Cristina Fernández pide reanudar el diálogo sobre las Malvinas
Verónica Calderón, El País
La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ha pedido la reapertura de las negociaciones entre su país y Reino Unido sobre las islas Malvinas. La casi inmediata respuesta del Gobierno británico fue un contundente no. Durante su discurso en la sesión inaugural de la Cumbre entre la Unión Europea y América Latina, Fernández se ha dirigido al recién ungido primer ministro de Reino Unido, el conservador David Cameron, ausente de la cita de Madrid. El político de mayor rango del Gobierno británico asistente fue el ministro de Exteriores William Hague. "Por favor, reanudemos nuestras negociaciones, como lo impone la resolución de 1965 de Naciones Unidas y que aún sigue incumplida", ha afirmado.
Apenas un par de horas después, Reino Unido ha refrendado su postura frente al tema. En un comunicado, el secretario de Estado británico para América Latina, Jeremy Browne, ha subrayado que el Gobierno de su país "no tiene dudas" acerca de la soberanía de las Malvinas y que la reapertura de las negociaciones se efectuaría solo si los habitantes de las islas así lo desean, apelando al principio de autodeterminación en la Carta de Naciones Unidas. Browne ha recordado también que el Tratado de Lisboa de la Unión Europea reconoce a las Malvinas como "territorio británico de ultramar". En un tono más conciliador, ha afirmado que salvo en este tema, los dos países mantienen una "productiva relación" sobre temas económicos y cambio climático.
Una disputa del siglo XIX
Unas 700 pequeñas islas forman el archipiélago, situado a casi 500 kilómetros de la costa en el Atlántico Sur y cuyo tamaño es similar al de Hawai. Su importancia estratégica yace en que se encuentra en el cruce de las vías que unen al océano Atlántico con el Pacífico en el hemisferio sur. Argentina y Gran Bretaña se disputan su soberanía desde 1833, 17 años después de que el país sudamericano declarara su independencia de España. Los dos países se enfrascaron en una guerra en 1982 en la que los argentinos resultaron derrotados tras un breve pero sangriento conflicto que dejó más de 900 muertos.
Londres mantiene una base militar en el área y el Gobierno de las islas, que representa a unos 2.500 habitantes, mantiene su compromiso con el Gobierno británico. "Somos un país de paz, no se nos puede cargar en nuestra cuenta lo que ha sucedido en dictaduras militares, que nada tienen que ver con la idiosincracia de nuestro país", ha recordado Kirchner. "Nuestros propios connacionales han sido víctimas de estas dictaduras, que nos pone no como victimarios, sino como víctimas", ha agregado. La guerra de las Malvinas se libró cuando Argentina era gobernada por la dictadura militar, liderada en ese momento por Leopoldo Galtieri, y Reino Unido por la también conservadora Margaret Thatcher.
Un hallazgo reabre las heridas
Las tensiones entre ambos países aumentaron en febrero, cuando Reino Unido expresó su intención de iniciar exploraciones de petróleo en el archipiélago. El anuncio indignó al Gobierno argentino, que durante una reunión del G-20 en marzo urgió al ex primer ministro Gordon Brown reanudar las conversaciones, para recibir la misma respuesta que hoy. Sobre las exploraciones, los primeros hallazgos concluyeron que el crudo de las islas era de mala calidad, pero la compañía británica Rockhopper anunció el 7 de mayo lo que calificó como un valioso descubrimiento al norte de las islas. Un portavoz de la compañía calculó que se podrían extraer hasta dos millones de barriles de la zona. Tan sólo la semana pasada, la presidenta argentina pidió a Londres parar las exploraciones, propuesta que fue rechazada por la coalición liberal conservadora que gobierna Reino Unido.
No es la primera vez que se ha buscado petróleo en las Malvinas. Durante los años noventa, otras exploraciones levantaron las expectativas de la población isleña, cuya pequeña economía se sustenta en la pesca y el turismo. El hallazgo de crudo "transformaría" la economía del archipiélago, afirmó a Reuters el presidente de la Cámara de Comercio de las islas, Roger Spink. Otros argumentan que las exploraciones dañarían el singular ecosistema de la zona, que alberga la mayor cantidad de pingüinos papúa y de penacho amarillo del mundo, así como el 80% de la población de albatros de ceja marrón.
La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ha pedido la reapertura de las negociaciones entre su país y Reino Unido sobre las islas Malvinas. La casi inmediata respuesta del Gobierno británico fue un contundente no. Durante su discurso en la sesión inaugural de la Cumbre entre la Unión Europea y América Latina, Fernández se ha dirigido al recién ungido primer ministro de Reino Unido, el conservador David Cameron, ausente de la cita de Madrid. El político de mayor rango del Gobierno británico asistente fue el ministro de Exteriores William Hague. "Por favor, reanudemos nuestras negociaciones, como lo impone la resolución de 1965 de Naciones Unidas y que aún sigue incumplida", ha afirmado.
Apenas un par de horas después, Reino Unido ha refrendado su postura frente al tema. En un comunicado, el secretario de Estado británico para América Latina, Jeremy Browne, ha subrayado que el Gobierno de su país "no tiene dudas" acerca de la soberanía de las Malvinas y que la reapertura de las negociaciones se efectuaría solo si los habitantes de las islas así lo desean, apelando al principio de autodeterminación en la Carta de Naciones Unidas. Browne ha recordado también que el Tratado de Lisboa de la Unión Europea reconoce a las Malvinas como "territorio británico de ultramar". En un tono más conciliador, ha afirmado que salvo en este tema, los dos países mantienen una "productiva relación" sobre temas económicos y cambio climático.
Una disputa del siglo XIX
Unas 700 pequeñas islas forman el archipiélago, situado a casi 500 kilómetros de la costa en el Atlántico Sur y cuyo tamaño es similar al de Hawai. Su importancia estratégica yace en que se encuentra en el cruce de las vías que unen al océano Atlántico con el Pacífico en el hemisferio sur. Argentina y Gran Bretaña se disputan su soberanía desde 1833, 17 años después de que el país sudamericano declarara su independencia de España. Los dos países se enfrascaron en una guerra en 1982 en la que los argentinos resultaron derrotados tras un breve pero sangriento conflicto que dejó más de 900 muertos.
Londres mantiene una base militar en el área y el Gobierno de las islas, que representa a unos 2.500 habitantes, mantiene su compromiso con el Gobierno británico. "Somos un país de paz, no se nos puede cargar en nuestra cuenta lo que ha sucedido en dictaduras militares, que nada tienen que ver con la idiosincracia de nuestro país", ha recordado Kirchner. "Nuestros propios connacionales han sido víctimas de estas dictaduras, que nos pone no como victimarios, sino como víctimas", ha agregado. La guerra de las Malvinas se libró cuando Argentina era gobernada por la dictadura militar, liderada en ese momento por Leopoldo Galtieri, y Reino Unido por la también conservadora Margaret Thatcher.
Un hallazgo reabre las heridas
Las tensiones entre ambos países aumentaron en febrero, cuando Reino Unido expresó su intención de iniciar exploraciones de petróleo en el archipiélago. El anuncio indignó al Gobierno argentino, que durante una reunión del G-20 en marzo urgió al ex primer ministro Gordon Brown reanudar las conversaciones, para recibir la misma respuesta que hoy. Sobre las exploraciones, los primeros hallazgos concluyeron que el crudo de las islas era de mala calidad, pero la compañía británica Rockhopper anunció el 7 de mayo lo que calificó como un valioso descubrimiento al norte de las islas. Un portavoz de la compañía calculó que se podrían extraer hasta dos millones de barriles de la zona. Tan sólo la semana pasada, la presidenta argentina pidió a Londres parar las exploraciones, propuesta que fue rechazada por la coalición liberal conservadora que gobierna Reino Unido.
No es la primera vez que se ha buscado petróleo en las Malvinas. Durante los años noventa, otras exploraciones levantaron las expectativas de la población isleña, cuya pequeña economía se sustenta en la pesca y el turismo. El hallazgo de crudo "transformaría" la economía del archipiélago, afirmó a Reuters el presidente de la Cámara de Comercio de las islas, Roger Spink. Otros argumentan que las exploraciones dañarían el singular ecosistema de la zona, que alberga la mayor cantidad de pingüinos papúa y de penacho amarillo del mundo, así como el 80% de la población de albatros de ceja marrón.