Umárov, el 'emir' del Cáucaso
El terrorista se convierte en el enemigo número uno de Rusia tras los ataques en el metro de Moscú P Su objetivo: crear un Estado islámico en la región
Pilar Bonet, El País
Doku Umárov, el terrorista checheno que reivindicó el doble atentado del lunes pasado en el metro de Moscú , se ha convertido en el enemigo público número uno del Kremlin. El llamado Emirato del Cáucaso, la causa religiosa radical impulsada por Umárov, puede suponer una amenaza mayor para Rusia que la que representó el separatismo checheno anterior, según los expertos. Umánov, que ha sido condenado dos veces por homicidio, luchó en la primera guerra chechena, iniciada en 1994, y llegó a general.
El Emirato del Cáucaso, que ha sustituido al proyecto de Ichkeria (nombre que los secesionistas dan a Chechenia), pone a las autoridades rusas en una situación mucho más complicada, en opinión de Gregory Shvédov, director del servicio informativo Kavkazuzel, especializado en temas caucásicos. Los separatistas perseguían un fin territorial y querían crear un Estado con sus propias características, opuestas al Estado heredero del Imperio ruso. Sin embargo, "los partidarios del Emirato luchan por una ideología y están dispuestos a morir por ella", sin presentar reivindicaciones ni dar pie a ningún tipo de discusión, lo que crea una "situación monstruosa y sin salida", señala el experto.
El Emirato del Caúcaso fue declarado en octubre de 2007 por Umárov, el guerrillero que se autoproclamó líder de los separatistas chechenos en 2006, tras la muerte de Abdul-Jalim Saduláev, el sucesor de Aslán Masjádov, el presidente electo de Chechenia. En febrero de 2006, Saduláev ya había anunciado que aspiraba a la unión del Cáucaso del Norte en un único Estado islámico. El Emirato del Cáucaso es la continuación de este proyecto, al que se opone una rama de los separatistas chechenos. A Umárov se le atribuyen el secuestro de funcionarios de la fiscalía de Chechenia en 2002, las explosiones en las sedes del Servicio Federal de Seguridad de Ingushetia en Magás, así como la incursión en Ingushetia en 2004 y la toma de rehenes de Beslán en 2004. Checheno de origen, se formó como especialista en construcción, fue condenado por homicidio en los ochenta y por asesinato a principios de los noventa. Luchó en la llamada primera guerra chechena, iniciada en 1994, y llegó a general.
En 1997, Aslán Masjádov (por entonces reconocido por el Kremlin), le nombró secretario del Consejo de Seguridad de la república, cargo que simultaneó con la coordinación de la lucha contra la delincuencia. En 1998, sin embargo, Masjádov le cesó de todos sus cargos por participar en actos delictivos, incluidos los secuestros que había convertido en un lucrativo negocio.
En 2000, durante la segunda guerra de Chechenia, fue herido gravemente. En diversas ocasiones las tropas federales le han dado por muerto, y en su intento de capturarle, varios parientes de Umárov, entre ellos su padre, su esposa y un hijo, fueron recluidos en una cárcel privada de Ramzan Kadírov, tras lo cual Umárov amenazó con llevar el terrorismo a otras regiones de Rusia. Al proclamarse emir del Caúcaso, Umárov declaró también la guerra santa contra Reino Unido, Israel y EE UU. En diciembre de 2009, asumió la responsabilidad por la explosión en el tren Névski Express.
En un vídeo difundido en abril de 2009, Umárov anunció la reaparición del batallón Riad al-Salijin, formado por suicidas, que fue creado en 2002. En mayo de 2009, menos de un mes después de que fuera abolido el régimen contraterrorista en Chechenia, un suicida se inmoló en la sede del Ministerio del Interior en Grozni. Tras este incidente, el régimen de Kadírov inició una campaña de exterminio contra la guerrilla, que continúa hasta hoy.
Opina Shvédov que la abolición del régimen antiterrorista y la consiguiente transferencia de responsabilidades a las autoridades locales desató las manos a Kadírov, que se ha caracterizado por "métodos medievales". En el Cáucaso coexisten hoy dos enfoques: el de Kadírov, centrado en el exterminio, y otro, el del líder de Ingushetia, Yunus-Bek Yevkúrov, más sofisticado y diversificado, ya que apuesta también por un diálogo con la sociedad. Shvédov cree que algunos sectores del Kremlin comprenden que la apuesta por la línea dura exclusivamente no dará resultado, de ahí el nombramiento de Alexandr Jloponin como representante en el Cáucaso, y de ahí las reuniones con sectores críticos de la sociedad que han sido organizadas en diferentes lugares del Cáucaso.
En estas sesiones, señala Shvédov, los asistentes expresan los agravios de los que son objeto por parte de dirigentes locales en presencia de éstos y de representantes de Moscú. "Está madurando la idea de que tal vez hay que encauzar y comunicarse con una sociedad donde decenas de miles de personas apoyan potencialmente la guerra santa, y que, a pesar de no colaborar con la guerrilla, se alegran cuando matan a los responsables de la autoridad", señala. Admite Shvédov que atentados como los de esta semana ponen en peligro el enfoque más sutil de la lucha contra el terrorismo considerado en algunos sectores del Kremlin.
El jueves, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, realizó un viaje relámpago por sorpresa a Majachkalá, la capital de Daguestán, región en la que hubo otro atentado suicida el miércoles. Medvédev se pronunció por reforzar los órganos de orden público y seguridad, así como a los dignatarios islámicos oficiales. Empleando expresiones que encajan mal con su condición de jurista y con la legislación vigente, el líder dijo que hay que "apuñalar" a los terroristas y "destruir sus refugios", así como "ayudar" a los que han decidido romper con ellos. "A los bandidos más odiosos les retorcieron la cabeza, pero por lo visto eso es poco", afirmó. El jueves, en la localidad de Jasavyurt, en Daguestán, dos personas murieron en la explosión de un automóvil, según las autoridades locales.
Pilar Bonet, El País
Doku Umárov, el terrorista checheno que reivindicó el doble atentado del lunes pasado en el metro de Moscú , se ha convertido en el enemigo público número uno del Kremlin. El llamado Emirato del Cáucaso, la causa religiosa radical impulsada por Umárov, puede suponer una amenaza mayor para Rusia que la que representó el separatismo checheno anterior, según los expertos. Umánov, que ha sido condenado dos veces por homicidio, luchó en la primera guerra chechena, iniciada en 1994, y llegó a general.
El Emirato del Cáucaso, que ha sustituido al proyecto de Ichkeria (nombre que los secesionistas dan a Chechenia), pone a las autoridades rusas en una situación mucho más complicada, en opinión de Gregory Shvédov, director del servicio informativo Kavkazuzel, especializado en temas caucásicos. Los separatistas perseguían un fin territorial y querían crear un Estado con sus propias características, opuestas al Estado heredero del Imperio ruso. Sin embargo, "los partidarios del Emirato luchan por una ideología y están dispuestos a morir por ella", sin presentar reivindicaciones ni dar pie a ningún tipo de discusión, lo que crea una "situación monstruosa y sin salida", señala el experto.
El Emirato del Caúcaso fue declarado en octubre de 2007 por Umárov, el guerrillero que se autoproclamó líder de los separatistas chechenos en 2006, tras la muerte de Abdul-Jalim Saduláev, el sucesor de Aslán Masjádov, el presidente electo de Chechenia. En febrero de 2006, Saduláev ya había anunciado que aspiraba a la unión del Cáucaso del Norte en un único Estado islámico. El Emirato del Cáucaso es la continuación de este proyecto, al que se opone una rama de los separatistas chechenos. A Umárov se le atribuyen el secuestro de funcionarios de la fiscalía de Chechenia en 2002, las explosiones en las sedes del Servicio Federal de Seguridad de Ingushetia en Magás, así como la incursión en Ingushetia en 2004 y la toma de rehenes de Beslán en 2004. Checheno de origen, se formó como especialista en construcción, fue condenado por homicidio en los ochenta y por asesinato a principios de los noventa. Luchó en la llamada primera guerra chechena, iniciada en 1994, y llegó a general.
En 1997, Aslán Masjádov (por entonces reconocido por el Kremlin), le nombró secretario del Consejo de Seguridad de la república, cargo que simultaneó con la coordinación de la lucha contra la delincuencia. En 1998, sin embargo, Masjádov le cesó de todos sus cargos por participar en actos delictivos, incluidos los secuestros que había convertido en un lucrativo negocio.
En 2000, durante la segunda guerra de Chechenia, fue herido gravemente. En diversas ocasiones las tropas federales le han dado por muerto, y en su intento de capturarle, varios parientes de Umárov, entre ellos su padre, su esposa y un hijo, fueron recluidos en una cárcel privada de Ramzan Kadírov, tras lo cual Umárov amenazó con llevar el terrorismo a otras regiones de Rusia. Al proclamarse emir del Caúcaso, Umárov declaró también la guerra santa contra Reino Unido, Israel y EE UU. En diciembre de 2009, asumió la responsabilidad por la explosión en el tren Névski Express.
En un vídeo difundido en abril de 2009, Umárov anunció la reaparición del batallón Riad al-Salijin, formado por suicidas, que fue creado en 2002. En mayo de 2009, menos de un mes después de que fuera abolido el régimen contraterrorista en Chechenia, un suicida se inmoló en la sede del Ministerio del Interior en Grozni. Tras este incidente, el régimen de Kadírov inició una campaña de exterminio contra la guerrilla, que continúa hasta hoy.
Opina Shvédov que la abolición del régimen antiterrorista y la consiguiente transferencia de responsabilidades a las autoridades locales desató las manos a Kadírov, que se ha caracterizado por "métodos medievales". En el Cáucaso coexisten hoy dos enfoques: el de Kadírov, centrado en el exterminio, y otro, el del líder de Ingushetia, Yunus-Bek Yevkúrov, más sofisticado y diversificado, ya que apuesta también por un diálogo con la sociedad. Shvédov cree que algunos sectores del Kremlin comprenden que la apuesta por la línea dura exclusivamente no dará resultado, de ahí el nombramiento de Alexandr Jloponin como representante en el Cáucaso, y de ahí las reuniones con sectores críticos de la sociedad que han sido organizadas en diferentes lugares del Cáucaso.
En estas sesiones, señala Shvédov, los asistentes expresan los agravios de los que son objeto por parte de dirigentes locales en presencia de éstos y de representantes de Moscú. "Está madurando la idea de que tal vez hay que encauzar y comunicarse con una sociedad donde decenas de miles de personas apoyan potencialmente la guerra santa, y que, a pesar de no colaborar con la guerrilla, se alegran cuando matan a los responsables de la autoridad", señala. Admite Shvédov que atentados como los de esta semana ponen en peligro el enfoque más sutil de la lucha contra el terrorismo considerado en algunos sectores del Kremlin.
El jueves, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, realizó un viaje relámpago por sorpresa a Majachkalá, la capital de Daguestán, región en la que hubo otro atentado suicida el miércoles. Medvédev se pronunció por reforzar los órganos de orden público y seguridad, así como a los dignatarios islámicos oficiales. Empleando expresiones que encajan mal con su condición de jurista y con la legislación vigente, el líder dijo que hay que "apuñalar" a los terroristas y "destruir sus refugios", así como "ayudar" a los que han decidido romper con ellos. "A los bandidos más odiosos les retorcieron la cabeza, pero por lo visto eso es poco", afirmó. El jueves, en la localidad de Jasavyurt, en Daguestán, dos personas murieron en la explosión de un automóvil, según las autoridades locales.