Leeds 3 - Chelsea 1 / Harakiri a la Premier
El campeón del mundo cae ante un Leeds renacido. Bijol, Tanaka y Calvert-Lewin, con ‘asistencia’ de Adarabioyo, alejan al Chelsea de la lucha por la Premier.
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Campanada en Elland Road. El Leeds se impone a un Chelsea acusado de minutos y sin tiempo para desconectar. Bijol, Tanaka y Calvert-Lewin alejan a los de Maresca de la carrera por el liderato. Pedro Neto descontó para los visitantes, pero no fue suficiente. La buena noticia, Cole Palmer al fin carbura. Su vuelta será clave para el devenir de la temporada.
El Leeds baja a la tierra a un Chelsea que se sentía en la cima del mundo. Los Blues sintieron el peso de la temporada en carne propia. Con cuatro partidos en apenas 11 días, las piernas y el físico pesaron. Para más inri, la baja de Moisés Caicedo, expulsado en el Derbi ante el Arsenal, dejó un vacío en la zaga que ni Andrey Santos ni Enzo supieron llenar. El ecuatoriano es intocable en este Chelsea. El resultado fue la prueba de ello.
Porque los Blues arrancaron el choque aletargados. Una sombra del equipo que sorprendió a Barça y Arsenal hace escasos días. La sensación y sentimiento en Ellan Road era clara, el Chelsea estaba, más que corriendo, caminando en reserva. Lo que apuntaba ser un baile se convirtió en un cambio de papeles. El Leeds fue todo lo que quiso mientras que los de Maresca solo pudieron contemplar cómo caían los goles en la portería de Robert Sánchez. En pocas palabras: pesadilla antes de Navidad.
Puyol juega en Leeds
No se había cumplido ni el 10’ en el marcador cuando el Leeds dio la primera estocada. Ellan Road se transformó por un momento en el Moses Mabhida, de Durban, con Bijol en el papel de Puyol y Stach en el de Xavi Hernández en aquel histórico tanto contra Alemania. La jugada, un cabezazo tras el saque de esquina en el que todo el Chelsea se quedó pasmado con el gol local. Golazo y épica a partes iguales. El penúltimo se imponía a uno de los tapados para pelear por el título.
REUTERS/Chris Radburn Chris RadburnEllan Road soñaba despierta y no tenía intención de despertar. Solo los gritos y arreones de Enzo Fernández lograron imponerse a la euforia de la afición local. No era para menos. No había rastro del Chelsea en el campo. Daniel Farke se impuso a Maresca, especialmente en su acierto para desconectar a un Estêvão que llegaba dulce. Gudmundsson fue una pesadilla para el brasileño, al punto de sacarle del partido. Pero lo peor estaba por llegar.
Tanaka terminó por clavar el cuchillo en el abdomen de Maresca al filo del descanso. Si el primero fue un golazo, el segundo se postula a gol de la temporada. Un ‘Tanakazo’ de casi 30 metros al palo corto imparable para Robert Sánchez. El Chelsea, desangrado en el césped, moribundo y sin identidad.
La revolución de Neto y calamidad
Reuters/Lee Smith Lee SmithMaresca dio un volantazo tras el descanso. Sentó a Estêvão y Badishile para dar continuidad a Pedro Neto y Malo Gusto. Un cambio que en cinco minutos dio resultado. A centro de Gittens al segundo palo, el luso recortó distancia. El extremo fue determinante. Casi que él solo cambió el partido, despertó, al fin, al Chelsea de su letargo. Arrebataron la posesión y asediaron el área de Lucas Perri. El campeón del mundo daba señales de vida. Incluso parecía que la suerte estaba de su lado tras anular un tanto a Dominic Calvert-Lewin por fuera de juego. Todo salía a pedir de Maresca, hasta que llegó el desastre.
Uno con nombre y apellido: Tosin Adarabioyo. El defensa se durmió en los laureles para salir de la presión de los Whites. En vez de soltar el zapatazo, vendió a Robert Sánchez, rodeado por el propio Calvert-Lewin y Okafor. El resultado: error del guardameta y desquite del delantero inglés tras ese primer tanto anulado. El Chelsea, ya sí, no pudo más. Ni la velocidad de Garnacho ni la magia de Palmer lograron cambiar la tónica del equipo. El Chelsea cae de la forma más dolorosa posible. La Premier se aleja, los Blues necesitan un descanso.


