El Madrid se descose por dentro
Muchos son los males que asolan al Madrid, claramente expuestos en una noche aciaga contra el Celta. El despegue visto frente al Athletic resultó ser ficticio y contra el admirable equipo de Claudio Giráldez perpetró una actuación de esas que traen consecuencias. Para bien o para mal, parece haber llegado a un punto de inflexión crítico, que reclama soluciones inmediatas a nivel futbolístico.
No queda nada de la pretensión inicial de Xabi Alonso de que su equipo fuera dominante, aplicado en la presión y solidario en los esfuerzos. Nada de nada. El Celta pasó por el Bernabéu sin renunciar a su plan ante la parálisis blanca. El sistema de presión de Xabi Alonso hizo aguas por todos los lados, sin energía ni solidez táctica para quitarle el balón al rival, especialmente en el plano interior y en los reinicios de cada jugada. Se advirtió un bloque mal ubicado, partido entre líneas y desbordado por la movilidad del Celta, precisamente la que también echó en falta el Madrid.
Para acreditar esa sensación, aparece la estadística. El Madrid solo sumó seis recuperaciones en zona de ataque, casi cuatro menos de su media habitual en LaLiga, y presentó un registro de ppda —pases permitidos al rival por acción defensiva— de 14, tres puntos y medio más que su promedio.
Las recuperaciones altas del Madrid en zona ofensiva.Los visibles desajustes en la presión envalentonaron más si cabe al Celta. Nadie estuvo al quite de los apoyos de Borja Iglesias, la salida habitual que utiliza Giráldez. Tampoco nadie cuidó los ofrecimientos entre líneas de Ilaix a la espalda del centro del campo, las conducciones de Bryan Zaragoza en la izquierda o las rupturas de Pablo Durán.
AS responde
"Mbappé, que acabó sin ningún robo, y Vinicius no apretaron arriba". Una vez más, cuando un equipo defiende 8 contra 10, pasan estas cosas.
El Madrid se descompuso con excesiva facilidad. Mbappé, que acabó sin ningún robo, y Vinicius no apretaron arriba, Güler y Bellingham equivocaron su posición, Valverde corrió sin pensamiento y Tchouameni estuvo superado ante su soledad en el medio. Atrás no fue mejor la cosa, sin el factor corrector de Militao, acabando el Celta sus jugadas en los metros finales, lo que impidió también las transiciones de un Madrid que se despeñó.
Xabi Alonso, desesperado en la banda.Denis DoyleUn gol paradigmático
La secuencia del 0-1 de Williot describe el actual panorama defensivo del Madrid. Duró 39 segundos y plasmó la distancia entre líneas, la negligente conducta de muchos jugadores y la falta de respuestas colectivas.
La secuencia del 0-1 del Celta.Todo empezó en una serie de pases del Celta donde Mbappé y Vinicius abdicaron de sus responsabilidades. Dimitieron de la jugada. Ni tan siquiera cerraron las líneas de pase, y permitieron la libre construcción del Celta. Esa actitud de sus dos estrellas tuvo un efecto contagio en Güler, que no sabía qué hacer.

Güler acabó saltando sobre Mingueza, que se le escapó sin problemas aparentes. El amplio conocimiento del juego que tiene el lateral explotó las debilidades blancas con sus intervenciones por dentro. Ilaix se situó a la espalda de Tchouameni, que tuvo que salir al paso de Mingueza.

El gol lo firmó Williot, pero pudo haber sido otro jugador del Celta. Tchouameni permitió que Mingueza entrara en el área. Su reacción fue tardía y ejemplificó los descuidos del Madrid en las marcas. Fran García estuvo casi peor.

El Madrid se descose. Apenas queda rastro ya del discurso promovido por Xabi Alonso a su llegada. El entrenador está en el foco, pero los jugadores tampoco escapan a la crítica. El fútbol habla de todos por igual.


