Al Qaeda golpea el Mundial en Uganda
Ciudad del cabo, El País
Al Qaeda sembró el pánico la noche del domingo en Uganda, mientras centenares de personas seguían la final del Mundial de fútbol en un club de rugby y un restaurante en Kampala, con un doble atentado que dejó 74 muertos y otros tantos heridos. La autoría de la matanza fue reivindicada por la milicia islamista somalí Al Shabab, vinculada a la red terrorista fundada por Osama Bin Laden, que amenazó con nuevos atentados.
El grupo islamista ya había advertido que actuaría de forma violenta en Uganda por la participación del país africano en la misión de paz establecida en la anárquica Somalia para apoyar al Gobierno. Pero hasta ahora Al Shabab (La Juventud) nunca había actuado fuera de su territorio.
Cientos de personas se habían congregado en el Kyadondo, el club de rugby de Kampala, la capital de Uganda, y en un restaurante egipcio frecuentado sobre todo por occidentales para seguir la final del Mundial. Los ugandeses, amantes del fútbol, esperaban una noche de fiesta. La primera explosión se produjo en el restaurante etíope, alrededor de las diez de la noche. Una hora después, se produjeron dos detonaciones en el club de rugby. "Había centenares de personas en el club, no solo en el local, sino también en el campo de juego", explica el periodista ugandés del East African Michael Wakabi.
Las autoridades sospecharon de Al Shabab de inmediato al encontrar pruebas de que uno de los atentados podría haber sido cometido por un suicida. "En uno de los locales se ha encontrado entre los restos humanos la cabeza de un ciudadano somalí, que se sospecha que fue el autor de la explosión", según declaró el portavoz del Ejército, Felix Kulayigye, a Reuters. Las sospechas de los cuerpos de seguridad ugandeses fueron confirmadas ayer por el portavoz de Al Shabab en Somalia, que advirtió que, si Uganda no retira sus tropas de Somalia, habrá más atentados tanto en este país como en Burundi. Las autoridades de Uganda y Burundi apoyan al frágil Gobierno somalí en la lucha contra los rebeldes de Al Shabab con 6.000 soldados destinados en Mogadiscio. Esta misión se enfrenta con frecuencia con los insurgentes islamistas, que dominan el sur del país y que, según EE UU, tienen fuertes vínculos con Al Qaeda.
Los atentados del domingo han provocado que el miedo se asiente en la capital ugandesa. "Es muy difícil no tener pánico cuando la policía te dice que evites reunirte en grupos numerosos, cuando cada hora corren rumores de que otra bomba ha hecho explosión", decía ayer Michael Wakabi. Según este periodista, la población y las fuerzas de seguridad temen que los atentados se puedan repetir en los próximos días: "La elección del restaurante etíope sobre todo es significativa, y Al Shabab ya nos había amenazado en dos o tres ocasiones, la última en mayo". Entre los muertos y heridos, además de ugandeses, se encuentran etíopes, congoleños y un estadounidense que trabajaba para una ONG que se dedica a rehabilitar a los niños soldado.
Etiopía, con ayuda de Estados Unidos, invadió Somalia en 2006 para derrocar al Gobierno de la Unión de Cortes Islámicas como parte de la lucha contra el terror imperante durante los años de George W. Bush en el poder. El actual presidente de Somalia, en un precario Gobierno provisional y sin control real del país, es el jeque Ahmed Sharif. Apoyado por la ONU, Estados Unidos y Etiopía, era en 2006 uno de los líderes moderados de la Unión de Cortes Islámicas.
Al Qaeda sembró el pánico la noche del domingo en Uganda, mientras centenares de personas seguían la final del Mundial de fútbol en un club de rugby y un restaurante en Kampala, con un doble atentado que dejó 74 muertos y otros tantos heridos. La autoría de la matanza fue reivindicada por la milicia islamista somalí Al Shabab, vinculada a la red terrorista fundada por Osama Bin Laden, que amenazó con nuevos atentados.
El grupo islamista ya había advertido que actuaría de forma violenta en Uganda por la participación del país africano en la misión de paz establecida en la anárquica Somalia para apoyar al Gobierno. Pero hasta ahora Al Shabab (La Juventud) nunca había actuado fuera de su territorio.
Cientos de personas se habían congregado en el Kyadondo, el club de rugby de Kampala, la capital de Uganda, y en un restaurante egipcio frecuentado sobre todo por occidentales para seguir la final del Mundial. Los ugandeses, amantes del fútbol, esperaban una noche de fiesta. La primera explosión se produjo en el restaurante etíope, alrededor de las diez de la noche. Una hora después, se produjeron dos detonaciones en el club de rugby. "Había centenares de personas en el club, no solo en el local, sino también en el campo de juego", explica el periodista ugandés del East African Michael Wakabi.
Las autoridades sospecharon de Al Shabab de inmediato al encontrar pruebas de que uno de los atentados podría haber sido cometido por un suicida. "En uno de los locales se ha encontrado entre los restos humanos la cabeza de un ciudadano somalí, que se sospecha que fue el autor de la explosión", según declaró el portavoz del Ejército, Felix Kulayigye, a Reuters. Las sospechas de los cuerpos de seguridad ugandeses fueron confirmadas ayer por el portavoz de Al Shabab en Somalia, que advirtió que, si Uganda no retira sus tropas de Somalia, habrá más atentados tanto en este país como en Burundi. Las autoridades de Uganda y Burundi apoyan al frágil Gobierno somalí en la lucha contra los rebeldes de Al Shabab con 6.000 soldados destinados en Mogadiscio. Esta misión se enfrenta con frecuencia con los insurgentes islamistas, que dominan el sur del país y que, según EE UU, tienen fuertes vínculos con Al Qaeda.
Los atentados del domingo han provocado que el miedo se asiente en la capital ugandesa. "Es muy difícil no tener pánico cuando la policía te dice que evites reunirte en grupos numerosos, cuando cada hora corren rumores de que otra bomba ha hecho explosión", decía ayer Michael Wakabi. Según este periodista, la población y las fuerzas de seguridad temen que los atentados se puedan repetir en los próximos días: "La elección del restaurante etíope sobre todo es significativa, y Al Shabab ya nos había amenazado en dos o tres ocasiones, la última en mayo". Entre los muertos y heridos, además de ugandeses, se encuentran etíopes, congoleños y un estadounidense que trabajaba para una ONG que se dedica a rehabilitar a los niños soldado.
Etiopía, con ayuda de Estados Unidos, invadió Somalia en 2006 para derrocar al Gobierno de la Unión de Cortes Islámicas como parte de la lucha contra el terror imperante durante los años de George W. Bush en el poder. El actual presidente de Somalia, en un precario Gobierno provisional y sin control real del país, es el jeque Ahmed Sharif. Apoyado por la ONU, Estados Unidos y Etiopía, era en 2006 uno de los líderes moderados de la Unión de Cortes Islámicas.