La ONU acuerda fuertes sanciones contra Irán
Antonio Caño, El País
En medio de un delicado duelo diplomático que se libra actualmente con varios protagonistas relevantes y en distintos frentes, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha dejado a punto de la aprobación un nuevo y más duro paquete de sanciones económicas contra Irán que incluye la posibilidad de abordar los barcos y aviones iraníes con cargamentos sospechosos. Esta resolución, que podría ser votada hoy mismo, supone una victoria para Estados Unidos y representa la última oportunidad de frenar el programa nuclear de Irán sin el uso de la fuerza militar.
Los cinco miembros del Consejo con derecho a veto (además de Estados Unidos, China, Rusia, Francia y el Reino Unido) han llegado a un acuerdo sobre la aprobación de las sanciones, que solo quedaban pendientes de un documento anexo en el que se detallarán las empresas iraníes que serán objetos del boicot internacional. Entre los miembros rotatorios, solo tres presentan actualmente objeciones: Líbano, un país árabe en el que tiene un enorme peso la organización shií Hezbolá, aliada de Irán, Brasil y Turquía.
Diplomacia alternativa
Estos dos últimos países llegaron el mes pasado a un acuerdo con Irán que no convenció al resto de la comunidad internacional y se oponen a la aprobación de sanciones, por lo que es probable que ahora se abstengan en la votación. Es particularmente llamativo el caso de Turquía, que, después de la iniciativa con Brasil, está promoviendo ahora con Irán y Rusia otro intento de diplomacia alternativa a la comandada por Estados Unidos.
Rusia, que juega esa carta sin dejar de valorar la mejora de sus relaciones con Washington, ha recordado que sigue comprometida con las sanciones contra Irán. El primer ministro ruso, Wladimir Putin, presente en la cumbre de Ankara, ha declarado que las sanciones estaban en camino y listas para la votación final.
Esa postura ha irritado al más observado de los participantes en ese curioso encuentro, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, que ha aconsejado a Rusia no sumarse a la voluntad de Occidente y advirtió a Estados Unidos que, si se aprueban las sanciones, puede olvidarse de cualquier posibilidad de solución negociada de la crisis nuclear. "Si el Gobierno norteamericano y sus aliados creen que pueden levantar un bastón y después sentarse a hablar con nosotros, están muy equivocados", ha declarado Ahmadineyad.
La causa de la sanciones, inicialmente promovida por EE UU, Francia y el Reino Unido ante el fracaso de todos los intentos de negociación con Teherán, cobró especial brío la semana pasada al conocerse un último informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) en el que advertía que Irán está produciendo uranio enriquecido a mayor velocidad y con más alta pureza de lo que lo ha hecho jamás. Aunque Irán asegura que todo ese material es para uso civil, los expertos y la propia OIEA sospechan que el régimen iraní estará muy pronto en condiciones de fabricar armamento nuclear.
¿Podrá esta nueva ronda de sanciones impedirlo? Existen serias dudas. En los últimos años, Irán ha sido objeto de otras tres resoluciones con medidas de castigo contra su economía. Aunque las que ahora se votarán son más duras, en el sentido de que amplían el círculo de empresas e instituciones sometidas al bloqueo y da a los países el derecho a inspeccionar todo el transporte sospechoso, no solo el que se tenga certeza de su irregularidad, es posible que las autoridades iraníes encuentren la vía para paliar sus efectos.
Estrategia de Irán
Irán ha desarrollado, como muestra detalladamente un reportaje publicado por The New York Times, una meticulosa estrategia para la compra y el transporte de material prohibido por la ONU, entre otras cosas armamento, sin ser detectado por los instrumentos de vigilancia de Estados Unidos y sus aliados.
La necesidad de un consenso entre los cinco poderes del Consejo de Seguridad ha impedido, además, la inclusión en el paquete de sanciones de la que, con seguridad, hubiera causado un gran daño a la economía iraní: la prohibición de los negocios petroleros con ese país. Aunque sea un gran productor, Irán necesita a las compañías extranjeras para el refinamiento de la mayor parte de su crudo.
La Administración norteamericana confía, no obstante, en que estas sanciones, pese a sus limitaciones, debilitarán al régimen iraní en la medida en que contribuyen a su aislamiento y reducen considerablemente su capacidad para responder a las demandas de la creciente oposición interna.
En medio de un delicado duelo diplomático que se libra actualmente con varios protagonistas relevantes y en distintos frentes, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha dejado a punto de la aprobación un nuevo y más duro paquete de sanciones económicas contra Irán que incluye la posibilidad de abordar los barcos y aviones iraníes con cargamentos sospechosos. Esta resolución, que podría ser votada hoy mismo, supone una victoria para Estados Unidos y representa la última oportunidad de frenar el programa nuclear de Irán sin el uso de la fuerza militar.
Los cinco miembros del Consejo con derecho a veto (además de Estados Unidos, China, Rusia, Francia y el Reino Unido) han llegado a un acuerdo sobre la aprobación de las sanciones, que solo quedaban pendientes de un documento anexo en el que se detallarán las empresas iraníes que serán objetos del boicot internacional. Entre los miembros rotatorios, solo tres presentan actualmente objeciones: Líbano, un país árabe en el que tiene un enorme peso la organización shií Hezbolá, aliada de Irán, Brasil y Turquía.
Diplomacia alternativa
Estos dos últimos países llegaron el mes pasado a un acuerdo con Irán que no convenció al resto de la comunidad internacional y se oponen a la aprobación de sanciones, por lo que es probable que ahora se abstengan en la votación. Es particularmente llamativo el caso de Turquía, que, después de la iniciativa con Brasil, está promoviendo ahora con Irán y Rusia otro intento de diplomacia alternativa a la comandada por Estados Unidos.
Rusia, que juega esa carta sin dejar de valorar la mejora de sus relaciones con Washington, ha recordado que sigue comprometida con las sanciones contra Irán. El primer ministro ruso, Wladimir Putin, presente en la cumbre de Ankara, ha declarado que las sanciones estaban en camino y listas para la votación final.
Esa postura ha irritado al más observado de los participantes en ese curioso encuentro, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, que ha aconsejado a Rusia no sumarse a la voluntad de Occidente y advirtió a Estados Unidos que, si se aprueban las sanciones, puede olvidarse de cualquier posibilidad de solución negociada de la crisis nuclear. "Si el Gobierno norteamericano y sus aliados creen que pueden levantar un bastón y después sentarse a hablar con nosotros, están muy equivocados", ha declarado Ahmadineyad.
La causa de la sanciones, inicialmente promovida por EE UU, Francia y el Reino Unido ante el fracaso de todos los intentos de negociación con Teherán, cobró especial brío la semana pasada al conocerse un último informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) en el que advertía que Irán está produciendo uranio enriquecido a mayor velocidad y con más alta pureza de lo que lo ha hecho jamás. Aunque Irán asegura que todo ese material es para uso civil, los expertos y la propia OIEA sospechan que el régimen iraní estará muy pronto en condiciones de fabricar armamento nuclear.
¿Podrá esta nueva ronda de sanciones impedirlo? Existen serias dudas. En los últimos años, Irán ha sido objeto de otras tres resoluciones con medidas de castigo contra su economía. Aunque las que ahora se votarán son más duras, en el sentido de que amplían el círculo de empresas e instituciones sometidas al bloqueo y da a los países el derecho a inspeccionar todo el transporte sospechoso, no solo el que se tenga certeza de su irregularidad, es posible que las autoridades iraníes encuentren la vía para paliar sus efectos.
Estrategia de Irán
Irán ha desarrollado, como muestra detalladamente un reportaje publicado por The New York Times, una meticulosa estrategia para la compra y el transporte de material prohibido por la ONU, entre otras cosas armamento, sin ser detectado por los instrumentos de vigilancia de Estados Unidos y sus aliados.
La necesidad de un consenso entre los cinco poderes del Consejo de Seguridad ha impedido, además, la inclusión en el paquete de sanciones de la que, con seguridad, hubiera causado un gran daño a la economía iraní: la prohibición de los negocios petroleros con ese país. Aunque sea un gran productor, Irán necesita a las compañías extranjeras para el refinamiento de la mayor parte de su crudo.
La Administración norteamericana confía, no obstante, en que estas sanciones, pese a sus limitaciones, debilitarán al régimen iraní en la medida en que contribuyen a su aislamiento y reducen considerablemente su capacidad para responder a las demandas de la creciente oposición interna.