Reino Unido: la prensa toma partido
Marcelo Justo, BBC mundo
El The Independent lanzó una campaña de transparencia y está regalando sus ediciones hasta el 6 de mayo.
"Rupert Murdoch no decidirá quién gana esta elección. Usted decide".
Este titular del diario The Independent provocó una de las historias más sonadas de la campaña electoral británica.
Aludía al percibido poder que tiene el magnate australiano director de News Corporation, la corporación de medios de comunicación más grande e influyente del mundo, en los destinos políticos del Reino Unido.
James Murdoch, hijo de Ruppert, y Rebekah Brooks, alta ejecutiva del grupo, se apersonaron en el The Independent e interpelaron al editor del diario con algunas palabras irreproducibles.
Y es que, en el Reino Unido, la intervención de los periódicos en la campaña electoral es abierta y explícita.
El grupo Murdoch apoya al conservador David Cameron. El The Independent se inclina por la nueva estrella del firmamento político, el liberal demócrata Nick Clegg. El Daily Mirror se mantiene fiel a sus raíces laboristas y juega sus fichas por el primer ministro Gordon Brown.
El Daily Telegraph, Daily Express y el Daily Mail se encuentran tan a la derecha del espectro que nadie se sorprende de su apoyo a los conservadores.
Este viernes la revista The Economist se decantó por los conservadores, pero se espera con gran expectativa a que el Financial Times (la próxima semana) declare sus preferencias.
El The Guardian, por su parte, ha apelado a una estrategia original: quiere escuchar la opinión de sus lectores antes de decidir a quién da su voto.
Impacto político
El The Sun se pronunció contra el primer ministro Gordon Brown.
El gran enigma es el impacto concreto que los diarios tienen en los votantes.
En 1992 el periódico de más tirada en el Reino Unido, el sensacionalista y superamarillo The Sun, se atribuyó la victoria del conservador John Major sobre el laborista Neil Kinnock.
Esta victoria generó un cambio de política en el laborismo que atenuó algunas políticas consideradas de "izquierda" en su intento de neutralizar los ataques de la prensa conservadora.
El "Nuevo Laborismo" de Tony Blair terminó recibiendo el apoyo del grupo Murdoch -dueño de The Sun- para las elecciones de 1997. El fin de este matrimonio mediático-político de conveniencia llegó el año pasado cuando el grupo cambió de partido ante el ascenso de David Cameron y la creciente impopularidad de Gordon Brown.
Sin embargo varios estudios académicos puntualizan que no hay una correlación significativa entre la lectura de la prensa escrita y la intención de voto.
"La gente lee el diario que coincide con su ideología. De modo que no va a cambiar de partido. Pero además, hoy la prensa tiene que competir con otros canales informativos como Twiter o You Tube", le dijo a BBC Mundo Ian Mc Lean, profesor de política de la Universidad de Oxford y coautor de "British Politics".
¿Campaña sucia?
Según especialistas en temas mediáticos, el partidismo de la prensa es diferente en los tabloides británicos y la llamada prensa seria.
Entre los diarios "serios" hay una clara distinción entre opinión y hechos: el primero corresponde a los editoriales y el segundo a la reportería. Un legendario editor del The Guardian C.P.Scott consagró esta diferencia con una frase: "el comentario es libre, los hechos son sagrados"
Entre los tabloides el partidismo es desembozado. Desde que en septiembre el diario más vendido del Reino Unido, el The Sun, declaró su apoyo a Cameron, el laborismo del primer ministro Gordon Brown pasó a ser, en sus páginas, una catarata de errores y desastres pasara lo que pasara.
Sin embargo, Mc Lean le señaló a BBC Mundo que convenía tomar con pinzas esta diferenciación.
"Es cierto que los diarios sensacionalistas son abiertos en todo esto, pero si uno compara algunos titulares de un diario 'serio' como el Daily Telegraph es posible ver el mismo fenómeno pero de manera más encubierta. Por ejemplo, los titulares de unas denuncias que hicieron sobre Nick Clegg y que no tuvieron mayor trascendencia, tenían la misma dimensión tipográfica que los que se utilizaron para los atentados del 11 de septiembre".
De hecho el jefe de campaña de los liberal demócratas, Danny Alexander, denunció que los conservadores estaban orquestando una campaña sucia contra Nick Clegg.
Según Alexander -que se hacía eco de una nota publicada en The Guardian-, los encargados de la campaña conservadora se habían reunido a principios de la semana pasada con los principales diarios afines para coordinar una estrategia a fin de contrarrestar la creciente "Cleggmanía" del electorado que amenaza con romper el clásico bipartidismo británico.
Tres días después de la presunta reunión, cuatro diarios conservadores titularon sus ediciones con una andanada de ataques contra Clegg que iban desde la hipérbole más absurda ("Clegg Nazi", decía el Daily Mail) al artículo del Daily Telegraph y un análisis sobre el peligroso "europeísmo" del candidato liberal demócrata.
El The Independent lanzó una campaña de transparencia y está regalando sus ediciones hasta el 6 de mayo.
"Rupert Murdoch no decidirá quién gana esta elección. Usted decide".
Este titular del diario The Independent provocó una de las historias más sonadas de la campaña electoral británica.
Aludía al percibido poder que tiene el magnate australiano director de News Corporation, la corporación de medios de comunicación más grande e influyente del mundo, en los destinos políticos del Reino Unido.
James Murdoch, hijo de Ruppert, y Rebekah Brooks, alta ejecutiva del grupo, se apersonaron en el The Independent e interpelaron al editor del diario con algunas palabras irreproducibles.
Y es que, en el Reino Unido, la intervención de los periódicos en la campaña electoral es abierta y explícita.
El grupo Murdoch apoya al conservador David Cameron. El The Independent se inclina por la nueva estrella del firmamento político, el liberal demócrata Nick Clegg. El Daily Mirror se mantiene fiel a sus raíces laboristas y juega sus fichas por el primer ministro Gordon Brown.
El Daily Telegraph, Daily Express y el Daily Mail se encuentran tan a la derecha del espectro que nadie se sorprende de su apoyo a los conservadores.
Este viernes la revista The Economist se decantó por los conservadores, pero se espera con gran expectativa a que el Financial Times (la próxima semana) declare sus preferencias.
El The Guardian, por su parte, ha apelado a una estrategia original: quiere escuchar la opinión de sus lectores antes de decidir a quién da su voto.
Impacto político
El The Sun se pronunció contra el primer ministro Gordon Brown.
El gran enigma es el impacto concreto que los diarios tienen en los votantes.
En 1992 el periódico de más tirada en el Reino Unido, el sensacionalista y superamarillo The Sun, se atribuyó la victoria del conservador John Major sobre el laborista Neil Kinnock.
Esta victoria generó un cambio de política en el laborismo que atenuó algunas políticas consideradas de "izquierda" en su intento de neutralizar los ataques de la prensa conservadora.
El "Nuevo Laborismo" de Tony Blair terminó recibiendo el apoyo del grupo Murdoch -dueño de The Sun- para las elecciones de 1997. El fin de este matrimonio mediático-político de conveniencia llegó el año pasado cuando el grupo cambió de partido ante el ascenso de David Cameron y la creciente impopularidad de Gordon Brown.
Sin embargo varios estudios académicos puntualizan que no hay una correlación significativa entre la lectura de la prensa escrita y la intención de voto.
"La gente lee el diario que coincide con su ideología. De modo que no va a cambiar de partido. Pero además, hoy la prensa tiene que competir con otros canales informativos como Twiter o You Tube", le dijo a BBC Mundo Ian Mc Lean, profesor de política de la Universidad de Oxford y coautor de "British Politics".
¿Campaña sucia?
Según especialistas en temas mediáticos, el partidismo de la prensa es diferente en los tabloides británicos y la llamada prensa seria.
Entre los diarios "serios" hay una clara distinción entre opinión y hechos: el primero corresponde a los editoriales y el segundo a la reportería. Un legendario editor del The Guardian C.P.Scott consagró esta diferencia con una frase: "el comentario es libre, los hechos son sagrados"
Entre los tabloides el partidismo es desembozado. Desde que en septiembre el diario más vendido del Reino Unido, el The Sun, declaró su apoyo a Cameron, el laborismo del primer ministro Gordon Brown pasó a ser, en sus páginas, una catarata de errores y desastres pasara lo que pasara.
Sin embargo, Mc Lean le señaló a BBC Mundo que convenía tomar con pinzas esta diferenciación.
"Es cierto que los diarios sensacionalistas son abiertos en todo esto, pero si uno compara algunos titulares de un diario 'serio' como el Daily Telegraph es posible ver el mismo fenómeno pero de manera más encubierta. Por ejemplo, los titulares de unas denuncias que hicieron sobre Nick Clegg y que no tuvieron mayor trascendencia, tenían la misma dimensión tipográfica que los que se utilizaron para los atentados del 11 de septiembre".
De hecho el jefe de campaña de los liberal demócratas, Danny Alexander, denunció que los conservadores estaban orquestando una campaña sucia contra Nick Clegg.
Según Alexander -que se hacía eco de una nota publicada en The Guardian-, los encargados de la campaña conservadora se habían reunido a principios de la semana pasada con los principales diarios afines para coordinar una estrategia a fin de contrarrestar la creciente "Cleggmanía" del electorado que amenaza con romper el clásico bipartidismo británico.
Tres días después de la presunta reunión, cuatro diarios conservadores titularon sus ediciones con una andanada de ataques contra Clegg que iban desde la hipérbole más absurda ("Clegg Nazi", decía el Daily Mail) al artículo del Daily Telegraph y un análisis sobre el peligroso "europeísmo" del candidato liberal demócrata.