Wall Street desconfía del euro
Sandro Pozzi, El País
Hacía cuatro años que los estadounidenses no veían que le dieran tantos euros por sus dólares. Y no es por méritos propios. La fortaleza del billete verde se deriva, más bien, de lo que pasa fuera. Los pilares de la moneda única se tambalean, lo que convierte al euro en el eslabón más débil de la cadena y al dólar en un puerto seguro para el inversor, al menos a corto plazo.
El enorme paquete de rescate europeo no está siendo capaz de contener la desconfianza que domina el mercado de divisas. Ni siquiera en las horas sucesivas al anuncio, el euro fue capaz de contener la caída. El motivo es simple: el fuerte recorte de gasto para contener la crisis de la deuda soberana puede dañar el crecimiento y hundir a la región de nuevo en la recesión.
Eso está provocando que casi ningún operador en los mercados de derivados en Nueva York y Chicago apueste a favor de la moneda única europea. Una estrategia que jugará contra el euro en los próximos meses, y que podría colocarlo en un tiempo no muy lejano en los 1,10 dólares. Hay bancos que proyectan incluso que tocará la paridad en el primer trimestre de 2011.
La última vez que se vio al euro y al dólar a la par fue en 2002. La divisa europea se mueve en este momento en un nivel similar al visto tras el derrumbe de Lehman Brothers, en el otoño de 2008, entorno a los 1,23 dólares. Pero esta mañana, en plena histeria, entró en la zona de los 1,22 dólares, un terreno no explorado desde abril de 2006 . Este mes el euro perdió un 7% de su valor frente al dólar, y se depreció casi un 15% en el año.
El desplome arrancó a comienzo de diciembre, cuando se pagaba más de un dólar y medio por cada euro. Si se toma como referencia el punto mínimo (0,82 dólares) y el máximo (1,60 dólares) marcado por la divisa europea en su corta historia, el nivel de soporte que tienen en la cabeza los analistas está en el entorno de los 1,21 dólares, con lo que se está ya muy cerca.
El euro, por tanto, se encuentra en este momento atrapado entre la espada y la pared. Debe mostrar al mercado de que está a la altura del reto, y que afrontará los problemas sin lastrar su economía. Una situación incómoda, de la que es difícil que pueda salir a corto plazo. Por eso no es de extrañar que en pocas semanas, pueda perder ese nivel y colocarse en los 1,15 dólares.
Es cierto que los problemas económicos, políticos y fiscales en la zona euro explican en gran medida esta situación. Pero lo cierto es que no hay tantas diferencias entre las dos regiones. Sobre papel, EE UU dejó la recesión a inicios del segundo semestre de 2009 y lleva cuatro meses creando empleo. Sin embargo, es un repunte muy débil, y tampoco se libra del déficit y de la deuda.
El gran temor ahora es el efecto que la crisis soberana europea pase también factura a este lado del Atlántico a la incipiente recuperación. En el proceso de salida de la última recesión, las exportaciones jugaron un papel impulsor decisivo, alimentado por la debilidad creciente del dólar. Esta vez, sin embargo, un euro barato hace que los productos estadounidenses sean menos competitivos.
O visto a la inversa, un dólar fuerte favorece a los exportadores europeos. Pero en esta ecuación de la crisis soberana europea hay un factor adicional a tener en cuenta: China. Debido a que el tipo de cambio del yuan está ligado al del billete verde, automáticamente sus productos también pierden competitividad en el mercado internacional y afectar a su economía.
Si la economía europea, la estadounidense, la china o la global tropiezan de nuevo, es algo que está aún por ver. De momento, toda esta incertidumbre está logrando tirar a la baja del precio del barril de petróleo. Y eso viene como anillo al dedo para reducir la factura energética, sobretodo para los europeos. ¿Se imaginan el euro despreciándose con el petróleo por encima de los 80 dólares?
Hacía cuatro años que los estadounidenses no veían que le dieran tantos euros por sus dólares. Y no es por méritos propios. La fortaleza del billete verde se deriva, más bien, de lo que pasa fuera. Los pilares de la moneda única se tambalean, lo que convierte al euro en el eslabón más débil de la cadena y al dólar en un puerto seguro para el inversor, al menos a corto plazo.
El enorme paquete de rescate europeo no está siendo capaz de contener la desconfianza que domina el mercado de divisas. Ni siquiera en las horas sucesivas al anuncio, el euro fue capaz de contener la caída. El motivo es simple: el fuerte recorte de gasto para contener la crisis de la deuda soberana puede dañar el crecimiento y hundir a la región de nuevo en la recesión.
Eso está provocando que casi ningún operador en los mercados de derivados en Nueva York y Chicago apueste a favor de la moneda única europea. Una estrategia que jugará contra el euro en los próximos meses, y que podría colocarlo en un tiempo no muy lejano en los 1,10 dólares. Hay bancos que proyectan incluso que tocará la paridad en el primer trimestre de 2011.
La última vez que se vio al euro y al dólar a la par fue en 2002. La divisa europea se mueve en este momento en un nivel similar al visto tras el derrumbe de Lehman Brothers, en el otoño de 2008, entorno a los 1,23 dólares. Pero esta mañana, en plena histeria, entró en la zona de los 1,22 dólares, un terreno no explorado desde abril de 2006 . Este mes el euro perdió un 7% de su valor frente al dólar, y se depreció casi un 15% en el año.
El desplome arrancó a comienzo de diciembre, cuando se pagaba más de un dólar y medio por cada euro. Si se toma como referencia el punto mínimo (0,82 dólares) y el máximo (1,60 dólares) marcado por la divisa europea en su corta historia, el nivel de soporte que tienen en la cabeza los analistas está en el entorno de los 1,21 dólares, con lo que se está ya muy cerca.
El euro, por tanto, se encuentra en este momento atrapado entre la espada y la pared. Debe mostrar al mercado de que está a la altura del reto, y que afrontará los problemas sin lastrar su economía. Una situación incómoda, de la que es difícil que pueda salir a corto plazo. Por eso no es de extrañar que en pocas semanas, pueda perder ese nivel y colocarse en los 1,15 dólares.
Es cierto que los problemas económicos, políticos y fiscales en la zona euro explican en gran medida esta situación. Pero lo cierto es que no hay tantas diferencias entre las dos regiones. Sobre papel, EE UU dejó la recesión a inicios del segundo semestre de 2009 y lleva cuatro meses creando empleo. Sin embargo, es un repunte muy débil, y tampoco se libra del déficit y de la deuda.
El gran temor ahora es el efecto que la crisis soberana europea pase también factura a este lado del Atlántico a la incipiente recuperación. En el proceso de salida de la última recesión, las exportaciones jugaron un papel impulsor decisivo, alimentado por la debilidad creciente del dólar. Esta vez, sin embargo, un euro barato hace que los productos estadounidenses sean menos competitivos.
O visto a la inversa, un dólar fuerte favorece a los exportadores europeos. Pero en esta ecuación de la crisis soberana europea hay un factor adicional a tener en cuenta: China. Debido a que el tipo de cambio del yuan está ligado al del billete verde, automáticamente sus productos también pierden competitividad en el mercado internacional y afectar a su economía.
Si la economía europea, la estadounidense, la china o la global tropiezan de nuevo, es algo que está aún por ver. De momento, toda esta incertidumbre está logrando tirar a la baja del precio del barril de petróleo. Y eso viene como anillo al dedo para reducir la factura energética, sobretodo para los europeos. ¿Se imaginan el euro despreciándose con el petróleo por encima de los 80 dólares?