares y una década más diseñar y construir el reactor. A su lado, el director de la Organización de la Energía Atómica, Ali Akbar Salehí, indicó que su departamento había fijado un presupuesto inicial de 8.000 millones de dólares [6.200 millones de euros].
Es la primera vez que Teherán menciona su intención de investigar en el terreno de la fusión. Hace cuatro años, dijo que estaba haciendo pruebas en ese terreno, pero nunca se pensó que sus científicos hubieran pasado de la investigación básica.
Irán ha sido objeto de seis resoluciones condenatorias de la ONU, cuatro de ellas con sanciones económicas, debido a las sospechas que su programa de fisión despierta en la comunidad internacional. EE UU y sus aliados están convencidos de que su declarada intención de producir energía nuclear esconde en realidad el deseo de hacerse con un arma atómica, o al menos la capacidad de fabricarla. Los dirigentes iraníes niegan este extremo.
Dado que EE UU y la UE acaban de aprobar nuevas sanciones para forzar a Teherán a renunciar a su empeño nuclear, el proyecto adquiere tintes de desafío pese a que muchos observadores son escépticos sobre su capacidad tecnológica para abordarlo.
Estados Unidos, UE, China, Rusia, Japón, India y Corea del Sur firmaron un acuerdo en 2006 para construir un reactor experimental de fusión de forma conjunta, ya que la inversión requerida era demasiado alta para un solo país. El bautizado como Reactor Internacional Termonuclear Experimental (ITER, en sus siglas inglesas) empezó a levantarse en 2008 en Cadarache, sur de Francia, y el ensamblaje del reactor está previsto que se inicie en 2011. Hace un año su coste superó el presupuesto inicial de 12.800 millones de dólares.
Recientemente, el propio Salehí reconoció que las sanciones internacionales están haciendo mella en el programa nuclear, aunque, dijo, no van a pararlo. De los informes trimestrales del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) se desprende que, más allá de las dificultades para importar materiales, los ingenieros iraníes también están haciendo frente a problemas tecnológicos.
Menos de las 8.000 centrifugadoras instaladas en Natanz, el único centro de enriquecimiento de uranio operativo que se sepa, estaban funcionando en junio durante la última visita de los inspectores de la ONU. Eso significa que aunque siguen produciendo combustible nuclear, no lo hacen al ritmo vertiginoso que se temió unos años atrás cuando empezaron a instalar las cascadas de esas máquinas que se utilizan para purificar el uranio.