Para qué sirve el periodismo de investigación
Luis Majul
Un fiscal y un juez del fuero federal se tomaron el trabajo de leer El Dueño, utilizaron la información contenida en el libro, llamaron a declarar a un testigo clave y al final consiguieron lo que buscaban: el primer indicio para probar el pedido de coimas de funcionarios públicos argentinos a empresas nacionales que pretendían hacer negocios con Venezuela.
El fiscal se llama Gerardo Pollicita, el juez Julián Ercolini, el testigo clave es el ex embajador argentino en Venezuela, Eduardo Alberto Sadous, y los funcionarios involucrados son los que hacían diplomacia paralela con el consentimiento de Hugo Chávez, en especial, Claudio Uberti, el mismo que viajó junto a Antonini Wilson y la famosa valija con 800 mil dólares adentro.
La información con los diálogos entre Sadous y varios empresarios que se quejaban de los pedidos de "peaje" y una picante conversación entre el ex embajador y el entonces agregado comercial de la Argentina en Venezuela, Alberto Álvarez Tufillo, fueron publicados por primera vez en El Dueño el 9 de noviembre de 2009. Sadous ratificó el contenido de esos encuentros cinco meses después y hoy, los pormenores del "nuevo escándalo", se convirtieron en el principal título de tapa de los diarios más importantes del país.
Alvarez Tufillo le había trasladado a Sadous una pregunta de empresarios argentinos que estaban haciendo negocios con Venezuela. La inquietante pregunta era: "¿Con quién hay que arreglar?". Pollicita inició la declaración testimonial con ese interrogante. Quería saber mucho más sobre los motivos del diálogo. Después de que Sadous se lo confirmó, el fiscal mandó a pedir 12 medidas de prueba. Entre ellas, las más importantes son el llamado a declarar para los empresarios involucrados y la lista de decenas de viajes que hicieron funcionarios a Venezuela en vuelos privados. Pollicita y Ercolini quieren saber quiénes pagaron esos viajes.
El periodismo de investigación es útil, en primer lugar, para mostrar la verdad de los hechos frente a quienes lo pretenden ocultar. Cumple con su obligación primordial, que es contarla a sus lectores para que se entere la mayor parte de la sociedad.
Y en este caso en particular sirve para demostrar que, a pesar de las descalificaciones públicamente conocidas por parte de funcionarios y de periodistas neooficialistas, para responder a las bajezas no hay nada mejor que los hechos.
Un fiscal y un juez del fuero federal se tomaron el trabajo de leer El Dueño, utilizaron la información contenida en el libro, llamaron a declarar a un testigo clave y al final consiguieron lo que buscaban: el primer indicio para probar el pedido de coimas de funcionarios públicos argentinos a empresas nacionales que pretendían hacer negocios con Venezuela.
El fiscal se llama Gerardo Pollicita, el juez Julián Ercolini, el testigo clave es el ex embajador argentino en Venezuela, Eduardo Alberto Sadous, y los funcionarios involucrados son los que hacían diplomacia paralela con el consentimiento de Hugo Chávez, en especial, Claudio Uberti, el mismo que viajó junto a Antonini Wilson y la famosa valija con 800 mil dólares adentro.
La información con los diálogos entre Sadous y varios empresarios que se quejaban de los pedidos de "peaje" y una picante conversación entre el ex embajador y el entonces agregado comercial de la Argentina en Venezuela, Alberto Álvarez Tufillo, fueron publicados por primera vez en El Dueño el 9 de noviembre de 2009. Sadous ratificó el contenido de esos encuentros cinco meses después y hoy, los pormenores del "nuevo escándalo", se convirtieron en el principal título de tapa de los diarios más importantes del país.
Alvarez Tufillo le había trasladado a Sadous una pregunta de empresarios argentinos que estaban haciendo negocios con Venezuela. La inquietante pregunta era: "¿Con quién hay que arreglar?". Pollicita inició la declaración testimonial con ese interrogante. Quería saber mucho más sobre los motivos del diálogo. Después de que Sadous se lo confirmó, el fiscal mandó a pedir 12 medidas de prueba. Entre ellas, las más importantes son el llamado a declarar para los empresarios involucrados y la lista de decenas de viajes que hicieron funcionarios a Venezuela en vuelos privados. Pollicita y Ercolini quieren saber quiénes pagaron esos viajes.
El periodismo de investigación es útil, en primer lugar, para mostrar la verdad de los hechos frente a quienes lo pretenden ocultar. Cumple con su obligación primordial, que es contarla a sus lectores para que se entere la mayor parte de la sociedad.
Y en este caso en particular sirve para demostrar que, a pesar de las descalificaciones públicamente conocidas por parte de funcionarios y de periodistas neooficialistas, para responder a las bajezas no hay nada mejor que los hechos.