Ruben, único sobreviviente a tragedia aérea en Libia
TRÍPOLI, LIBIA, EP
Semiinconsciente, con la cabeza vendada y un moretón en la mejilla izquierda, un niño de ocho años que descansa en la unidad de cuidados intensivos de un moderno hospital de Trípoli no sabe todavía que ha sobrevivido a una catástrofe aérea.
Tiene los dos pies rotos y le han operado de urgencia. Las enfermeras, tocadas con un blanquísimo velo y la mascarilla quirúrgica puesta, le sonríen y le acomodan el gotero.
Él no las ve, aunque abre de vez en cuando los ojos, según las imágenes difundidas por televisión libia.
La única palabra que ha dicho por ahora es el nombre de un país: Holanda. Dos veces, según los médicos que le atienden.
A la par, las imágenes de las fuerzas de rescate buscando las víctimas en la arena entre los asientos de color verde, los trozos de ropa y las piezas de metal hacían casi inverosímil el hecho de que alguien haya podido sobrevivir a la tragedia.
Se parece a cualquier otro accidentado, pero su caso es excepcional. Se trata de Ruben van Ashout, del único pasajero con vida del vuelo 8U771 de la compañía Afriqiyah Airways que salió de Johannesburgo con destino a Londres.
Los otros 103 viajeros perecieron. De ellos, al menos 61 eran holandeses, 22 libios y dos alemanes, entre otras nacionalidades.
El avión se aproximaba al aeropuerto de la capital libia, Trípoli, la capital de Libia cuando se estrelló hacia las 6 de la mañana de ayer.
El Airbus A330-200 era nuevo y había pasado las revisiones antes de despegar en Sudáfrica. Lo que debía ser una escala técnica, acabó en un accidente tremendo.
Las condiciones meteorológicas sobre el aeropuerto internacional de Trípoli eran buenas, con una visibilidad de 4.8 kilómetros y nubosidad liviana.
La televisión libia, que filmó al pequeño intercalaba su rostro con planos de la zona siniestrada. Después dio paso a los expertos. A uno de ellos, el holandés Benno Baksteen, que trabajó en KLM, le parecía “increíble que alguien hubiera podido sobrevivir a semejante destrozo”. La suerte da esos vuelcos.
“El avión ha explotado cuando aterrizaba. Se ha desintegrado totalmente”, señalaron fuentes de los servicios de seguridad del aeropuerto de Trípoli.
El accidente es segundo más grave ocurrido en Libia en los últimos 20 años. El más trágico tuvo lugar el 22 de diciembre de 1992 cuando se estrelló un Boeing 727 de la compañía aérea libia, en un vuelo de Bengasi a Trípoli, en el que fallecieron sus 158 ocupantes, entre los que había numerosos extranjeros.
Otro milagro
Bahia Bakari, una adolescente francesa de 14 años, vivió el año pasado una experiencia similar. Fue la única superviviente de otro accidente aéreo ocurrido en las islas Comoras.
En su caso, el avión había despegado de París con 153 personas a bordo. Por causas aún desconocidas, acabó precipitándose al Océano Índico. La chica, que perdió a su madre, creía que sólo se había caído ella de tanto mirar por la ventanilla. Ocho horas después de vagar sujeta a un trozo de fuselaje, fue rescatada por un pesquero.
Aerolínea de nueve años
Afriqiyah Airways fue creada en 2001 con un capital de 70 millones de dólares.
Basada en Trípoli, empezó alquilando aviones Boeing para volar a varias capitales africanas, entre ellas Jartum, Niamey, Bamako y Uagadugu.
Actualmente ofrece vuelos a otras grandes ciudades africanas, como Johannesburgo, El Cairo, Abiyán y Accra, y también europeas (Londres, París, Amsterdam, Roma).
CRÉDITOS: Informador Redacción / BFHS Hoy 05:59 hrs
Semiinconsciente, con la cabeza vendada y un moretón en la mejilla izquierda, un niño de ocho años que descansa en la unidad de cuidados intensivos de un moderno hospital de Trípoli no sabe todavía que ha sobrevivido a una catástrofe aérea.
Tiene los dos pies rotos y le han operado de urgencia. Las enfermeras, tocadas con un blanquísimo velo y la mascarilla quirúrgica puesta, le sonríen y le acomodan el gotero.
Él no las ve, aunque abre de vez en cuando los ojos, según las imágenes difundidas por televisión libia.
La única palabra que ha dicho por ahora es el nombre de un país: Holanda. Dos veces, según los médicos que le atienden.
A la par, las imágenes de las fuerzas de rescate buscando las víctimas en la arena entre los asientos de color verde, los trozos de ropa y las piezas de metal hacían casi inverosímil el hecho de que alguien haya podido sobrevivir a la tragedia.
Se parece a cualquier otro accidentado, pero su caso es excepcional. Se trata de Ruben van Ashout, del único pasajero con vida del vuelo 8U771 de la compañía Afriqiyah Airways que salió de Johannesburgo con destino a Londres.
Los otros 103 viajeros perecieron. De ellos, al menos 61 eran holandeses, 22 libios y dos alemanes, entre otras nacionalidades.
El avión se aproximaba al aeropuerto de la capital libia, Trípoli, la capital de Libia cuando se estrelló hacia las 6 de la mañana de ayer.
El Airbus A330-200 era nuevo y había pasado las revisiones antes de despegar en Sudáfrica. Lo que debía ser una escala técnica, acabó en un accidente tremendo.
Las condiciones meteorológicas sobre el aeropuerto internacional de Trípoli eran buenas, con una visibilidad de 4.8 kilómetros y nubosidad liviana.
La televisión libia, que filmó al pequeño intercalaba su rostro con planos de la zona siniestrada. Después dio paso a los expertos. A uno de ellos, el holandés Benno Baksteen, que trabajó en KLM, le parecía “increíble que alguien hubiera podido sobrevivir a semejante destrozo”. La suerte da esos vuelcos.
“El avión ha explotado cuando aterrizaba. Se ha desintegrado totalmente”, señalaron fuentes de los servicios de seguridad del aeropuerto de Trípoli.
El accidente es segundo más grave ocurrido en Libia en los últimos 20 años. El más trágico tuvo lugar el 22 de diciembre de 1992 cuando se estrelló un Boeing 727 de la compañía aérea libia, en un vuelo de Bengasi a Trípoli, en el que fallecieron sus 158 ocupantes, entre los que había numerosos extranjeros.
Otro milagro
Bahia Bakari, una adolescente francesa de 14 años, vivió el año pasado una experiencia similar. Fue la única superviviente de otro accidente aéreo ocurrido en las islas Comoras.
En su caso, el avión había despegado de París con 153 personas a bordo. Por causas aún desconocidas, acabó precipitándose al Océano Índico. La chica, que perdió a su madre, creía que sólo se había caído ella de tanto mirar por la ventanilla. Ocho horas después de vagar sujeta a un trozo de fuselaje, fue rescatada por un pesquero.
Aerolínea de nueve años
Afriqiyah Airways fue creada en 2001 con un capital de 70 millones de dólares.
Basada en Trípoli, empezó alquilando aviones Boeing para volar a varias capitales africanas, entre ellas Jartum, Niamey, Bamako y Uagadugu.
Actualmente ofrece vuelos a otras grandes ciudades africanas, como Johannesburgo, El Cairo, Abiyán y Accra, y también europeas (Londres, París, Amsterdam, Roma).
CRÉDITOS: Informador Redacción / BFHS Hoy 05:59 hrs