El primer ministro tailandés asegura que la situación está bajo control
José Reinoso, El País
El primer ministro de Tailandia, Abhisit Vejjajiva, ha subrayado hoy su compromiso para tratar de superar la división del país, pero no ha ofrecido la convocatoria de elecciones anticipadas, la principal exigencia de los camisas rojas. Dos días después de que el Ejército asaltara el bastión de los manifestantes antigubernamentales en el centro de Bangkok y se desatara el caos, Abhisit ha asegurado que la situación está bajo control, mientras las autoridades trabajan en restablecer la normalidad en la capital.
En una comparecencia televisada, Abhisit reconoció que será difícil vencer la polarización de la sociedad tailandesa. "El Gobierno hará frente a estos desafíos y superará las dificultades a través del plan de reconciliación nacional de cinco puntos" que había ofrecido el 3 de mayo, dijo. Este plan incluía reformas políticas, reformas para lograr una sociedad más justa y una investigación independiente sobre lo sucedido desde que comenzaron las movilizaciones, en marzo pasado.
El primer ministro ofreció convocar elecciones el próximo 14 de noviembre si los camisas rojas cesaban las protestas y aceptaban el plan de reconciliación. Aunque inicialmente los opositores saludaron la propuesta, Abhisit la retiró después de que los manifestantes plantearan más exigencias antes de levantar el campamento.
Aunque el ministro de Finanzas tailandés, Korn Chatikavanij, ha declarado horas antes que esperaba que se convocaran elecciones anticipadas, pues creía muy improbable que el Gobierno actual agotara su mandato, en 2012, el primer ministro no ha mencionado esta posibilidad en su discurso.
La disolución de forma unilateral del Parlamento y el llamamiento a comicios supondría para Abhisit una forma de volver a su oferta inicial sin haber cedido a las exigencias de los manifestantes, y sería una medida popular entre la sociedad.
Los camisas rojas, que en su mayoría provienen de zonas rurales o urbanas pobres, niegan legitimidad al Gobierno de Abhisit, y apoyan al ex primer ministro Thaksin Shinawatra, un millonario populista derrocado por un golpe militar en 2006, que vive en el exilio para evitar cumplir en prisión una condena por abuso de poder.
Registros en busca de bombas
Al tiempo que el Ejecutivo intenta encontrar la forma de superar la brecha que divide el país, la capital trata de recuperar poco a poco la normalidad. Mientras los operarios retiran los restos de las barricadas y del campamento que reunió a miles de manifestantes en pleno corazón comercial de Bangkok, las mujeres de la limpieza adecentan las lujosas tiendas del centro y quitan el hollín depositado por la quema de neumáticos.
Policías y soldados registran las vías del tren elevado y varios rascacielos en busca de bombas y armas abandonadas por los camisas rojas después de su desalojo. Dos de los edificios son los hoteles de lujo Four Seasons y Grand Hyatt, según el portavoz del Ejército, coronel Sansern Kaewkamnerd.
Los comercios permanecen cerrados, pues el Gobierno decretó una semana festiva para evitar que la población saliera durante los disturbios. También se mantiene hasta el domingo el toque de queda.
Aún humean los rescoldos de algunos edificios incendiados el miércoles. Servicios médicos de la capital han informado del hallazgo de un cadáver entre los restos calcinados del Central Word, el segundo mayor centro comercial de Asia, atacado por manifestantes incontrolados. Informaciones previas hablaban de nueve cadáveres. Los disturbios que siguieron al asalto del Ejército causaron al menos una quincena de muertos y un centenar de heridos. En total, más de 80 personas han fallecido desde que se iniciaran las protestas hace más de dos meses.
Recuperación económica
La larga crisis política ha perjudicado el turismo, una industria que emplea al 15% de la población activa y representa el 6% de la economía tailandesa. El ministro de Finanzas, Korn, mostró confianza en una recuperación económica si la estabilidad de las últimas 24 horas se mantiene, aunque reconoció que el sector turístico tardará mucho más que el resto en salir adelante.
"Claramente, los acontecimientos de las pasadas semanas y las imágenes de todos esos eventos recorriendo las pantallas de todo el mundo, van a tener un impacto desastroso sobre el turismo, que durará, probablemente y hablando francamente, el resto del año", dijo Korn durante un seminario en Tokio.
El primer ministro de Tailandia, Abhisit Vejjajiva, ha subrayado hoy su compromiso para tratar de superar la división del país, pero no ha ofrecido la convocatoria de elecciones anticipadas, la principal exigencia de los camisas rojas. Dos días después de que el Ejército asaltara el bastión de los manifestantes antigubernamentales en el centro de Bangkok y se desatara el caos, Abhisit ha asegurado que la situación está bajo control, mientras las autoridades trabajan en restablecer la normalidad en la capital.
En una comparecencia televisada, Abhisit reconoció que será difícil vencer la polarización de la sociedad tailandesa. "El Gobierno hará frente a estos desafíos y superará las dificultades a través del plan de reconciliación nacional de cinco puntos" que había ofrecido el 3 de mayo, dijo. Este plan incluía reformas políticas, reformas para lograr una sociedad más justa y una investigación independiente sobre lo sucedido desde que comenzaron las movilizaciones, en marzo pasado.
El primer ministro ofreció convocar elecciones el próximo 14 de noviembre si los camisas rojas cesaban las protestas y aceptaban el plan de reconciliación. Aunque inicialmente los opositores saludaron la propuesta, Abhisit la retiró después de que los manifestantes plantearan más exigencias antes de levantar el campamento.
Aunque el ministro de Finanzas tailandés, Korn Chatikavanij, ha declarado horas antes que esperaba que se convocaran elecciones anticipadas, pues creía muy improbable que el Gobierno actual agotara su mandato, en 2012, el primer ministro no ha mencionado esta posibilidad en su discurso.
La disolución de forma unilateral del Parlamento y el llamamiento a comicios supondría para Abhisit una forma de volver a su oferta inicial sin haber cedido a las exigencias de los manifestantes, y sería una medida popular entre la sociedad.
Los camisas rojas, que en su mayoría provienen de zonas rurales o urbanas pobres, niegan legitimidad al Gobierno de Abhisit, y apoyan al ex primer ministro Thaksin Shinawatra, un millonario populista derrocado por un golpe militar en 2006, que vive en el exilio para evitar cumplir en prisión una condena por abuso de poder.
Registros en busca de bombas
Al tiempo que el Ejecutivo intenta encontrar la forma de superar la brecha que divide el país, la capital trata de recuperar poco a poco la normalidad. Mientras los operarios retiran los restos de las barricadas y del campamento que reunió a miles de manifestantes en pleno corazón comercial de Bangkok, las mujeres de la limpieza adecentan las lujosas tiendas del centro y quitan el hollín depositado por la quema de neumáticos.
Policías y soldados registran las vías del tren elevado y varios rascacielos en busca de bombas y armas abandonadas por los camisas rojas después de su desalojo. Dos de los edificios son los hoteles de lujo Four Seasons y Grand Hyatt, según el portavoz del Ejército, coronel Sansern Kaewkamnerd.
Los comercios permanecen cerrados, pues el Gobierno decretó una semana festiva para evitar que la población saliera durante los disturbios. También se mantiene hasta el domingo el toque de queda.
Aún humean los rescoldos de algunos edificios incendiados el miércoles. Servicios médicos de la capital han informado del hallazgo de un cadáver entre los restos calcinados del Central Word, el segundo mayor centro comercial de Asia, atacado por manifestantes incontrolados. Informaciones previas hablaban de nueve cadáveres. Los disturbios que siguieron al asalto del Ejército causaron al menos una quincena de muertos y un centenar de heridos. En total, más de 80 personas han fallecido desde que se iniciaran las protestas hace más de dos meses.
Recuperación económica
La larga crisis política ha perjudicado el turismo, una industria que emplea al 15% de la población activa y representa el 6% de la economía tailandesa. El ministro de Finanzas, Korn, mostró confianza en una recuperación económica si la estabilidad de las últimas 24 horas se mantiene, aunque reconoció que el sector turístico tardará mucho más que el resto en salir adelante.
"Claramente, los acontecimientos de las pasadas semanas y las imágenes de todos esos eventos recorriendo las pantallas de todo el mundo, van a tener un impacto desastroso sobre el turismo, que durará, probablemente y hablando francamente, el resto del año", dijo Korn durante un seminario en Tokio.