Los conservadores presionan a Clegg para cerrar el pacto
Walter Oppenheimer, El País
Conservadores y liberal-demócratas siguieron el domingo negociando la búsqueda de un acuerdo que permita formar Gobierno en Reino Unido. Las conversaciones continuarán hoy. Según el diario The Daily Telegraph, el líder conservador, David Cameron, ha ofrecido al liberal Nick Clegg un compromiso en el tema más delicado de las conversaciones, la reforma electoral, por el que los diputados de los Comunes podrían votar en conciencia -sin disciplina de partidos- la convocatoria o no de un referéndum.
Nick Clegg se reunió el domingo con Gordon Brown en el Foreign Office, en una conversación definida como "amistosa" y que ambos querían mantener en secreto. Los dos hablaron el viernes por la noche por teléfono y, según algunas versiones, aquella conversación fue muy tensa. Brown, que sigue siendo primer ministro, confía en que las conversaciones de los liberal-demócratas con los conservadores fracasen para tener una última oportunidad de seguir en el cargo, pactando con los liberal-demócratas y los nacionalistas de Escocia, Gales e Irlanda del Norte.
Los tories quieren cerrar el acuerdo con Clegg cuanto antes, y ayer mostraron su intención de hacer público un comunicado sobre el estado de las negociaciones antes de que abrieran hoy por la mañana los mercados financieros. Una manera quizás de inyectar urgencia a los liberal-demócratas, pese a que la crisis de Gobierno en Reino Unido parece la menor de las preocupaciones del mercado cuando la crisis de Grecia amenaza con extenderse. Al menos, mientras no se rompan las conversaciones entre conservadores y liberal-demócratas.
Los medios británicos parecen cada vez más convencidos de que Cameron y Clegg llegarán a algún tipo de acuerdo. Pero subrayan también las dificultades que pueden tener para imponer ese acuerdo a sus respectivos partidos, con posiciones contrapuestas sobre la reforma electoral. La fórmula de compromiso desvelada ayer por The Telegraph, un diario muy próximo a los conservadores, tiene la ventaja de que deja abierta la puerta a la convocatoria de un referéndum sobre la reforma, pero también a la posibilidad de que los Comunes puedan a última hora cerrar esa puerta.
Según el diario, el compromiso consistiría en poner en marcha la comisión parlamentaria multipartidos propuesta el viernes por David Cameron. Pero, a diferencia de lo que ocurrió cuando Tony Blair puso en marcha una comisión semejante en 1997, esta vez los Comunes celebrarían un voto libre, sin disciplina de partidos, para impulsar o no la reforma y proponerla en un referéndum. Según The Daily Telegraph, podrían pasar "varios años" hasta que se celebrara esa votación.
Las delegaciones negociadoras de ambos partidos, asistidas por el cuerpo de funcionarios públicos, se reunió a las once de ayer. A las seis de la tarde las conversaciones se suspendieron y las delegaciones se reunieron con la cúpula de sus respectivos partidos para estudiar la situación.
Las dos partes lanzaron mensajes conciliadores. "Es admirable la manera en que el Partido Conservador ha respondido en esta situación. David Cameron ha mostrado una considerable capacidad de liderazgo", declaró en el programa Andrew Marr Show, de la BBC, el histórico líder de los liberal-demócratas Paddy Ashdown. El conservador Michael Gove, uno de los hombres más próximos a David Cameron, se ofreció a ceder a un liberal la cartera de Educación que con toda seguridad está destinada a él mismo si los conservadores llegan al Gobierno.
Pero no es seguro que el acuerdo final signifique que los liberal-demócratas vayan a entrar en una coalición. También podrían facilitar el nombramiento de Cameron garantizándole el voto a favor de su programa legislativo y pactar una serie de políticas, sin asumir el desgaste de entrar en el Gobierno en un momento de fuerte ajuste de las cuentas públicas. Tanto Cameron como Clegg están recibiendo fuertes presiones de algunos sectores de sus partidos en contra de una coalición. Lady Shirley Williams, del ala izquierda liberal-demócrata, declaró a The Guardian que está en contra de una coalición aunque sí respalda un acuerdo de colaboración parlamentaria en dos aspectos: el problema del déficit público y la reforma política.
Entre los conservadores hay cada vez más runrún crítico con Cameron porque el conjunto del partido cree que no debe hacer concesiones en materia de reforma electoral, y que en realidad los conservadores pueden sobrevivir formando un Gobierno minoritario. El problema es: ¿cómo consigue Cameron forzar la dimisión de Brown si no tiene antes el respaldo de los liberal-demócratas?
Conservadores y liberal-demócratas siguieron el domingo negociando la búsqueda de un acuerdo que permita formar Gobierno en Reino Unido. Las conversaciones continuarán hoy. Según el diario The Daily Telegraph, el líder conservador, David Cameron, ha ofrecido al liberal Nick Clegg un compromiso en el tema más delicado de las conversaciones, la reforma electoral, por el que los diputados de los Comunes podrían votar en conciencia -sin disciplina de partidos- la convocatoria o no de un referéndum.
Nick Clegg se reunió el domingo con Gordon Brown en el Foreign Office, en una conversación definida como "amistosa" y que ambos querían mantener en secreto. Los dos hablaron el viernes por la noche por teléfono y, según algunas versiones, aquella conversación fue muy tensa. Brown, que sigue siendo primer ministro, confía en que las conversaciones de los liberal-demócratas con los conservadores fracasen para tener una última oportunidad de seguir en el cargo, pactando con los liberal-demócratas y los nacionalistas de Escocia, Gales e Irlanda del Norte.
Los tories quieren cerrar el acuerdo con Clegg cuanto antes, y ayer mostraron su intención de hacer público un comunicado sobre el estado de las negociaciones antes de que abrieran hoy por la mañana los mercados financieros. Una manera quizás de inyectar urgencia a los liberal-demócratas, pese a que la crisis de Gobierno en Reino Unido parece la menor de las preocupaciones del mercado cuando la crisis de Grecia amenaza con extenderse. Al menos, mientras no se rompan las conversaciones entre conservadores y liberal-demócratas.
Los medios británicos parecen cada vez más convencidos de que Cameron y Clegg llegarán a algún tipo de acuerdo. Pero subrayan también las dificultades que pueden tener para imponer ese acuerdo a sus respectivos partidos, con posiciones contrapuestas sobre la reforma electoral. La fórmula de compromiso desvelada ayer por The Telegraph, un diario muy próximo a los conservadores, tiene la ventaja de que deja abierta la puerta a la convocatoria de un referéndum sobre la reforma, pero también a la posibilidad de que los Comunes puedan a última hora cerrar esa puerta.
Según el diario, el compromiso consistiría en poner en marcha la comisión parlamentaria multipartidos propuesta el viernes por David Cameron. Pero, a diferencia de lo que ocurrió cuando Tony Blair puso en marcha una comisión semejante en 1997, esta vez los Comunes celebrarían un voto libre, sin disciplina de partidos, para impulsar o no la reforma y proponerla en un referéndum. Según The Daily Telegraph, podrían pasar "varios años" hasta que se celebrara esa votación.
Las delegaciones negociadoras de ambos partidos, asistidas por el cuerpo de funcionarios públicos, se reunió a las once de ayer. A las seis de la tarde las conversaciones se suspendieron y las delegaciones se reunieron con la cúpula de sus respectivos partidos para estudiar la situación.
Las dos partes lanzaron mensajes conciliadores. "Es admirable la manera en que el Partido Conservador ha respondido en esta situación. David Cameron ha mostrado una considerable capacidad de liderazgo", declaró en el programa Andrew Marr Show, de la BBC, el histórico líder de los liberal-demócratas Paddy Ashdown. El conservador Michael Gove, uno de los hombres más próximos a David Cameron, se ofreció a ceder a un liberal la cartera de Educación que con toda seguridad está destinada a él mismo si los conservadores llegan al Gobierno.
Pero no es seguro que el acuerdo final signifique que los liberal-demócratas vayan a entrar en una coalición. También podrían facilitar el nombramiento de Cameron garantizándole el voto a favor de su programa legislativo y pactar una serie de políticas, sin asumir el desgaste de entrar en el Gobierno en un momento de fuerte ajuste de las cuentas públicas. Tanto Cameron como Clegg están recibiendo fuertes presiones de algunos sectores de sus partidos en contra de una coalición. Lady Shirley Williams, del ala izquierda liberal-demócrata, declaró a The Guardian que está en contra de una coalición aunque sí respalda un acuerdo de colaboración parlamentaria en dos aspectos: el problema del déficit público y la reforma política.
Entre los conservadores hay cada vez más runrún crítico con Cameron porque el conjunto del partido cree que no debe hacer concesiones en materia de reforma electoral, y que en realidad los conservadores pueden sobrevivir formando un Gobierno minoritario. El problema es: ¿cómo consigue Cameron forzar la dimisión de Brown si no tiene antes el respaldo de los liberal-demócratas?