Nueva Zelanda sorprendió a Eslovaquia sobre la hora
Sudáfrica, EP
En la previa, el partido de Nueva Zelanda con Eslovaquia podía ser catalogado como uno de los menos atractivos de los 48 de la primera ronda de Sudáfrica 2010. Porque uno, el de Oceanía, llegaba como el de menos consideración, vapuleado en la Copa de las Confederaciones, y el otro, el europeo, sin experiencia en Copas del Mundo. Pero, a veces, las apariencias engañan.
En un inicio de Mundial en el que no abundan los buenos partidos, escasea el buen juego y se oyen más vuvuzelas que gritos de goles, el choque del Grupo F comenzó dejando una muy beuna imagen. Porque los dos, sin nada que perder, salieron a buscar el resultado. Nueva Zelanda, sin demasiadas ideas, pero con la iniciativa, se aproximó primero. Centros desde la izquierda y la derecha, con entusiasmo, pero sin grata conclusión. Pero Eslovaquia, jugando un poco más lindo, respondió, generando un ida y vuelta interesante.
De a poco, los europeos empezaron a imponer su clase, con jugadores que entienden el juego y buscan interpretarlo de la mejor manera. Para muestra bastaba un botón. A los 26, Stanislav Sestak se asoció con Vladimir Weiss y de ahí salió una doble pared, insólito en este pobre inicio de Mundial, que terminó apenas afuera tras un remate del lungo delantero.
Llegados los 30, la presión de los eslovacos era demasiada, obligando a los oceánicos a replegarse en su propio campo. Pero el gol no llegaba. Robert Vittek empezó a probar desde afuera y tuvo sus chances. Lo mismo para Sestak, su compañero de ataque, que por muy poco no pudo aprovechar un error de Mark Paston, el arquero del raro equipo de Nueva Zelanda.
Eslovaquia mostraba credenciales para creer en el triunfo, que lo hubiera dejado como puntero del Grupo F, por el empate entre Paraguay e Italia. Y por qué no, para pelear mano a mano con los dos fuertes de la zona, por un lugar en los octavos de final.
Nueva Zelanda tenía una réplica con Shane Smeltz, el único punta, pero Jan Mucha le aguaba el grito. Pero Eslovaquia volvía a ser superior, a arrinconar a su rival. Y seguía siendo inteligente. Visto que en lo que va del Mundial, la pelota nunca ayudó en los tiros libres, el equipo europeo decidió armar una jugada preparada, que culminó en un buen remate de Hamsik, que Paston mandó al corner.
Con el mentiroso 0-0, los equipos volvían al campo de juego tras el descanso. Pero la mentira se terminaría pronto, porque a los 4 minutos, por fin, Eslovaquia podía concretar una jugada. Fue centro desde la derecha de Sestak y cabezazo impecable de Vittek (en offside), al segundo palo, para marcar el primer gol del partido y el primero de los eslovacos en la historia de los mundiales.
El 1-0 seguía quedándole chico al partido y a una Eslovaquia claramente superior. De hecho, el equipo europeo continuaba en la búsqueda de más goles y si bien no llegaba con marcada claridad, siempre estaba cerca del arco de Paston.
Pero el fútbol entrega esas cosas que nadie espera. Por eso, fue, finalmente, una sorpresa total el cabezazo de Winston Reid, en el tercer minuto de descuento, para el empate final de Nueva Zelanda. Un gol que castigó a Eslovaquia por conformarse con el 1-0 en el final, en vez de liquidar el resultado, cuando todo estaba a su favor. Una lástima, que un equipo que intentó jugar bien al fútbol, se haya ido con las manos vacías.