La nube negra de la economía
Andrew Walker, BBC, Economía
Nadie en esta campaña electoral británica niega que la principal prioridad para el próximo gobierno será reducir la necesidad de endeudamiento del gobierno.
La deuda es alarmantemente grande.
Este año el gobierno anticipa que los préstamos serán el equivalente de cerca de US$240 millones, lo que representa alrededor del 11% del ingreso nacional anual.
Y esto significa que la deuda acumulada del gobierno está aumentando rápidamente.
Lo que se llama la deuda bruta estaba a un nivel muy moderado de hace dos años, equivalente al 50% del ingreso nacional, el más bajo del G7, los principales países industriales.
El Fondo Monetario Internacional ahora proyecta que llegará al 90% en pocos años.
Hay un montón de países donde la situación es peor. Pero la deuda tiene que ser estabilizada y eso significa reducir los préstamos anuales.
Una recuperación económica por el aumento de los ingresos fiscales ayudaría, pero no es suficiente.
Así que hay algunas decisiones muy incómodas que hacer: cortar gastos o aumentar los impuestos, o más probablemente un poco de ambos.
Los principales partidos se han mostrado reacios a entrar en mucho detalle, lo cual no sorprende. Un exceso de detalles podría asustar a los votantes.
Por el contrario, los políticos se han dedicado a hacer hincapié en su intención de proteger, en lo que pueden, lo que llaman los servicios de primera línea, es decir áreas como la educación, la salud y la policía. Y tanto los liberales y los conservadores han expresado su deseo de reducir algunos impuestos.
Pero mientras los políticos guardan el secreto, algunos analistas han estado tratando de llenar los vacíos.
El Instituto de Estudios Fiscales (IFS), un organismo de investigación independiente, dice que todos los planes presentados por las diferentes agrupaciones políticas implican fuertes recortes al gasto en servicios públicos.
El IFS señala que de los planes de los laboristas y los liberales llevarían a la compresión sostenida más apretada desde la década de 1970.
Las políticas conservadoras -que se basan más en recortes de gastos y menos en la subida de los impuestos- proponen los recortes más profundos durante un período sostenido desde la Segunda Guerra Mundial, según el IFS.
La transparencia sobre el tamaño del problema y dónde exactamente caerá el hacha sería buena para un debate democrático sensato, pero es de esperar que los políticos quieran evitarla en estas circunstancias.
Incluso cabe preguntarse si ésta es realmente una elección en la que convenga ser el vencedor.
Si el dolor va a ser tan grande para el electorado, ¿no terminarán odiando y castigando al partido que lo inflige?
El Gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, anticipa que lo que se viene causará tanto malestar que el partido que forme el próximo gobierno estará posteriormente fuera del poder durante toda una generación.
Así que ganar no puede ser un gran premio en esta ocasión.
Nadie en esta campaña electoral británica niega que la principal prioridad para el próximo gobierno será reducir la necesidad de endeudamiento del gobierno.
La deuda es alarmantemente grande.
Este año el gobierno anticipa que los préstamos serán el equivalente de cerca de US$240 millones, lo que representa alrededor del 11% del ingreso nacional anual.
Y esto significa que la deuda acumulada del gobierno está aumentando rápidamente.
Lo que se llama la deuda bruta estaba a un nivel muy moderado de hace dos años, equivalente al 50% del ingreso nacional, el más bajo del G7, los principales países industriales.
El Fondo Monetario Internacional ahora proyecta que llegará al 90% en pocos años.
Hay un montón de países donde la situación es peor. Pero la deuda tiene que ser estabilizada y eso significa reducir los préstamos anuales.
Una recuperación económica por el aumento de los ingresos fiscales ayudaría, pero no es suficiente.
Así que hay algunas decisiones muy incómodas que hacer: cortar gastos o aumentar los impuestos, o más probablemente un poco de ambos.
Los principales partidos se han mostrado reacios a entrar en mucho detalle, lo cual no sorprende. Un exceso de detalles podría asustar a los votantes.
Por el contrario, los políticos se han dedicado a hacer hincapié en su intención de proteger, en lo que pueden, lo que llaman los servicios de primera línea, es decir áreas como la educación, la salud y la policía. Y tanto los liberales y los conservadores han expresado su deseo de reducir algunos impuestos.
Pero mientras los políticos guardan el secreto, algunos analistas han estado tratando de llenar los vacíos.
El Instituto de Estudios Fiscales (IFS), un organismo de investigación independiente, dice que todos los planes presentados por las diferentes agrupaciones políticas implican fuertes recortes al gasto en servicios públicos.
El IFS señala que de los planes de los laboristas y los liberales llevarían a la compresión sostenida más apretada desde la década de 1970.
Las políticas conservadoras -que se basan más en recortes de gastos y menos en la subida de los impuestos- proponen los recortes más profundos durante un período sostenido desde la Segunda Guerra Mundial, según el IFS.
La transparencia sobre el tamaño del problema y dónde exactamente caerá el hacha sería buena para un debate democrático sensato, pero es de esperar que los políticos quieran evitarla en estas circunstancias.
Incluso cabe preguntarse si ésta es realmente una elección en la que convenga ser el vencedor.
Si el dolor va a ser tan grande para el electorado, ¿no terminarán odiando y castigando al partido que lo inflige?
El Gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, anticipa que lo que se viene causará tanto malestar que el partido que forme el próximo gobierno estará posteriormente fuera del poder durante toda una generación.
Así que ganar no puede ser un gran premio en esta ocasión.